lunes, 25 de agosto de 2014

Capitulo 21

LALI


Trabajé todo el fin de semana, por lo que no había visto ni hablado con Peter desde el jueves por la noche. Me sigo diciendo que es lo mejor, pero estoy muy segura que no se siente así por la forma en que dejo que me consuma. Hoy es lunes, y es el primero de los tres días en que Gastón no estará en casa y Peter . Sé que sabe que Gastón se fue, pero en base a cómo dejó las cosas el jueves, dudo que le importe demasiado. Casi esperaba que eventualmente me explicara si hice algo mal o por lo menos me dijera qué le molesta tanto, pero lo último que recibí de él fue el portazo en la entrada de su dormitorio luego de que se fue.

Puedo ver por qué no ha estado en una relación desde hace seis años. Obviamente, no tiene ni idea de cómo debe tratar un hombre a una  chica, lo que me sorprende, porque tengo esta sensación de que él es un tipo decente. Sin embargo, sus acciones durante y después del sexo parecen contradecir su carácter. Es como si las piezas del chico que era se destiñen sobre las del chico que está intentando ser.

Si cualquier otro hombre me tratara como lo hizo él, sería la primera y única vez que estaría con él. No aguanto las cosas que suelo ver soportar a muchas de mis amigas. Sin embargo, me encuentro buscando excusas para él, como si algo en realidad pudiera justificar sus acciones durante la semana pasada.

Empieza a asustarme que probablemente no sea tan dura después de todo.

Ese temor se confirma inmediatamente con el salto que da mi corazón, tan pronto como salgo del ascensor. Hay una nota pegada a la puerta de mi departamento, por lo que me precipito y la tomo. Es sólo un pedazo de papel doblado sin nada escrito en la parte exterior. La abro:

Necesito hacer un recado. Pasaré a las siete si quieres venir. Leo la nota varias veces. Es obvio que es de él y es obvio que es para mí, pero la nota es tan increíblemente informal que por un segundo, empiezo a dudar que lo del jueves sucediera de verdad.

No obstante, él se encontraba allí. Sabe cómo terminó esa noche entre nosotros. Sabe que yo debería estar molesta o enojada, pero absolutamente nada en su nota lo demuestra.

Abro mi puerta y entro antes de que logre instigarme hasta llegar al punto de golpear su puerta para gritarle.

Suelto mis cosas una vez dentro de mi departamento y leo la nota una vez más, analizando todo, desde su escritura hasta su selección de palabras. A continuación, hago una pelota en mis manos con ella y la tiro hacia la cocina, completamente cabreada.

Estoy enojada porque sé que iré con él.

No sé cómo no hacerlo.

***

Exactamente a las siete en punto golpea suavemente mi puerta. Su puntualidad me molesta sin razón. No tengo nada en contra de la puntualidad. Tengo la sensación de que cada cosa que Peter haga esta noche me molestará.

Camino a la puerta principal y abro.

Está de pie en el pasillo, a varios metros de distancia. En realidad, tal vez está más cerca de su puerta que de la mía. Cuando la abro tiene la mirada baja, centrada en sus pies, pero finalmente levanta la vista para encontrar la mía. Sus manos se encuentran escondidas en los bolsillos de su chaqueta de nuevo y no eleva completamente la cabeza. Lo tomo como una señal de sumisión, a pesar de que es más probable que no lo sea.

—¿Quieres venir?

Su voz me invade. Me debilita. Me convierte en líquido otra vez.

Asiento mientras salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí. Le pongo llave y me giro para mirarlo. Inclina la cabeza en dirección a los ascensores, diciéndome silenciosamente que irá detrás de mí. Trato de leer la expresión de sus ojos, pero sé que no debería esperar poder hacerlo.

Camino hacia el ascensor y pulso el botón.

Se pone de pie a mi lado, pero no hablamos. El ascensor parece tardar años en llegar a nosotros. En lo que por fin se abre, ambos exhalamos un suspiro aliviado silencioso, pero tan pronto como entramos y las puertas se cierran, ninguno puede respirar nuevamente.

Lo siento observándome, pero no lo miro.

No puedo.

Me siento estúpida. Siento como si tuviera ganas de llorar de nuevo.

Ahora que me encuentro aquí y no sé a dónde vamos, me siento como una tonta por permitirle llegar tan lejos.

