Capitulo 5
Como empieza su fin de semana? que la pasen bien el fin, gracias por comentar y la buena onda, me encantaron los comentarios de ayer, yo también tenia la cabeza hecha un lio pero ya se se va a ir aclarando todo Otra cosa de donde son? Yo soy de México.
Lali
No interactuamos
mientras comemos. Ambos estamos sentados en la cabina con nuestras espaldas
hacia la pared y nuestras piernas estiradas delante de los asientos. Estamos
viendo tranquilamente la multitud del restaurante, y no puedo dejar de preguntarme
cómo es esto para él, sin ser capaz de escuchar nada de lo que pasa a nuestro
alrededor. Probablemente soy demasiado franca para mi propio bien, pero tengo
que preguntarle lo que está en mi mente.
Yo: ¿Qué es ser sordo? ¿Te sientes como si
estuvieras en un secreto que nadie más conoce? ¿Semejante a tener una ventaja
en todo, porque el hecho de que no puedes escuchar, magnifica todos tus otros
sentidos, consigues poderes súper humanos y nadie puede decirlo sólo por
mirarte?
Casi escupe su
bebida mientras lee mi texto. Se ríe y me doy cuenta que su risa es el único
sonido que le he escuchado hacer. Sé que algunas personas que no pueden oír
pueden hablar, pero no lo he escuchado decir una sola palabra en toda la noche.
Ni a la camarera. Tampoco señala lo que quiere en el menú o lo escribe.
Peter: Puedo honestamente decir que nunca he
pensado sobre esto. Sin embargo me gusta que lo pienses de esa manera. Para ser
honesto, no pienso en ello en absoluto. Es normal para mí. No tengo nada para
compararlo, porque es lo único que he conocido.
Yo: Lo siento. Estoy siendo de esas personas
de nuevo, ¿no? Supuse que pidiéndote comparar ser sordo o no ser sordo es como
preguntarte que compares ser una chica o ser un chico.
Peter: No te disculpes. Me gusta que te interese
bastante para preguntarme. Mucha gente es un poco extraña sobre esto, así que
no dicen nada en absoluto. Me he dado cuenta que es difícil hacer amigos, pero
también es algo bueno. Los pocos amigos que tengo son auténticos, así que lo
veo como una forma fácil de eliminar a todos los idiotas superficiales e
ignorantes.
Yo: Me alegra saber que no soy una idiota
superficial e ignorante.
Peter: Deseo poder decir lo mismo de tu ex.
Suspiro. Peter tiene
razón, pero maldita sea si no duele saber que no pude ver a través de las
estupideces de Benjamin.
Dejo mi teléfono y
como lo último de mi pastel. —Gracias —digo mientras bajo el tenedor.
Sinceramente, por un momento, me olvidé que hoy era mi cumpleaños hasta que él
se ofreció a salir por pastel.
Se encoge de hombros
como si no fuera gran cosa, pero sí lo es. No puedo creer que después del día
que he tenido, esté de un humor semi-decente. Peter puede tomar crédito por
eso, porque si no fuera por él, no sé dónde estaría o en qué tipo de estado emocional
me encontraría.
Toma un trago de su
refresco, luego se sienta erguido en la cabina. Asiente en dirección a la
puerta y concuerdo en que estoy lista para salir.
El zumbido del
alcohol ha desaparecido, y mientras hacemos nuestro camino fuera del restaurante
y volvemos a la oscuridad, puedo sentirme empezar a sucumbir a la angustia otra
vez. Supongo que Peter ve la mirada en mi cara porque pone su brazo alrededor
de mí y aprieta brevemente mis hombros.
Deja caer su brazo y
saca su teléfono.
Peter: Por si sirve de algo, él no te merece.
Yo: Lo sé. Pero todavía me duele haber
pensado que me merecía. Y honestamente, estoy más herida por Rochi de lo que estoy
por lo que pasó con Benjamin. Sólo estoy enojada con Benjamin.
Peter: Seeh, ni siquiera conozco al tipo, y
estoy muy enojado con él. No puedo imaginar cómo te debes sentir. Estoy
sorprendido que todavía no tomaras represalias con algún maligno plan de
venganza.
Yo: No soy tan ingeniosa. Desearía serlo,
porque ahora estaría toda concentrada en la venganza.
Peter deja de
caminar y gira para darme la cara. Alza una ceja, y aparece ligeramente una
sonrisa malvada. Esto me hace reír, porque puedo decir por su sonrisa que está
tramando un plan.
—De acuerdo —digo,
asintiendo sin siquiera saber lo que está a punto de proponer—. Siempre y
cuando esto no nos haga ir a la cárcel.
Peter: ¿Sabes si deja su auto sin seguro?
***
—¿Pescado?
—pregunto, arrugando mi nariz con asco. Hemos hecho una parada en el
supermercado al lado del complejo de apartamentos, y está comprando un pescado entero, enorme y escamoso. Estoy
asumiendo que esto tiene que ser parte de su elaborado plan de venganza, pero
podría estar sólo hambriento.
Peter: Necesitamos cinta adhesiva.
Lo sigo hacia el
pasillo de las herramientas, donde agarra un rollo de cinta adhesiva extra
resistente.
