sábado, 28 de junio de 2014

Capitulo 17

Capitulo 17


Pues esta es la verdad chicas aquí se descubre que tiene Martina. La dejo aquí?¿Le seguimos?
                                                                                                                                               _


Lali

Observo mientras cierra la puerta tras de sí. Estoy agarrándome el pecho con la mano, aterrada de leer lo que escribió.

Vi la mirada en sus ojos.

Vi dolor, pesar, miedo… amor.

Mantengo la mano fuertemente aferrada a mi pecho sin leerla. Me niego a aceptar que cualquiera de las palabras que están escritas en mi palma, destruirán la poca esperanza que tenía en nuestro quizás algún día.

Mi cuerpo se estremece, y mis ojos se abren.

No sé lo que me despertó, pero estaba en medio de un profundo sueño. Está oscuro. Me siento en la cama y presiono mi frente con la mano, haciendo una mueca de dolor. Ya no siento nauseas, pero nunca en mi vida he estado tan sedienta. Necesito agua.

Me levanto y estiro los brazos sobre mi cabeza, entonces miro el despertador: 2:45 A.M.

Gracias a Dios. Todavía tengo tres días más de sueño para recuperarme de esta resaca.

Voy caminando hacia el baño de Peter cuando un sentimiento desconocido me embarga. Me detengo antes de llegar a la puerta. No estoy segura de por qué me detengo, pero de pronto me siento fuera de lugar.

Se siente extraño, caminar hacia este baño justo ahora. No como si estuviera caminando hacia mi baño. No como si me perteneciera del todo, a diferencia de cómo se sentía en mi último apartamento. Ese baño se sentía como mi baño. Como si me perteneciera. Ese apartamento se sentía como mi apartamento. Todo el mobiliario en él se sentía como mi mobiliario.

Nada en este lugar se siente como yo. Aparte de las pertenencias que contenía en las dos maletas que traje conmigo la primera noche, nada más aquí se siente siquiera remotamente mío.

¿La cómoda? Prestada.

¿La cama? Prestada.

¿La televisión de los jueves por la noche? Prestada.

La cocina, la sala de estar, todo el dormitorio. Todo pertenecía a otra persona. Me siento como si estuviera pidiendo prestada esta vida hasta que encuentre una mejor por mi cuenta. Me he sentido como si estuviera pidiendo prestado todo desde el día en que me mudé aquí.

Demonios, incluso estoy pidiendo amigos prestados. Peter no es mío. Nunca será mío. Por mucho que me duela aceptarlo, estoy tan harta de esta constante batalla en curso con mi corazón. No puedo soportarlo más. No me merezco este tipo de auto-tortura.

De hecho, creo que necesito mudarme.

Sí.

Mudarme es lo único que puedo hacer para empezar la curación, porque ya no puedo estar alrededor de Peter. No con lo que su presencia me hace.

¿Escuchas eso, corazón? Ahora estamos a mano.

Sonrío ante la constatación de que finalmente estoy a punto de experimentar la vida por mi cuenta. Estoy consumida con un sentido de logro. Abro la puerta del baño y enciendo la luz… entonces, inmediatamente caigo de rodillas.

Oh, Dios.

Oh, no.

¡No, no, no, no, no!

La agarro por los hombros y le doy la vuelta, pero su cuerpo entero está lánguido. Sus ojos en blanco, y su rostro pálido.

¡Oh, Dios mío! —¡Peter! —Me arrastro sobre ella y llego a la puerta de su dormitorio. Grito su nombre tan fuerte que mi garganta se siente como si estuviera desgarrándose. Intento girar la manilla varias veces, pero mis manos siguen deslizándose.

Empieza a convulsionar, así que me abalanzo sobre ella y levanto su cabeza, en seguida pongo el oído en su boca para asegurarme que esta respirando. Estoy sollozando, gritando el nombre de él una y otra vez. Sé que no puede escucharme, pero me asusta dejar su cabeza.

—¡Martina! —lloro.

¿Qué estoy haciendo? No sé qué hacer.

Haz algo, Lali.

Le bajo la cabeza con cuidado, hasta el piso, y doy vueltas. Agarro la manilla con más fuerza y me pongo de pie. Abro la puerta de su habitación de golpe y me apresuro hasta la cama, entonces salto en ella y trepo hasta donde él está acostado.

—¡Peter! —grito, sacudiendo su hombro. Levanta un codo en defensa mientras rueda, luego lo baja cuando me ve sobre él.

