jueves, 19 de junio de 2014

Capitulo 4

Capitulo 4


Si si es verdad, este capitulo me encanta yo no lo podia creer, nunca me lo imagine. Me encantan sus cometarios es enserio, gracias por seguir leyendo.
                                                                                                                      

Lali

Debo estar en estado de shock. ¿Cómo demonios resultó el día de esta manera? ¿Cómo una chica pasa de tener una mejor amiga, un novio, una cartera y un techo sobre su cabeza a estar con el corazón roto y desnuda, de pie congelada en una ducha extraña, mirando a la pared durante media hora seguida? Juro por Dios, si esta es alguna gran broma de cumpleaños elaborada a mis expensas, no le voy hablar nunca a nadie. Nunca más.

Jamás.

Sin embargo, sé que no es una broma. Una broma es sólo hacerme ilusiones.
Supe en el momento en que entré por la puerta principal y me dirigí directamente hacia Benjamin que todo lo que Peter había dicho era verdad. Evidentemente le pregunté a Benjamin si se acostaba con Rochi, y la mirada en los rostros de ambos habría sido cómica si no hubieran aplastado mi corazón completamente y agotado mi confianza de un solo golpe. Quería hundirme en el suelo y llorar cuando no lo pudieron negar. En su lugar, caminé calmadamente hacia mi habitación y comencé a empacar mis cosas.

Rochi entró en la habitación, llorando. Intentó decirme que no significaba nada, que el sexo siempre había sido una cosa casual entre ellos, incluso antes de que me conocieran. Escucharla decir que no significaba nada para ellos dolía más que cualquier otra cosa. Si significara algo para alguno de ellos, al menos podría entender remotamente su traición. Pero el hecho de que afirmara que no significaba nada, y sin embargo aun así sucedía, me dolía más que cualquier otra cosa que posiblemente pudiera haber dicho en ese momento. Estoy bastante segura de que fue entonces cuando le di el puñetazo.

No facilita las cosas que perdí mi trabajo minutos después de que Peter me dijera lo de Benjamin y Rochi. Creo que está mal visto en la mayoría de las bibliotecas que los estudiantes trabajadores comiencen a llorar y a lanzar libros contra la pared a mitad de su turno. Pero no pude evitar el hecho de que resultó que almacenaba la sección de romanticismo en el momento en el que descubrí que mi novio desde hace dos años se acostaba con mi compañera de cuarto. Las tontas y románticas cubiertas que había en el carro delante de mí me hicieron enojar.

Cierro el agua de la ducha de Peter y salgo, luego me visto.

Me siento mejor físicamente después de que finalmente me pongo ropa seca, pero mi corazón se vuelve cada vez más pesado con cada minuto que pasa.
Cuanto más tiempo pasa, más comienzo a asimilar mi realidad. En el transcurso de sólo dos horas, he perdido los dos últimos años de mi vida completamente.

Eso es mucho tiempo para invertir en dos personas que se suponía que eran las personas de más confianza en mi vida. No estoy segura de sí habría terminado casándome con Benjamin o si él habría sido el padre de mis futuros hijos, pero duele saber que confié en él lo suficiente como para posiblemente llenar esos roles, y él terminó siendo lo opuesto de lo que creí que era.

Creo que el hecho de que lo estimé erróneamente me molesta más que el hecho de que me engañó. Si ni siquiera puedo conocer con precisión a las personas más cercanas a mí, entonces no puedo confiar en nadie. Jamás. Los odio por quitarme eso. Ahora, no importa quien entre en mi vida después de esto, siempre seré escéptica.

Camino de regreso a la sala de estar, y todas las luces están apagadas excepto por una lámpara que hay al lado del sofá. Miro hacia mi teléfono, y son apenas un poco después de las nueve. Muchos mensajes de texto entraron mientras estuve en la ducha, así que tomo asiento en el sofá y los reviso.

Benjamin: Por favor, llámame. Tenemos que hablar.

Rochi: No estoy molesta contigo por golpearme. Por favor, llámame.

Benjamin: Estoy preocupado por ti. ¿Dónde estás?

Peter: Lo siento por no habértelo dicho antes. ¿Estás bien?

Benjamin: Te llevaré tu cartera. Sólo dime dónde estás.

