martes, 27 de mayo de 2014

Capitulo 28

Capitulo 28



―Hey, papá ―dije tras aceptar la video llamada en mi laptop―. ¿Qué estás haciendo tan tarde... o temprano? ―Alemania tiene nueve horas más que nosotros.

Acababa de regresar de la carrera y trataba de alejar mis pensamientos de Peter, Agustin y todos los demás. Eran pasadas las seis, y había calentado un sándwich de jamón y queso para la cena.

―Hola, Calabaza, acabo de llegar de un vuelo desde Munich y me dirigía a la cama. Pensé en a asegurarme de que estás bien sin la abuela.

Se veía cansado y desaliñado. Su cabello gris apuntaba a una docena de diferentes direcciones, como si las últimas doce horas hubiera estado pasándose las manos por él; bolsas colgaban debajo de sus ojos azules. 

Su camisa blanca estaba desabrochada en la parte superior con su corbata marrón y azul floja alrededor del cuello.

―¿Munich? No sabía que ibas allí ―dije con la boca llena.

―Sólo una visita espontánea por una reunión. Tomé un taxi de regreso a Berlín. Tengo libre el día de hoy, así que voy a dormir hasta tarde.

La idea de mi padre de dormir hasta tarde eran las siete de la mañana. Si no salía de su habitación para entonces, algo no iba bien.

―Está bien, asegúrate de realmente dormir hasta tarde. Trabajas demasiado. ¿Cómo vas a conseguir una cita luciendo así?

Se rió, pero había tristeza en su sonrisa. Inmediatamente me sentí culpable por hablar de citas. Desde que mi madre murió, mi padre se había mantenido tan ocupado como fuera posible. Trabajaba mucho, y cuando no estaba trabajando, salíamos de viaje. Nunca nos quedábamos en casa en las vacaciones, y rara vez pasábamos tiempo libre en la casa. Siempre íbamos a un evento u otro: los juegos de baloncesto, cenas, viajes de campamento, conciertos. Mi padre nunca quiso tener demasiado tiempo para pensar. Estaba segura de que había habido "novias " casuales en los últimos años en sus viajes, pero nunca consideró en serio a nadie.

―Hola, Sr. Esposito ―gritó Cande mientras salía de mi cuarto de baño y se dejaba caer en el sillón junto a la puerta doble.

Se había aparecido justo cuando llegué a casa, pidiendo detalles sobre Agustin invitándome al baile de bienvenida hoy, pero me salvó la llamada de papá.

―¿Cande? ―preguntó papá, ya que  no podía verla.

―Sí ―dije arrastrando las palabras, tomando otro bocado de mi cena. Todavía tenía puestos mi pantalón corto de licra color negro con una camiseta blanca y una chaqueta azul. El olor que salía de mí sin duda repelería a cualquier tipo. Visitaría a Agustin en este momento y tiraría mis brazos alrededor de él, pero no era tan cruel. La fatiga en los músculos me llenaba de alivio, sin embargo. No podía pensar ni preocuparme por nada en este momento, incluso si quisiera.

―Mariana Esposito. Esa no es una cena. ―La sorpresa en los ojos de mi padre me hizo rodar los míos.

―Es comida. Ahora cállate ―ordené cómicamente. Miré para ver Cande sonreír y sacudir la cabeza.

―Estaré en casa en dos meses y medio. ¿Crees que puede mantenerse con vida hasta entonces? ―dijo papá sarcásticamente.

―La gente puede sobrevivir con sólo agua durante semanas. ―Traté de mantenerme seria, pero me eché a reír cuando sus ojos se abrieron.

Charlamos durante unos minutos más. Le hablé de mis experimentos, pero no mencioné lo preocupada que había estado últimamente. Escuchó mientras le daba un resumen de mi próxima reunión, y me recordó que tuviera todas mis solicitudes para la universidad listas para Acción de Gracias. A pesar de que no podía aceptar la idea de no entrar en Columbia, ambos acordamos que aplicar a otras universidades era inteligente. Sugerí algunos lugares y él sugirió Tulane, la universidad de mi mamá. Estuve de acuerdo para añadirla a la lista.

―Entonces ―se burló Cande tan pronto terminé de hablar con papá―. Agustin, ¿eh?

Sabía que había estado esperando para hablar tan pronto como había llamado a mi puerta. Clavó su mirada en mí mientras me recogía el cabello largo y castaño oscuro en una cola de caballo.

Me bajé de la cama y me quité la chaqueta.

―Oh, no es así, y tú lo sabes. Deberías haber visto cómo me tendió una emboscada en la cafetería. ―Entré en mi cuarto de baño recién redecorado.