—¡Martina! —grito histéricamente, apuntando el baño. Sus ojos se dirigen al lugar vacío en su cama, y su enfoque se dispara a la puerta abierta del cuarto de baño. Sale de la cama y está de rodillas en el suelo del baño en segundos. Antes de siquiera regresar al baño, él tiene la cabeza de ella apoyada en sus brazos, y la tira a su regazo.

Gira la cabeza para mirarme y hace señas a algo. Sacudo la cabeza cuando las lágrimas continúan fluyendo por mis mejillas. No tengo idea de lo que está intentando decirme. Hace señas de nuevo y apunta hacia la cama. Miro la cama, entonces lo vuelvo a mirar sin poder hacer nada. Su expresión se vuelve más frustrada con cada segundo

—¡Peter, no sé lo que me estás pidiendo!

Golpea su puño contra el armario del baño debido a la frustración, entonces sostiene la mano en su oído como si sostuviera un teléfono. Necesita su teléfono.

Me apresuro a la cama y lo busco, mis manos volando frenéticamente sobre ella, las sábanas, la mesita de noche. Finalmente lo encuentro bajo su almohada y corro de vuelta a él. Ingresa la contraseña para desbloquearlo, y me lo tiende. Marco el 911, pongo el teléfono en mi oreja, y espero a que suene mientras me dejo caer de rodillas a su lado.

Sus ojos están llenos de miedo mientras continúa sosteniéndola contra su pecho. Está mirándome, nerviosamente esperando a que la llamada conecte. Intermitentemente presiona los labios en su cabello a medida que continúa tratando de conseguir que ella abra los ojos.

Tan pronto como responde el operador, soy bombardeada con una lista de preguntas de las que no sé la respuesta. Le doy la dirección, ya que es lo único que sé, y me empieza a disparar más preguntas que no sé cómo comunicárselas a él.

—¿Es alérgica a algo? —le digo a Peter, repitiendo lo que el operador está preguntando.

Se encoge de hombros y niega, sin entenderme.

—¿Tiene alguna condición preexistente?

Vuelve a negar para decirme que no tiene idea de lo que le pregunto.

—¿Es diabética?

Le hago las preguntas a Peter una y otra vez, pero no puede entenderme. El operador me dispara las preguntas a mí, y yo se las disparo a Peter, y ambos estamos demasiado frenéticos para que él siquiera lea mis labios. Estoy llorando. Ambos aterrados. Ambos frustrados con el hecho de que no podemos comunicarnos.

—¿Ella está llevando un brazalete médico? —pregunta el operador.
Le levanto ambas muñecas. —No, no tiene nada.

Elevo la mirada al techo y cierro los ojos, sabiendo que no estoy ayudando en ni una maldita cosa.

—¡Nico! —grito.

Me pongo de pies y salgo del baño, haciendo mi camino al dormitorio de Nico. Abro la puerta. —¡Nico! —Corro a su cama y lo sacudo mientras sostengo el teléfono en mi mano—. ¡Nico! ¡Necesitamos tu ayuda! ¡Es Martina!

Sus ojos están amplios y se despoja de las cobijas, entrando en acción. Empujo el teléfono hacia él. —Es el 911, ¡y no puedo entender nada de lo que Peter trata de decirme!

Agarra el teléfono y se lo pone a la oreja. —Ella tiene DRFQ —grita a toda prisa en el teléfono—. Segunda etapa de FQ.

¿DRFQ?

Lo sigo al baño y observo cuando le hace señas a Peter mientras sostiene el teléfono en la palma de su mano, lejos de su oreja. Peter vuelve hacer señas de algo, y Nico corre a la cocina. Abre la nevera, alcanza la parte posterior del segundo estante, y saca una bolsa. Corre con ella al baño y se pone de rodillas al lado de Peter. Deja caer el teléfono en el suelo y lo aparta con la rodilla.

—¡Nico, ella tiene preguntas! —grito, confundida de por qué tiró el teléfono a un lado.

—Sabemos qué hacer hasta que ellos lleguen aquí, La —dice. Saca una jeringa de la bolsa y se la tiende a Peter. Él le saca la tapa, y a continuación inyecta a Martina en el estómago.

—¿Es diabética? —Pregunto, viendo con impotencia como Nico y Peter conversan en silencio. Soy ignorada, pero no espero nada diferente. Ellos están en lo que parece territorio familiar para ambos, y estoy demasiado confundida para seguir mirando. Me doy la vuelta y me inclino contra la pared, entonces cierro los ojos con fuerza en un intento de calmarme. Unos momentos de silencio pasan, y luego están golpeando la puerta.