Pescado fresco y
cinta adhesiva.
Todavía no estoy
segura de qué ha planeado, pero tengo una pequeña idea de hacia dónde se
dirige.
***
Cuando volvemos al
apartamento, señalo el auto de Benjamin. Corro rápidamente hacia el apartamento
para agarrar su llave de repuesto del auto en mi bolso, donde todavía la tengo,
mientras Peter envuelve el pescado con cinta adhesiva. Vuelvo abajo y le tiendo
la llave.
Yo: Así que, ¿exactamente qué vamos a hacer
con este pescado?
Peter: Mira y aprende, Lali.
Caminamos hacia el
auto de Benjamin, y Peter desbloquea la puerta del pasajero. Me hace arrancar
varios pedazos de cinta adhesiva mientras alcanza la parte baja del asiento del
pasajero. Estoy viendo muy de cerca —en caso de que necesite buscar venganza
contra alguien más en el futuro— y él la presiona debajo del asiento. Le
entrego varios pedazos de cinta adhesiva tratando de contener mi risa mientras
asegura el pescado crudo con ella.
Después de que está
seguro de que no se aflojará, se desliza fuera del coche y cierra la puerta,
mirando a su alrededor inocentemente. Mi mano está sobre mi boca, sofocando mi
risa y él está tan sereno como puede estar.
Casualmente nos
alejamos del auto, y una vez que estamos en las escaleras del apartamento,
comenzamos a reír.
Peter: Su auto va a oler a muerte en cuestión de
veinticuatro horas. Nunca lo encontrará.
Yo: Eres algo diabólico. Si no te conociera
mejor, pensaría que lo has hecho antes.
Se ríe mientras nos
dirigimos al interior. Quitamos nuestros zapatos en la puerta, y lanza la cinta
adhesiva sobre el mostrador. Uso el baño y me aseguro de desbloquear la puerta
del dormitorio antes de volver a salir.
***
En la sala, todas las luces están apagadas, excepto por la
lámpara en el sofá.
Me acuesto y reviso mi celular una última vez antes de
ponerlo en silencio.
Peter: Buenas noches. Siento que tu cumpleaños
apestara.
Yo: Gracias a ti, fue mejor de lo que pudo
haber sido.
Coloco mi teléfono
bajo mi almohada y me arropo. Cierro mis ojos, y mi sonrisa inmediatamente se
desvanece cuando el silencio se apodera. Puedo sentir las lágrimas viniendo,
así que cubro mi cabeza con la sábana y me preparo para una noche llena de
angustia. El respiro con Peter fue agradable, pero no tengo nada que me
distraiga del hecho que estoy teniendo el peor día de mi vida. No entiendo como
Rochi pudo hacerme algo así. Hemos sido mejores amigas desde hace casi tres
años. Le conté todo. Confié en ella con todo. Le dije cosas que ni en sueños le
diría a Benjamin.
¿Por qué arriesgaría
nuestra amistad por sexo?
Nunca me sentí así
de herida. Tiro la sábana sobre mis ojos y empiezo a sollozar.
Feliz cumpleaños
para mí.
***
Tengo la almohada
firmemente sobre mi cabeza, pero no ahoga el sonido de la grava crujiendo bajo
los zapatos. ¿Por qué alguien camina sobre un camino tan ruidosamente? ¿Y, por
qué puedo incluso escuchar esto?
Espera. ¿Dónde
estoy?
¿Lo de ayer ocurrió
de verdad?
A regañadientes abro
mis ojos, y me encuentro con la luz del sol, así que aprieto la almohada sobre
mi rostro y me doy un minuto para adaptarme. El sonido parece más fuerte, así
que levanto la almohada de mi rostro y me asomo con un ojo abierto. Lo primero
que veo es una cocina que no es mía.
Oh, seeh. Es cierto.
Estoy en el sofá de Peter y veintidós es la peor edad.
Levanto la almohada
todo el camino sobre mi cabeza y gimo mientras aprieto los ojos otra vez.
—¿Quién eres y por
qué estas durmiendo en mi sofá?
Mi cuerpo salta, y mis ojos parpadean hacia la profunda voz
que no puede estar a más de un metro de distancia. Dos ojos se asoman hacia mí.
Estiro mi cabeza contra el sofá para poner más distancia entre los ojos
curiosos y yo, para obtener una mejor imagen de a quién están unidos.
Es un tipo. Un tipo a quien nunca había visto. Está sentado
en el piso, directamente en frente del sofá y sostiene un tazón. Sumerge una
cuchara en el tazón y la mete a su boca, luego comienza el crujido fuerte otra
vez. Supongo que no es grava lo que está comiendo.
—¿Eres la nueva
compañera de cuarto? —dice con la boca llena.
Sacudo la cabeza.
—No —murmuro—. Soy una amiga de Peter.
Inclina la cabeza y
me mira sospechosamente. —Peter sólo tiene un amigo —dice el tipo—. Yo. —Mete
otra cuchara llena de cereal en su boca y es incapaz de salir de mi espacio
personal.
Empujo mis palmas en
el sofá y me siento, así no está directamente en mi rostro. —¿Celoso?
—pregunto.
El tipo continúa
mirándome fijamente. —¿Cuál es su apellido?