Dejo caer el teléfono sobre la mesa de centro y me hundo de nuevo en el sofá. No tengo ni idea de lo que voy hacer. Por supuesto, no quiero volver a hablar con ninguno de ellos, ¿pero dónde me deja eso? No puedo pagarme mi propio apartamento en estos momentos, ya que la ayuda financiera no llega hasta dentro de un mes. No tengo suficiente dinero guardado para hacer un depósito y además activar todos los servicios públicos hasta entonces. La mayoría de los amigos que he hecho desde que voy a la universidad, todavía viven en los dormitorios, así que quedarme con ellos está fuera de cuestión.

Básicamente me quedan dos opciones: llamar a mis padres o entrar en algún tipo de relación plural y extraña, con Benjamin y Rochi con el fin de ahorrar dinero.


No estoy dispuesta a considerar ninguna de estas opciones esta noche. Simplemente agradezco que Peter me permitiera quedarme en su casa. Al menos me estoy ahorrando el dinero de una habitación de hotel. No tengo ni idea de a dónde iré cuando me despierte en la mañana, pero para eso todavía faltan unas buenas doce horas. Hasta entonces, sólo continuaré odiando al universo entero mientras siento lástima de mí misma.

¿Y qué mejor manera de sentir lástima de mí que mientras me emborracho?

Necesito alcohol. Desesperadamente.

Camino hacia la cocina y comienzo a buscar en los armarios. Escucho la puerta de la habitación de Peter abrirse. Miro por encima de mi hombro hacia él mientras sale de su habitación.

Su cabello es definitivamente castaño claro. Toma eso, Rochi.

Tiene puesta una camiseta descolorida y unos pantalones vaqueros, y está descalzo, mirándome inquisitivamente mientras camina hacia la cocina. Me siento un poquito avergonzada por ser atrapada hurgando por sus armarios, así que me alejo antes de que me vea sonrojarme.

—Necesito un trago —le digo—. ¿Tienes algo de alcohol?

Está mirando a su teléfono, mandando mensajes de nuevo. O no puede hacer dos cosas a la vez, o está molesto porque tuve una mala actitud con él hoy.

—Lo siento si fui una perra contigo, Peter, pero tienes que admitir que mi respuesta fue un poco justificada teniendo en cuenta el día que he tenido.

Casualmente desliza su teléfono en su bolsillo y me mira desde el otro lado de la barra, pero elige no responder a mi disculpa medio tonta. Frunce los labios y alza una ceja.

Me gustaría devolver esa ceja arrogante a donde pertenece de un golpe. ¿Cuál es su problema? Lo peor que le hice fue sacarle el dedo medio.

Ruedo los ojos y cierro el último armario, luego camino de regreso al sofá. Está siendo un idiota, considerando mi situación. Por el poco tiempo que lo he conocido, tenía la impresión de que en realidad era un chico agradable, pero casi preferiría regresar a mi propio apartamento con Rochi y Benja.

Recojo mi teléfono, esperando otro mensaje de Benjamin, pero es de Peter.

Peter: Si no me vas a mirar mientras hablas, es posible que quieras seguir mandando mensajes.  
  
Leo el mensaje varias veces, tratando de darle sentido, pero no importa cuántas veces lo lea, no lo entiendo. Comienza a preocuparme que tal vez sea un poco raro y necesite irme. Lo miro, y me está observando. Puede ver la confusión en mi rostro, pero todavía no se explica. En cambio, continúa mandando mensajes. Cuando mi teléfono recibe otro mensaje, miro la pantalla.

Peter: Soy sordo, Lali.

¿Sordo?

Oh.

Espera. ¿Sordo?

¿Pero cómo? Hemos tenido tantas conversaciones.

Las últimas semanas de conocerlo y hablar con él parpadearon por mi memoria, y no puedo recordar una sola vez en la que lo haya escuchado hablar de verdad.

¿Es por eso que Eugenia pensó que yo era sorda?

Me quedo mirando mi teléfono, hundiéndome en un montón de vergüenza. No estoy segura de cómo sentirme respecto a esto. Estoy segura de que sentirme traicionada no es una respuesta justa, pero no puedo evitarlo. Siento que necesito agregar esto a la lista de “Formas en las que el mundo puede traicionar a Lali en su cumpleaños.” ¿No sólo no me dijo que sabía que mi novio estaba follándose a otra, sino que también olvidó mencionar que es sordo?