Nico corre hacia la puerta antes de que siquiera pueda reaccionar. Deja entrar a los paramédicos, y salgo del camino, viendo como todo el mundo en la habitación a mi alrededor parece saber qué demonios está pasando.

Continúo fuera del camino de todo el mundo hasta que mis pantorrillas encuentran el sofá, y caigo en él.

Ellos levantan a Martina en la camilla y empiezan a empujarla hacia la puerta principal. Peter camina rápidamente tras de ellos. Nico va al dormitorio de Peter y le arroja un par de zapatos. Se los pone, entonces hace señas de algo más a Nico y se desliza por la puerta detrás de la camilla.

Observo cuando Nico se apresura a su cuarto. Vuelve a salir con una camisa, zapatos y su gorra de béisbol en mano. Agarra sus llaves de la barra y se dirige de nuevo al cuarto de Peter. Vuelve a salir con un bolso con cosas de Peter y se va hacia la puerta principal.

—¡Espera! —grito. Nico se gira para mirarme—. Su teléfono. Él necesitará su teléfono. —Me apresuro al baño, agarro el teléfono de Peter del suelo, y se lo llevo a Nico.

—Voy contigo —digo, deslizando mi pie en los zapatos que están en la puerta.
—No, no lo harás.

Lo miro, un poco sorprendida ante la dureza de su voz cuando me deslizo en el otro zapato. Empieza a cerrarme la puerta, y golpeo una palma en ella.

—¡Voy contigo! —digo de nuevo, más determinada esta vez.

Se gira y me mira con ojos endurecidos. —Él no te necesita ahí, Lali.

No tengo ni idea de lo que quiere decir con eso, pero su tono de voz me molesta. Empujo contra su pecho y camino al otro lado con él. —Voy a ir —digo con firmeza.

Bajo las escaleras justo cuando la ambulancia empieza a alejarse. Peter está de pie con las manos entrelazadas detrás de su cabeza, viendo cómo se va. Nico llega a la parte baja de las escaleras, y tan pronto como lo ve, ambos se apresuran al coche de Peter. Los sigo.

Nico se sube en el asiento del conductor, Peter en el asiento del copiloto. Abro la puerta del asiento trasero y la cierro tras de mí.

Nico sale del estacionamiento y acelera hasta que alcanzamos la ambulancia.
Peter está aterrado. Puedo verlo en la forma que sus brazos están envueltos a su alrededor y en cómo sacude la rodilla, jugueteando con la manga de su camisa, masticando la comisura de su labio inferior.

Todavía no tengo idea de lo que está mal con Martina, y me asusta que no pueda estar bien. Aun siento como si no fuera de mi incumbencia, y definitivamente no estoy a punto de preguntarle a Nico qué es lo que pasa.

El nerviosismo que desborda Peter hace que mi corazón duela por él. Me muevo al borde del asiento trasero e inclino el cuerpo hacia delante, poniendo una mano reconfortante en su hombro. Él levanta su mano a la mía y la agarra, entonces la aprieta con fuerza.

Quiero ayudarlo, pero no puedo. No sé cómo. En todo en lo que puedo pensar es en cuán completamente incompetente me siento, lo mucho que está herido, y cuánto me asusta el hecho de que él podría perder a Martina, ya que es tan dolorosamente obvio cómo eso lo mataría.

Lleva su otra mano a la mía, la que todavía agarra su hombro. Aprieta ambas manos, y siento que una lágrima cae en mi piel.

Cierro los ojos, presiono mi frente contra el respaldo de su asiento y lloro.
Estamos en la sala de espera.

Bueno, Nico y yo estamos en la sala de espera. Peter ha estado con Martina desde que llegamos, hace una hora, y Nico no me ha hablado ni una sola palabra.

Es por eso que no hablo con él. Obviamente tiene un problema, y realmente no estoy de humor para defenderme, porque no le he hecho absolutamente nada a Nico que debería siquiera requerir defensa.

Me encorvo en la silla y abro el motor de búsqueda en mi teléfono, curiosa de saber lo que Nico le dijo al operador del 911.

Escribo DRFQ en el cuadro de búsqueda y presiono entrar. Mis ojos van al primer resultado: Manejo de Diabetes relacionada a fibrosis quística.

Hago clic en el enlace, y explica los diferentes tipos de diabetes pero no explica mucho más. He escuchado de la fibrosis quística pero no sé lo suficiente de ella para saber cómo afecta a Martina. Hago clic en el enlace de la izquierda de la página que dice: ¿Qué es la fibrosis quística? Mi corazón empieza a latir con fuerza y mis lágrimas fluyen a medida que ingiero las mismas palabras que sobresalen en cada página, sin importar cuántas vea.

