Capitulo 15
El sonido de burbuja estallando de mi computadora sonó
temprano a la mañana siguiente, notificándome que tenía una llamada entrante.
―Oye, papá. ―Arrastré las palabras adormilada después de
hacer clic en la llamada.
―Buenos días calabaza. Parece que te he despertado.
¿Durmiendo el día de hoy? ―Parecía preocupado.
Echando un vistazo al reloj de mi laptop, me di cuenta de
que en la hora se leían las seis y media.
―¡Maldición! ―Lanzando las sábanas, corrí a mi armario―.
Papá, ¿puedo hablar contigo después de que llegue a casa esta noche? Se supone
que debo estar en el laboratorio dentro de media hora.
Martes y jueves funcionaba mejor para el Dr. Porter, mi
mentor y profesor de química desde el segundo año, así que opté por hacer el
laboratorio las mañanas desde hace algún tiempo de trabajo extra en mi
investigación para la feria de ciencias.
―Sí, claro, pero será muy tarde para mí… o temprano, en
realidad. Escucha, sólo tenía que decirte que la abuela viene esta noche.
Asomé la cabeza por la puerta del armario y reprimí un
gemido.
―Papá, ¿crees que puedas confiar en mí? He estado bien por
aquí por mi cuenta. ―Se sentía casi como si estuviera mintiendo. En todo, desde
la noche anterior, Cande y después la pelea, me afectó tan fuerte que no quería
más que golpear algo.
―Confío en ti por completo… pero tu abuela no la hace. ―Se
rió―. Ella sólo está preocupada por ti estando sola, así que me dijo que
vendría por unos días, quizás una semana y echarte una mano. Sigues siendo una
menor de edad, después de todo, y ella sigue viendo esos programas de noticias
como Las esclavas Sexuales en los Suburbios. Se preocupa.
Mi papá y su mamá odiaban la idea de que yo, prácticamente
viviera sola durante tres meses, pero mi deseo de estar en mi propia escuela
para mi último año, ganó.
Me puse unos jeans ajustados, deslicé una camiseta violeta
de manga larga ajuntada sobre mi cabeza, y salí del armario.
―Si eso va a poner a su mente a gusto, pero como puedes ver,
estoy bien ―suspiré.
―Ni siquiera estoy seguro de lo que dice la ley al respecto,
en realidad. Te vas a quedar fuera de problemas, ¿verdad? ―Sus ojos se
estrecharon mientras me calzaba unas bailarinas negras. Papá estaba en calma
sobre la mayoría de las cosas, pero tratar de ser un padre para mí desde
Alemania lo conducía hasta la pared. Esta era la séptima vez que habíamos
hablado en las últimas dos semanas. Con la diferencia de tiempo, eso era un
logro.
―Por supuesto. ―Casi me ahogué con mis palabras. Si se lo
puede llamar a correr fuera de la casa para disparar, posiblemente a un par de
matones callejeros―. No meterse en problemas… y tendré dieciocho en un par de
semanas. Soy apenas una menor de edad exactamente.
―Lo sé. ―Mi padre suspiró de cansancio―. Está bien. Voy a
dejarte ir. Simplemente estate en casa para la cena de tu abuela esta noche.
―Sí señor. Te llamaré mañana por la mañana. ¿Suena bien?
―Te llamo entonces. Que tengas un buen día, calabaza. ―Y
colgó.
* * *
La barra de desayuno y la caja de jugo que agarré antes de
salir de casa, me sostuvo, otra vez, durante el trabajo en el laboratorio, pero
para la primera campana, la sensación de hambre comenzó. Junto con el hecho de
que Cande no se había presentado o enviado mensajes de texto de nuevo esta
mañana, me precipité en el agravamiento por el pasillo hasta la cafetería hacia
una máquina expendedora antes de la clase.
