Capitulo 29
Hoy no podre subir otro capitulo porque ya faltan 9 capitulos para que la adaptacion termine, son muy largos y tengo examenes mañana, gracias por sus comentarios y por leer. Se que soy completamente mala por dejarlas así, ¿Que opinan Lali, esta bien en aceptar a Peter asi de rapido?
―¿Nos dirigimos a Chicago para pasar el fin de semana
comprando vestidos? Probablemente ya estamos retrasadas. A este punto las
posibles elecciones apestan ―dijo Cande mientras la llevaba a su casa luego de
la tarde del viernes escolar. Ella iba ir a las carreras esta noche, y aunque
Agustin me había invitado para ser su copiloto yo tenía otros planes.
―Tengo esa reunión mañana en la mañana pero es local,
¿puedes venir? Podemos tener un desayuno tardío e irnos a la ciudad. ―Cambié la
marcha a segunda mientras desaceleraba y le daba vuelta a la esquina de su
casa, noté el auto de Vico estacionado frente a su casa de dos plantas con
ladrillo rojo tipo colonial.
―Eso suena bien. Mándame por mensaje la hora, y estaré ahí.
Y te compraras un vestido rojo, Lali. ―Apuntó su dedo con la uña pintada de un
azul eléctrico hacia mí y sonrió. Esta era una vieja discusión. Ella pensaba
que las rubias se veían grandiosas en rojo mientras que yo pensaba que me
miraba mejor de negro.
―Oh, ¿sí? ―la reté.
―Ya verás ―dijo en un tono como si ya hubiese ganado el
argumento que se aproximaba.
Cambiando la marcha a neutra, y halando el freno de
emergencia, le bajé el volumen a Five Finger Death Punch que sonaba en la
radio.
―¿Sabías que Vico iba a estar aquí?
Ella miró hacia adelante por la ventada a su Camaro.
―Sí. Fue invitado a la cena esta noche antes de irnos a la
carrera. Mis padres realmente no saben lo que sucedió entre nosotros. Solo que
discutimos y nos separamos por un tiempo. Si ellos supieran…
―Sí ―la corté. Solo podía imaginarme la reacción del
sargento Vetrano.
―De acuerdo. ―Abrió la puerta y salió―. Mándame un mensaje
después.
―Seguro. Te veré después ―dije mientras ella cerraba de
golpe la puerta del Bronco de papá.
El camino de vuelta a casa me tomó menos de dos minutos. Unas
cuantas vueltas y cruces y me encontraba en mi propia entrada hacia el garaje.
Noté que el auto de Peter estaba estacionado dentro de su garaje antes de
notarlo a él y a otros dos tipos bajo la capota.
Ignorando la sensación que comenzó en mi estómago y se
deslizaba hacia abajo, entré pisoteando en la casa con un pesado suspiro.
Pasando el resto de la tarde atada a cualquier actividad
insignificante en la que pude pensar, pasé el tiempo esperando escuchar el
ruido del motor de Peter mientras éste se iba a la granja de Benson. Ya había
trapeado y aspirado, terminé de lavar, y cené. Iba a desfragmentar mi disco
duro cuando las vibraciones del auto de Peter me hicieron saltar.
¡Finalmente!
Mis pies descalzos se quemaron en la alfombra mientras subía
saltando las escaleras. Miré por las puertas francesas para ver su auto salir
de la entrada. La máquina negra corrió bajo la calle, y mi corazón comenzó a
palpitar por lo que estaba a punto de hacer…
Su casa estaba oscura, así que asumí que su madre ya se encontraba
con su novio para pasar el fin de semana.
Salí por la puerta y atravesé el árbol, usando mis pies
descalzos para agarrarme de las ramas. Me tambaleé con la sensación de Dé javù.
Había pasado un largo tiempo desde la última vez que había hecho esto.
