sábado, 6 de septiembre de 2014

Capitulo 38

LALI


Cierro la puerta de mi auto y camino a las escaleras que conducen al segundo piso de mi complejo de apartamentos. Me siento aliviada de no tener que volver a usar el ascensor, pero eso no evita extrañar a Cap un poco, incluso si sus consejos no tuvieran un montón de sentido para mí la mayor parte del tiempo. Fue agradable simplemente tenerlo ahí para entretenerme. Me he mantenido ocupada con el trabajo y la escuela, intentando mantenerme concentrada, pero ha sido duro.

He estado en mi nuevo apartamento por dos semanas, y aunque me gustaría estar sola, nunca lo estoy. Cada vez que entro por mi puerta,
Peter sigue estando en todas partes. Todavía está en todo, y sigo esperando hasta que no lo esté. Sigo esperando por el día en que duela menos. Cuando no lo extrañe tanto.

Diría que mi corazón está roto, pero no lo está. No creo que lo esté.

En realidad, no lo sé, porque mi corazón no ha estado en mi pecho desde que lo dejé en frente de su apartamento el día en que le dije adiós.

Me digo que hay que vivir un día a la vez, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Sobre todo cuando los días se convierten en noches, y tengo que estar en mi cama sola, escuchando el silencio.

El silencio nunca fue tan fuerte hasta que le dije a Peter adiós.

Ya estoy temiendo abrir la puerta de mi apartamento, y ni siquiera estoy a mitad de la escalera todavía. Ya puedo decir que esta noche no va a ser diferente de todas las otras noches desde Peter. Llego a la cima de las escaleras y giro a la izquierda hacia mi apartamento, pero mis pies dejan de funcionar

Mis piernas dejan de funcionar.

Puedo sentir los latidos de un corazón en algún lugar de mi pecho de nuevo por primera vez en dos semanas.

—¿Peter?

No se mueve. Está sentado en el suelo delante de mi apartamento, apoyado contra la puerta. Camino lentamente hacia él, sin saber qué hacer con su aparición. No está en su uniforme. Está vestido de manera informal, y la barba en su cara demuestra que no ha trabajado por unos pocos días. También hay lo que parece un hematoma reciente bajo su ojo derecho. Tengo miedo de despertarlo, porque si es tan beligerante como lo fue la primera vez que lo conocí, no quiero tratar con él. Pero una vez más, no hay forma de que pueda conseguir pasar a su alrededor y al interior de mi apartamento sin despertarlo.

Levanto la mirada e inhalo una respiración profunda, sin saber qué hacer. Me temo que si lo despierto, voy a ceder. Lo dejaré entrar, y le voy a dar eso por lo que está aquí, que definitivamente no es la parte de mí que quiero darle.

—Lali —dice. Lo miro, y está despierto, se empuja hacia arriba, mirándome nerviosamente. Doy un paso atrás una vez que está de pie, porque he olvidado lo alto que es. Lo mucho que él se convierte en mi todo cuando está en frente de mí.

—¿Cuánto tiempo has estado aquí? —pregunto.

Mira el teléfono celular en su mano. —Seis horas. —Me mira—. Tengo que usar el baño bastante urgente.

Me dan ganas de reír, pero no puedo recordar cómo.

Me dirijo a mi puerta, y sale del camino para que abra.

Mi mano temblorosa empuja la puerta de mi apartamento abierta, y camino adentro, luego señalo el pasillo. —A la derecha.

No lo miro mientras camina en esa dirección. Espero hasta que se cierra la puerta del baño, y caigo en el sofá y entierro mi cara entre mis manos.

Odio que esté aquí. Odio que lo dejara entrar sin dudas. Odio que en cuanto salga del baño, voy a tener que hacer que se vaya. Pero no puedo hacerme esto a mí misma nunca más.

Todavía estoy tratando de recomponerme cuando la puerta del baño se abre y vuelve a entrar en la sala de estar. Levanto la vista y no puedo mirar a otro lado.

Algo es diferente.

Él es diferente.

La sonrisa en su rostro… la tranquilidad de sus ojos... la forma en que se comporta como si estuviera flotando.

Sólo han pasado dos semanas, pero se ve tan diferente.

Se sienta en el sofá y ni siquiera se molesta en poner espacio entre nosotros. Se sienta a mi lado y se inclina hacia mí, así que cierro los ojos y espero a cualquier palabra que esté a punto de decir que me vaya a lastimar de nuevo. Eso es todo lo que él sabe hacer.

—Lali —susurra. —Te echo de menos.

Guau.