Mi concentración estaba volando en cinco direcciones
diferentes esta mañana. Me había olvidado de correr a la tienda de hardware
para los suministros la otra noche, por lo que la investigación que había
querido realizar esta mañana resultó ser muy poca. Después de que rompí un vaso
de precipitados y malditamente cerca de quemarme la mano con el mechero Bunsen,
me despejé del laboratorio antes de matarme a mí misma.
Mi mandíbula dolía de apretar los dientes durante toda la
mañana. Las imágenes de las piernas de Cande abrazando las caderas de Peter en
la moto se mantuvieron asaltándome. “Y que sí” o qué habría sucedido la noche
anterior, si el cuchillo hubiera cortado el cuello o el estómago en lugar del
brazo de Peter cruzó por mi mente.
Al doblar la esquina, inmediatamente me detuve.
¿Qué? ¡QUÉ!
Cande se apoyaba en la pared amarilla al lado de las puertas
de la cafetería, mientras Peter se apoyaba en ella. Su brazo estaba apoyado por
encima de la cabeza de ella. El top blanco que llevaba se subió para revelar
una porción de piel que el pulgar de Peter acariciaba suavemente mientras sostenía
su cadera.
Él dijo algo contra sus labios, y el pecho de Cande subió y
bajó en respiraciones profundas.
No.
Mi corazón latía con fuerza y el calor se precipitó a través
de mi cuerpo. Finalmente lo vi atrapar los labios de ella con los suyos.
Lentamente puso su cuerpo cerca de él, y ella envolvió sus brazos alrededor de
su cuello. La náusea subió por mi garganta y mis ojos ardían. Cande parecía que
estaba en un buffet, saboreando todos los postres en un bocado a la vez.
¡Esa perra!
Espera, ¿qué? Debería estar enojada con él y no más que con
Cande, por lo menos igual. Peter la había perseguido, y yo lo sabía, con toda
certeza, que iba a hacerme daño. ¿Por qué la quería a ella fuera de él y no a
él fuera de ella?
Por suerte, casi todo el mundo estaba en clase. De lo
contrario, estarían haciendo un gran espectáculo. Yo era su único público.
Al mirarlos de nuevo, los labios de Peter seguían devorando
los de ella. Mordisqueó su boca antes de pasar a su cuello. Consiguiendo un
gemido de placer de ella. Sus ojos estaban cerrados, y se mordió el labio
inferior, demostrando que ella era masilla en sus manos. Él se veía como un
buen besador, y yo estaba sin aliento por el dolor en mi pecho. Me estremecí
cuando vi la delicada forma en que enterró sus labios detrás de la oreja de
ella.
Oh, Cristo.
La segunda campana sonó. Teníamos un minuto para ir a clase.
Cande saltó y se rió por la interrupción. Peter le dio una sonrisa antes de tocar la punta de
su nariz. Cuando ella se giró para correr a clase, él le dio una palmadita en
el culo.
Corrí de vuelta a la esquina. Si él no la seguía, entonces
iba a venir por aquí. Definitivamente no quería que él supiera que había sido
testigo de su demostración. Mi ira alimentaba su hambre, y no quería perder mi
calma alrededor de él.
―Oye, hombre. ―Oí la voz de Agustin cuando interrumpió a
través de las puertas de la cafetería―. ¿Esa era Cande la que salió corriendo?
¿No has aprovechado eso aún?
Peter exhaló una pequeña risa mientras sus pasos se
acercaban.
―¿Quién dijo que no lo hice?
Tragué saliva.
―Uhm, porque nunca has sido visto con una chica después de
habértela follado. Dudo que siquiera esperes en sacarte el condón antes de
olvidar sus nombres.
Peter se detuvo justo en frente de las escaleras al otro
lado del portal oscuro en donde me había escondido. Él frunció el ceño con
sorpresa.
―¿Y tú lo haces? ―preguntó a la defensiva, metiendo sus manos
en los bolsillos de sus pantalones vaqueros. Su camiseta blanca y su térmica
negra, colgaba sobre su torso.