El peso de mi cuerpo había aumentado estos pasados tres
años. Las ramas crujían y me apresuré a su ventana ya que no había tanta
densidad en las hojas. La mayoría de ellas había caído en espera del invierno y
era seguro que sería vista desde la calle si me tardaba mucho.
Agarré el marco de su ventana con mis dedos, mis uñas
descascararon la pintura blanca en lo que mis músculos se esforzaron en abrir
la venta.
¡Sí! No tiene
puesto el seguro.
Usé mis brazos para empujarme hacia arriba, moví una pierna
sobre el marco y gateé a través de la ventana. Parándome, dejé que mis ojos se
ajustaran a la casi completa oscuridad de la habitación. Mi pulso golpeó tan
duro en mis oídos que pensé que sangrarían y estaba temblando por los nervios.
Dejé la ventana abierta en caso que necesitara un escape rápido.
Dando una mirada a la habitación, noté que él había cambiado
los muebles desde la última vez que estuve aquí. El cuarto parecía limpio, pero
estaba desordenado. La ropa estaba tirada a través del piso y sobre la cama. La
parte de arriba de su vestidor estaba sumergida en dos metros de distintos
tipos de basura, dinero, y recibos. Las paredes aún estaban pintadas de un azul
media noche.
Cuando él era más joven, su madre había decorado la
habitación con un tema acuático. Por lo visto, él había tirado la decoración
del bote y el faro. Ahora las paredes mostraban algunos poster de bandas y
anuncios de eventos por darse en el área.
Comencé a andar de puntadillas pero me detuve. ¿Por qué
estoy siendo silenciosa? No hay nadie en casa. Tal vez me estaba sintiendo
culpable. El pequeño ángel en mi cabeza susurró su desaprobación a mi
indagación deshonesta. Pero el pequeño demonio gritaba la urgencia de ello.
¡Continúa!
Caminé hasta su closet, y abrí las puertas de madera.
Cualquier cosa de interés probablemente estaría escondida ahí. Aún no estaba
segura de qué es lo que buscaba pero en este punto estaba interesada en
cualquier cosa que me diera un deslumbre de lo que era su vida ahora.
Cerré mis ojos ante el súbito aroma de Peter. Viento, lluvia
y hombre. Brevemente recorrí mis dedos sobre las mangas de sus camisas, y sus
sudaderas antes de inclinarme para buscar cualquier cosa de importancia en el piso.
El fondo del closet se encontraba abarrotado de zapatos y un
par de cajas de zapatos llenas con fotografías. En lo que revisaba las cajas
topándome con fotos de Peter de niño, comprendí que no había ninguna fotografía
mía entre ellas. Eso no estaba bien. Peter y yo estábamos unidos a la carrera
durante los cuatro años antes de separarnos. Y había fotografías. Muchas de
ellas. Yo aún tenía algunas. ¿Se había desecho de las suyas?
Poniendo de vuelta todo tal y como lo encontré, cerré el
closet con más fuerza de la necesaria y me di la vuelta. La cómoda de Peter se
encontraba al otro lado de la habitación y empecé a revisar los recibos de
gasolina apiñados encima. Noté que varios eran de Crest Hill, como a una hora
de nuestro suburbio en Chicago. ¿Crest Hill? ¿Qué estaría haciendo ahí?
Una búsqueda en los cajones no reveló nada. Así que caminé
hacia su cama y me arrodillé para mirar debajo.
¡El premio gordo!
Saqué una caja sin tapa que estaba metida con carpetas y papeles. Alzándola en
mis brazos la coloqué sobre mi regazo mientras me sentaba en su cama.
Su cama.
Hace tiempo, no era tan extraño estar en la habitación de
Peter, pero era como estar en un parque de diversiones, después de cerrar: malo
pero excitante. Dentro de la caja, revisé varias cosas, cada una más
interesante que la última. Había un documento legal del abuelo de Peter. Él le
dejó una casa del lago en Wisconsin, un pedazo de mierda por lo que se veía en
las fotografías. Pero el terreno era hermoso. Varios recibos más revelaron
meses en Crest Hill sucediendo el año pasado. Una orden judicial para que Peter
apareciera en la corte municipal por asalto estaba fechada poco después de que
me fuera a Francia. Más recibos de comidas y cuartos de hotel habían sido
aventados dentro de la caja, al azar, y mientras que escavaba más profundo, mi
mano tomó una lisa y gruesa carpeta al final de la caja.