—¿El apellido de
quien?
—De tu buen amigo,
Peter —dice petulante.
Ruedo mis ojos y
dejo caer mi cabeza contra el respaldo del sofá. No sé quién demonios es este
tipo, pero no me importa competir por nuestros niveles de amistad con Peter.
—No sé cuál es el apellido de Peter. No sé cuál es su segundo nombre. Lo único
que sé sobre él es que tiene un buen gancho derecho. Y sólo estoy durmiendo en
el sofá porque mi novio de dos años decidió que sería divertido follarse a mi
compañera de cuarto y no quise quedarme a ver.
Asiente, luego
traga. —Es Lanzani. Y no tiene un segundo nombre.
Como si la mañana
pudiera ser peor, Eugenia aparece desde el pasillo y entra en la cocina.
El tipo en el piso
toma otra cucharada llena de cereal y mira a Eugenia, finalmente rompiendo su
mirada incomoda sobre mí. —Buenos días, Euge —dice con un extraño tono
sarcástico—. ¿Dormiste bien?
Lo mira brevemente y
rueda los ojos. —Jodete, Nico —espeta.
Vuelve su mirada
hacia mí con una sonrisa traviesa. —Esa es Eugenia —susurra—. Pretende odiarme
durante el día, pero en la noche, me ama.
Me río, desconfiando
realmente que Eugenia sea capaz de amar a alguien.
—¡Mierda! —grita,
agarrándose de la barra después de tropezar—. ¡Jesucristo! —Patea una de mis
maletas, aún en el piso junto a la barra—. ¡Dile a tu pequeña amiga que si se queda aquí, necesita
llevar su mierda a su cuarto!
Nico hace una mueca
como si temiera por mí, luego gira su cabeza hacia Eugenia. —¿Qué soy, tu
perra? Díselo tú.
Eugenia señala hacia
las maletas donde casi tropezó. —¡SACA… TU… MIERDA… DE… LA… COCINA! —dice,
antes de marchar de vuelta a su dormitorio.
Nico lentamente
vuelve su cabeza para enfrentarme y se ríe. —¿Por qué piensa que eres sorda?
Me encojo de
hombros. —No tengo ni idea. Llegó a esa conclusión anoche y no he podido corregirla.
Se ríe de nuevo,
mucho más fuerte. —Oh, esto es típico —dice—. ¿Tienes alguna mascota?
Niego con la cabeza.
—¿Te opones al
porno?
No sé como empezamos
a jugar a las veinte preguntas pero le respondo de todos modos—: No me opongo
al porno, pero me opongo a protagonizar uno.
Asiente,
contemplando mi respuesta por un tiempo demasiado largo. —¿Tienes amigos
molestos?
Sacudo la cabeza.
—Mi mejor amiga es una perra que apuñala por la espalda y ya no le hablo.
—¿Cuáles son tus
hábitos de baño?
Me río. —Una vez al
día, con un día que se pase de vez en cuando. No más de quince minutes.
—¿Cocinas?
—Sólo cuando tengo
hambre.
—¿Limpias después de
hacerlo?
—Probablemente mejor
que tú —digo, tomando en cuenta que ha utilizado su camiseta como servilleta al
menos tres veces durante nuestra conversación.
—¿Escuchas música
disco?
—Prefiero comer
alambre de púas.
Estiro mis pies y me
siento con las piernas cruzadas. —No me había dado cuenta que estoy siendo
entrevistada.
Mira fijamente mis
maletas, luego regresa hacia mí. —Es obvio que necesitas un lugar donde
quedarte, y tenemos una habitación vacía. Si no la tomas, Eugenia quiere mudar a su hermana el próximo mes, y
eso es lo último que Peter y yo necesitamos.
—No me puedo quedar
aquí —digo.
—¿Por qué no? Como
suena esto, vas a pasar el día buscando por un apartamento de todas formas.
¿Qué está mal con este? No tienes que caminar mucho para llegar aquí.
Quiero decir que
Peter es el problema. Ha sido agradable, pero creo que eso puede ser un
problema. He estado sola por menos de veinticuatro horas, y no me gusta el
hecho de que, aunque debería haberme consumido con pesadillas de Benjamin y
Rochi toda la noche, en su lugar, tenía un sueño un poco inquietante que
implica a un Peter muy complaciente.
Sin embargo no le
puedo decir a Nico que Peter es el por qué no me puedo quedar aquí. En parte
porque eso daría a Nico más municiones para preguntas y en parte porque Peter
entró a la cocina y está mirándonos.
Nico me guiña un
ojo, luego se levanta y camina con el tazón hacia el fregadero. Mira a Peter.
—¿Conoces a nuestra nueva compañera de cuarto? —pregunta Nico.
Peter hace señas de
algo hacia él. Nico sacude su cabeza y hace señas de vuelta. Me siento en el
sofá y veo la silenciosa conversación, ligeramente asombrada de que Nico conoce
el lenguaje de señas. Me pregunto si ha aprendido esto para el beneficio de
Peter. ¿Quizás son hermanos? Nico se ríe y Peter mira en mi dirección antes de
caminar de regreso a su habitación.
—¿Qué fue lo dijo?
—pregunto, de repente preocupada de que Peter ya no me quiera aquí.
