jueves, 28 de agosto de 2014

Capitulo 22

PETER


Perdón por no haber podido subir, la escuela no me dejaba. Hoy haremos maratón.
                                                                                                                                                

Seis años antes…

Mi papá dice que necesita hablar con nosotros.

Me pide que busque a Martina y los encuentre a él y Mariana en la mesa de la sala. Le digo que sí, que hay algo de lo que tenemos que hablar con ellos.

La curiosidad destella en sus ojos, pero sólo por un breve segundo. Él piensa en Mariana otra vez, y ya no siente curiosidad.

Mariana es su todo.

Me voy a la habitación de Martina y le digo a mi todo que ellos quieren hablar con nosotros.

Todos nos sentamos en la mesa del comedor.

Sé lo que va a decir. Va a decirnos que le propuso casamiento.

No quiero que me importe, pero me importa. Me pregunto por qué no me lo dijo primero. Me entristece, pero sólo un poco. No va a importar después de que les diga lo que tenemos que decirles.

—Le pedí a Mariana que se case conmigo —dice. Mariana le sonríe. Él le sonríe a ella.

Martina y yo no sonreímos.

—Entonces lo hicimos —dice Mariana, mostrando su anillo.

Entonces.

Lo.

Hicimos.

Martina jadea en voz baja.

Ya están casados.

Se ven felices.

Nos miran, esperando una reacción.

Mariana está preocupada. No le gusta que Martina se vea tan molesta.

—Cariño, fue un impulso. Estábamos en Las Vegas.

Ninguno de nosotros quería una gran boda. Por favor, no te enfades.

Martina comienza a llorar en sus manos. Envuelvo un brazo alrededor de ella y quiero consolarla. Quiero darle un beso tranquilizador, pero mi padre y Mariana no lo entenderían.

Tengo que decirles.

Mi papá parece confundido porque Martina esté tan molesta. —No creí que a alguno de ustedes le importara —dice—. Ambos se irán a la universidad en un par de meses.

Cree que estamos enojados con ellos.

—¿Papá? —le digo, manteniendo mi brazo alrededor de Martina—. ¿Mariana?

Los miro a los dos.

Voy a arruinar su día.

A arruinarlo.

—Martina está embarazada.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

SILENCIO ENSORDECEDOR.

Mariana está en shock.

Mi padre reconforta a Mariana. Su brazo está alrededor de ella y le frota la espalda.

—Ni siquiera tienes novio —le dice Mariana a Martina.

Martina me mira.

Mi padre se pone de pie. Está enfadado. —¿Quién es el responsable? —grita. Me mira—. Dime quién es, Miles. ¿Qué tipo de hombre embaraza a una chica y no tiene las pelotas para estar con ella cuando le dice a su propia madre? ¿Qué tipo de hombre permitiría que el hermano de la muchacha sea el que dé las noticias?

—No soy su hermano —le digo a mi padre.

No lo soy.

Ignora mi comentario. Se pasea por la cocina.

Odia a la persona que le hizo esto a Martina.

—Papá —le digo. Me pongo de pie.

Deja de pasearse. Se vuelve y me mira.

—Papá...

De repente no estoy tan seguro como cuando me senté a hacer esto.

Lo tengo bajo control.

—Papá, fui yo. Yo soy el que la dejó embarazada.

Mis palabras son difíciles de asimilar para él.

Mariana mira de un lado a otro entre Martina y yo. Ella tampoco puede asimilar lo que digo.

—Eso no es posible —dice mi padre, tratando de alejar toda los pensamientos que le dicen que es posible.

Espero que sean procesados.

Su expresión cambia de la confusión a la ira. Me mira como si ni siquiera fuera su hijo. Me mira como si fuera el hombre que dejó embarazada a su nueva hijastra.

Él me odia.

Me odia.

Realmente me odia.

—Fuera de esta casa.

Miro a Martina. Me agarra la mano y niega con la cabeza, rogándome silenciosamente que no me vaya.

—Fuera —dice de nuevo.

Me odia.

Le digo Martina que debo irme. —Sólo por un rato.

Me pide que no me vaya. Mi padre rodea la mesa y me empuja. Me empuja hacia la puerta. Libero la mano de Martina.

—Voy a estar en lo de Nico —le digo—. Te amo.

Esas palabras son, obviamente, demasiado para mi padre, porque su puño viene inmediatamente a mí. Aleja la mano y se ve casi tan sorprendido como yo por darme un puñetazo.

Salgo y mi padre cierra la puerta.

Mi padre me odia.

Camino a mi coche y abro la puerta. Me siento en el asiento del conductor, pero no arranco el motor. Me miro en el espejo. Mi labio está sangrando.

Odio a mi padre.

Salgo de mi coche y cierro la puerta. Regreso a la casa. Mi padre se acerca rápidamente a la puerta.

Levanto mis palmas. No quiero pegarle, pero lo haré. Si él me toca de nuevo, voy a pegarle.

Martina ya no está en la mesa.

Martina está en su habitación.

—Lo siento —le digo a los dos—. No quisimos que esto ocurriera, pero sucedió y ahora tenemos que lidiar con eso.

Mariana está llorando. Mi padre la abraza. Miro a Mariana.

—La amo —le digo—. Estoy enamorado de tu hija. Me ocuparé de ellos.

Tenemos esto bajo control.

Mariana no puede ni siquiera mirarme.

Los dos me odian.

—Esto comenzó antes de conocerte, Mariana. La conocí antes de saber que estabas con mi padre y tratamos de detenerlo.

Eso es un poco mentira.

Mi padre se adelanta. —¿Todo el tiempo? ¿Esto ha estado pasando todo el tiempo que ella ha vivido aquí?

Sacudo la cabeza. —Ha estado sucediendo desde antes que ella viva aquí.

Ahora me odia más. Quiere golpearme de nuevo, pero Mariana lo jala hacia atrás. Ella le dice que lo resolverán.

Le dice que puede “resolverlo”. Le dice que va a estar bien.

—Es demasiado tarde para eso —le digo a Mariana—. Ella está muy avanzada.

No espero a que mi padre me golpee de nuevo. Paso corriendo por el pasillo y voy con Martina. Cierro la puerta tras de mí.

Ella me encuentra a mitad de camino. Lanza los brazos alrededor de mi cuello y llora en mi camisa.

—Bueno —le digo—, la parte difícil ya terminó.

Se ríe entre el llanto. Me dice que la parte más difícil todavía no ha terminado.

Me dice que la parte más difícil es sacar al bebé.

Me río.

Te amo tanto, Martina.


—Te amo tanto, Peter —susurra.

4 comentarios:

  1. aghhhhhhhhhh, ok, te cuento mi pequeño secreto para no odiar a martina jajaj , no se,me imagino que es lali, solo que en otra vida XD
    seguila

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  2. Ahhhhhh
    Ohoh se casaron!!!!
    Ayy dios que feo!!!
    Igual y penita no me da Martina sabia muy bien dónde se metía al igual y Peter

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  3. No quiero pensar lo k significa la parte más difícil es sacar al bebé

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