―Sí, sí. Lo sé. ―Agustin rodó sus ojos, magullados de la
noche anterior. Su nariz no estaba vendada, pero estaba cortada―. Sólo estoy
diciendo que nunca has tenido que trabajar tan duro para conseguir a una chica
en la cama.
―No tengo prisa. Puede ser que quiera jugar con esta por un
tiempo. ―Peter se encogió de hombros cuando empezó a subir las escaleras, pero
se detuvo y se volvió hacia Agustin, luciendo como si estuviera a punto de
decir algo antes de que Agustin lo interrumpiera.
―Lali va a estar enojada. ―La voz de Agustin sonaba
divertida, y sólo quería salir corriendo al oír mi nombre.
―Ese es todo el punto ―declaró Peter rotundamente.
―Oh… así que ese es el plan―. Asintió Agustin, finalmente
comprendiendo el fin del juego.
Mi garganta se apretó y mi boca estaba seca. Él sabía que
ella era mi mejor amiga, mi prácticamente única amiga, y la pérdida de ella me
haría miserable. La tensión se extendió a mi mandíbula y sacudí mi cabeza con
disgusto. ¿Él me odiaba tanto?
―Gracias de nuevo por ser mi respaldo anoche. ―Peter hizo un
gesto con su barbilla hacia Agustin antes de volverse hacia las escaleras.
Agustin habló:
―Esta cosa, con Lali… ―Peter se detuvo y se giró de nuevo.
Agustin continuó―: ¿Por qué lo hacemos? Sé que lo he preguntado antes, pero no
me dices mierda. Simplemente no lo entiendo.
Los ojos de Peter se estrecharon.
―Creo que vas por encima y más allá. Te metes con ella sin
que yo te lo diga, así que, ¿por qué te importa?
Agustin dejó escapar una sonrisa nerviosa.
―Esto no es sobre mí. Nunca quise hacerme enemigo de esa
chica. Ella salió ayer por la noche como si estuviera lista para respaldarnos.
Es caliente, atlética, fuerte, y puede manejar un arma. ¿Qué más se puede
pedir?
Peter bajó la escalera parándose uno por encima de Agustin.
Su ceja se juntó en un ceño mientras miraba a su amigo hacia abajo.
―Mantente alejado de ella.
Agustin levantó las manos.
―Oye, hombre, no te preocupes. Ella me rompió la nariz y me
dio una patada en las pelotas. Creo que ese barco zarpó. Pero si no la quieres,
¿por qué no puede tener alguien más la oportunidad?
Peter hizo una pausa como si estuviera buscando las
palabras. Luego dejó escapar un suspiro de exasperación.
―No me pondré en su camino nunca más. Si ella quiere salir y
joder a todos los chicos en la escuela, puede tener la bola. He terminado.
―Bueno, bueno, porque lo que se dice es que salió con
Benjamin Amadeo anoche. ―El tono de Agustin sonaba un poco demasiado
complaciente en ofrecer la noticia. Las cejas de Peter se fruncieron más, si era eso posible. Su
expresión sombría acompañado por su apariencia oscura lo hacía parecer
formidable.
―Eso está bien ―dijo, pero su mandíbula se mantuvo cerrada―.
No me podría importar menos. Todos ellos pueden tenerla.
Me respiración se retuvo en mi garganta.
Él terminó de subir las escaleras y desapareció. Agustin se
quedó mirando a Peter por un momento antes de continuar por el pasillo y
desaparecer.
La sensación punzante en mi garganta se rindió a las
lágrimas que querían su liberación. Corrí al baño de damas más cercano y me
encerré en un cubículo. Mi espalda se desplomó contra la pared, y me deslicé
hacia abajo hasta que mi trasero se posó en el suelo. Abrazando mis rodillas,
me entregué a las lágrimas. Mi ruptura era tranquila, la miseria se desarraigó
de mis entrañas y no por mi garganta. Lo peor era que no sabía si estaba
enojada, triste, desesperada o miserable. El gemido profundo salió de mi cuerpo
en silencio, pero las lágrimas corrían por mis mejillas como un río.