Nico se encoge de
hombros y comienza a caminar de vuelta a su habitación.
—Exactamente lo que
pensé que diría. —Entra en su habitación, luego vuelve con una gorra y llaves
en su mano—. Dijo que ustedes dos ya hicieron un trato. —Se pone un par de
zapatos de la puerta—. Me voy al trabajo. Esa es tu habitación si quieres
colocar tus cosas en ella. Sin embargo tendrás que tirar toda la mierda de
Gaston en la esquina. —Abre la puerta y da unos pasos afuera, luego gira de
vuelta—. Oh, ¿cuál es tu nombre?
—Lali.
—Bueno, Lali.
Bienvenida al lugar más extraño donde alguna vez vivirás. — Cierra la puerta
detrás de sí.
No estoy segura de
que me sienta cómoda con esto, pero, ¿qué otra opción tengo? Saco mi teléfono
de debajo de mi almohada. Empiezo un texto para Peter, porque no recuerdo
cerrar un acuerdo anoche con respecto a mis arreglos de vivienda. Antes de terminar el
texto, me envía uno primero.
Peter: ¿Estás bien con esto?
Yo: ¿Lo estás tú?
Peter: Pregunté primero.
Yo: Supongo. Pero sólo si tú lo estás.
Peter: Bueno, entonces, supongo que eso
significa que somos compañeros de piso.
Yo: ¿Si somos compañeros de piso, puedes
hacerme un favor?
Peter: ¿Cuál?
Yo: Si alguna vez comienzo a salir de nuevo,
no seas como Rochi y duermas con mi novio, ¿de acuerdo?
Peter: No puedo hacer ninguna promesa.
Unos segundos más
tarde, sale de su habitación y va directamente hacia mis maletas. Las recoge y
las lleva por otra puerta del apartamento. La abre y asiente en dirección a la
habitación, indicándome que debería ir con él. Me levanto y lo sigo hasta el
dormitorio. Pone las maletas en la cama, luego saca su teléfono otra vez.
Peter: Gaston todavía tiene un montón de cosas
aquí. Voy por una caja arriba y las voy a poner en la esquina hasta que él
pueda recoger todo. Aparte de eso, es posible que desees cambiar las sábanas.
Me lanza una mirada
cautelosa en cuanto al estado de las sábanas, y me río.
Señala el cuarto de
baño.
Peter: Compartimos el baño. Sólo cierra la
puerta principal que da al pasillo y las dos puertas a las habitaciones cuando
estés allí. Obviamente no sabré cuando estás en la ducha, así que si no quieres
que te interrumpa, asegúrate de echar seguro.
Camina al baño y
acciona un interruptor fuera de la puerta, que controla el encendido y apagado
de las luces en el interior del cuarto de baño, luego vuelve su atención de
nuevo al teléfono.
Peter: Añadí interruptores en el exterior porque
es la manera fácil para que alguien llame mi atención, desde que no puedo oír
un golpe. Sólo deslizas el interruptor si necesitas entrar al baño, así lo
sabré. Todo el apartamento está construido de esta manera. Hay un interruptor
junto a la puerta de mi dormitorio que controla mis luces, prendes y apagas si
me necesitas. Pero normalmente tengo mi teléfono conmigo, así que siempre
puedes enviarme un texto.
Me muestra dónde
están las sabanas limpias y luego recoge lo que queda en la cómoda mientras
pongo las sábanas nuevas en la cama.
—¿Necesito muebles?
Peter niega con la
cabeza.
Peter: Él los va a dejar. Puedes utilizar los
que hay aquí.
Asiento, tomando el
dormitorio que inesperadamente acaba de convertirse en mi nuevo hogar. Le
sonrió a Peter para hacerle saber que aprecio su ayuda. —Gracias.
Me devuelve la
sonrisa.
Peter: Voy a estar en mi habitación trabajando
durante las próximas horas si necesitas algo. Tengo que ir a la tienda esta
tarde. Puedes ir conmigo y conseguir lo que necesitas para el apartamento.
Se retira de la
habitación y me da un saludo. Me siento en el borde de la cama, saludando su
espalda mientras cierra la puerta. Caigo sobre la cama y dejo escapar un gran
suspiro de alivio.
Ahora que tengo un
lugar para vivir, todo lo que necesito es un trabajo. Y tal vez un coche, ya
que Rochi y yo en general compartíamos el suyo. Entonces, tal vez voy a llamar
a mis padres y les diré que me mudé.
O tal vez no. Voy a
darle a este lugar un par de semanas con el fin de ver cómo salen las cosas.
Peter: Ah, y por cierto, yo no escribí eso en tu
frente.
¿Qué?
Corro hacia la cómoda y me miro en el
espejo por primera vez hoy. Escrito en mi frente con tinta negra, dice: alguien
escribió en tu frente.
Peter
Yo: Buenos días. ¿Cómo va tu tesis?
Martina: ¿Me quieres endulzar, o sinceramente
estás dándome una oportunidad para descargarme?
Yo: Completamente expuesto. Descárgate.