La abuela lo había hecho por mí la semana pasada. Las paredes del baño que una vez fueron blancas ahora eran de un confortable gris profundo. Una cortina de baño negro se acentuaba con accesorios a juego en toda la habitación. Imágenes en blanco y negro de árboles desnudos adornaban la pared de enfrente del espejo, y una radio con conexión para iPod estaba en el mostrador del lavabo. Mi aromatizador de ambientes contenía Mi Querido Watson, mi esencia favorita.

Este era mi oasis. Tan tonto como sonaba, el baño debía ser más venerado. Es el único lugar donde se respeta la privacidad absoluta. La mayoría del tiempo.

―¿Dijiste que sí? ―gritó Cande de mi dormitorio.

―Pensé en decirle "tal vez" en realidad. Créeme que no quiero ir a ninguna parte con Agustin. Voy a salir de eso.

Pero tal vez no. Ahora que sabía que su pregunta no fue orquestada por Peter, y que Peter estaba molesto por ello, estaba considerando en tal vez sí ir.

―Podrías simplemente darle una patada en las pelotas. ―Cande se asomó por la esquina del cuarto de baño.

―Tal vez, tal vez no. ―Levanté las cejas, y Cande lo dejó pasar y se acercó a mí en el lavadero.
Tomando una de mis barras de labios de la encimera, comenzó a aplicársela y habló mientras me miraba a través del espejo.

―Podemos ir a comprar los vestidos juntas ―sugirió.

―¿Saldrás con Vico entonces? ―le pregunté.

―Él preguntó, pero no acepté. ―Agitó su mano a mi mirada inquisitiva―. Oh, aceptaré eventualmente. Sólo quiero que sufra un poco.

―¿Estás segura de que no querer estar un tiempo sin él? Quiero decir, te engañó.
Cande era inteligente y, aunque me gustaba Vico, no quería que la lastimara de nuevo. Si la había engañado una vez, podría hacerlo de nuevo.

―No tienes que preocuparte, Lali. No estás diciendo nada que no me haya dicho cientos de veces a mí misma. ―Suspiró y me miró con una expresión pensativa―. Lo amo. Y creo que lo siente. ¿Confío en él? Por supuesto que no. Y él lo sabe. ―Ella volvió a entrar en el dormitorio, y se apoyó en el marco de la puerta del baño.

Así que ella y Peter habían terminado entonces. ¿Hasta dónde habrían llegado?, me pregunté.

―¿Y Peter? ―No pude callarme―. Ustedes dos... ―comencé, sin saber cómo preguntar. Me dio una mirada que me hizo sentir avergonzada de preguntar, pero respondió.

―No fue así. Sirvió para sacar a Vico de mi cabeza, es todo.

―Así que ustedes dos no... ―Miré a mis pisos de madera oscura, sintiéndome muy incómoda.

―¡No! ¿Qué crees que soy? ―Ella estaba en shock. Eso era una buena señal.

Suspiré, mi cuerpo de repente se sintió más relajado, hasta que el siguiente pensamiento se me ocurrió.

―¿Podrías haberlo hecho? ―Tal vez ella y Peter no habían cometido el crimen, pero tal vez era sólo porque había resistido un poco. Si hubiera querido, sería como lo habían hecho en mi libro.

―¿Quieres decir que si le interesa tener sexo conmigo? ―Sonrió, evadiéndome para jugar conmigo―. Taaaaallll veeezzz. ¿Por qué? ¿Te importa?

―No. Por supuesto. ―Miré alrededor de la habitación, cualquier lugar, excepto a ella. ¿Por qué me importaba?

―¿Así que estabas caliente por Benjamin, ahora caliente por Agustin, y secretamente caliente por Peter? ―Me di cuenta por sus labios fruncidos que estaba tratando de contener la risa.

―Te estás burlando de mí. Ya basta ―le advertí juguetonamente y cambié de tema―. Muy bien, iremos de compras este fin de semana. Preferiblemente sábado después de la reunión.

Sonriendo y mirándome por el rabillo del ojo, se acercó a la puerta y agarró la chaqueta de mi cama.

―Hasta luego, señorita caliente.

Tomé mi zapatilla del suelo y se la lancé a la puerta al salir. Ella gritó mientras corría por las escaleras riendo.

                                                                             * * *

―Creo que debes saber... ―una voz femenina insolente se acercó a mí al otro lado de mi casillero. Me volví para ver Martina, cuyo apellido todavía tenía que descubrir, dándome una mirada rápida antes de estrellarse en mi armario cerrando la puerta, mi nariz salvándose por centímetros―… que Peter no está interesado en ti. Mantente alejada. ―Su advertencia llegó con una ceja levantada y los labios como pato.

¿En serio? Ella estaba haciendo esto demasiado fácil.

―Así que, ¿eres naturalmente insegura o simplemente con Peter? ―le pregunté inocentemente, disfrutando de un oponente débil.

