viernes, 30 de mayo de 2014

Capitulo 37

Capitulo 37


No tengo idea porque se subio primero el 36, perdón se que las confundí y todo eso y luego me estresa por que el 35 era un super capitulo jajaja lo sientoooo :(
                                                                                                                                                
Dejé escapar un suspiro y sacudí la cabeza tan pronto como me encaminé con él.

Escuela. No es un lugar al que quería ir. Nunca otra vez.

―¿Y? ―Peter se acercó un poco más.

―La escuela. Es en la escuela ―dije, estudiando el terreno.

―Hijo de puta. Ella es más inteligente de lo que pensaba. ―Peter sonaba casi impresionado con su madre.
¿Qué quería decir esto? Tal vez él dejó su teléfono en la escuela y estaba tratando de cubrir su culo. Quizás Agustin o uno de sus amigos lo tenían, y lo estaban cubriendo. O tal vez realmente fue robado.

Prefiero cortarme el cabello que enfrentar a las personas hoy en día. O cualquier día en los próximos cien años. Comer calamar o golpearme el dedo en la puerta de un coche, todo parecía más atractivo que desafiar los pasillos. Unas pocas horas no eran suficiente tiempo para que todos avanzaran a un nuevo chisme. Sería la comidilla de la ciudad durante un largo tiempo. ¿Cómo podría estar pensando en poner un pie de vuelta en la escuela hoy?

―Veo esa mirada en tus ojos. ―Peter me miró y habló con suavidad―. Es el aspecto que tienes cuando quieres salir corriendo. El aspecto de hacerlo correctamente antes de decidir quedarte y luchar.

―¿Por qué estoy luchando? ―desafié, mi voz ronca.

Él frunció el ceño.

―No hicimos nada malo, Lali.

Estaba en lo cierto. No tenía nada de qué avergonzarme. Por supuesto, odiaba que la gente hubiera visto lo que hicimos, pero di mi corazón y mi cuerpo a alguien a quien amaba. No había nada sucio en eso.

―Vamos. ―Me acerqué a mi camioneta y abrí la puerta.

Peter había estacionado delante de mí, y me encogí al ver el daño que había hecho a su auto.

Mierda.

Si él era, de hecho, culpable, entonces los atornillaría a él y su tonto auto. Pero si era inocente, entonces ni siquiera quería pensar en lo loco que mi padre iba a ponerse al ver la factura de reparación.

―¿Es... ummm... es tu auto seguro para conducir? ―le pregunté tímidamente.

Una sonrisa cansada tiró de sus labios.

―No te preocupes. Esto me da una excusa para hacer más mejoras.

Llené mis pulmones con una respiración profunda, sintiéndome como si me hubiera sofocado todo el día. El viento fresco bailó en mi cara y me dio un poco más de energía.

―Detente en la firma de tu madre y recoge su teléfono. Nos vemos en la escuela. ―Y me subí a la camioneta y salí a toda velocidad.

                                                                    * * *

Todo el mundo estaba todavía en su período final, por lo que Peter y yo caminábamos en silencio por los pasillos sin interrupciones.

―¿Todavía sigue parpadeando? ―Eché un vistazo al teléfono de su madre en su mano.

―Si. No puedo creer que mi teléfono esté todavía prendido después de los dos días. Los GPS utilizan una gran cantidad de batería. ―Él miraba a su alrededor, pero yo no estaba segura de qué.

―Bueno, el video fue enviado esta mañana. Si lo que dices es cierto, entonces el que utiliza tu teléfono probablemente lo ha cargado desde la noche del sábado.

―Si lo que digo es verdad... ―repitió lo que dije en un susurro como si estuviera agraviado. Yo no confío en él.

Una parte de mí quería creerle. Desesperadamente. Pero la otra parte se preguntaba por qué demonios estaba aquí. ¿Estaba realmente entretenida con la posibilidad de que él no tenía nada que ver con esto? ¿No era un poco demasiado descabellado que esto era poner todo junto sin la ayuda de Peter?

―Mira ―le dije, tratando de cambiar de tema―. Este rastreador es sólo exacto a menos de cincuenta metros. Así que...

―Así que empieza a marcar el teléfono. Tal vez lo escuchemos.

Deslicé mi teléfono de mi bolsillo y marqué su número, dejando que sonara y manteniendo los oídos bien abiertos por cualquier ruido. Pero nuestra escuela era enorme, y teníamos muy poco tiempo hasta que el último período finalizara, y los pasillos se inundaran de cuerpos.

Cada vez que su correo de voz entraba, terminaba la llamada y volvía a marcar.

―Vamos a dividirnos ―sugerí―. Voy a seguir marcando. Basta con escuchar un sonido. Creo que está en un casillero.

―¿Por qué? Alguno de ellos podría tener el suyo, también.

―¿Con que me llamaban cada diez segundos? No, no han apagado el teléfono, porque si no se habría ido directamente al correo de voz. Está encendido, y está en un casillero. ―Asentí.