Martina: Estoy triste, Peter. Lo odio. Trabajo en
ella durante horas todos los días, y sólo quiero golpear con un bate mi ordenador
y todo el espacio de la oficina. Si esta tesis fuera un niño, lo pondría en
adopción y ni siquiera lo pensaría dos veces. Si esta tesis fuera un cachorro
lindo y cariñoso, lo dejaría en medio de un cruce muy concurrido y me marcharía
lejos.
Yo: Y luego darías media vuelta, volverías a
recogerlo y jugarías con él toda la noche.
Martina: Lo digo en serio, Peter. Creo que me
estoy volviendo loca.
Yo: Bueno, ya sabes lo que pienso.
Martina: Sí, sé lo que piensas. No vamos a entrar
en eso ahora mismo.
Yo: Tú eres la que quería desahogarse. No
necesitas este tipo de estrés.
Martina: Detente.
Yo: No puedo, Martina. Sabes cómo me siento,
y no voy a guardar mi opinión para mí cuando ambos sabemos que tengo razón.
Martina: Esto es exactamente por lo que nunca me
quejo contigo sobre esto, porque siempre volvemos a lo mismo. Te pedí que te
detuvieras. Por favor, Peter. Para.
Yo: Bueno.
Yo: Lo siento.
Yo: Ahora es cuando me envías un texto que
dice: “Esta bien, Peter. Te amo…”
Yo: ¿Hola?
Yo: No hagas esto, Martina.
Martina: ¡Dale a una chica un minuto para hacer
pis! Caray. No estoy enojada. Es sólo que no quiero hablar más de eso. ¿Cómo
estás?
Yo: ¡Uf! Bueno. Tenemos una nueva compañera
de piso.
Martina: Pensaba que no se mudaría hasta el
próximo mes.
Yo: No, no es la hermana de Eugenia. Es Lali. ¿De la que te hablé
hace unos días? Después de que me decidí a darle la noticia acerca de su novio,
se quedó sin un lugar a donde ir. Nico y yo estamos dejando que se quede aquí
hasta que encuentre su propio lugar. Te gustará.
Martina: ¿Así que supongo que te cree respecto a
lo de su novio?
Yo: Sí. Se enojó mucho al principio porque no
le dije antes, pero ha tenido un par de días para superarlo, así que creo que
lo consiguió. Así que, ¿a qué hora vas a estar aquí el viernes?
Martina: No estoy segura. Diría que depende de si
tengo suficiente trabajo hecho de mi tesis, pero no voy a hablar de mi tesis
contigo nunca más. Supongo que voy a llegar cuando llegue.
Yo: Bueno, entonces, supongo que te veré
cuando te vea. Te amo. Avísame cuando estés en camino.
Martina: También te amo. Y sé que sólo estás
preocupado. No espero que estés de acuerdo con mis decisiones, pero quiero que
las entiendas.
Yo: Lo entiendo, nena. De verdad. Te amo.
Martina: También te amo.
Dejo caer mi cabeza
con fuerza contra la cabecera y froto mis manos de arriba a abajo por mi cara
por pura frustración. Por supuesto, entiendo su decisión, pero nunca voy a
sentirme bien sobre ésta. Es tan determinadamente frustrante, en serio, no veo
cómo voy a llegar a ella.
Me levanto y pongo
mi teléfono en mi bolsillo trasero, luego camino a la puerta de mi dormitorio.
Cuando la oscilo para abrirla, me encuentro con un olor que estoy seguro de que
es exactamente igual a como huele el cielo.
Tocino.
Nico me mira desde
la mesa del comedor y sonríe, señalando su plato lleno de comida. —Ella es un
tesoro. —Indica con gestos—. Sin embargo los huevos son una mierda. Sólo voy a
comérmelos porque no quiero quejarme, o podría nunca cocinar para nosotros de
nuevo. Todo lo demás está muy bien. —Hace señas con todo lo que está diciendo,
sin verbalizarlo. Nico generalmente expresa verbalmente todo lo que está
comunicando con señas, por respeto a los que nos rodean. Cuando no lo
verbaliza, sé que quiere que nuestra conversación permanezca entre nosotros
dos.
Me gusta el silencio
que tenemos en estos momentos mientras Lali está en la cocina.
—E Incluso preguntó
cómo nos gusta nuestro café. —Indica con gestos.
Echo un vistazo a la cocina. Lali sonríe, así que regreso la
sonrisa. Estoy sorprendido de verla en un buen humor hoy. Después de regresar
de nuestro viaje a la tienda hace unos días, ha estado pasando la mayor parte
del tiempo en su habitación. En algún momento de ayer, Nico fue a preguntarle
si quería algo de cenar, y él dijo que se encontraba en su cama llorando, así
que dio marcha atrás y la dejó sola. He querido ver cómo estaba, pero en
realidad no hay nada que pueda hacer para que se sienta mejor. Lo único que
puedo hacer es darle tiempo, así que me alegro de que hoy esté al menos fuera
de la cama.
—Y no mires ahora,
Peter. Pero, ¿has visto lo que lleva puesto? ¿Has visto ese vestido? —Se muerde
los nudillos de su puño y hace una mueca, como si simplemente mirarla le
estuviera causando dolor físico.
Niego con la cabeza
y tomo asiento frente a él. —Voy a mirar después.