―No soy insegura. Sólo protejo lo que es mío. ―Pude ver sus fosas nasales flamear. Metió las manos en los bolsillos traseros de sus pantalones vaqueros, empujándome el pecho copa D más en la cara.

Echándole una mirada, me sentí insegura. Se veía sexy en sus jeans ajustados y camiseta sin mangas de color rojo. Mi aspecto gritaba niña buena, en mis pantalones vaqueros ajustados, pero no demasiado ajustados, y blusa campesina negra. Ella estaba elegantemente adornada con pulseras de plata y sandalias de tacón alto. ¿En serio? ¿Sandalias en octubre? Mis muñecas estaban cubiertas de pulseras de goma.

No las cambiaría por nada, pero podía ver por qué los chicos encontraban a chicas como ella atractiva. Mi piel se quemaba al pensar que se había acostado con Peter. Había estado en su cuerpo, en su interior.
Mi cabeza empezó a doler. Luché contra la tentación de ceder a mi ataque de celos cuando realmente sólo quería arrancarle el cabello.

Tomé mi bolso del suelo y guardé mis libros de física y francés dentro. Opté por pasar el almuerzo en la biblioteca hoy, ya que quería evitar a Agustin y dejar a Cande tener algo de tiempo con Vico.

Cuando no dije nada, ella continuó:

―Cada vez que me doy la vuelta, estás haciendo el ridículo para conseguir su atención.

―¿Es tuyo? ―le pregunté con calma, recordando a Peter y mis dos, casi tres besos―. ¿Lo sabe él?
Su expresión vaciló, pero se recuperó rápidamente.

―Peter es un chico malo. Él es lo que es, y puedo manejar eso. Pero si vienes detrás de él, tendrá que vértelas conmigo.

―Es lo que es, ¿no? ―Por una vez, no sentí nerviosismo. Mi ataque era tan fuerte como el de ella y quería―. ¿Cuál es su color favorito? ¿Cómo se llama su madre? ¿Su comida favorita? ¿Cuándo es su cumpleaños? ¿Por qué odia el olor a lejía? ¿Qué banda podría escuchar todos los días por el resto de su vida?

Martina entrecerró sus ojos en mí. Claramente, no lo sabía. Por otra parte, estaba molesta, porque estaba insinuando que tenía las respuestas que ella no. Y sí que las tenía.

Levanté mi palma antes de que ella replicara.

―Quédate tranquila, linda gatita. No estoy detrás de él. Pero no vuelvas a amenazarme de nuevo, o voy a hacer de veras un gran espectáculo. ¿Entiendes?

―Sin esperar respuesta, di vuelta en mis zapatillas planas rojas y me dirigí hacia la biblioteca.

―Yo sé adónde va los fines de semana ―gritó detrás de mí―. ¿Tú sí?

Me di la vuelta, los pelos de mi cuello picando con interés. Martina parecía satisfecha con mi expresión de asombro y me dio una sonrisa de suficiencia antes de darse la vuelta y alejarse.

Eso era correcto. Se iba la mayoría de los fines de semana. Pero, ¿dónde?

Por lo que sabía, pasaba las noches de viernes en la granja Benson, pero el resto de su fin de semana era un misterio. Normalmente había una fiesta en su casa el viernes o el sábado por la noche, así que no es como si desapareciera el fin de semana. Pero ella tenía razón. No tenía ni idea de dónde estaba durante esos días. En el trabajo supuse.

¡Maldita sea, Martina!

El resto de la jornada escolar fue una sombra en mis clases mientras mi mente se mantuvo ocupaba con ideas sobre el paradero de Peter los fines de semana, sus cicatrices, y ese verano hace tres años.

Su mirada constante sobre mí durante temas fue mi única distracción mientras trataba de formar una lista mental de lo que sabía y lo que no. Y lo que realmente sabía acerca de Peter ya no era tanto.


La idea surgió en mi cabeza, enviando un calor emocionante a través de mi pecho. Era martes, y tenía laboratorio después de la escuela hoy. Pero una tarde de esta semana tenía que hacer un poco de trabajo de reconocimiento. Con suerte, él aún mantendría las ventanas abiertas.

8 comentarios:

  1. Maaas nove pr fa! :)

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  2. masssssssssssssss me encantooooooooooooo

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  3. masssss
    @x_ferreyra07

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  4. Es como q esta con cualquiera es muy aaaa nose si estaria cin el
    Q la reme lmp
    Maaas

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  5. holiiis
    me encanta la noveee
    subi maaas
    Besooos

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Ahhhh me encanta estoy súper atraída a la nove !!!
    Me encanta demasiado !!
    Ahhh vamos Lali !!!!!!
    Nahuas que sabe Martina !!
    Jajjajja y la duda la carcome !
    Va a ir a su cuarto !!
    Massss

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