―Está bien. ―Su voz era vacilante y un poco mordaz―. Pero si lo encuentras, llama al teléfono de mi madre de inmediato. No te quiero en los pasillos sola, no hoy.

Empecé a hacerme ilusiones por su preocupación por mí. Este era el Peter desde la semana pasada. El que me sostuvo y me tocó suavemente. El único que me importaba.

En ese momento, quería agarrarlo y sostenerlo cerca.

Pero entonces oí su risa en mis oídos otra vez. Y me acordé que no confiaba en él.

Golpeando "rellamada", me di la vuelta y salté por las escaleras, dos a la vez.

Mis botas golpearon el suelo de baldosas con más de un golpe que me hubiera gustado dar. Tratando de aclarar mis pasos, me deslicé a lo largo de cada lado del pasillo principal con el oído en los casilleros.

Pero cada vez que llamé al número de Peter no escuché ni rings ni ruidos vibratorios.

Pasé dos estudiantes en el pasillo, quienes hicieron una doble-toma cuando me vieron. Sí, sabían quién era yo, y en muy poco tiempo todo el mundo sabría que estaba en el campus. Mi corazón se aceleró cuando se hizo cada vez más evidente que había cometido un error al venir de nuevo hoy aquí

El teléfono estaba en un casillero, probablemente de Peter, y en silencio.

Esto no era más que otro truco. Mi garganta era un nudo apretando.

Respiré fuerte mientras me paseaba por cada pasillo, sin dejar de marcar "rellamada". Cada vez que el correo de voz entraba, me daban ganas de llorar de nuevo.

Por favor... por favor...

Quería que fuera inocente. Podría vivir con la habladuría y la mirada en los ojos de todos, sabiendo que ellos habían visto el video. Podría vivir con eso, porque no tenía otra opción. Pero no quiero estar sin Peter.

 Necesitaba que fuera inocente.

Porque ella te hizo.

Sus palabras flotaron a través de mi mente.

No quiero dar un paso más en este mundo sin ti a mi lado.

Tampoco yo.

Tenía la esperanza de que pudiéramos seguir adelante sin mirar atrás.

Atrapé una lágrima con mi pulgar antes de que se desbordara, doblé una esquina y llamé a su teléfono de nuevo.

Y me congelé.

Behind Blue Eyes de Limp Bizkit’s hizo eco por el pasillo, cerca de la clase del Dr. Kuhl. Entrecerré los ojos e incliné mi cabeza hacia la música. Cuando terminó, presioné de nuevo el botón para llamarlo.

Por favor, por favor, por favor.

Cuando la línea comenzó a sonar, la lenta y triste balada volvió a sonar desde el pasillo. Estuve a punto de dejar caer el teléfono mientras me encaminaba hacia el sonido. Llevé mi mano al casillero 1622.

Sonreí por primera vez desde esta mañana, y con dedos temblorosos, envié un mensaje telefónico al teléfono de la madre de Peter.

¡Segunda piso, junto al salón de Kuhl!

Giré mi cabeza hacia el sonido de la campana de la escuela sonando. Mi estómago se hundió. Las puertas se abrieron y bandadas de estudiantes se derramaron, sonando más como una bandada de cuervos que de humanos.

Un asesinato.

Sí, eso es lo que iba a ocurrir ahora. Pero no sé si yo sería el depredador o la presa.

Me paré frente al casillero de espaldas a todos, con la esperanza de que podía salirme con la mía durante tanto tiempo como fuera posible. Por instinto, agaché la cabeza, tratando de ser invisible. Mi corazón latía con fuerza en mis oídos, y sentí que un millar de ojos estaban clavados en la parte posterior de mi cráneo.

Pero la llama de la cobardía me golpeó. Más que la vergüenza que sentí esta mañana, odiaba la forma en que estas personas me dieron ganas de meterme en un agujero.

Solía amar a la gente. Me encantó ser parte de las cosas y la socialización. Ahora, lo único que quería era estar sola. Porque sola era la única manera en la que estaba a salvo.

No había hecho nada malo. Aquellos en mi escuela que habían pasado el video alrededor o chismes sobre ello eran los que debían sentirse avergonzados. No yo.

Pero yo era la única escondiéndome.

¿No es hora de que te defiendas?

Tomando una respiración profunda y dándome la vuelta, me recosté en el casillero 1622 y levanté la vista, atrévanse a venir a mí.

No tuve que esperar mucho tiempo.

―Hey, Lali. ―Un chico viscoso, con cabello rubio pasó por delante, desnudándome con la mirada.

―¡Whoa, ella regresó! ―se burló otro tipo.

Otros desaceleraban al pasar y se reían con sus amigos. Las chicas no se burlaban como los chicos lo hacían. Ellas intimidaban en voz más baja, con susurros detrás de sus manos. Con miradas.