No es que ser sordo sea algo que debería sentirse obligado a decirme. Yo sólo… no lo sé. Me siento un poquito dolida porque no compartió ese asunto conmigo.

Yo: ¿Por qué no me dijiste que eras sordo?

Peter: ¿Por qué no me dijiste que podías oír?

Inclino la cabeza mientras leo su mensaje y me inundo con más humillación.

Tiene un muy buen punto.

Oh, bueno. Al menos no me escuchará llorar hasta quedarme dormida está noche.

Yo: ¿Tienes algo de alcohol?

Peter lee mi mensaje y se ríe, luego asiente. Camina hacia el armario debajo del lavabo y saca un recipiente de Pine-Sol. Saca dos vasos del armario, luego procede a llenarlos con… ¿líquido para limpiar?

—¿Qué demonios estás haciendo? —le pregunto.

Cuando no se voltea, me golpeo en la frente, recordando que no puede escucharme. Me llevará algo de tiempo acostumbrarme a esto.

Camino hacia donde está parado. Cuando deja el Pine-Sol en la encimera y recoge ambos vasos, agarro el frasco de la solución de limpieza y lo leo, luego alzo una ceja. Se ríe y me da un vaso. Huele su bebida, luego me hace señas para que haga lo mismo. Con vacilación lo llevo hacia mi nariz y me encuentro con el ardiente olor a whisky. Levanta el vaso, lo choca con el mío, y ambos bebemos nuestros tragos. Todavía me estoy recuperando del horrible sabor cuando recoge su teléfono y me manda un mensaje de nuevo.

Peter: Nuestro otro compañero de cuarto tiene un problema con el alcohol, así que tenemos que esconderlo de él.

Yo: ¿Su problema es que lo odia?

Peter: Su problema es que no le gusta pagar por ello y se bebe el de los demás.

Asiento, bajo mi teléfono, agarro el recipiente y vierto otro trago para cada uno. Repetimos los movimientos, tomándonos el segundo. Hago una mueca mientras el ardor se esparce hacia abajo por mi garganta y por mi pecho.

Sacudo la cabeza, luego abro los ojos.

—¿Puedes leer los labios? —le pregunto.

Se encoge de hombros, luego agarra un pedazo de papel y un bolígrafo convenientemente colocado en el mostrador junto a él. Depende de los labios.

Supongo que eso tiene sentido. —¿Puedes leer los míos?

Asiente y luego toma el bolígrafo de nuevo. Casi. He aprendido a anticipar lo que las personas van a decir más que nada. Tomo la mayoría de mis pistas por el lenguaje corporal y las situaciones en las que me encuentro.

—¿A qué te refieres? —le pregunto, empujando en la encimera con mis manos y saltando sobre la barra. Nunca he conocido a nadie que no pudiera oír. No me di cuenta de que tenía tantas preguntas. Podría ser que ya estoy sintiendo un mareo, o simplemente que todavía no quiero que regrese a su habitación.

No quiero quedarme sola para pensar en Benjamin y en Rochi.

Peter deja el bloc de notas y recoge mi teléfono, luego me lo tira. Saca uno de los taburetes de la barra y se sienta en él al lado de donde estoy sentada en el mostrador.

Peter: Si estoy en una tienda y un cajero me habla, prácticamente puedo adivinar lo que me están preguntando. Lo mismo con una camarera en un restaurante. Es bastante sencillo reunir lo que las personas están diciendo cuando es una conversación rutinaria.

Yo: Pero, ¿qué hay de ahora mismo? Esta no es rutinaria. Dudo que tengas muchas chicas sin casa que pasan la noche en tu sofá. Así que, ¿cómo sabes lo que estoy diciendo?

Peter: Porque básicamente me estás haciendo las mismas preguntas que cualquier otra persona al principio de que descubre que no puedo oír. Es la misma conversación, sólo diferentes personas.

Este comentario me molesta, porque no quiero parecerme a ese tipo de personas en absoluto. Tiene que ser aburrido tener que responder las mismas preguntas una y otra vez.

Yo: Bueno, entonces en verdad no quiero saber sobre ello. Cambiemos el tema.

Peter levanta la mirada y me sonríe.

Maldición. No sé si es el whisky o el hecho de que he estado soltera por dos horas, pero esa sonrisa hace algo serio con mi estómago.

Peter: Hablemos de música.

—De acuerdo —le digo asintiendo.

