Capitulo 28
―Hey, papá ―dije tras aceptar la video llamada en mi
laptop―. ¿Qué estás haciendo tan tarde... o temprano? ―Alemania tiene nueve
horas más que nosotros.
Acababa de regresar de la carrera y trataba de alejar mis
pensamientos de Peter, Agustin y todos los demás. Eran pasadas las seis, y
había calentado un sándwich de jamón y queso para la cena.
―Hola, Calabaza, acabo de llegar de un vuelo desde Munich y
me dirigía a la cama. Pensé en a asegurarme de que estás bien sin la abuela.
Se veía cansado y desaliñado. Su cabello gris apuntaba a una
docena de diferentes direcciones, como si las últimas doce horas hubiera estado
pasándose las manos por él; bolsas colgaban debajo de sus ojos azules.
Su
camisa blanca estaba desabrochada en la parte superior con su corbata marrón y
azul floja alrededor del cuello.
―¿Munich? No sabía que ibas allí ―dije con la boca llena.
―Sólo una visita espontánea por una reunión. Tomé un taxi de
regreso a Berlín. Tengo libre el día de hoy, así que voy a dormir hasta tarde.
La idea de mi padre de dormir hasta tarde eran las siete de
la mañana. Si no salía de su habitación para entonces, algo no iba bien.
―Está bien, asegúrate de realmente dormir hasta tarde.
Trabajas demasiado. ¿Cómo vas a conseguir una cita luciendo así?
Se rió, pero había tristeza en su sonrisa. Inmediatamente me
sentí culpable por hablar de citas. Desde que mi madre murió, mi padre se había
mantenido tan ocupado como fuera posible. Trabajaba mucho, y cuando no estaba
trabajando, salíamos de viaje. Nunca nos quedábamos en casa en las vacaciones,
y rara vez pasábamos tiempo libre en la casa. Siempre íbamos a un evento u
otro: los juegos de baloncesto, cenas, viajes de campamento, conciertos. Mi
padre nunca quiso tener demasiado tiempo para pensar. Estaba segura de que
había habido "novias " casuales en los últimos años en sus viajes,
pero nunca consideró en serio a nadie.
―Hola, Sr. Esposito ―gritó Cande mientras salía de mi cuarto
de baño y se dejaba caer en el sillón junto a la puerta doble.
Se había aparecido justo cuando llegué a casa, pidiendo
detalles sobre Agustin invitándome al baile de bienvenida hoy, pero me salvó la
llamada de papá.
―¿Cande? ―preguntó papá, ya que no podía verla.
―Sí ―dije arrastrando las palabras, tomando otro bocado de
mi cena. Todavía tenía puestos mi pantalón corto de licra color negro con una
camiseta blanca y una chaqueta azul. El olor que salía de mí sin duda repelería
a cualquier tipo. Visitaría a Agustin en este momento y tiraría mis brazos
alrededor de él, pero no era tan cruel. La fatiga en los músculos me llenaba de
alivio, sin embargo. No podía pensar ni preocuparme por nada en este momento,
incluso si quisiera.
―Mariana Esposito. Esa no es una cena. ―La sorpresa en los
ojos de mi padre me hizo rodar los míos.
―Es comida. Ahora cállate ―ordené cómicamente. Miré para ver
Cande sonreír y sacudir la cabeza.
―Estaré en casa en dos meses y medio. ¿Crees que puede
mantenerse con vida hasta entonces? ―dijo papá sarcásticamente.
―La gente puede sobrevivir con sólo agua durante semanas.
―Traté de mantenerme seria, pero me eché a reír cuando sus ojos se abrieron.
Charlamos durante unos minutos más. Le hablé de mis
experimentos, pero no mencioné lo preocupada que había estado últimamente.
Escuchó mientras le daba un resumen de mi próxima reunión, y me recordó que
tuviera todas mis solicitudes para la universidad listas para Acción de
Gracias. A pesar de que no podía aceptar la idea de no entrar en Columbia,
ambos acordamos que aplicar a otras universidades era inteligente. Sugerí
algunos lugares y él sugirió Tulane, la universidad de mi mamá. Estuve de
acuerdo para añadirla a la lista.
―Entonces ―se burló Cande tan pronto terminé de hablar con
papá―. Agustin, ¿eh?
Sabía que había estado esperando para hablar tan pronto como
había llamado a mi puerta. Clavó su mirada en mí mientras me recogía el cabello
largo y castaño oscuro en una cola de caballo.
Me bajé de la cama y me quité la chaqueta.
―Oh, no es así, y tú lo sabes. Deberías haber visto cómo me
tendió una emboscada en la cafetería. ―Entré en mi cuarto de baño recién
redecorado.