Sonríe. —Estoy tan
contento de que su novio la engañó. De lo contrario, estaría comiendo sobrantes
de pasta de dientes llena de Oreos para el desayuno.
Me río. —Por lo menos
no tendrías que lavarte los dientes.
—Esta fue la mejor
decisión que hemos tomado —dice—. Tal vez más tarde podamos convencerla de
pasar la aspiradora con ese vestido mientras nos sentamos en el sofá y vemos.
Nico se ríe de su
propio comentario, pero no esbozo una sonrisa. Creo que no se da cuenta de que
lo indicó con gestos y habló en esa última frase. Antes de que pueda
decirle, una galleta viene a toda velocidad por delante de mi cabeza y lo
golpea en la cara. Retrocede en estado de shock y mira a Lali. Está caminando
hacia la mesa con una mirada de “no te metas conmigo”. Me entrega un
plato de comida, luego pone su propio plato delante de ella y se sienta.
—Dije eso en voz
alta, ¿no? —pregunta Nico. Asiento. Mira a Lali, que sigue mirándolo—. Al menos
te halagaba —dice encogiéndose de hombros.
Ella se ríe y
asiente una vez, como si acabara de hacer un buen punto. Agarra su teléfono y
empieza un mensaje. Me mira brevemente, dando a su cabeza una leve sacudida
cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo. Me envió un mensaje, pero al parecer
no quiere que lo haga obvio. Casualmente deslizo mi mano en mi bolsillo y saco
mi teléfono, luego leo su mensaje de texto debajo de la mesa.
Lali: No te comas los huevos.
La miro y arqueo una
ceja, preguntándome qué diablos está mal con los huevos. Casualmente envía otro
texto mientras mantiene una conversación con Nico.
Lali: Les eché jabón para lavar platos y polvo para bebés. Voy a
enseñarle a no escribir sobre mi frente otra vez.
Yo: ¿Qué demonios? ¿Cuándo vas a decirle?
Lali: No lo sé.
Nico: ¿Sobre qué se están enviando mensajes de
texto tú y Lali?
Levanto la vista
para ver a Nico sosteniendo su teléfono, mirándome. Agarra el tenedor y toma
otro bocado de los huevos, la vista me hace reír. Se lanza encima de la mesa y
toma el teléfono de mis manos, entonces comienza a desplazarse a través de los
textos. Trato de agarrarlo de nuevo, pero mueve su brazo fuera de mi alcance.
Hace una pausa durante unos segundos mientras lee, luego escupe inmediatamente
de su boca llena a su plato. Me arroja de nuevo mi teléfono y alcanza su vaso.
Tranquilamente toma un trago, lo pone de nuevo sobre la mesa, luego empuja su
silla hacia atrás y se pone de pie.
Señala a Lali.
—Acabas de empeorarlo, niña —dice—. Esto significa guerra.
Lali está
sonriéndole con un brillo desafiante en los ojos. Una vez que Nico camina de
vuelta a su habitación y cierra la puerta, pierde la sonrisa confiada y se
vuelve hacia mí, con los ojos abiertos.
Lali: ¡Ayúdame! Necesito ideas. Soy muy mala
haciendo travesuras.
Yo: Sí, lo eres. ¿Jabón para lavar platos y
polvos para bebé? Necesitas ayuda. Lo bueno es que tienes al maestro de tu
lado.
Sonríe y luego
comienza a comer su desayuno.
Ni siquiera consigo
tragar mi primer bocado antes de que Eugenia salga de su cuarto, sin sonreír.
Camina directamente a la cocina y procede a hacerse un plato de comida. Nico
regresa de su habitación y se vuelve a sentar en la mesa.
—Me fui para el
efecto dramático —dice—. Todavía no había terminado de comer.
Eugenia se sienta,
toma un bocado de tocino, luego mira a Lali. —¿HAZ… HECHO… ESTO? —dice
señalando a la comida de forma dramática. Ladeo mi cabeza, porque le está hablando
a Lali de la misma forma en que me habla a mí. Como si fuera sorda.
Miro a Lali, que asiente
en respuesta a Eugenia. Miro de nuevo a Eugenia, y dice—: GRACIAS… —Toma un
bocado de los huevos.
Y los escupe
enseguida en su plato.
Tose y se apresura a tomar una bebida, luego se empuja fuera de
la mesa.
Mira hacia atrás a Lali. —¡NO… PUEDO… COMER… ESTA… MIERDA!
—Camina de regreso a la cocina, dejando caer su comida en la basura, y se
dirige de nuevo a su habitación.
Los tres rompemos en
carcajadas después de que cierra su puerta. Cuando la risa se calma, me dirijo
a Nico.
—¿Por qué Eugenia
piensa que Lali es sorda?
Nico se ríe. —No lo
sabemos —dice—, pero por el momento no sentimos ganas de corregirla.
Me río por fuera,
pero por dentro estoy un poco confundido. No sé cuándo Nico comenzó a referirse
a sí mismo y a Lali como nosotros, pero no estoy seguro de que me guste.
La luz de mi
habitación se enciende y apaga rápidamente, así que cierro mi portátil y camino
hacia la puerta. La abro y Lali está de pie en el pasillo, sosteniendo su
portátil. Me entrega un trozo de papel.