—Lo siento. —Su voz es débil, como también sorprendentemente sincera.

No lo miro. Ni siquiera respondo.

Da tres pasos en el ascensor, se para a mi lado y presiona el botón de detención de emergencia. Su dedo permanece en el botón mientras me mira, pero mantengo la mirada baja. Mi cara se encuentra al nivel de su pecho, pero mi mandíbula está tensa y no lo miro.

No lo haré.

—Lali, lo siento —repite. Sigue sin tocarme, pero se acerca de nuevo. Está de pie tan cerca de mí que consigo sentir su aliento, a él y lo mucho que lo siente, pero ni siquiera sé qué es lo que supuestamente debo perdonarle.  Nunca me prometió nada que no sea sexo y eso es exactamente lo que me dio.

Sexo.

Nada más y nada menos.

—Lo siento —dice de nuevo—. No te mereces esto.

Esta vez, me toca la barbilla, levantándola para que mis ojos encuentren los suyos. Sentir sus dedos en mi cara hace que mi mandíbula se tense más. Hago todo lo posible para mantener mi armadura, aunque me resulta difícil combatir las lágrimas.

Vuelvo a ver lo que vi en sus ojos al besarme en la puerta la noche del jueves. Algo implícito que desearía poder decir, pero las únicas palabras que salen de su boca son disculpas.

Hace una mueca como si experimentara un dolor físico y presiona su frente contra la mía. —Lo siento.

Presiona las palmas contra la pared del ascensor y se inclina hacia mí hasta que nuestros pechos se tocan. Mis brazos están a los costados y mis ojos se encuentran cerrados, y aunque tengo muchas ganas de llorar en este momento, me niego a hacerlo frente a él. Todavía no me siento segura de por qué específicamente pide disculpas, pero eso no importa, porque suena como si lo hiciera por todo. Por empezar algo conmigo que sabíamos que no terminaría bien. Por no ser capaz de abrirse sobre su pasado. Por no ser capaz de abrirse sobre su futuro. Por destruirme cuando entró en su dormitorio y cerró la puerta.

Una de sus manos se envuelve alrededor de un lado de mi cabeza, y me jala hacia él. Su otra mano se ubica en mi espalda y me aprieta, presionando su mejilla contra la cima de mi cabeza. —No sé qué es esto,
Lali —confiesa—. Pero te juro que no quise lastimarte. Es que no sé qué
demonios hago.

La disculpa en su voz es suficiente para que mis brazos quieran sostenerlo. Los elevo, agarro las mangas de su camisa y luego presiono mi cara en su pecho. Nos quedamos así por varios minutos, completamente perdidos. Completamente novatos en esto.

Completamente confundidos.

Finalmente me libera y golpea el botón para que el ascensor nos lleve a la planta baja. Todavía no he hablado, porque ni siquiera estoy segura de qué palabras usar en esta situación. Cuando las puertas del ascensor se abren, toma mi mano en la suya y la mantiene hasta que llegamos a su coche. Abre la puerta y espera a que suba al interior, luego la cierra y camina hacia su lado.

Nunca estuve dentro de su coche.

Estoy sorprendida por la sencillez del mismo. Sé que Gastón hace una buena cantidad de dinero y por lo general le gusta gastarlo en cosas agradables.

Este coche es sencillo, igual que Peter.

Sale de la cochera y viajamos en silencio durante varios kilómetros. Estoy cansada del silencio y de sentir curiosidad, así que lo primero que le digo desde que me fastidió es—: ¿A dónde vamos?

Es como si mi voz hiciera que la incomodidad se desintegre totalmente, porque él exhala como si estuviera aliviado de oírla.

—Al aeropuerto —dice—. Sin embargo, no es por trabajo. A veces voy allí a ver despegar a los aviones.

Cruza la consola y toma mi mano en la suya. Es reconfortante y aterrador al mismo tiempo. Sus manos están calientes y eso me hace querer que sostenga todo mi cuerpo con ellas, pero al mismo tiempo me asusta lo mucho que lo deseo.

Nuevamente nos mantenemos en un completo silencio hasta que llegamos al aeropuerto. Hay señales de acceso restringido, pero él las pasa como si supiera exactamente a dónde va. Por fin nos detenemos en un aparcamiento con vistas a la pista de aterrizaje.