Peter se satisfacía en mi miseria como si fuera caramelo. Me
había dado de comer a los lobos una y otra vez, disfrutando de la infelicidad
que causaba. Peter, mi amigo, completamente se había ido, dejando un monstruo
frío en su lugar.
Sus últimas palabras también me molestaron. Me estaba
dejando libre, permitiéndome tener citas. ¡Qué descaro! En mi enfermo, y
retorcido apego al chico que solía ser mi amigo, todavía tenía algo de consuelo
en la atención que me mostraba. Aunque fuera una atención negativa, al menos
reconocía mi existencia de alguna manera. Tal vez, si todavía se tomaba la
molestia de cruzarse en mi camino, entonces podría sostener un pedazo de mí con
él, también. Pero él había terminado, como lo había dicho.
Mientras estuve parada, recordé que Peter había prometido
tenerme en lágrimas esta semana. Trabajo bien hecho, y era sólo martes.
Limpiando mis ojos, tenía que admitir que el idiota tenía habilidad.
* * *
―Perdón por dejarte colgada está mañana. ―Se disculpó Cande mientras
deslizaba la pierna por encima del banco de la mesa de picnic. Fue a almorzar
tarde, demasiado―. Así que, ¡dime todo sobre lo de anoche! ―Sonaba plástica,
como si su entusiasmo tomara esfuerzo. Su cabeza estaba en otra parte.
Ayer por la noche, pensé. La primera imagen que me golpeó
fue la de ella y Peter en su motocicleta, y luego el beso de esta mañana. La
segunda cosa que se me vino a la mente fue la lucha que había presenciado. La
súper figura de miedo que Peter presentaba ayer por la noche mientras golpeaba
a su oponente era por lo que la gente en este colegio se reducía a su
alrededor. Algunos querían estar en su órbita, mientras que otros mantenían una
distancia respetuosa. Algunas personas querían ser reconocidas por él, mientras
que otros se consideraban afortunados de pasar desapercibidos.
―¿Ayer por la noche? ¿Por qué no empiezas tú? ―La miré por
el rabillo del ojo mientras bebía mi agua. Me tiré en la idea de actuar como
que no sabía nada, pero ella y Peter no estaban en control de mis emociones.
Esto tenía que ser resuelto.
―¿Qué quieres decir? ―Cande estaba con los ojos abiertos.
Te tengo.
―¿Me vas a mentir, entonces? Te vi. Te vi a ti y a él en la
motocicleta ayer por la noche y de nuevo esta mañana en la cafetería. ―Fruncí
mis labios y tiré mi servilleta arrugada sobre la mesa.
―Lali, es por eso que no te lo dije…
―¿Decirme que? ¿Qué estás follando con el chico que me
lastima? ¿Qué los dos se reían a mis espaldas? ―Mi voz se rompió, pero estaba
agradecida de que no hubiera empezado a gritar.
―No es así.
Sabía que ella no quería hacerme daño, pero no podía
escucharlo. No había excusa. El calor de la ira nublaba mi razón. Estaba
jodidamente loca, y quería que se sintiera tan mal como yo.
Así es como están hechos los matones, pensé, pero todavía se
sentía bien arremeter, y no quería parar.
Dejé escapar una pequeña risa, rencorosa.
―Sabes, creo que voy a tener que agradecerle a Peter por
salvarme de todo este drama en los últimos años. Amigos en los que no puedo
confiar y chicos que sólo quieren molestarme. ¿Qué estás haciendo con él?
Ella ignoró mi pregunta.
―¿Peter salvándote de qué? ¿Qué quieres decir?
Maldita sea. ¿Qué le importaba a ella de todos modos? Sólo
debía alejarme, pero no lo hice.
―Agustin me dijo acerca de cómo ambos hundieron cada posible
cita que tuve en mi primer y segundo año. Empezaron todos los rumores y
arruinaron toda esperanza que tenía de hacer amigos o conseguir novio.
