sábado, 28 de junio de 2014

Capitulo 14

Capitulo 14



Lali

No me está mirando. Ni siquiera sabe que no estoy cantando la letra. No puedo cantarla. Lo he escuchado tocar esta canción desde su balcón decenas de veces, y aún así, hasta este momento, nunca tuvieron tanta emoción o significado.

El hecho de que ni siquiera pueda mirarme hace que la canción se sienta demasiado personal. Como si esta canción, de alguna manera, se acabara de convertir en su canción para mí. Volteo el cuaderno, sin ganas de seguir leyendo las palabras. Es sólo otra cosa más que nunca debió haber sucedido, incluso aunque estoy segura de que es mi nueva favorita.

Yo: ¿Crees que Gaston pueda hacer un corte preliminar de ésta? Quiero escucharla.

Lo golpeo con mi pie luego de enviar el mensaje, asintiendo hacia su teléfono cuando me mira. Lo toma para leer el texto y asiente, aunque no contesta ni hace contacto visual conmigo. Vuelvo la mirada hacia mi teléfono mientras la habitación queda en silencio por la ausencia del sonido de su guitarra. No me gusta lo incómodas que se volvieron las cosas entre nosotros, así que intento iniciar algo de conversación para llenar el vacío. Me giro sobre mi espalda y para romper la tranquilidad a nuestro alrededor, escribo una pregunta que ha estado en mi mente durante un tiempo.

Yo: ¿Por qué ya no prácticas en tu balcón como solías hacerlo antes?

La pregunta hace que inmediatamente me mire, pero no dura mucho. Su mirada se posa sobre mi rostro, luego baja por mi cuerpo, para finalmente volver a su teléfono.

Peter: ¿Por qué habría de hacerlo? Ya nunca estás ahí afuera.

Y justo así, mis defensas descienden, y mi fuerza de voluntad es lanzada al infierno con su respuesta tan honesta. Nerviosamente, jalo mi labio y lo muerdo, luego vuelvo a levantar la mirada hasta él. Se encuentra


mirándome como si deseara ser un chico como Benjamin, quién sólo se preocupa por sí mismo.

No es el único deseando eso.

En este momento, tengo tantas ganas de ser Rochi que duele. Quiero ser igual a ella y que no me importe una mierda mi auto respeto, o Martina, por tan sólo unos minutos. Lo suficiente para permitirle hacer todo lo que su letra deja en claro que quiere hacer.

Sus ojos caen sobre mis labios, y mi boca se seca.

Después viajan hacia mi pecho, y éste comienza a palpitar con más fuerza que antes.

Sus ojos caen sobre mis piernas, y debo cruzarlas, ya que la manera en que su mirada penetra mi cuerpo me hace sentir como si pudiese ver directamente a través del vestido que estoy usando. Luego se cierran con fuerza, y saber el efecto que estoy teniendo sobre él, me hace sentir como si hubiese mucha más verdad en la letra de su canción de la que a él le gustaría que tuviera.

Me hace sentir como si quisiera ser el único hombre al que verás alguna vez.

Peter se pone de pie de repente y deja caer el teléfono en la cama, luego camina directamente hacia el baño y cierra la puerta de golpe.

Ruedo sobre mi espalda y suelto todas mis respiraciones contenidas. Estoy nerviosa, confusa y enojada. No me gusta la situación en la que nos metimos, y sé que es un hecho que, incluso aunque no reaccionamos, nada de esto es inocente.

Me siento en la cama, y rápidamente me pongo de pie. Necesito salir de su habitación antes de que me asfixie. Justo mientras salgo de la habitación, el teléfono de Peter vibra en el colchón. Bajo la mirada hacia él.

Martina: Te extraño mucho más hoy. Cuando termines de escribir con Lali, ¿hacemos una vídeo llamada? Necesito verte ;)

Miro su mensaje.

Odio su mensaje.