Peter: Quería hablarte sobre esto está noche. Ya sabes, antes de arruinar tu vida y todo eso. Quiero que escribas las letras de las canciones para mi banda. Para las canciones que he escrito y quizá para algunas canciones futuras si estás dispuesta.

Hago una pausa antes de responderle. Mi respuesta inicial es preguntarle sobre su banda, porque me he estado muriendo por verlo actuar. Mi segunda respuesta es preguntarle cómo demonios puede tocar la guitarra si no puede escuchar, pero de nuevo, no quiero ser una de “esas personas.” Mi tercera respuesta es decir automáticamente que no, porque aceptar darle letras de canciones a alguien es mucha presión. Presión que en realidad no quiero en este momento, ya que mi vida ha caído en picado hoy.

Niego con la cabeza. —No. No creo que quiera hacer eso.

Peter: Te pagaríamos.

Eso obtiene mi atención. Repentinamente siento la opción tres entrar en el panorama.

Yo: ¿De qué clase de pago estamos hablando? Aún creo que estás loco por querer que te ayude a escribir canciones, pero podrías haberme atrapado en un momento muy desesperado y desamparado, ya que soy una indigente y podría necesitar algo de dinero extra.

Peter: ¿Por qué sigues refiriéndote a ti misma como una indigente? ¿No tienes un lugar en el que quedarte?

Yo: Bueno, podría decir que con mis padres, pero eso significaría que tendría que transferirme de escuela en mi tercer año, y me atrasaría dos semestres. También podría quedarme con mi compañera de habitación, pero no sé cuánto me gustaría escucharla follándose a mi novio de dos años en las noches mientras trato de dormir.

Peter: Eres una listilla.

Yo: Si, supongo que lo soy.

Peter: Puedes quedarte aquí. Estamos buscando un cuarto compañero. Si eso significa que nos ayudarás con las canciones, puedes quedarte gratis hasta que te recuperes.

Leo el mensaje de texto dos veces, lentamente. Y niego con la cabeza.

Peter: Sólo hasta que puedas conseguir tu propio lugar.

Yo: No. Ni siquiera te conozco. Además, tu novia Chillona ya me odia.

Peter se ríe ante ese comentario.

Peter: Eugenia no es mi novia. Y casi nunca está aquí, así que no tienes que preocuparte por ella.

Yo: Esto es demasiado raro.

Peter: ¿Qué otra opción tienes? Vi que antes ni siquiera tenías para pagar el taxi. Dependes de mi misericordia.

Yo: Tengo para pagar el taxi. Deje mi bolso en mi departamento y no quería regresar a conseguirlo, así que no tenía como pagarle al taxista.

Peter frunce el ceño cuando lee mi mensaje de texto.

Peter: Iré contigo a recuperarlo si quieres.

Lo miro. —¿Estás seguro? —pregunto.

Sonríe y camina hacia la puerta principal, así que lo sigo.  


Peter
Aún está lloviendo, y sé que acaba de ponerse ropa seca después de bañarse, así que una vez que llegamos al final de las escaleras, saco mi teléfono para mandarle un mensaje.

Yo: Espera aquí, así no te mojas otra vez. Iré a traerlo.

Lee el mensaje y niega con la cabeza, después me mira de vuelta. —No. Voy contigo.

No puedo evitar apreciar el hecho de que no responde al que sea sordo de la manera en que esperaba que lo hiciera. La mayoría de las personas pasan a sentirse incomodas cuando no están seguras de cómo comunicarse conmigo.
La mayoría elevan sus voces y hablan lentamente, como Eugenia. Creo que piensan que el hablar fuerte, de alguna manera milagrosa, me hará oír otra vez. Sin embargo, no hace nada más que forzarme al reprimir mi risa mientras me hablan como si fuera un idiota. Asumo que las personas no lo hacen para ser irrespetuosas. Es simple ignorancia, y eso está bien. Estoy tan acostumbrado a ello que ya no me doy cuenta.

Sin embargo, si noté la reacción de Lali… porque no hubo realmente ninguna. Tan pronto como se enteró, simplemente se alzó sobre la encimera y continuó hablándome, aunque pasó de hablar a mandar mensajes de texto. Y ayuda que sea una escritora de mensajes rápida.