Desorden genético de los pulmones.

Potencialmente mortal.

Esperanza de vida acortada.

Sin cura conocida.

Esperanza de vida: mediados de los treinta y más.

No puedo leer más a través de todas las lágrimas que estoy llorando por Martina. Por Peter.

Cierro el navegador de mi teléfono, y mis ojos van a mi mano. Observo las palabras, sin leer, escritas por Peter en mi palma.

Necesito que te mudes.


Peter

Tanto Nico como Lali se ponen de pie rápidamente cuando doy vuelta a la esquina de la sala de espera.

—¿Cómo está? —pregunta en señas Nico.

—Mejor. Ahora está despierta.

Nico asiente, y Lali mira de ida y vuelta entre nosotros.

—El doctor dice que el alcohol y la deshidratación probablemente le causaron… —dejo de hacer señas, ya que los labios de Nico están presionados en una firme línea mientras observa mi explicación.

—Verbalízalo para ella —hago señas, señalando con la cabeza a Lali.

Nico se gira y mira a Lali, enseguida vuelve a centrar su atención en mí.

—Esto no le concierne —hace señas en silencio.

¿Cuál demonios es su problema?

—Está preocupada por Martina, Nico. Le concierne. Ahora, verbaliza lo que estoy diciendo para ella.

Nico sacude la cabeza. —No está aquí por Martina, Peter. No le importa cómo está Martina. Sólo está preocupada por ti.

Entierro mi ira. Lentamente doy un paso hacia delante y me pongo de pie directamente frente a él. —Verbalízalo para ella. Ahora.

Nico suspira, pero no se gira hacia Lali. Me mira directamente mientras hace señas y verbaliza para nosotros. —Peter dice que Martina está bien. Está despierta.

El cuerpo entero de Lali se relaja. Sus manos van a la parte trasera de su cabeza y el alivio la embarga. Le dice algo, y él cierra los ojos, respira rápido, entonces los abre.

—Lali quiere saber si alguno de ustedes necesita algo. Del departamento.
Miro a Lali y sacudo la cabeza. —Ellos la monitorearán toda la noche para controlar su azúcar en sangre. Vendré mañana si necesitamos algo. Me quedo unos días en su casa.

Nico verbaliza de nuevo, y Lali asiente.
—Ustedes dos vuelvan y descansen un poco.

Nico asiente. Lali da un paso adelante y me da un fuerte abrazo, entonces se aleja.

Nico empieza a girar hacia la salida, pero le agarro el brazo y hago que me mire de nuevo. —No sé por qué estás molesto con ella, Nico, pero por favor no seas un idiota. Ya lo fui suficiente.

Asiente, y se dan la vuelta para irse. Lali mira sobre su hombro y sonríe con una sonrisa dolorosa. Me doy la vuelta y regreso a la habitación de Martina.

La cabecera de su cama está ligeramente elevada ahora, y me mira. Hay una intravenosa que gotea en su brazo, reponiendo sus fluidos. Su cabeza rueda con lentitud a través de la almohada a medida que sus ojos me siguen por el cuarto.

—Lo siento —dice con señas.

Niego, ni siquiera remotamente queriendo o necesitando cualquier tipo de disculpas de ella. —Detente. No te sientas mal. Como siempre dices, eres joven. Los jóvenes hacen cosas locas como emborracharse y tener resacas y vomitar durante doce horas seguidas.

Se ríe. —Sí, pero como siempre dices, probablemente no jóvenes con condiciones que amenazan la vida.

Sonrío cuando llego a su cama, entonces deslizo una silla cerca de ella y tomo asiento. —Voy a volver a San Antonio contigo. Me quedaré unos días hasta que me sienta mejor por dejarte sola.

Suspira y gira la cabeza, mirando directamente el techo. —Estoy bien. Fue solo un problema de insulina. —Se vuelve hacia mí—. No puedes cuidarme como a un bebé cada vez que esto sucede, Peter.

Mi mandíbula se aprieta ante “cuidarme como un a bebé”. —No estoy cuidándote como a un bebé, Martina. Estoy amándote. Estoy cuidándote. Hay una diferencia.

Cierra los ojos y sacude la cabeza. —Estoy cansada de tener esta misma conversación una y otra vez.

Sí. Yo también.

Me recuesto en la silla y cruzo los brazos sobre mi pecho mientras la miro. Su rechazo a la ayuda ha sido comprensible hasta este punto, pero ya no es una adolescente, y no puedo entender por qué no permitirá que las cosas progresen con nosotros.

