domingo, 31 de agosto de 2014

Capitulo 28

PETER

Seis años antes…

—¿Qué pasa si resulta ser gay? —pregunta Martina—. ¿Te molestaría?

Está sosteniendo a Clayton, y ambos estamos sentados en la cama del hospital. Estoy al final de la cama de cara hacia ella, viéndola observarlo.

Sigue preguntando cosas raras. Haciendo otra vez del abogado del diablo.

Dice que tenemos que hablar de estas cosas ahora así no huiremos de ningún problema paternal en el futuro.

—Me molestaría si él sintiera que no puede hablar de eso con nosotros. Quiero que sepa que puede hablar de lo que sea con nosotros.

Martina le sonríe a Clayton, pero sé que su sonrisa es por mí.

Porque amó mi respuesta.

—¿Qué pasa si no cree en Dios? —pregunta.

—Puede creer en lo que desee. Sólo quiero que sus creencias –o la falta de ellas– lo hagan feliz.

Sonríe de nuevo.

—¿Qué pasa si comete un terrible, atroz y cruel crimen y lo mandan a prisión de por vida?

—Me cuestionaría dónde me equivoqué como padre —le digo.

Levanta la mirada. —Bueno, basado en este interrogatorio, estoy convencida que nunca cometerá un crimen, porque ya eres el mejor papá que nunca he conocido.

Ahora está haciéndome sonreír a .

Ambos miramos a la puerta cuando se abre y una enfermera entra.

Nos da una sonrisa apenada. —Es hora —dice.

Martina gime, pero no sé a lo que la enfermera se refiere. Martina ve la confusión en mi rostro.

—Su circuncisión.

Mi estómago se tensa. Sé que hablamos de esto durante el embarazo, pero de repente estoy arrepintiéndome, sabiendo lo que está a punto de pasar.

—No es tan malo —dice la enfermera—. Lo anestesiaremos primero.

Se acerca a Martina y comienza a tomarlo de los brazos de Martina, pero me inclino.

—Espere —le digo—. Permítame sostenerlo primero.

La enfermera retrocede un paso, y Martina me tiende a Clayton. Lo llevo frente a mí y bajo la mirada para observarlo.

—Lo siento mucho, Clayton. Sé que dolerá, y sé que es castración, pero…

—Tiene un día —interrumpe Martina, riendo—. Apenas hay algo que le puedan castrar aún.

Le digo que guarde silencio. Le digo que estoy teniendo un momento padre e hijo, y tiene que fingir que no está aquí.

—No te preocupes, tu madre se fue de la habitación —le digo a Clayton, guiñándole el ojo a Martina—. Como decía, sé que es como una castración, pero me agradecerás más tarde por esto. Especialmente cuando seas más adulto y te llegues a involucrar con las chicas. Con suerte no hasta después que tengas dieciocho, pero será más agradable alrededor de los dieciséis. Así fue conmigo, de todas formas.

Martina se inclina y alarga los brazos. —Es suficiente unión —dice, riendo—. Creo que necesitamos revisar los límites de conversación padre e hijo mientras esté siendo castrado.

Le doy un pequeño beso en la frente y se lo entrego a Martina. Hace lo mismo y se lo da a la enfermera.

Vuelvo a mirar a Martina y gateo hacia ella hasta que yazco junto a ella en la cama.

—Tenemos el lugar para nosotros —susurro—. Hagámoslo.

Hace una mueca. —No me siento sexy ahora mismo —dice—. Mi estómago está flácido, y mis pechos están enormes, y necesito una ducha urgentemente, pero duele tanto intentar tomar una ahora.

Bajo la mirada a su pecho y jalo el cuello de su bata de hospital. Miro su camiseta y sonrío. —¿Cuánto tiempo se quedarán así?

Ríe y aleja mi mano.

—Bueno, ¿cómo se siente tu boca? —le pregunto.

Me mira como si no entendiera mi pregunto, por lo que elaboro.

—Sólo estoy preguntando si tu boca duele como el resto de tu cuerpo, porque si no, quiero besarte.

Sonríe. —Mi boca se siente genial.

Me levanto sobre mi codo así no tiene que darse la vuelta.

Bajo la mirada, y verla bajo de mí se siente diferente ahora.

Se siente real.

Hasta ayer, francamente se sentía como si hubiéramos estado jugando a las casitas. Por supuesto, nuestro amor es real, y nuestra relación es real, pero hasta que presencié cuando le dio vida a mi hijo ayer, todo lo que sentía antes de ese momento fue como un juego de niños comparado con lo que siento por ella ahora.

—Te amo, Martina. Más de lo que te amaba ayer.

Sus ojos me miran como si supiera exactamente de lo que estoy hablando. —Si hoy me amas más de lo que me amabas ayer, entonces no puedo esperar para mañana —dice.

Mis labios bajan a los suyos y la beso. No porque debería, sino porque lo necesito.

Yazco de pie fuera de la habitación del hospital de Martina. Ella y Clayton están en el cuarto, tomando una siesta.

La enfermera dijo que apenas lloró. Estoy seguro que le dice eso a todos los padres, pero le creo de todas maneras.

Saco mi teléfono para enviarle un mensaje a Nico.

Yo: Fue castrado hace unas horas. Lo soportó como un campeón.

Nico: Ouch. Iré a verlo esta noche. Estaré ahí después de las siete.

Yo: Nos vemos luego.

***

Mi padre camina hacia mí con dos cafés en sus manos, por lo que guardo el teléfono en mi bolsillo trasero.

Me tiende uno de los cafés.

—Se parece a ti —dice.

Está intentando aceptarlo.

—Bueno, me parezco a ti —digo—. Salud por los genes fuertes.

Levanto el café, y mi padre estrella el suyo contra él, sonriendo.

Está intentando.

Se recuesta contra la pared para apoyarse y baja la mirada a su café. Quiere decir algo, pero es difícil para él.

—¿Qué sucede? —pregunto, dándole la apertura. Levanta la mirada de su concentración en el café, y encuentra la mía.

—Estoy orgulloso de ti —dice con sinceridad.

Es una simple declaración.

Cuatro palabras.

Cuatro de las más impactantes palabras que nunca he escuchado.

—Por supuesto, no es lo que quería para ti. Nadie quiere ver a su hijo convertirse en papá a los dieciocho, pero… estoy orgulloso de ti. Por cómo lo has enfrentado. Por cómo has tratado a Martina. —Sonríe—. Hiciste lo mejor en una situación difícil, y honestamente, es más de lo que los adultos harían.

Sonrío. Le agradezco.

Pienso que la conversación ha acabado, pero no.

—Peter —dice, queriendo añadir más—. Respecto a Mariana… y tu madre.

Levanto la mano para detenerlo. No quiero tener esta conversación hoy. No quiero que este día se convierta en su justificación por lo que le hizo a mi madre.

—Está bien, papá. Lo hablaremos en otro momento.

Me dice que no. Dice que necesita hablarlo conmigo ahora.

Me dice que es importante.

Quiero decirle que no es importante.

Quiero decirle que Clayton es importante.

Quiero concentrarme en Clayton y Martina, y olvidarme sobre el hecho que mi padre es humano y toma decisiones horribles como el resto de nosotros.

Pero no digo nada de eso.

Escucho.


Porque es mi padre.

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