jueves, 5 de junio de 2014

Capitulo 2

Capitulo 2


Perdón por no subir ayer, hoy subiré todos los que pueda. Gracias por comentar y seguir leyendo.
                                                                                                                                           

Suerte que estoy enamorada

Enero

Pablo y yo nos habíamos acomodado en una estable y excitante relación. En una manera relativa, no mucho había cambiado entre nosotros. Éramos los mismos de siempre, sólo que nos sosteníamos la mano en la escuela y nos besábamos en el pasillo, en su coche, en el sofá viendo películas. Nuestros padres ciertamente nos dieron “la charla” sobre ser seguros, lo que fue más allá de mortificante. Ellos no me dieron la oportunidad de decirles que no habíamos pasado de besos, o que el sexo ni siquiera estaba en nuestro horizonte, todavía.

Al menos no por mi parte. Pablo parecía tomar sus señales de mí, y estaba contenta de dejar que las cosas siguieran como estaban. Me gustaba besar a Pablo. Me gustaba estar con él en el sofá. Quizás era un poco que no quería que nuestra relación pasara de la amistad a las citas, simplemente porque no quería que cambiara algo que disfrutaba.

En realidad, en mi interior, estaba asustada. Quizás me había traumatizado con los programas y las películas que vi con Becca y con Jill y que tenían sexo en ellas. Estaba temerosa que la realidad no superar a las expectativas. Me refiero a que sabía, en mi cabeza, lógicamente, que la televisión y las películas no describen las cosas con un grado de precisión de la realidad. Incluso la manera en que los personajes se besan no era como los besos de la vida real. Aunque, no podía explicar la diferencia, ni siquiera yo.

Aunque no podía decirle nada de esto a Pablo. No estaba segura de que él lo entendiera, y sabía que sonaba tonto. Sonaba tonto incluso para mí. Pero simplemente no podía sacudirme mis temores. Conocía los hechos. Sabía que la primera vez de una chica nunca era tan genial, y que dolía. Tenía muchas amigas en la escuela que ya habían tenido sexo y tenía detalles. Becca, por ejemplo. Lo de ella y Jason resultó ser lo que yo esperaba. Ellos habían estado saliendo desde entonces, y Becca había llegado tarde una noche, ruborizada, emocionada, brillante y luchando contra las lágrimas.

Me senté con ella en mi cama y le subí el volumen a la televisión para que los sonidos de Teen Mom amortiguaran nuestra conversación. Esperé, jugando con los dibujos de los pantalones de mis pijamas, sabiendo que Becca me diría lo que tenía en mente cuando ella reuniera las palabras correctas. Becca era así: nunca hablaba hasta que pensara lo que iba a decir. Ella luchaba con los tartamudeos desde niña, y como resultado de la terapia del habla, aprendió a planear cada palabra, cada oración antes de que hablara. Y de alguna manera sonaba como si leyera un guion, y algunas veces, no todos entendían eso de ella.

Yo lo hacía, porque, la conocía desde que pasó la “Terapia de Habla”. Aprendí a escuchar sobre el tartamudeo de las palabras que ella quería decir, y aprendí a no apurarla. Incluso después de la TH, no podías apurar a Becca. Ella decía lo que tenía que decir cuando estuviera lista y no antes.

—D…dormí con Jason —dijo ella. Y sí, algunas veces ella tartamudea cuando tiene momentos de emoción extrema.

Levanté mi cabeza, el cabello se movía a través de mis ojos abiertos-por-el-shock. Becca estaba medio-sonriendo, los rizos negros oscurecían una parte de su rostro. Podía verla ruborizada, lo que era difícil porque era medio-italiana y medio-libanesa, así que tenía piel oscura que no se ruborizaba muy seguido.

—¿Tú qué? ¿En serio? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo fue?

Becca torció un rizo con su dedo y tiró de un mechón de cabello, una señal de que estaba agitada.

—Era todo lo que escuché, Lali. Asombroso, torpe, intenso y algo doloroso al principio. Me refiero, es como un piquete, no es malo o algo así, y después es… es increíble. Jason fue muy cuidadoso y muy gentil. También era su primera vez. Él fue muy dulce. Aunque, no duró mucho. No es como en True Blood, eso es seguro. Aunque es suficientemente bueno.

—¿Sangraste?

Ella asintió.

—Sí, un poquito. Les dijimos a nuestros padres que íbamos a la Travesía de los Grandes Lagos a comprar, pero en realidad fuimos a un hotel. Pero no fue como si saliera un torrente o algo así. —Ella me sonrió—. La segunda vez fue incluso mejor, y menos torpe.