Pero la solté y dejé de respirar cuando escuché la puerta
del pasillo abrirse.
¡Oh, Mierda!
Metí la caja de papales de vuelta bajo la cama y salté a un espacio
pequeño escondido entre el armario y la cama de Peter. No podía oír nada ahora
por la forma en que mi corazón latía en mis oídos, pero estaba fuera de vista
justo a tiempo. Peter entró a la habitación llevando una toalla alrededor de su
cintura y secando su cabello con otra.
¡¿Porque está en
casa?! Vi su auto irse, y no lo había escuchado volver. Así que, ¿qué está pasando aquí?
Él encendió una lámpara en la mesa, creando una suave luz en
la habitación, y continúo secándose el cabello. Su largo cuerpo se movió hacia
la ventana, donde colocó una mano sobre el marco y miró hacia afuera. Lo
observaba, preguntándome qué diablos iba hacer. En cualquier minuto se daría la
vuelta y me descubriría.
Su toalla estaba envuelta alrededor de su cintura y le cubría
hasta las rodillas. Mi estómago se sentía como si estuviera en una montaña
rusa, y mi boca se secó como el desierto de Mojave. La suave luz bañaba su piel
que tenía gotas esporádicas por todo su resplandeciente pecho. Tuve que alejar
el deseo de sentarme aquí y esperar que cayera la toalla.
No había forma de salir de aquí sin que él me notara. Estaba
a punto de ser capturada y acorralada o salir con alguna historia. Antes de que
él se diera la vuelta, me levanté de la esquina y di una respiración dolorosa.
―Peter. ―Mi voz era baja.
Se dio la vuelta, y su mirada se estrechó al verme.
―¿Lali? ―Hizo una pausa por un momento―. ¿Qué diablos estás
haciendo en mi habitación?
Me temblaron las manos, así que las puse detrás de mi
espalda mientras me acercaba.
―Bien, pensé en lo que me dijiste acerca de tratar de ser
amigos y quería empezar deseándote un feliz cumpleaños.
Tranquila, Lali. En
serio tranquila.
Sus ojos se dirigieron hacia la derecha mientras se volvía
por lo que dije, y sabía que no me creyó. Ni yo me lo creí tampoco. Era una
excusa poco convincente.
―¿Así que entraste a mi habitación para decirme “Feliz
cumpleaños” una semana después de mi cumpleaños? ―Su sarcasmo no podía faltar.
Me estaba ahogando y no podía respirar.
Mierda.
―Subí a través del árbol como solíamos hacerlo ―señalé, pero
mi cara estaba sonrojada. Solo podía imaginar lo roja que estaba.
―Y mañana es tu cumpleaños. ¿Puedo trepar a tu habitación?
―preguntó condescendientemente―. ¿Qué estás haciendo realmente aquí? ―Me
mantuve firme mientras se acercaba, sus severos ojos perforaban un agujero
dentro de mí.
Mierda, mierda,
mierda.
―Yo… um… ―Luché por hablar, pero le mantuve la mirada. ¿Cómo
hacer para que se calle?
Su cabello recién lavado estaba todo parado, y el desafío en
sus ojos le daba un aspecto increíblemente sexy. Estaba en su habitación. Él
estaba medio desnudo. Haciéndome preguntas que no puedo responderle. Necesitaba
usar las únicas dos cosas que tenía para librarme: el elemento sorpresa y… mi
cuerpo.
―Tengo algo para ti, realmente. Considéralo tu regalo
también.