Odio que ella sepa que estábamos escribiendo juntos.

Odio que él le cuente todo.

Quiero que esos momentos me pertenezcan a mí y a Peter, y a nadie más.

***

Han pasado dos horas desde que salió de la ducha, y no puedo obligarme a dejar mi habitación. Me estoy muriendo de hambre, y de verdad quiero ir a la cocina. Sólo que no quiero verlo, porque odio la forma en que dejamos las cosas. No me gusta que ambos sepamos que casi cruzamos una línea esta noche.

No me gusta que de hecho cruzamos una línea esta noche. Sin embargo, no verbalizamos lo que pensamos y sentimos, y escribir canciones no es menos dañino.

Hay un golpe en mi puerta, y saber que es probable que sea Peter causa que mi corazón me traicione, danzando en mi pecho. No me molesto en ir a abrir la puerta, porque la abre de un empujón después de golpear. Sostiene un par de auriculares y su teléfono, indicando que tiene algo que quiere que escuche.

Asiento, camina hacia la cama y me los alcanza. Presiona reproducir pero se sienta en el suelo mientras regreso a la cama. La canción comienza a sonar, y paso los siguientes tres minutos apenas respirando. Peter y yo jamás rompemos el contacto visual durante la canción.


Peter
Martina: ¿Adivina quién me verá mañana?

Yo: ¿Kurt Vonnegut?

Martina: Adivina de nuevo.

Yo: ¿Anderson Cooper?

Martina: No, pero cerca.

Yo: ¿Amanda Bynes?

Martina: Eres tan inesperado. TÚ me verás mañana, y pasarás dos días completos conmigo, y sé que estoy intentando ahorrar dinero, pero te compré dos sostenes nuevos.

Yo: ¿Cómo es que fui tan afortunado como para encontrar a la única chica que me apoya y me anima en mis tendencias transexuales?

Martina: Me hago la misma pregunta a diario.

Yo: ¿A qué hora te veré?

Martina: Bueno, todo depende de la temida palabra T de nuevo.

Yo: Ah, sí. Bueno no vamos a hablar de ello. Intenta estar aquí a las seis, al menos. La fiesta de cumpleaños de Nico es mañana en la noche, y quiero pasar tiempo contigo antes de que sus locos amigos lleguen.

Martina: ¡Gracias por el recordatorio! ¿Qué debería comprarle?

Yo: Nada, Lali y yo le vamos a jugar una broma. Le dijimos a todos que donen a la caridad en lugar comprar regalos. Estará enojado cuando la gente comience a darle todas tarjetas de donaciones en su nombre.

Martina: Ustedes dos son malvados. ¿Debería llevar algo? ¿Un pastel, quizás?

Yo: Nop, ya nos encargamos. Nos sentimos mal por la broma “sin regalos”, así que estamos por hornearle cinco tipos de pasteles de distintos sabores para
compensarlo.

Martina: Asegúrate de que ninguno sea de chocolate alemán.

Yo: Ya tenemos eso cubierto, nena. Te amo.

Martina: También te amo.

Cierro nuestros mensajes y abro uno sin leer de Lali.

Lali: Te olvidaste del extracto de vainilla, tonto. Estaba en la lista. Ítem 5. Ahora tienes que regresar a la tienda.

Yo: Quizás la próxima vez debas escribir más legible y devolver mis mensajes cuando estoy en la tienda de comestibles, intentando descifrar el ítem 5. Regreso en veinte minutos. Precalienta el horno y escríbeme si se te ocurre algo más.

Me río, pongo el teléfono en mi bolsillo, agarro las llaves y me dirijo a la tienda. De nuevo.

Vamos por el pastel número tres. Comienzo a creer que esos que son musicalmente dotados carecen seriamente de talento en las habilidades culinarias. Lali y yo trabajamos verdaderamente bien juntos cuando se refiere a escribir música, pero nuestra falta de finura y conocimiento cuando se trata de mezclar algunos ingredientes es un poco patética.