Varios jets están en fila, esperando despegar. Él señala a la izquierda y observo, mientras uno de los aviones comienza a acelerar. Su coche se llena con el sonido de los motores, que ya se están alejándose. Lo observamos ascender, hasta que el tren de aterrizaje desaparece y el avión es tragado por la noche.

—¿Vienes mucho aquí? —le pregunto mientras sigo mirando por mi ventana.

Se ríe tan naturalmente, que me giro para mirarlo.

—Eso sonó a una frase de conquista —dice, sonriendo.

Su sonrisa me hace sonreír. Sus ojos caen a mi boca y mi sonrisa hace que desaparezca su sonrisa.

—Sí, lo hago —dice cuando mira por la ventana de nuevo para ver al próximo jet preparándose para el despegue.

Me doy cuenta en este momento que las cosas no son como antes entre nosotros. Cambió algo enorme y no sé si es bueno o malo. Él me trajo aquí porque quiere hablar.

Pero no sé de qué quiere hablar.

—Peter —le digo, deseando que me mire otra vez. No lo hace.

—No es divertido —dice en voz baja—. Esto que hacemos.

No me gusta esa frase. Quiero que la retire, porque parece que me dañara. No obstante tiene razón. —Lo sé —le digo.

—Si no nos detenemos ahora, se pondrá peor.

No concuerdo en voz alta con él en esta ocasión. Sé que tiene razón, pero no quiero detenerme. La idea de no estar con él otra vez hace que mi estómago se sienta hueco. —¿Qué hice para molestarte tanto?

Mantiene la mirada en la mía y apenas la reconozco por el hielo acumulado detrás. —Esto es todo por mí, Lali —dice con firmeza—. No pienses ni por un segundo que mis problemas se deben a cualquier cosa que hagas o dejes de hacer.

Siento un pequeño alivio con su respuesta, pero aún no sé qué le resultó mal. Sostenemos nuestras miradas, esperando que el otro termine nuevamente con el silencio.

No tengo ni idea de qué fue lo que sufrió en el pasado, pero debe haber sido extremadamente duro, si no consigue seguir adelante luego de seis años.

—Actúas como si fuera algo malo que nos gustáramos.

—Tal vez lo es —dice.

Quiero que deje de hablar ahora, porque todo lo que dice acaba causándome más dolor y me confunde más. —¿Por tanto me trajiste aquí para terminarlo?

Suspira profundamente. —Sólo quería que fuera divertido, pero... creo que podrías tener expectativas diferentes a las mías. No quiero hacerte daño y si seguimos haciendo esto... lo haré. —Mira por la ventana de nuevo.

Quiero golpear algo, pero en cambio, me refriego la cara con las dos manos y caigo de nuevo fuertemente contra mi asiento. Nunca conocí a nadie que pudiese decir tan poco incluso hablando. Definitivamente ha perfeccionado el arte de la evasión.

—Tienes que darme más que eso, Peter. ¿Una explicación simple, quizás? ¿Qué demonios te sucedió?

Su mandíbula y el agarre que todavía mantiene del volante se aprietan con fuerza. —Te pedí que hicieras dos cosas por mí. No preguntes por mi pasado y nunca esperes un futuro. Estás haciendo las dos cosas.

Asiento. —Sí, Peter. Tienes razón. Así es. Porque me gustas y sé que te gusto, y cuando estamos juntos, es fenomenal, así que eso es lo que hace la gente normal. Cuando encuentran a alguien con quién son compatibles, se abren. Permiten entrar al otro. Quieren estar juntos. No los follan contra la mesa de la cocina y luego se alejan, y lo hacen sentir como una completa mierda.

Nada.

No me da nada.

No hay reacción alguna.

Mira hacia delante y arranca su coche. —Tenías razón —dice. Pone marcha atrás y se prepara para salir de la zona de aparcamiento—. Es algo bueno que no fuéramos amigos. Hubiera hecho esto mucho más difícil.

Me alejo, porque estoy avergonzada por lo enojada que me hacen sentir sus palabras. Me da vergüenza que me esté lastimando de esta forma, pero duele todo lo que tiene que ver con Peter. Me duele porque sé los lindos que son nuestros buenos momentos y sé cuán fácilmente desaparecerían los malos si él dejara de intentar luchar contra esto.