Fruncí el ceño.

—¿Qué era torpe?

—¿Recuerdas cuando besaste por primera vez? Me refiero a realmente besar. Como, hacerlo. ¿Recuerdas como era completamente natural, como cuando sabes lo que estás haciendo de alguna manera, pero que aun así debes averiguar cómo hacerlo bien? ¿Dónde iban tus manos, y todo eso? Bueno, es algo así. —Ella miró por la ventana a las ramas del roble, viendo cómo se mecían con el viento del invierno, y podía decir que su mente estaba de regreso en la habitación del hotel con Jason.

Me senté con ella en silencio, mirando a Jenelle pelear con su madre en la televisión.

—¿Te sientes diferente? —pregunté finalmente.


Ella asintió.
—Sí. Un montón. Como que es difícil de explicar, la manera en que miras las cosas de manera diferente. Físicamente no me siento diferente. Un poco adolorida ahí abajo, pero eso es todo. Dentro de mi cabeza, me siento más vieja. Más sabia. Aunque, realmente, no es así. No lo sé. Esta es la parte más difícil de explicar. Supongo que finalmente entiendo el gran trato que es.

—¿Te sentías lista?

Ella no respondió enseguida.

—Supongo. No lo sé. Me refiero a que, realmente quería. Realmente lo hice. Hablamos de ello por semanas, planeamos cuándo y dónde. Primero fuimos a cenar y fue romántico. Pero estaba asustada. Jason también lo estaba, pero supongo que no tanto como yo.

Me encontré con sus ojos y miré la duda.

—¿Te presionó, Becca?

Ella miró al otro lado y luego de nuevo a mí.

—¿Un poco? No lo hubiera hecho si yo no quería. Sólo que quizás hubiera esperado un poco más, si hubiera sido mi decisión.

No estaba segura de cómo responder a eso.

—Estabas… a salvo, ¿verdad?

Ella asintió vigorosamente.

—Mi prima María tiene veintitrés, y ella me llevó a una clínica para obtener el control de natalidad. Y usamos un… un… ya sabes. Protección.

—¿Tu prima también me llevaría?

Becca se encontró con mis ojos.

—Le puedo preguntar, si estás segura. Pero espera hasta que realmente estés segura de que estás lista.
Ella tomó un par de respiraciones hondas, entonces sus hombros  se sacudieron, y la jalé a un abrazo.

—¿Estás bien?

Ella se encogió de hombros, sacudió su cabeza, pero dijo:

—Sí, supongo. Estoy abrumada. Me refiero a que, no puedo creer que lo haya hecho. —Ella se alejó y se encontró con mis ojos—. Ya no soy virgen, Lali. Ahora, soy una mujer. —Ella se rió, y el sonido sonó a un sollozo.

—No estabas lista, ¿verdad? —murmuré.

Ella colapsó en mí.

—N… no. Pero lo amo, Lali. Lo hago. —Tomó un largo respiro, y se recompuso, sentándose y limpiando su rostro—. Lo amo y no quería decepcionarlo. Y… y sabía que no podíamos rodear la línea en la que estábamos, ¿sabes?

—¿A qué te refieres?

—Oh, vamos, Lali. Sabes de lo que estoy hablando. Lo sabes, y se pone más y más intenso. Y finalmente, sabes a dónde va, y tienes que detenerte antes de que vaya ahí accidentalmente. Como dije, realmente quería hacerlo. Por favor, no pienses que Jason estaba presionándome. No era así, y no era como si yo no quería, porque sí quería. Solo… no sé cómo explicarlo.

—Creo que entiendo —dije—. Salir con Pablo está empezando a alcanzar el punto de tener que detenernos antes de llegar demasiado lejos.

Ella tomó mis manos en las suyas.

—Bueno, sólo haz lo que nosotros hicimos. Habla sobre ello. Si va a pasar de todas maneras, salimos con que era mejor planearlo, y hacer que pasara en nuestros términos, ¿sabes?

Asentí, pero tuve que alejar la tormenta mareadora de pensamientos que pasaban rápidamente por mi cabeza por la conversación. Becca se quedó por un rato más, terminó de ver Teen Mom, lo cual de repente tuvo todo un nuevo significado, y luego se fue a casa.

Me tomó mucho tiempo dormirme después de que Becca se fue. Todo lo que podía pensar era cómo tenía que alejarme de Pablo esa tarde, cómo me sentía ahogada en él, perdiéndome en los besos. Qué fácil sería sólo dejarse ir y dejarme llevar. Aunque, no quería tener ninguna duda.