Ella insistió en que horneemos los pasteles desde cero, mientras que yo hubiera agarrado las mezclas en caja. Pero ha sido algo divertido, así que no me quejo.

Coloca el tercer pastel en el horno y programa el temporizador. Se da la vuelta y modula “treinta minutos”, luego se inclina sobre el mostrador.

Lali: ¿Tu hermano menor viene mañana?

Yo: Van a intentarlo. Abren mañana para una banda en San Antonio, a las siete de la noche, así que en tanto carguen las cosas a tiempo, deben estar aquí a eso de las diez.

Lali: ¿La banda entera? ¿Voy a conocer a la banda entera?

Yo: Síp. Y apuesto a que incluso van a firmar tus pechos.

Lali: ¡IPPPPP!

Yo: Si esas letras de verdad forman una palabra, estoy muy, muy agradecido de no poder oírla.

Se ríe.

Lali: ¿Cómo fue que decidieron nombrar la banda Sounds of Cedar?

Cada vez que alguien pregunta cómo se me ocurrió el nombre de la banda, solo digo que pienso que suena genial. Pero no le puedo mentir a Lali. Hay algo en ella que saca historias de mi infancia que nunca le he contado a nadie. Ni siquiera a Martina.

Martina preguntó en el pasado por qué nunca hablé en voz alta y de dónde saqué el nombre de la banda, pero no me gusta traer nada negativo que podría causarle incluso la más mínima preocupación. Ella tiene suficiente con lo que lidiar en su propia vida. No necesita agregar mis problemas de la infancia a eso. Están en el pasado y no hay necesidad de traerlos al presente.

Sin embargo, Lali es otra historia. Parece tan curiosa sobre mí, sobre mi vida, sobre la gente en general. Es fácil contarle cosas.

Lali: Diablos. Parece que necesito prepararme para una buena historia, porque luces como si no quisieras responder eso.

Me doy la vuelta hasta que mi espalda se presiona contra el borde del mostrador en el que ella se encuentra, y me apoyo en él.

Yo: Te encantan las cosas desgarradoras, ¿eh?

Lali: Sip. Dámelo.

Martina, Martina, Martina.

A menudo me encuentro a mí mismo repitiendo el nombre de Martina cuando estoy con Lali. Especialmente cuando Lali dice cosas como “dámelo”.

El último par de semanas desde nuestra charla han estado bien. Definitivamente tenemos nuestros momentos, pero uno de nosotros es normalmente el que comienza a señalar defectos y rasgos de personalidad repulsivos para reencaminarnos.

Dejando a un lado el episodio de hace un par de semanas, cuando nuestra sesión de escritura terminó en que tuviera que tomar una ducha fría, hace dos noches fue probablemente el momento más difícil de todos para mí. No sé qué hay en la forma en que canta. Simplemente puedo observarla, y tener los mismos sentimientos que tengo cuando presiono mi oído en su pecho o descanso mi mano en su garganta. Cierra los ojos y comienza a cantar las palabras, y la pasión y sentimiento que fluyen de ella son tan poderosos que a veces olvido que no puedo oírla.

Esa noche en particular, estábamos escribiendo una canción desde cero, y no podíamos comunicarnos lo suficientemente bien como para entenderla. Necesitaba escucharla, y aunque ambos nos sentíamos renuentes, terminó con mi cabeza presionada en su pecho y mi mano descansando en su garganta. Mientras ella cantaba, casualmente llevó la mano a mi cabello y lo retorció entre sus dedos.

Podría haberme quedado en esa posición con ella toda la noche.
Lo hubiera hecho, si cada toque de su mano no me hiciera ansiar un poquito más. Finalmente tuve que alejarme de ella, pero sólo estar en el suelo no era suficiente separación. La deseaba demasiado; era todo en lo que podía pensar. Terminé pidiéndole que me dijera uno de sus defectos, y en lugar de darme uno, se puso de pie y dejó mi habitación.