Él me observó receloso cuando me incliné para besarlo. El
hormigueo comenzó cuando toqué sus suaves labios y se extendió a través de mi
mejilla. Me presioné en él, y cuando sentí su boca moverse con la mía, envolví
mis brazos alrededor de su cuello. Mis labios se abrieron, y me burlaba de él
con mi lengua, enviándome a lamer su labio superior. Cuando agarré con los
dientes su labio inferior, también él me tomó en sus brazos.
Por una vez, nosotros íbamos despacio. Las otras veces que
nos habíamos besado, habían sido más como un ataque. Pero ahora, cada toque era
como leña para el fuego.
Me abrazó, sus fuertes brazos alrededor de mi espalda y
nuestros labios consumidos por besos hambrientos. La necesidad de salir de su
habitación se me olvidó sin que averiguara por qué realmente estaba aquí. Todo
lo que vi y sentí fue a Peter ahora. Olía abrumadoramente bien y anhelaba ver
si olía bien por todas partes. Lo atraje hacia mí enterrando mi cabeza en su
cuello, besándolo y mordiéndolo.
―Jesús, Lali ―dijo Peter con voz entrecortada.
La fogata en mi vientre se había convertido en una hoguera
en mi interior. Mis manos se deslizaban por su espalda, registrando toda su
piel llena de cicatrices, y deslicé mi mano dentro de la toalla. Mis dedos se
erizaron ante la sensación de su piel suave, y mi estómago dolía hambriento. Le
di besos desde su oreja hasta la clavícula, mi lengua se deslizaba afuera cada
cierto tiempo para saborearlo.
Él respiró entre dientes y me apretó, mientras frotaba
suavemente mis caderas con las suyas.
Más.
Sus brazos aún me rodeaban, pero mis manos corrían por su
espalda y por su duro estómago. No podía tener suficiente de él, y ya no me
importaba por qué estaba aquí. Lo necesitaba más allá de la razón.
―No voy a parar ―le susurré y luego reclamé su boca de
nuevo.
Él me tomó al agacharse y me levantó del suelo. Envolví mis
piernas alrededor de su cintura mientras me llevaba a la cama. Nos bajó, y lo
halé conmigo.
Debo parar. Solo un
minuto más y me detendré.
Levantó mi camiseta hasta encima de mi sujetador y sus dedos
rozaban mi piel mientras me observaba.
―Eres tan hermosa. ―La esquina de su boca se convirtió en
una pequeña sonrisa. Mi corazón latía más rápido cuando sus labios bajaron a mi
estómago.
Dejé escapar un gemido y me arqueé hacia él.
―Peter ―dije con voz ahogada.
Su boca quemó la piel de mi caja torácica hasta el hueso de
mi cadera, y sentí un latido en mi centro. Siguió besándome mientras
desabrochaba mis jeans. Podía sentir que estaba listo a través de la toalla.
¿Lo estaba yo?
Deseaba demasiado a Peter. Solo quería ceder y dejar que sucediera.
Di un grito ahogado por el toque de su boca encima de mi
ropa interior. Su lengua se deslizó por mi piel mientras sentí salir mi ropa
interior. Apenas lo registré porque su boca estaba por todo mi estómago y mis
muslos. El pulso entre mis piernas empezaba a doler y necesitaba aliviarlo.
―Peter ―susurré tratando de controlarme a mí misma.
―No me detengas, Lali. Por favor, nena, no me detengas.
Cerré mis ojos. Había tratado de dar batalla, ¿no es cierto?
Estaba bien rendirse ahora. Tiré mi camiseta sobre mi cabeza, y Peter bajó los
tirantes de mi sujetador para liberar mis pechos.
Sus labios eran un torrente por todo mi cuerpo. Un rastro
húmedo de su boca era como una mecha de un cartucho de dinamita. Y la dinamita
estaba entre mis muslos.