Ya terminé mi tarea
para el resto de la semana. Incluso limpié todo el apartamento, excluyendo la
habitación de Eugenia, por supuesto. Nico no me permite ver la televisión
porque no es mi noche, lo que sea que eso signifique. ¿Así que esperaba poder
pasar tiempo contigo por un ratito? Tengo que mantener mi mente ocupada, o
empezaré a pensar en Benjamin de nuevo, y empezaré a sentir lástima por mí, y
entonces querré Pine-Sol, y realmente no quiero probar nada de Pine-Sol, porque
no quiero convertirme en una alcohólica furiosa como tú.
Sonrío, me hago a un
lado, y le hago señas para que entre al dormitorio. Mira alrededor. El único
lugar para sentarse es mi cama, por lo que la señalo, luego tomo asiento y pongo
mi portátil en mi regazo. Se sienta al otro lado de la cama y hace lo mismo.
—Gracias —dice con
una sonrisa. Abre su computadora y baja la vista a la pantalla.
Traté de no seguir
el consejo de Nico esta mañana sobre admirar el vestido que usaba hoy, pero era
difícil no mirarla, sobre todo cuando lo señaló tan descaradamente. No estoy
seguro de qué tipo de cosa extraña hayan tenido él y Eugenia, pero me molesta
que Lali y él parezcan haber congeniado tan bien.
Y me molesta mucho que me moleste. No la veo de esa manera,
así que no entiendo por qué estoy aquí sentado pensando en eso. Y si estuviera
de pie junto a Martina, no habría duda en mi mente que Martina es físicamente
más mi tipo. Martina es pequeña, de ojos oscuros y pelo negro y lacio. Lali es
todo lo contrario. Es más alta que Martina —de altura promedio—, pero su cuerpo
es mucho más definido y voluptuoso que el de Martina. Lali definitivamente
rellena el vestido muy bien, por eso le gustó a Nico. Al menos se cambió a
pantalones cortos antes de presentarse en la puerta de mi dormitorio. Eso ayuda
un poco. Los top que usa son por lo general demasiado grandes para ella, y
cuelgan de sus hombros, lo que me hace pensar que tomó una gran cantidad de
camisetas de Benjamin cuando empacó sus maletas.
El cabello de
Martina está siempre lacio, mientras que el de Lali es difícil de definir.
Parece que cambia con el clima, pero eso no es necesariamente algo malo. La
primera vez que la vi sentada en su balcón, pensé que tenía el pelo castaño,
pero resulta que su pelo estaba mojado. Después de tocar la guitarra por
aproximadamente una hora esa noche, la vi mientras caminaba de regreso a su
apartamento, y su pelo, que se había secado por completo, estaba en olas rubias
que caían sobre sus hombros. Hoy está rizado y lo arregló en un moño
desordenado en la cima de su cabeza.
Lali: Deja de mirarme.
Mierda.
Me río y trato de
alejar cualquiera que sea ese desvío interno que acabo de tomar.
Yo: Te ves triste.
La primera noche que
apareció por aquí, parecía más feliz que ahora. Tal vez simplemente ya pasó el
tiempo para que la realidad se hundiera.
Lali: ¿Hay alguna forma de que podamos charlar
en la computadora? Es mucho más fácil para mí que los mensajes de texto.
Yo: Claro. ¿Cuál es tu apellido? Me haré tu
amigo en Facebook.
Lali: Esposito.
Abro mi portátil y
busco su nombre. Cuando encuentro su perfil, le envío una solicitud de amistad.
La acepta casi al instante, y luego me envía un mensaje.
Lali: Hola, Peter Lanzani.
Yo: Hola, Lali Esposito. ¿Mejor?
Asiente.
Lali: ¿Eres un programador de computadoras?
Yo: ¿Acechando mi perfil ya? Y sí. Trabajo desde casa. Me gradué
hace dos años con un título en ingeniería informática.
Lali: ¿Cuántos años tienes?
Yo: Veinticuatro.
Lali: Por favor dime que veinticuatro es mucho
mejor que veintidós.
Yo: Veintidós será bueno para ti. Tal vez no
ésta o la próxima semana, pero mejorará.
Suspira, pone una de sus manos en la nuca y lo
frota, luego, comienza a escribir de nuevo.
Lali: Lo extraño. ¿No es una locura? También
extraño a Rochi. Todavía los odio y quiero verlos sufrir, pero echo de menos lo
que tenía con él. Está empezando a doler. Cuando sucedió por primera vez, pensé
que tal vez iba a estar mejor sin él, pero ahora me siento perdida.
No quiero ser duro
en mi respuesta, pero al mismo tiempo, no soy una chica, así que no voy a
decirle que lo que siente es normal. Porque para mí, no es normal.
Yo: Sólo extrañas la idea de él. No eras
feliz con él, incluso antes de que te enteraras que te engañaba. Sólo seguías
con él porque era cómodo. Sólo extrañas la relación, pero no extrañas a
Benjamin.
Me mira y ladea la
cabeza, entrecerrando los ojos en mi dirección durante unos segundos antes de
dejarlos caer de nuevo a la computadora.
Lali: ¿Cómo puedes decir que no era feliz con
él? Lo era. Hasta que me enteré de lo que hacía, honestamente pensé que era el
indicado.