La forma en la que había tocado mi cabello era algo natural para ella, considerando la posición en la que nos encontrábamos. Es lo que un chico le haría a su novia si la sostuviera contra su pecho, y es lo que una chica le haría a su novio si se encontrara a su alrededor. Pero no éramos eso.

La relación que tenemos es diferente a cualquier otra que haya experimentado. Mayormente porque tenemos un montón de acercamiento físico basado en la naturaleza de escribir música juntos y el hecho de que tengo que usar mi sentido del tacto para reemplazar el auditivo en algunas situaciones. Así que mientras estamos en esas situaciones, las líneas se vuelven borrosas, y las reacciones se vuelven accidentales.

Tanto como deseo poder admitir que pasamos de la atracción por el otro, no puedo negar que siento la mía crecer cada día que pasa. Sin embargo, estar a su alrededor no es necesariamente duro todo el tiempo. Solo la mayoría.

Lo que sea que pasa entre nosotros, sé que Martina no lo aprobaría, e intento hacer lo correcto por mi relación con ella. Aún así, siendo que no puedo realmente definir dónde están dibujadas las líneas entre lo inapropiado y lo apropiado, se me hace difícil permanecer en el lado correcto, a veces.

Como ahora.

Estoy mirando mi teléfono, a punto de escribirle, y se está inclinando detrás de mí, las dos manos masajeando la tensión de mis hombros. Con todo lo que estuvimos escribiendo y el hecho de que ahora me siento en el suelo en lugar de la cama, he tenido algunos problemas con mi espalda. Se volvió natural para ella frotarla cuando sabe que duele.

¿La dejaré hacerlo cuando Martina esté en la habitación? Infiernos, no. ¿La detengo? No. ¿Debería? Absolutamente.

Sé sin lugar a dudas que no quiero engañar a Martina. Nunca fui esa clase de chico, y nunca quiero serlo. El problema es que no pienso en Martina cuando estoy con Lali. Los momentos con Lali son sólo con Lali, y nada más cruza por mi mente. Pero los momentos que paso con Martina, los paso con Martina. Y no pienso en Lali.

Es como si los momentos con Martina y los momentos con Lali ocurrieran en dos planetas distintos. Planetas que no se intersectan, y en zonas horarias que no se sobreponen.

Hasta mañana, de todos modos.

Hemos pasado tiempo juntos antes, pero no desde que fui honesto conmigo mismo sobre cómo me siento por Lali. Y aunque nunca querría que Martina supiera que desarrollé sentimientos por alguien más, me preocupa que sea capaz de darse cuenta.

Me digo que, con el esfuerzo suficiente, puedo aprender a controlar mis sentimientos. Pero entonces Lali hará o dirá algo, o me mirará, y literalmente podré sentir cómo la parte de mi corazón que le pertenece se completa. Tanto como quiero que se vacíe, me preocupa que los sentimientos sean algo en nuestras vidas que absolutamente no podamos controlar.

10 comentarios:

  1. Histeriqueo va histeriqueo viene van a terminar ya sabemos como.. mas

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  2. Sube otro por favor.

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  3. Jaja pobre nico.. más

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  4. otroooooo
    @x_ferreyra07

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  5. Espero otro cap!
    Flor..

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  6. massssssssssssssssssssssssssss
    esta buenisimo

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  7. Ahhh estos dos me dan ganas de ir y encerrarlos ju tos hasta que no se besen y se digan te amo!!!
    Peter es un histérico mal!
    Porque "ama a Martina" pero "su atracción por Lali es muy fuerte"
    Hsbsjsjsksks la única que sufre es Lali eso no me gusta!!
    OK Peter se siente culpable y todo pero esta con Martina y Lali sufre!!
    Le dice algo o hace algo mal y Lali sufre!
    Que pasará en es fiesta?

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