―¡Oh! ―Mis ojos se abrieron de golpe, y mi cuerpo se sacudió
cuando sentí su lengua correr a lo largo de mi sexo―. ¿Qué estás haciendo? ―Oh, mi Dios. Eso se sentía increíble. Si
no estuviera tan avergonzada, lo agarraría por el cabello para mantenerlo ahí.
Inclinó la cabeza hacia un lado, indagando algo en su
cabeza.
―Eres virgen ―afirmó en voz baja.
Síp, creo que lo hice
bastante evidente ahora.
Pero antes de que pudiera sentirme acomplejada por mi falta
de experiencia, besó mis muslos, haciéndome tambalear de nuevo
.
―No tienes ni idea de lo feliz que me hace. ―Y movió su boca
de nuevo hacia mi clítoris.
Oh. Mi Dios. Todo se
sentía tan bien. Casi no podía soportarlo. Su lengua lamía todo de mí, y
chupaba mi clítoris. Cada gramo de energía y deseo de mi cuerpo se agrupó entre
mis piernas, y sabía que algo se estaba construyendo dentro de mí. Mis pezones
estaban duros y Peter amasaba un pecho cada vez mientras trabajaba entre mis
piernas.
―Jesucristo, si pudieras verte como te veo. Jodidamente
hermosa. ―Sopló en mi centro.
Hizo girar su lengua alrededor de mí, y sentí la repentina
necesidad de contener la respiración. Sentía que al privarme de aire aumentaría
mi necesidad. Y tenía razón. Eso me permitió concentrarme en todo lo que me
hacía. Las sensaciones golpeaban dentro de mí, y estaba increíblemente mojada.
Peter me penetró con su lengua, y eché mi cabeza hacia
atrás, arqueándome más hacia él. Me corrí, conteniendo la respiración mientras
olas de éxtasis calentaron mi cuerpo y me hacían llorar por él. Peter
continuaba trabajándome hasta que salieron los últimos estremecimientos de mi
cuerpo.
―Maldición, Lali. ―Peter avanzó de nuevo para mirarme a los
ojos, su excitación empujándome―. Tu belleza no es nada comparada como luces
cuando te corres.
―Eso fue... ―No podía pensar. Mi cuerpo nunca había sentido
algo tan maravilloso, y quería que él se sintiera igual.
Se acercó hasta que nuestros ojos se encontraron y apretó
sus caderas contra las mías. Mis muslos se tensaron y yo estaba agonizando con
sus movimientos lentos. Él estaba listo.
Tomó mi mejilla.
―Te he deseado por un largo tiempo.
Me levanté y capturé su boca con la mía. Mi mano bajó hacia
abajo entre nuestras piernas y agarré su dureza con mi mano. El tamaño de su
lengua y lo que acababa de hacerme no era nada en comparación con su erección.
Me asustó un poco y me emocionó.
Solté el broche de mi sujetador, y él lanzó la última pieza
de ropa y llevó sus labios hacia mis pezones. Escalofríos corrieron por mi piel
y el placer rodó fuera de mis poros, y agarré su cabeza hacia mí, saboreando su
boca caliente. Cambió de un pecho a otro, y envolví mis piernas alrededor de
él, necesitándolo lo más cerca posible. Quería más.
Peter y yo saltamos al oír que tocaban la puerta de su
habitación.
―Peter, ¿ya estás listo? ―preguntó una voz de hombre.
¿Qué? ¿Quién era?
―Voy a matarlo ―gruñó Peter en voz baja―. ¡Ve abajo! ―gritó
a la puerta, pero se quedó ahí.
―Vamos tarde hombre. El auto ya está lleno de gasolina.
¡Vámonos!
Y entonces me di cuenta. Por qué no había visto a Peter
salir. Uno de sus amigos había tomado el auto para llenarlo de gasolina y Peter
se quedó para bañarse.
―¡Dije que esperes abajo, Nico! ―gritó Peter, apretando la
toalla alrededor de su cadera mientras se levantaba de la cama.