No quería aparecer después en casa de Becca y llorar porque no había estado cien por ciento segura de tener sexo con Pablo.

Aunque, una voz murmuró profundo en mi mente, y me preguntó si yo estaría completamente lista alguna vez, si era posible estar cien por ciento lista para algo así.

                                                                                         * * *

Dos semanas después, un viernes en la noche, muy tarde, estaba sentada en el asiento de pasajero del Camaro de Pablo, mientras conducíamos a través de una gruesa sábana de nieve amontonada.
Nuestra canción favorita, nuestra canción, sonaba en la radio: “Lucky” de Jazon Mraz, y yo cantaba sola. Pablo estaba frunciendo el ceño concentrado, las luces altas estaban encendidas y apenas era capaz de perforar la nieve que caía blanca. Él apenas iba a treinta en un camino de terracería cercano a nuestras casas, el cual sabía que él conocía como la palma de su mano.

—La nieve está loca —dijo Pablo—. Ni siquiera puedo ver diez pies por delante de mí, y mis llantas traseras están derrapando.

—Quizás deberíamos parar y ver si se apacigua un poco —sugerí.

—No, estaré bien. De todas maneras no estamos lejos de tu casa. Iremos lentamente.

Rodé mis ojos, sabiendo incluso mientras lo sugería que él no se pararía y esperaría. Entró en una curva y Pablo dejó salir una maldición mientras sus llantas traseras derrapaban. Miré a través de la nieve delante de nosotros y vi la razón del pánico de Pablo: una enorme cierva parada en medio del camino, sus ojos brillaban azules-verdes-plateados con las luces delanteras, se mantuvo quieta y congelada haciéndose más grande con cada segundo que pasaba. Él maldijo de nuevo y derrapó, tratando de mantener el coche bajo control, pero el Camaro derrapó aún más antes de que girara.

—¡Muévete, maldito estúpido ciervo! —gritó Pablo mientras nos acercábamos más al animal.

Aunque Pablo sabía cómo manejar en la nieve, y pisó el freno, giró y pisó el acelerador. El Camaro fue a través de una tercera parte completa de trescientos sesenta, pero era más lento en la mezcla de tierra, grava y nieve. El frente del auto golpeó a la cierva, y el carro se sacudió violentamente con el impacto. Grité y puse las manos en el tablero, pero era incapaz de dejar de ver a la cierva mientras era golpeada, tropezaba y caía en un costado sobre la nieve. Pablo fue capaz de detener el carro, las luces bañaban a la cierva sin moverse en medio del camino, y la nieve era como una cortina blanca a nuestro alrededor. Ambos jadeábamos, las manos de Pablo apretaban el volante y tenía los nudillos blancos.

Tomé un respiro hondo y lo dejé salir, mirando a Pablo. Él se encontró con mis ojos, y ambos rompimos en una risa semi-histérica. Se escuchaba más fuerte que el ruido del motor, y envolví mis manos alrededor de su cuello, temblando ahora que todo había pasado y la adrenalina me golpeó. El cinturón de seguridad cortaba mi pecho, así que lo solté para que pudiera abrazar más fuerte a Pablo. Él movió la palanca de velocidades a P y me acercó aún más. Pasé torpemente a través de la consola así que estaba sobre él, colgándome a su cuello. Él tomó mi rostro en sus manos y me dio un profundo y caliente beso.

Me perdí en él. La adrenalina me atravesaba, dándome fuerza y energía caliente. Apreté mis puños en su cabello en la parte trasera de su cabeza, luego arañé sus hombros. Mis dedos quedaron atrapados en el cuello de su playera y mi palma se metió debajo del algodón para tocar la piel desnuda. Jadeé por el calor en su piel, por la electricidad que atravesaba mi cuerpo al sentir su piel.

Y entonces él me tocó. Oh Dios. Sus dedos se metieron debajo de mi abrigo y debajo de mi blusa y palmeó la piel caliente de mi espalda. Me arqueé bajo su toque, sentí que su lengua salía para probar la mía, y me sentí mareada, consumida, hundiéndome maravillosamente. Traje mis manos alrededor, sintiendo su abdomen y los músculos de su pecho. Él imitó mis movimientos, deslizando sus manos alrededor para trazar mi cintura con sus dedos, y entonces, nuestro beso se rompió, dejando nuestros labios temblorosos, los ojos bien abiertos y con la intensidad brillando entre nosotros. Contuve la respiración mientras él movía sus palmas hacia arriba, mordí mi labio y tomé un respiro profundo cuando sus manos acunaron el encaje de mi sujetador.