—Lali —dice con remordimiento.

Quiero arrancar la voz de su garganta.

Su mano se encuentra con mi hombro y el coche no se mueve más.

—Lali, no quise decir eso.

Empujo la mano. —¿No? —le digo—. Admite que me quieres para algo más que sexo, o llévame a casa.

Se queda en silencio. Tal vez contempla mi ultimátum.

Admítelo, Peter. Admítelo. Por favor.

El coche comienza a moverse de nuevo.

***

—¿Qué esperabas que sucediera? —pregunta Cap, entregándome otro pañuelo.

Cuando regresamos al complejo de departamentos, no podía soportar compartir el ascensor con él, así que me senté al lado de Cap y dejé que se fuera solo. A diferencia del exterior duro que intento mostrarle a Peter, me rompo totalmente mientras le derramo todos los detalles a Cap, ya sea que se preocupe por escucharme o no.

Me limpio la nariz otra vez y suelto el pañuelo, añadiéndolo a la pila junto a mí en el suelo. —Fui ilusa —le digo—. Me dije que lograría manejar la situación si él nunca quería más. Supongo que pensé que si lo dejaba tomarse su tiempo, finalmente entraría en razón.

Cap agarra un cubo de basura que está a su lado y lo coloca entre nosotros, así tengo un lugar para tirar mis pañuelos. —Si ese chico no es capaz de ver lo bueno que podría tener contigo, entonces no vale tu tiempo.

Asiento, de acuerdo con él. Tengo cosas mucho más importantes que hacer con mi tiempo, pero por alguna razón, siento como si Peter pudiera ver lo bueno que podría tener conmigo. Siento que él desearía que esto funcione entre nosotros, pero algo más grande que él o yo, o nosotros lo detiene. Ojalá supiera qué es.

—¿Ya te he contado mi broma favorita? —pregunta Cap.

Niego con la cabeza y tomo otro pañuelo de la caja en sus manos, aliviada por el cambio en el tema.

—Toc, toc —dice.

No esperaba que su broma favorita fuera una broma de “toc-toc”, pero sigo el juego. —¿Quién es?

—Interrupción vaca —dice.

—Interrupción…

—¡MUU! —grita en voz alta, cortándome.

Lo miro.

Entonces me río.


Me río más fuerte de lo que he reído en un largo y endemoniado tiempo.

16 comentarios:

  1. nooooooooo continualaaaaaaaaaa porfaaaaaa

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  2. Afghhh a ver Lanzani!!!!!
    Para que se disculpa y la lleva ahí si quiere terminar todo?
    Lo ame to se que lago en el pasado con Martina lo marco pero que hijo de PUTA !
    Se esta comportando horrible
    Osea está bien ta habían conseguido o puesto de acuerdo pero eso que le dijo fue muuuuy duro y feo!!!
    Me da cosa Lali!!!
    Aghhh que coraje
    Nskskskkskaka que pasará ya quiero leer otro

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  3. Jajajajaajajaa hasta yo me he reido de el chiste de cap, me pone muy triste la situación de Laaaaali :( no sabes como espero que subas un nuevo capitulo ayer fui feliz con que subieras varios, hoy tambien puedes hacer lo mismo pleaseeeee? Poooorfi



    Me llamo Nicole :)

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  4. Siguela esta en su punto adoro tu nove :]

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  5. Como se llama el libro?

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  6. Alguien sabe como se llama el libro?

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  7. Subi otro hoy por favoooor,osea Peter no se da cuenta que es un verdadero idiota? Jajajajajaja subi otrooooooooooo

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  8. A todo esto quiero saber yaaa todo el pasado de peter

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  9. +++++++++++++++++++++ mas

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  10. Sube mas caps porfas me esttoy muriendo de ansiedaadd

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  11. Este chico recibió un golpe en la cabeza bien profundo hace seis años ,k se comporta como un completo imbécil.
    Jajjajaja,Cap ,el paño d lágrimas d Lali ,lo k me pude reír con su chiste toc-toc.

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  12. Aiiiiiii como lo podes dejar ahiiii peter sos un boludo

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  13. POR FAVOR SUBI MAS NOVE NO PODES SER TAN MALA DE DEJARNOS ASII...

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  14. No puede ser tan boludo peter por deos pobre Lali!! Subi caaaaaaap

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