Corremos a través del patio hasta que llegamos a la base de las escaleras que conducen a su apartamento. Comienzo a subir y me doy cuenta de que está congelada al final de las escaleras. La mirada en sus ojos es nerviosa, e inmediatamente me siento mal por no darme cuenta de lo difícil que esto debe ser para ella. Sé que está más herida de lo que deja ver. Saber que tu mejor amiga y tu novio te han traicionado debe de ser difícil, y ni siquiera ha pasado un día desde que se enteró. Camino de vuelta hasta la punta de las escaleras y tomo su mano, después le sonrío de modo tranquilizador. Tiro de su mano; toma una respiración profunda y sube conmigo las escaleras. Me da un golpecito en el hombro cuando llegamos a su puerta y me doy la vuelta.

—¿Puedo esperar aquí? —dice—. No quiero verlos.

Asiento, aliviado de que sus labios sean fáciles de leer.

—¿Pero vaca bien tu trasero por lo tanto mi pájaro? —dice.

O creo que eso es lo que dijo. Río, sabiendo que es más probable que haya leído mal sus labios. Lo dice otra vez cuando ve la confusión en mi cara, pero aún no la entiendo. Levanto mi teléfono, así me puede mandar un mensaje.

Lali: ¿Pero cómo les pedirás mi bolso?

Sí. Estaba un poco desconcertado por eso.

Yo: Traeré tu bolso, Lali. Espera aquí.

Asiente. Escribo un mensaje mientras camino hacia la puerta principal y toco.
Pasa un minuto, y nadie viene a la puerta, así que toco otra vez, con más fuerza, pensando que a lo mejor mi primer golpe fue demasiado suave para oírse. El pestillo gira, y la amiga de Lali aparece en la entrada. Me dedica una mirada curiosa por un segundo, después mira detrás de ella. La puerta se abre ampliamente, y Benjamin aparece, mirándome sospechosamente. Dice algo que parece como—: ¿Puedo ayudarte? —Levanto el mensaje de texto que dice que estoy aquí por el bolso de Lali, y baja la mirada y lo lee, después niega con la cabeza.

—¿Quién demonios eres tú? —dice, aparentemente no gustándole que estoy aquí por una pertenencia de Lali. La chica desaparece de la entrada, y él abre la puerta aún más, después cruza los brazos sobre su pecho y me mira. Hago señas hacia mi oído y niego con la cabeza, dejándolo saber que no puedo oír lo que está diciendo.

Hace una pausa, después echa su cabeza hacia atrás y ríe, y desaparece de la entrada. Miro a Lali, que está parada nerviosamente en la parte alta de las escaleras, mirándome. Su cara está pálida, y le doy un guiño, dejándole saber que todo está bien. Benjamin vuelve, golpea una pieza de papel contra la puerta, y escribe en ella. Levanta el papel para que lo lea.

¿Te la estás follando?

Jesús, que idiota. Le hago señas hacia la pluma y el papel, y me los entrega.
Escribo mi respuesta y se lo devuelvo. Mira al papel, y su mandíbula se aprieta. Arruga el papel, lo tira al suelo, y después, antes de que pueda reaccionar, su puño viene hacia a mí.

Acepto el golpe, sabiendo que debí de haber estado preparado para ello. La chica reaparece, y puedo darme cuenta de que está gritando, aunque no tengo ni idea de a quién le grita o qué dice. Tan pronto como retrocedo un paso de la entrada, Lali aparece enfrente de mí, entrando apresuradamente en el apartamento, y sale apretando su bolso. La chica se para enfrente de ella y coloca su mano en el hombro de Lali, pero Lali quita su brazo, hace un puño, y golpea a la chica en la cara.

Benjamin trata de pararse enfrente de Lali para evitar que se vaya, así que le doy una palmada en el hombro, cuando se gira, lo golpeo directamente en la nariz y se tambalea hacia atrás. Los ojos de Lali se amplían, y me mira de vuelta. Tomo su mano y tiro de ella para sacarla de su apartamento, hacia las escaleras.

Afortunadamente, la lluvia finalmente ha parado, así que ambos corremos de vuelta a mi apartamento. Miro detrás de mí unas cuantas veces para asegurarme de que ninguno de ellos nos está siguiendo. Una vez que pasamos por el patio y subimos las escaleras, abro la puerta y me hago a un lado, así puede pasarme corriendo. Cierro la puerta detrás de nosotros y me inclino, agarrando mis rodillas con las manos para recuperar el aliento.