Sentí como mis pezones se endurecían debajo de su toque, incluso a través del sujetador, y sin dejar de mirarlo, le di permiso tácito para seguir tocándome. Me moví hacia atrás para que mi peso estuviera en sus rodillas y mi espalda contra el volante. Él dudó con sus manos acunando ambos senos, y podía verlo pensando, queriendo empujar el momento. Él quería tocar la piel desnuda. Yo quería dejarlo. Me gustaban sus manos en mi piel, me gustaba la electricidad de tener sus manos sobre mi piel.

Me estiré y, debajo de mi blusa, removí el tirante de mi sujetador de un hombro y luego del otro. Pablo agarró la parte inferior de las copas, lo bajó y liberó mis pechos. Mi blusa aún estaba entre nosotros, mi abrigo estaba abierto. El calor todavía era explosivo, sobrecalentándonos a ambos. Dejé caer una mano y apagué el calentador, y regresé mi mirada a Pablo. Él me observaba estudiándome, peleando consigo mismo, su deseo contra la razón.

Ya sentía la misma guerra. Quería esto con él. Aquí y ahora, lo deseaba. Nada más importaba. Una voz en mi cabeza me recordó mi conversación con Becca un par de semanas antes. Alejé esa voz. Las manos de Pablo vagaban por mi estómago, mis costados, y regresaron a mis pechos. Ahora que tenía mis pechos libres de las copas, él estaba explorando mis senos con sus palmas y dedos.

Me quité mi abrigo, y entonces, antes de que pudiera pensarlo dos veces, me quité la blusa por encima de mi cabeza. Pablo contuvo la respiración, con una sonrisa mareadora curveando sus labios.

—Dios, estás tan caliente. —Respiró él, mirando mi piel pálida, y los círculos oscuros que eran mis areolas, y los botones rosados de mis pezones.

Mordí mi labio mientras él acunaba mi pecho, frotando mi pezón en círculos con su pulgar, cerré mis ojos y los apreté en un ataque de nervios, sintiéndome de repente expuesta, la vergüenza peleaba contra el deseo.

 Yo quería esto. Me gustaba esto. Estaba bien, ¿verdad? Este era Pablo, mi novio y mi mejor amigo y lo amaba.

Al pensar lo último me invadió el shock, jadeando. ¿Lo amaba? ¿Lo hacía? Mi corazón se hinchaba y dolía cada vez que estaba cerca de él, y el pensamiento de no estar con él me asustaba. Eso era amor, ¿no? Quería estar con él todo el tiempo, cada instante.

—Desearía verte completa ahora mismo —dijo él, acariciando mi pecho.

Un rayo de necesidad me atravesó. Quería que él me viera completa. Pero, ¿aquí? ¿Ahora? ¿Así? Abrí mi boca para hablar, pero él me ganó.

—Aunque, no aquí —dijo, apretando sus ojos cerrados y sus dientes—. Te deseo, Lali. No te voy a mentir.
Él quitó sus manos de mi piel, y casi gemí al perder su toque. Me puse de nuevo mi sujetador, pero no me puse mi blusa. Los ojos de Pablo estaban brillantes y eran intensos.

—Yo también te deseo —dije.

—Pero quiero que esto sea bueno. Quiero que sea especial. —Él parecía luchar consigo mismo.

Sentí como mi corazón se apretaba con sus palabras, y me incliné a besarlo, tomando su rostro en mis manos.

—Y por eso te amo —murmuré sin pensar.

Él se congeló, sus ojos se abrieron, buscando en los míos.

—¿Qué?

Mordí mi labio, preocupada de que fuera demasiado pronto.

—Yo… —Mis ojos se cerraron y luché por encontrar las palabras correctas. Decidí que las tenía—. He dicho, “por eso es que te amo”. Lo hago. Te amo, Pablo.

Sus manos se deslizaron arriba y abajo por mi espalda antes de venir a descansar en mis caderas en un toque familiar, sensual e increíble. De repente amé tener sus manos ahí, quería que las tuviera ahí para siempre. Sus manos en mis caderas sobre la cintura de mis jeans de corte-bajo se sentía perfecto.

—Yo todavía no lo voy a decir —dijo él, luego frunció el ceño—. No quiero que piense que solo lo digo porque tú lo has hecho. Pero lo hago.

El pensamiento cruzó mi mente.

—¿Lo haces?

Él sacudió su cabeza, los pulgares hacían círculos sobre mi pelvis.

—Síp.

Sonreí y me incliné por otro beso.