La abuela lo había hecho por mí la semana pasada. Las
paredes del baño que una vez fueron blancas ahora eran de un confortable gris
profundo. Una cortina de baño negro se acentuaba con accesorios a juego en toda
la habitación. Imágenes en blanco y negro de árboles desnudos adornaban la
pared de enfrente del espejo, y una radio con conexión para iPod estaba en el
mostrador del lavabo. Mi aromatizador de ambientes contenía Mi Querido Watson,
mi esencia favorita.
Este era mi oasis. Tan tonto como sonaba, el baño debía ser
más venerado. Es el único lugar donde se respeta la privacidad absoluta. La
mayoría del tiempo.
―¿Dijiste que sí? ―gritó Cande de mi dormitorio.
―Pensé en decirle "tal vez" en realidad. Créeme
que no quiero ir a ninguna parte con Agustin. Voy a salir de eso.
Pero tal vez no. Ahora que sabía que su pregunta no fue
orquestada por Peter, y que Peter estaba molesto por ello, estaba considerando
en tal vez sí ir.
―Podrías simplemente darle una patada en las pelotas. ―Cande
se asomó por la esquina del cuarto de baño.
―Tal vez, tal vez no. ―Levanté las cejas, y Cande lo dejó
pasar y se acercó a mí en el lavadero.
Tomando una de mis barras de labios de la encimera, comenzó
a aplicársela y habló mientras me miraba a través del espejo.
―Podemos ir a comprar los vestidos juntas ―sugirió.
―¿Saldrás con Vico entonces? ―le pregunté.
―Él preguntó, pero no acepté. ―Agitó su mano a mi mirada
inquisitiva―. Oh, aceptaré eventualmente. Sólo quiero que sufra un poco.
―¿Estás segura de que no querer estar un tiempo sin él?
Quiero decir, te engañó.
Cande era inteligente y, aunque me gustaba Vico, no quería
que la lastimara de nuevo. Si la había engañado una vez, podría hacerlo de
nuevo.
―No tienes que preocuparte, Lali. No estás diciendo nada que
no me haya dicho cientos de veces a mí misma. ―Suspiró y me miró con una
expresión pensativa―. Lo amo. Y creo que lo siente. ¿Confío en él? Por supuesto
que no. Y él lo sabe. ―Ella volvió a entrar en el dormitorio, y se apoyó en el
marco de la puerta del baño.
Así que ella y Peter habían terminado entonces. ¿Hasta dónde
habrían llegado?, me pregunté.
―¿Y Peter? ―No pude callarme―. Ustedes dos... ―comencé, sin
saber cómo preguntar. Me dio una mirada que me hizo sentir avergonzada de
preguntar, pero respondió.
―No fue así. Sirvió para sacar a Vico de mi cabeza, es todo.
―Así que ustedes dos no... ―Miré a mis pisos de madera
oscura, sintiéndome muy incómoda.
―¡No! ¿Qué crees que soy? ―Ella estaba en shock. Eso era una
buena señal.
Suspiré, mi cuerpo de repente se sintió más relajado, hasta
que el siguiente pensamiento se me ocurrió.
―¿Podrías haberlo hecho? ―Tal vez ella y Peter no habían
cometido el crimen, pero tal vez era sólo porque había resistido un poco. Si
hubiera querido, sería como lo habían hecho en mi libro.
―¿Quieres decir que si le interesa tener sexo conmigo?
―Sonrió, evadiéndome para jugar conmigo―. Taaaaallll veeezzz. ¿Por qué? ¿Te
importa?
―No. Por supuesto. ―Miré alrededor de la habitación,
cualquier lugar, excepto a ella. ¿Por qué me importaba?
―¿Así que estabas caliente por Benjamin, ahora caliente por
Agustin, y secretamente caliente por Peter? ―Me di cuenta por sus labios
fruncidos que estaba tratando de contener la risa.
―Te estás burlando de mí. Ya basta ―le advertí
juguetonamente y cambié de tema―. Muy bien, iremos de compras este fin de
semana. Preferiblemente sábado después de la reunión.
Sonriendo y mirándome por el rabillo del ojo, se acercó a la
puerta y agarró la chaqueta de mi cama.
―Hasta luego, señorita caliente.
Tomé mi zapatilla del suelo y se la lancé a la puerta al
salir. Ella gritó mientras corría por las escaleras riendo.
* * *
―Creo que debes saber... ―una voz femenina insolente se
acercó a mí al otro lado de mi casillero. Me volví para ver Martina, cuyo
apellido todavía tenía que descubrir, dándome una mirada rápida antes de
estrellarse en mi armario cerrando la puerta, mi nariz salvándose por
centímetros―… que Peter no está interesado en ti. Mantente alejada. ―Su
advertencia llegó con una ceja levantada y los labios como pato.
¿En serio? Ella estaba haciendo esto demasiado fácil.
―Así que, ¿eres naturalmente insegura o simplemente con
Peter? ―le pregunté inocentemente, disfrutando de un oponente débil.