―¡Está bien! ―Nico debe haber entendido la indirecta, porque
oí sus pasos a lo lejos.
Agarré mi camiseta y me tapé, el zumbido del deseo
desintegrándose lentamente.
―No, no te vistas ―ordenó Peter―. Voy a ir a deshacerme de
él y vamos a terminar esto. ―Se inclinó para besarme y el calor inundó mi cara
de nuevo.
―¿Vas a correr esta noche?
―Ya no más. ―Se puso sus jeans por debajo de su toalla.
Me deslicé la parte superior del top por la cabeza y me
levanté para ponerme mis bragas y jeans.
―Peter, ve. Está bien. ―Mi trabajo de investigación de esta
noche dio un giro inesperado y su “beso de cumpleaños” se volvió algo mucho más
de lo que esperaba. Necesitaba reagruparme, a pesar de que me sentía culpable
por dejarlo colgado.
Peter no estaba tomando el “no” por respuesta, sin embargo.
Me levantó de mis pies de nuevo y me puso en el borde de la cómoda y tomó mi
boca con la suya. Su cuerpo metiéndose entre mis piernas, me atrajo hacia él en
un lento y profundo beso.
―Las carreras no importan, Lali ―dijo contra mis labios―. No
hay otro lugar donde quiera estar que contigo.
Creo que mi corazón dio un vuelco, y se formó un nudo en mi
garganta. Me sentía de la misma manera.
Pero necesitaba refrescarme. Las cosas se movieron demasiado
rápido, y todavía no confiaba en él.
―Llévame contigo entonces ―sugerí. Me encanta la emoción de
las carreras, y podríamos aparecer juntos en público, asegurarnos de patear
alguno que otro. El único inconveniente era que no iba a ser capaz de buscar en
su habitación si estaba con él, pero no me sentía bien por ello.
―¿Llevarte conmigo? ―Me miró con escepticismo, pero luego se
volvió muy serio―. Está bien, ve a ponerte algo más caliente, y voy a irte a
buscar cuando estemos listos. ―Se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo―. Y
después de la carrera, vamos a volver aquí y terminar esto. ―Su promesa me hizo
sonreír a pesar de mí misma.
Salté de la cómoda después de que él se fue, decidiendo que
sería más fácil para mí volver a subir por el árbol que enfrentar la caminata
de la vergüenza enfrente de su amigo, pero me detuve en seco cuando me di
cuenta que había algo en el suelo. Me incliné para recoger una fotografía cerca
de la cama, y mi corazón se aceleró cuando me di cuenta que debía haberla
dejado caer cuando devolví la caja.
¡Mierda!
Mientras le daba un rápido vistazo, la bilis se elevó a mi
garganta. La imagen era del torso de un niño o un joven, pero la piel estaba
ensangrentada y magullada.
Marcas azules y moretones cubrían el pecho y las costillas,
mientas había cortes por todo el área del estómago y cuello.
Oh, Dios mío.
Alguien no solo hirió a este chico. Trataron de matarlo.
flnpgn mmassss
ResponderEliminar@x_ferreyra07
pobre peter !
ResponderEliminarlolazh_
haaa me muerooo!!
ResponderEliminarNECESTITO MAS! jajaja
maass
holiiis
ResponderEliminarme encanta la novee
buenisimaaa
subi maaaaaas xfaaaaaaaas
besooos
Ahhhh Para todo lo que paso en el cap !!!
ResponderEliminarY Lali se arriesgó ! Jajajjajaja nada que mejor que besarlo y distraerlo !
Ahhhh Casi hubo #RockLaliter !!
Ah la va a llevar a las carreras con el como su acompañante !!
Ay nooo ! Ese niño era Peter y eso a pues to a que Todo eso se lo hizo el Papa el verano que se fue con el !!!!
Ahhh más me encanta ya falta poco para el final !! Ay noo
Maas pr fa! Esto esta buenísimo!
ResponderEliminarDurísimo x lo k tuvo k pasar Peter también
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