―¿Estas escuchando a Agustin, ahora? ―Me golpeó con su tono
acusador.
―Parece razonable, ¿no? Agustin no mentiría sobre su mejor
amigo. Y él no me dijo si creía que Peter se enfadaría. Creo que los dos están
orgullosos de sí mismos.
El placer que Peter tendría al iniciar una pelea con mi
mejor amiga sobre mi odio hacia él o su implicación con ella. El bulto doloroso
en mi garganta se hizo más grande. Quería calmarme y solucionar este problema,
pero me llevó hasta la última gota de razón que tenía para no alejarme. Ella me
había traicionado, pero también se había metido a través de todo por mí. Se lo
debía por no salir corriendo a la primera señal de problemas.
―Cande ―continué después de un par de respiraciones―. No
estoy de acuerdo con esto. Si vas a ir a citas con Peter… ―Supongo que no
debería preocuparme por Peter quedándose en la casa de Cande o tratando con una
cita doble. Si él tenía éxito, perdería a mi amiga, de todos modos. Debía
decirle que la estaba utilizando, pero eso la molestaría―. No me fío de él y
eso no va a cambiar.
Cande me miró a los ojos.
―Somos amigas. Eso no va a cambiar.
Todavía furiosa con ella, exhalé el aliento qua había estado
reteniendo.
―¿Vale la pena? ―le pregunté―. ¿Salir con él cuando sabes
que lo odio? ―¿Por qué era tan importante? ¿Realmente
él significaba algo para ella?
Ella ofreció una sonrisa tensa, con los ojos bajos.
―Se merece lo que sientes por él, pero ¿qué te ha hecho para
llevar este odio?
Molesta, sacudí mi cabeza.
―Créeme, si pudiera deshacerme de ello, lo haría.
Un último esfuerzo para que ella llegara a usar su cabeza.
―Sabes que Peter es un jugador importante, ¿verdad? Al igual
que ha tenido un montón de chicas de esta escuela y alguna de otras, también.
―Sí, mamá. Soy consciente de su historia. No soy un blanco
fácil, ¿sabes?
―No. Pero Peter es un buen disparo ―dije sin expresión.
Las dos nos miramos y reímos. La tensión en el pecho se
alivió cuando me di cuenta de que nuestra amistad estaba a salvo… por hoy.
―Ven a cenar. Necesitamos una noche de chicas ―preguntó
Cande mientras pelaba una naranja.
―No, no puedo. ―Estaba agotada, y para ser honesta, no
quería actuar como si todo estuviera bien―. Mi abuela está viniendo hoy. Te
invitaría, pero estoy segura de que querrá ponerse un montón al día. Ha pasado
más de un año desde que no la veo.
―Sí, claro. ―En ese momento, recibió un mensaje de texto. Al
abrirlo, sonrió de oreja a oreja, como disfrutando de una broma privada.
Al darse cuenta de que la miraba, me dio una sonrisa de
disculpa y siguió comiendo. Echando un vistazo a las ventanas de la cafetería,
espié a Peter en el interior, tranquilamente sentado en su mesa con su teléfono
en la mano. Él me sonrió y sabía que nos había estado observando.
Y limpié una lágrima falsa con mi dedo medio. Otra vez.
Yo haria todo lo posible x hacerlo inexistente no se puede ser tan hijo de puta en ka vida como lo odiooo
ResponderEliminarMaaass
No te puedo explicar como me pone esta novela mi mal humor y enojo q me genera debe se visible!
aaaa que gil que es .... no entiendo por que es asi, yo me enojaria con cande por mentirme onda decime que vas a salir con el y fue .. no me lo andes ocultando... y yo que Lali me voy a la mierda que se joda cuando se de cuenta de que ella le decia la verdad sobre que el era mala persona y va a volver ..
ResponderEliminarsiento lo mismo que el comentario el primer comentario, me re saca me pone de al humor jajaj
masssssss
@x_ferreyra07
Hasta Cande se la esta haciendo pasar mal.
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