Me inclino hacia adelante, tocando su brazo para que me mire y escuche. —Necesitas dejar de ser tan empeñada y determinada a tener tu independencia. Si no te cuidas mejor, estas breves estancias en el hospital serán una cosa del pasado, Martina. Déjame cuidarte. Déjame estar ahí para ti. Constantemente me preocupo de que enfermes. Tu pasantía está causándote mucho estrés, sin mencionar la tesis. Entiendo por qué quieres vivir una vida normal y todas las cosas que otros hacen a nuestra edad, como ir a la universidad y tener una carrera. —Me detengo para pasar las manos a través de mi cabello y centrarme en el punto que quiero marcar—. Si viviéramos juntos, podría hacer mucho más por ti. Las cosas serían más fáciles para los dos. Y cuando cosas como esta sucedan, estaré ahí para ayudarte y, ¡así no convulsionarás sola en el piso del baño hasta morir!

Respira, Peter.

De acuerdo, eso fue duro. Demasiado duro.

Ruedo mi cuello y miro al piso, porque no estoy listo para su respuesta todavía. Cierro los ojos e intento contener mi frustración. —Martina —digo en señas, mirando sus ojos empapados de lágrimas—. Yo… te… amo. Y estoy tan asustado de que uno de estos días, no seré capaz de salir del hospital contigo aún en mis brazos. Y será mi propia culpa por permitirte continuar rechazando mi ayuda.

Su labio inferior tiembla, así que se lo mete en la boca y lo muerde. —En algún momento en los siguientes diez o quince años, Peter, esa será tu realidad. Saldrás del hospital sin mí, porque no importa cuánto quieras ser mi héroe, no puedo ser salvada. No puedes salvarme de esto. Ambos sabemos que eres una de las pocas personas que tengo en este mundo, así que hasta que el día llegue y ya no pueda cuidar absolutamente más de mí, me niego a ser tu carga. ¿Sabes lo que me hace eso? ¿Saber que he puesto tanta presión en ti? No vivo sola simplemente porque me encanta la independencia, Peter. Quiero vivir sola porque…

Lágrimas corren por sus mejillas, y se detiene para limpiarlas. —Quiero vivir sola porque simplemente quiero ser la chica de la que estás enamorado… durante tanto tiempo como podamos prolongarlo. No quiero ser tu carga, tu responsabilidad o tu obligación. La única cosa que quiero es ser el amor de tu vida. Eso es todo. Por favor, sólo deja que sea suficiente por ahora. Deja que sea suficiente hasta que llegue el momento en que realmente tengas que ir al fin del mundo por mí.

Un sollozo estremece mi pecho. Llego hacia ella y presiono mis labios en los suyos. Agarro su rostro desesperadamente entre mis manos y levanto mi pierna hacia la cama. Envuelve sus brazos a mi alrededor mientras pongo el resto de mi cuerpo sobre ella y hago lo que sea que pueda para protegerla de la injusticia de este malvado y maldito mundo.

12 comentarios:

  1. Oh pobre.. si seguiii xfi

    ResponderEliminar
  2. Si seguila genia.. una piña para nico marcha!

    ResponderEliminar
  3. Pobre Martina me cae bien, pero quiero laliter. Más :)

    ResponderEliminar
  4. perdon pero yo soy laliter cienporciento asique lo tengo que decir: odio a martina jajjajjajaja
    pero en esta novela, tomo un lugar importante
    fuera martina fuera!! jjajaj
    seguila

    ResponderEliminar
  5. mierda yo que ya estaba pensando que Martina lo cagaba a Peter ajjaja
    masssssssss
    @x_ferreyra07

    ResponderEliminar
  6. Ahhhhhhhhhhh la PUTA MADRE!!!!
    Okok es la 1vez que digo esto pero la historia lo amerita Pobre Martina !!!!
    Como es que Peter sabiendo lo que tiene y todo puede ilusionar a Lali!!!!? NO LO ENTIENDO!!!
    que carajos me pasa a Nico con Lali!???
    Ella no tiene la culpa de nada!!!!
    Ahhh se va ir Lali del departamento !!!
    QUE SE VAYA Y TRATE DE SER FELIZ!!!!
    Porque ahí con Peter aunque me duela aceptarlo solo sufre mucho!!!!!!

    ResponderEliminar
  7. Una vez más ,lo mismo k Angie.
    Además,me parece muy injusto k Martina quiera tener a Peter d esa manera ,cuando él si quiere estar todo el tiempo con ella.

    ResponderEliminar