Absolutamente no esperaba oír esas cuatro palabras, pero simplemente se convirtieron en mis nuevas palabras favoritas.

Te, echo, de y menos.

—Dilo de nuevo, Peter.

—Te echo de menos, Lali —dice inmediatamente—. Tanto. Y no es la primera vez. Te he echado de menos todos los días que no hemos estado juntos desde el momento en que te conocí.

Envuelve su brazo alrededor de mis hombros y tira de mí hacia él.

Voy.

Caigo en su pecho y agarro su camisa, apretando los ojos cerrados cuando siento sus labios presionar contra mi coronilla.

—Mírame —dice en voz baja, tirando de mí en su regazo para enfrentarlo.

Lo hago. Lo miro. De hecho, realmente lo veo ahora. No hay guardia.

No hay pared invisible que me bloquee de aprender y explorar todo lo relacionado con él. Está permitiendo que lo vea esta vez, y es hermoso.

Mucho más hermoso que antes. Lo que sea que ha cambiado, era enorme.

—Quiero decirte algo —dice—. Esto es tan difícil para mí de decir, porque eres la primera persona a la que siempre he querido decírselo.

Tengo miedo de moverme. Sus palabras son aterradoras, pero asiento.

—Tenía un hijo —dice en voz baja, mirando a nuestras manos entrelazadas. Esas tres palabras tienen más dolor que cualquieras otras tres palabras que he escuchado en mi vida.

Inhalo. Me mira con lágrimas en los ojos, pero me quedo en silencio, a pesar de que sus palabras apenas me quitaron el aliento.

—Murió hace seis años. —Su voz es suave y distante, pero sigue siendo su voz.

Puedo notar que decir que esas palabras son de las más difíciles que ha tenido que decir. Le duele tanto admitir esto. Quiero decirle que pare.

Quiero decirle que no necesito escucharlo si le duele. Quiero envolver mis brazos a su alrededor y arrancar la tristeza de su alma con mis propias manos, pero en cambio, le dejo terminar.

Peter vuelve a mirar nuestros dedos entrelazados. —No estoy listo a hablarte acerca de él todavía. Tengo que hacerlo a mi propio ritmo.

Asiento y aprieto sus manos tranquilizadoramente.

—Sin embargo, voy a contarte sobre él. Lo prometo. También quiero contarte acerca de Martina. Quiero que lo sepas todo acerca de mi pasado.

Ni siquiera sé si ha acabado, pero me inclino hacia delante y presiono mis labios a los suyos. Me tira en su contra con tanta fuerza y empuja hacia atrás contra mi boca con tanta fuerza que es como si me dijera que lo siente sin usar palabras.

—Lali —susurra contra mi boca. Puedo sentirlo sonriendo—. Aún no he terminado.

Me levanta y me ajusta a su lado en el sofá. Su pulgar dibuja círculos en mi hombro mientras mira su regazo, formando cualquier palabra que necesita decirme.

—Nací y crecí en un pequeño suburbio en las afueras de San Francisco —dice, moviendo sus ojos de nuevo hasta encontrarse con los míos—. Soy hijo único. Realmente no tengo ninguna comida favorita, porque me gusta casi todo. Quise ser un piloto desde que puedo recordar.

Mi madre murió de cáncer cuando tenía diecisiete años. Mi padre ha estado casado desde hace un año con una mujer que trabaja para él. Es bonita, y son felices juntos. Siempre como que he querido un perro, pero nunca he tenido uno...

Lo observo, hipnotizada. Observo sus ojos que deambulan por mi cara mientras habla. Mientras me dice todo sobre su infancia y su pasado y cómo conoció a mi hermano y su relación con Nico.
Su mano se encuentra la mía, y la cubre como si se estuviera convirtiendo en mi escudo. Mi armadura. —La noche que te conocí —dice finalmente—. ¿La noche que me encontraste en el pasillo? —Sus ojos se mueven hacia su regazo, incapaz de mantener contacto con los míos—. Mi hijo habría cumplido seis ese día.

Sé que dijo que quiere que lo escuche, pero en este momento, sólo necesito abrazarlo. Me inclino hacia delante y envuelvo mis brazos a su alrededor, y se acuesta en el sofá, tirando de mí arriba suyo.