―No soy insegura. Sólo protejo lo que es mío. ―Pude ver sus
fosas nasales flamear. Metió las manos en los bolsillos traseros de sus
pantalones vaqueros, empujándome el pecho copa D más en la cara.
Echándole una mirada, me sentí insegura. Se veía sexy en sus
jeans ajustados y camiseta sin mangas de color rojo. Mi aspecto gritaba niña
buena, en mis pantalones vaqueros ajustados, pero no demasiado ajustados, y
blusa campesina negra. Ella estaba elegantemente adornada con pulseras de plata
y sandalias de tacón alto. ¿En serio? ¿Sandalias en octubre? Mis muñecas
estaban cubiertas de pulseras de goma.
No las cambiaría por nada, pero podía ver por qué los chicos
encontraban a chicas como ella atractiva. Mi piel se quemaba al pensar que se
había acostado con Peter. Había estado en su cuerpo, en su interior.
Mi cabeza empezó a doler. Luché contra la tentación de ceder
a mi ataque de celos cuando realmente sólo quería arrancarle el cabello.
Tomé mi bolso del suelo y guardé mis libros de física y
francés dentro. Opté por pasar el almuerzo en la biblioteca hoy, ya que quería
evitar a Agustin y dejar a Cande tener algo de tiempo con Vico.
Cuando no dije nada, ella continuó:
―Cada vez que me doy la vuelta, estás haciendo el ridículo
para conseguir su atención.
―¿Es tuyo? ―le pregunté con calma, recordando a Peter y mis
dos, casi tres besos―. ¿Lo sabe él?
Su expresión vaciló, pero se recuperó rápidamente.
―Peter es un chico malo. Él es lo que es, y puedo manejar
eso. Pero si vienes detrás de él, tendrá que vértelas conmigo.
―Es lo que es, ¿no? ―Por una vez, no sentí nerviosismo. Mi
ataque era tan fuerte como el de ella y quería―. ¿Cuál es su color favorito?
¿Cómo se llama su madre? ¿Su comida favorita? ¿Cuándo es su cumpleaños? ¿Por
qué odia el olor a lejía? ¿Qué banda podría escuchar todos los días por el
resto de su vida?
Martina entrecerró sus ojos en mí. Claramente, no lo sabía.
Por otra parte, estaba molesta, porque estaba insinuando que tenía las
respuestas que ella no. Y sí que las tenía.
Levanté mi palma antes de que ella replicara.
―Quédate tranquila, linda gatita. No estoy detrás de él.
Pero no vuelvas a amenazarme de nuevo, o voy a hacer de veras un gran
espectáculo. ¿Entiendes?
―Sin esperar respuesta, di vuelta en mis zapatillas planas
rojas y me dirigí hacia la biblioteca.
―Yo sé adónde va los fines de semana ―gritó detrás de mí―.
¿Tú sí?
Me di la vuelta, los pelos de mi cuello picando con interés.
Martina parecía satisfecha con mi expresión de asombro y me dio una sonrisa de
suficiencia antes de darse la vuelta y alejarse.
Eso era correcto. Se iba la mayoría de los fines de semana.
Pero, ¿dónde?
Por lo que sabía, pasaba las noches de viernes en la granja
Benson, pero el resto de su fin de semana era un misterio. Normalmente había
una fiesta en su casa el viernes o el sábado por la noche, así que no es como
si desapareciera el fin de semana. Pero ella tenía razón. No tenía ni idea de
dónde estaba durante esos días. En el trabajo supuse.
¡Maldita sea, Martina!
El resto de la jornada escolar fue una sombra en mis clases
mientras mi mente se mantuvo ocupaba con ideas sobre el paradero de Peter los fines
de semana, sus cicatrices, y ese verano hace tres años.
Su mirada constante sobre mí durante temas fue mi única
distracción mientras trataba de formar una lista mental de lo que sabía y lo
que no. Y lo que realmente sabía acerca de Peter ya no era tanto.
La idea surgió en mi cabeza, enviando un calor emocionante a
través de mi pecho. Era martes, y tenía laboratorio después de la escuela hoy.
Pero una tarde de esta semana tenía que hacer un poco de trabajo de
reconocimiento. Con suerte, él aún mantendría las ventanas abiertas.
Maaas nove pr fa! :)
ResponderEliminarmasssssssssssssss me encantooooooooooooo
ResponderEliminarmasssss
ResponderEliminar@x_ferreyra07
Es como q esta con cualquiera es muy aaaa nose si estaria cin el
ResponderEliminarQ la reme lmp
Maaas
holiiis
ResponderEliminarme encanta la noveee
subi maaas
Besooos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhhhh me encanta estoy súper atraída a la nove !!!
ResponderEliminarMe encanta demasiado !!
Ahhh vamos Lali !!!!!!
Nahuas que sabe Martina !!
Jajjajja y la duda la carcome !
Va a ir a su cuarto !!
Massss
Tiene k enterarse x el
ResponderEliminar