Qué idiota. No estoy seguro de qué le vio Lali, pero el hecho de que saliera con él me hace cuestionar un poco su juicio.

La miro, esperando verla en lágrimas, pero en vez de eso, se está riendo. Está sentada en el piso, tratando de recuperar el aliento, riéndose histéricamente.
No puedo evitar sonreír viendo su reacción. ¿Y el hecho de que golpeó a esa chica justo en la cara sin dudarlo? Tengo que concedérselo, es más fuerte de lo que pensé al principio.

Me mira e inhala una respiración calmada, después articula la palabra “gracias”, mientras sostiene su bolso. Se levanta y quita el cabello mojado de su cara, después camina hacia la cocina y abre unos cuantos cajones hasta que encuentra una toalla de cocina y la saca. La moja debajo del grifo, se gira, y me hace señas para que vaya. Cuando la alcanzo, me apoyo contra la encimera mientras toma mi barbilla y mueve mi cara hacia la izquierda. Presiona la toalla en mi labio, y hago una mueca. No me di cuenta de que estaba herido hasta que lo tocó. Quita el trapo y hay sangre, así que lo pone debajo del grifo y de vuelta en mi boca. Me doy cuenta de que su propia mano está roja. La tomo y la inspecciono. Ya se está inflamando.

Le quito el trapo de la mano y limpio el resto de sangre de mi cara, después saco una bolsa de cremallera del armario, voy al congelador y la lleno con hielo. Tomo su mano y presiono el hielo en ella, dejándole saber que necesita dejarla ahí. Me reclino contra la encimera a su lado y saco mi teléfono.

Yo: La golpeaste bien. Tu mano ya está inflamada.

Me manda un mensaje con una mano, manteniendo el hielo encima de la otra mientras la descansa en la encimera.

Lali: Podría ser porque no era la primera vez que la golpeaba hoy. O también podría estar tan inflamada porque no eres la primera persona que golpea a Benjamin hoy.

Yo: Vaya. Estoy impresionado. O petrificado. ¿Son tres golpes tu promedio al día?

Lali: Tres golpes es ahora mi promedio de vida.

Me río.

Se encoje de hombros y baja su teléfono, después quita el hielo de su mano y lo pone en mi boca. —Tu labio se está hinchando —dice.


Mis manos aprietan la encimera detrás de mí. Me pone cada vez más incómodo ver lo cómoda que está con todo esto. Pensamientos de Martina aparecen en mi cabeza, y no puedo evitar preguntarme si estaría bien con este escenario si entrara por la puerta principal en este momento.

Necesito una distracción.

Yo: ¿Quieres un pastel de cumpleaños?

Sonríe y asiente.

Yo: Probablemente no debería conducir, ya que me has convertido en un alcohólico furioso esta noche, pero si tienes ganas de caminar, Park´s Dinner hace un muy buen postre, y está a menos de un kilómetro y medio de aquí. Es bastante seguro que la lluvia se acabó.
—Deja que me cambio —dice, haciendo señas hacia su ropa. Saca ropa de sus maletas, después se dirige al baño. Pongo el tapón en la botella de Pine-Sol y la escondo de nuevo debajo del gabinete.

6 comentarios:

  1. tengo un lio en la cabeza jaajajaja
    seguila quiero entender jjaja
    massssssssssss

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  2. Ahhh ya entendí porque era tu cap favorito y lo que no podrás creer !!!!!
    PETER ES SORDO ???? NUNCA ME LO IMAGINABA!!!
    Jajajajajjaja y ellos que le pegan!
    Jajajaja ay Lali super valiente le pega a Rochi de nuevo!!
    Que mal día de cumpleaños le tocó a Lali!
    Eres di que vayan juntos!!
    Ahhh Peter está con Martina?! Que pasara la dejará?? Siii
    Ay Lali lo sigue tratando igual a Peter!
    Más me gusta mucho!!!!

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  3. owww son re tienrnos juntos
    subii mas
    @x_ferreyra07

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  4. Aunque ya lo había leído me sigo emocionado con las mismas partes estoy esperando a leer lo que sigue sube el otro capítulo mujer!!

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  5. holiiiis
    me encanta la novee
    incleible el capitulo woooow me re sorprendio peter es sordo
    quiero leer mas tengo un monton de dudas
    subi maaaas noveee
    besooos

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