—Me tomó todo lo que tenía para tratar de convencerme de que no me estaba enamorando de ti, Lali. Cada vez que estaba cerca de ti las cosas que yo sentía me aterrorizaban. Pasé seis años pensando que tenía control de mi vida y mi corazón y que nada me podría lastimar de nuevo. Pero cuando estábamos juntos, había momentos en que no me importaba si me hacía daño de nuevo, porque estar contigo casi se sentía como si valiera la pena cualquier dolor. Cada vez que me empezaba a sentir de esa manera, te empujaba más lejos por culpa y miedo. Me sentía como si no te mereciera. No merecía la felicidad en absoluto, porque se la había quitado a las dos únicas personas que jamás había amado.

Sus brazos se aprietan a mí alrededor cuando siente mis hombros temblando por las lágrimas encontrando su camino desde mis ojos. Sus labios encuentran mi coronilla e inhala una respiración constante mientras me besa, largo y duro.

—Lo siento por haberme tomado tanto tiempo —dice con una voz llena de remordimiento—. Pero nunca podré agradecerte lo suficiente por no darte por vencida conmigo. Viste algo en mí que te dio esperanza en nosotros, y a no renunciar a eso. ¿Y Lali? Eso significa más para mí que cualquier otra cosa que alguien haya hecho.

Sus manos encuentran mis mejillas, y me levanta de su pecho para que pueda verme cara a cara. —Puede ser una pequeña pieza a la vez, pero mi pasado es tuyo ahora. Todo. Cualquier cosa que quieras saber, quiero decírtela. Pero sólo si me prometes también puedo tener tu futuro.

Las lágrimas caen en cascada por mis mejillas y las seca, a pesar de que no necesito que lo haga. No me importa que yo esté llorando, porque no son lágrimas de tristeza. En lo más mínimo.

Nos besamos durante tanto tiempo que mi boca comienza a doler tanto como mi corazón. Sin embargo, mi corazón no duele de dolor esta vez. Duele porque nunca se ha sentido así de lleno.

Trazo mis dedos por la cicatriz en su mandíbula, a sabiendas de que con el tiempo me dirá cómo la consiguió. También toco el área sensible al tacto debajo de sus ojos, aliviada de que por fin lo puedo hacer preguntas sin estar asustada de que se va a enojar.

—¿Qué te pasó en el ojo?

Se ríe y deja caer la cabeza contra el sofá. —Tuve que preguntarle a
Gastón tu dirección. Me la dio, pero tomó mucho convencerlo.

Inmediatamente me inclino hacia delante y suavemente beso su ojo.

—No puedo creer que te golpeó.

—No es la primera vez —admite—. Pero estoy bastante seguro de que va a ser la última. Creo que por fin está bien con nosotros estando juntos después de que acepté algunas de sus normas.

Esto me pone nerviosa. —¿Qué normas?

—Bueno, en primer lugar, no estoy autorizado a romper tu corazón —dice—. En segundo lugar, tampoco estoy autorizado a romper tu maldito corazón. Y por último, no estoy autorizado a jodidamente romper tu maldito corazón.

No puedo contener mi risa, porque eso suena exactamente como algo que Gastón diría. Peter se ríe conmigo, y nos miramos el uno al otro por varios momentos de tranquilidad. Puedo ver todo en sus ojos ahora. Cada emoción.

—Peter —digo con una sonrisa—, me miras como si hubieses caído rendido ante mí.

Sacude la cabeza. —No caí rendido ante ti, Lali. Volé.

Tira de mí hacia él y me da la única parte de sí mismo que nunca ha sido capaz de darme hasta ahora.


Su corazón.

11 comentarios:

  1. siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
    al fin sabes lo que sufri con esto!!!!!!???????????? jajajaj

    ResponderEliminar
  2. ME MORI DE AMOR!!! QUE LINDOS..

    QUIERO MAS...

    ResponderEliminar
  3. Ahora si k Peter le habla con el corazón!!!

    ResponderEliminar
  4. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas...
    por fin... era hora jajaja... =D

    ResponderEliminar
  5. Aaayy quiero más!
    Amo ésta nove!.
    Jenny

    ResponderEliminar
  6. Ayyyyy!!!!
    Jsjsjskksksksks Le contó algo y es muy fuerte le hablo sobre su hijo!!!
    Ala PUTA MADRE ese día cumplía 6 años! Por eso estaba así
    Ayyy jdkskskksks
    Que tiernos!!!.
    Ta quiero leer otro

    ResponderEliminar
  7. porfiiiinnnn que lindo cap, maaaaaaaass

    ResponderEliminar
  8. Hasta que por fin Peter ya te estabas tardando mucho, me encantan me encantan me encantan que lindos, no quiero que se acabe la novela sufro al pensar en el final

    ResponderEliminar
  9. Que buen cap 😍😍😍😍

    ResponderEliminar