—Bien. Deberías amarme.

Él se rió contra mis labios.

—Oh, lo hago. —Sus manos vagaron por mis costados, y me arqueé para darle acceso a mi pecho—. Especialmente a éstas. Realmente amo a éstas.

Era mi turno para reírme.

—Oh, ¿en serio? ¿Especialmente éstas? ¿Sólo éstas? ¿Sólo me amas por mis bubis?

—Hummm… —Pretendió considerar, luego deslizó sus manos por mi espalda, y dudó y luego descendió para acunar mi espalda baja—. Y esto. Y también me gusta esto.

Deslicé mis palmas debajo de su playera y apreté sus pezones, provocando una protesta de su parte.

—Inténtalo de nuevo, bribón.

Él se rió y me abrazó, murmurándole a mi cabello.

—Estoy bromeando, Lali. Te amo a ti. Por ser quien eres.

Giré mi rostro para besar su mandíbula.

—Lo sé. Yo también estaba bromeando.

Con la calefacción apagada, el frío se empezó a colar en el auto y sentí la piel de gallina sobre mí. Pablo la sintió también y me dio mi blusa, encendiendo de nuevo la calefacción. Me bajé de su regazo y me puse mi blusa.

—Me pregunto si la cierva estará muerta —dijo Pablo.

Miré sobre el capó a la forma caída en la nieve.

—No se mueve. —Lo miré mientras cerraba mi abrigo—. ¿Deberíamos revisar?

—Yo revisaré —dijo él—. Quédate aquí.

Me quejé.

—¡De ninguna manera! También quiero ver.

Él sacudió su cabeza, sacando una risa enfurruñada. Ambos salimos, caminando lentamente sobre la nieve suave. Los copos de nieve cayeron en mi nariz y en mi cabello, cubriéndome casi instantáneamente con frío polvo blanco. Envolví mis brazos a mí alrededor y me apoyé sobre el costado de Pablo. Él se detuvo a unos pies de distancia de la cierva, y puso su mano en mi hombro para que me quedara, y luego se movió hacia adelante. Un tenso silencio cayó entre nosotros, el motor sonaba detrás, las luces nos bañaban con un halo de luminosidad que rompía la oscura noche de invierno.

Miré mientras Pablo se acercaba cuidadosamente a la cierva. Él extendió el pie para tocar el costado del animal, golpeándolo gentilmente. Nada. Dejé salir una respiración. Pablo se movió hacia adelante un poco más, se agachó, y extendió una mano para tocar el costado de la cierva. Él se giró hacia mí, sorprendido.

—Sigue viva. Sigue respirando.

—¿Qué hacemos? —pregunté—. No podemos simplemente dejarla aquí.

Él levantó sus manos en un gesto de “no lo sé”.

—Quizás esté inconsciente, o de alguna manera está herida… No lo sé, Lali.

En ese momento, los cascos de la cierva se movieron, luego su flanco tembló y dejó salir un respiro. Pablo cayó hacia atrás, maldiciendo asombrado mientras la cierva se movía salvajemente, pudo juntar sus pies y trotó a unos cuantos pies de distancia, parándose para mirarnos con ojos miserables y con orejas que giraban. Pablo estaba sobre su trasero en la nieve, mirando a la cierva mientras ella nos observaba por un largo momento, luego salió para atravesar el camino.

—¡Maldición! —dijo Pablo, parándose y limpiándose—. Eso honestamente espantó la mierda de mí. Creo que me hice un poco de pipí encima.


Me reí tan fuerte que tuve que agarrarme de su brazo para permanecer de pie. Manejamos a casa, con el resto del camino sin incidentes, pero el recuerdo del momento que compartimos en el auto era lo principal en nuestras mentes. No nos besamos por mucho tiempo como normalmente lo hacíamos antes de que llegara a mi camino de entrada. Ahora conocía a la fuerza que podía llevarme, y aún con el calor del momento, sabía que no estaba lista. Y yo no sabía si Pablo lo estaba.

5 comentarios:

  1. Omaaaay desde la sinopsis ah estado super padre me encantaa lo sabes, sube el otro porfis

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  2. aa massssssssssss
    @x_ferretra07

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  3. Como están!!!, y aún tienen dudas

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  4. Ahhhh más !!
    Y como estaban ellos que se olvidaron de la cierva ! Jajajajajja
    La plática con su amiga fue tan dnjsjs !
    Baja me imagine a Janelle peliando con su mama jajaja
    Ahhh todo bien con Lali y Pablo muy linda historia y todo Pero ya quiero que aparezca Peter !

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