Yo: No, no es así. Querías que lo fuera, pero
en realidad no es así como te sentías.
Lali: Estás siendo una especie de idiota en
este momento, ¿lo sabías?
Pongo mi portátil a
un lado y camino a mi escritorio. Tomo mi cuaderno y un bolígrafo, vuelvo a la
cama y me siento junto a ella. Abro mi cuaderno en el primer grupo de letras
que me envió.
Lee estos, escribo en la parte superior de la
página. Pongo el cuaderno en su regazo.
Baja la vista hacia
las letras, luego toma el bolígrafo. No necesito leerlas, escribe. Yo
las escribí.
Me acerco a ella y
pongo el cuaderno en mi regazo, luego encierro en un círculo unas pocas líneas de
su coro. Señalo de nuevo. Lee estos como si no fueras quien los escribió.
A regañadientes baja la vista al bloc de notas y lee el
estribillo.
You don’t know me like you think you do
(No me conoces como crees)
I pour me one,
when I really want two
(Me sirvo uno, cuando realmente quiero
dos)
Oh, you’re living
a lie
(Oh, estás viviendo una mentira)
Living a lie
(Viviendo una mentira)
You think we’re
good, but we’re really not
(Crees que estamos bien, pero en realidad
no es así)
You could a fixed
things, but you missed your shot
(Pudiste arreglar las cosas, pero
perdiste tu oportunidad)
You’re living a lie
(Estás viviendo una mentira)
Living a lie
(Viviendo una mentira)
Cuando estoy seguro
de que ha tenido tiempo de leerlos, tomo el bolígrafo y escribo: Estas
palabras vinieron de algún lugar dentro de ti, Lali. Puedes decirte que estabas
mejor con él, pero lee la letra que escribiste. Vuelve a lo que sentías cuando
las escribiste. Encierro varias líneas, luego leo sus palabras con ella.
With a right turn, the tires start to burn
(Con un giro a la
derecha, los neumáticos empiezan a arder)
I see your smile, it’s been hiding for a while
(Veo tu sonrisa, que
has estado escondiendo por un tiempo)
For a while
(Por un tiempo)
Your foot pushes down against the ground
(Tu pie se presiona
contra el suelo)
Your world starts to blur, can’t remember who you were
(Tu mundo comienza a
desdibujarse, no puedo recordar quién eras)
Who you were
(Quién eras)
La miro, y todavía
está viendo el papel. Una lágrima resbala por su mejilla, y rápidamente la
limpia.
Toma el bolígrafo y
comienza a escribir. Son sólo palabras, Peter.
Le respondo: Son
tus palabras, Lali. Las palabras que salieron de ti. Dices que te sientes
perdida sin él, pero te sentías perdida, incluso cuando estabas con él. Lee el
resto.
Inhala una
respiración profunda, y luego baja la vista al papel de nuevo.
I yell, slow down, we’re almost out of time
(Grito, más
despacio, ya casi estamos fuera de tiempo)
The road gets rough, have you had enough
El camino se pone
difícil, has tenido suficiente
Enough
(Suficiente)
You look at me, start heading for a tree
(Me miras, empiezas
a dirigirte a un árbol)
I open up the door, can’t take any more
(Abro la puerta, no
puedo aguantar más)
Any more
(Nada más)
Then I say,
(Entonces digo)
You don’t know me like you think you do
(No me conoces como
crees)
I pour me one, when I really want two
(Me sirvo uno,
cuando realmente quiero dos)
Oh, you’re living a lie
(Oh, estás viviendo
una mentira)
Living a lie
(Viviendo una
mentira)
You think we’re good, but we’re really not
(Crees que estamos
bien, pero en realidad no es así)
You could a fixed things, but you missed your shot
(Pudiste arreglaste
las cosas, pero perdiste tu oportunidad)
You’re living a lie
(Estás viviendo una
mentira)
Living a lie
(Viviendo una mentira)
buenisimo!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarseguilaa
y soy de argentina
Me encantooo
ResponderEliminarMaass
me encanta esta nove! jamas imagine a peter sordo
ResponderEliminarmuy buena!
lolaz_
Muy buen cap amo que sean largos jajajja
ResponderEliminarAmm ay me encanta la reacción que están teniendo Lali y Peter !!
Jajajajajjaja nahh Nico es todo creo que me reiré de el en los demás cap!!
Y empezó la guerra con Lali jajajaja
No me mato de risa CON Euge que piensas que Lali es sorda jajajaja como le habla!!
Ahhh a Peter no le gusta que Nico y Lali se lleven taan bien! TIENE CELOS!!!!!
Ahh no quiero que Peter este con Martina lo quiero solo para que pueda estar con Lali!
Más me encanta la nove!!!!
holiiis
ResponderEliminarme encanta la nove
me encanto que lali y nico ya se lleven bien
aaah me encanto la parte del final re tiernoos ellos
subi maas noveee
besooos
K fuerte la conexión k tuvieron Lali y Nico.
ResponderEliminarPeter celosín ,aunque no quiera admitirlo.
España
ResponderEliminarme encantaaa
ResponderEliminarpeter celosooo
jajaj
maass