Pero todo el mundo tenía algo desagradable que ofrecer.

Hasta que Peter subió corriendo
.
Y entonces todo el mundo se detuvo

Miró entre ellos y yo, y tomó mi cara entre sus manos.

―¿Estás bien? ―me preguntó, con los ojos llenos de amor.

―Sí. ―Mi voz era más suave hacia él ahora―. El teléfono está aquí, en el 1622. No sé de quién es este casillero, sin embargo.

Sus labios se apretaron en una delgada línea, y el ceño fruncido cruzó su rostro. Sabía de quién era el casillero.

―¿De vuelta tan pronto? ¿Es tu carrera porno un fracaso ya? ―Una voz maliciosa surgió de los murmullos, y cerré los ojos.

Martina.

Sentí los labios de Peter en mi frente antes de que se apartara. Abrí los ojos para verlo dar la vuelta, cubriéndome, pero tiré su brazo hacia atrás y di un paso adelante.

Debería haber sabido que Martina era parte de esto. No sé cómo lo hizo, pero ella era la responsable, y quería hacerle frente. ¡Diablos, me deleitaría en eso!

Brevemente me di cuenta que todos en el pasillo se apretaron juntos, esperando pacientemente por algo.

―En realidad, sólo estábamos esperándote. ―Le sonreí y seguí con mi tono uniforme―. ¿Ya sabes del video que vino desde el teléfono de Peter esta mañana? ¿El que todo el mundo vio? Él no lo envió. Su teléfono fue robado la noche del sábado. ¿Tú sabes dónde está? ―Levanté las cejas en mi mejor mirada condescendiente.

Ella parpadeó, pero enderezó los hombros y levantó la barbilla.

―¿Por qué iba a saber dónde está su teléfono?

―Oh, pues... ―Deslicé mi teléfono y pulsé "rellamada." Behind Blue Eyes comenzó a sonar en su casillero, y levanté la pantalla del teléfono para que ella pudiera ver que estaba marcando a Peter. Todo el mundo lo vio.

―Está en tu casillero, Martina ―señaló Peter después de que colgué.

―Sabes, me encanta esa canción. Vamos a escucharla de nuevo. ―Cuando llamé a su teléfono, todo el mundo escuchó el eco de la canción del casillero de Martina, una vez más. Ahora no había duda.

Peter dio un paso adelante y se inclinó en su cara.

―Abre tu casillero y darme mi maldito teléfono, o vamos a llamar al decano, y abriremos el casillero.

Opción A demostraría a toda la escuela que era una ladrona y una mentirosa. Opción B resultaría lo mismo, pero también la metería en problemas. Ella estaba de pie allí como si tuviera una elección.

―Fue idea de Nate ―dijo bruscamente, con la voz quebrada.

―¡Estúpida perra! ―gruñó Nate entre la multitud, y me miró por encima al verlo dar un paso adelante―. Fue su idea.

Peter tiró de su brazo hacia atrás y golpeó a Nate en la nariz, enviándolo desparramado al suelo como un trapo mojado. Los espectadores se quedaron boquiabiertos y dieron marcha atrás, yo traté de resistir la tentación de hacer lo mismo con Martina.

En ese momento, Agustin se abrió paso entre la multitud, con los ojos abiertos por la sorpresa del sangrante Nate en el suelo.

―¿Estás bien? ―preguntó, mirándose enojado cuando se paró a mi lado.

Asentí y volví mi atención a Martina.

―¿Cómo lo hiciste?

Ella frunció los labios y se negó a mirarme a los ojos. Así que vamos a ser tercos hoy, ya veo.

―Tu padre es policía, ¿no? ¿Cuál es su número? ―Levanté mi teléfono, mis dedos preparados para marcar―. Oh, sí. 911.

―Uf, ¡muy bien! ―dijo entre dientes―. Nate me llevó al baile y a la fiesta de los Belen después. Cuando los vimos a ti y a Peter en la planta alta, Nate tomó su teléfono con cámara y se subió a la terraza. Cuando me mostró el video más tarde, me di cuenta de que Peter había dejado su teléfono en el aparador, así que me metí de nuevo en la habitación para tomarlo.

―Así que el video llegó desde el teléfono de Nate. Fue trasladado al de Peter antes de que se enviara el mensaje ―hablé con Martina, pero mis ojos estaban puestos en Peter. Él me miró, no enojado, como debería haber sido, sino aliviado. Ahora sabía que no me haría algo así. Debería haberlo sabido siempre, supongo.

Mierda. Realmente arruiné su coche.

―Consigue el teléfono de Peter, Martina. Ahora ―ordenó Agustin, con un ceño fruncido que por lo general no veía en su rostro.

Ella resopló y se acercó a su casillero, poniendo la combinación hasta que la cerradura cedió. Tirando de la puerta abierta, revolvió su bolso mientras el resto de nosotros esperaba.

La multitud no se dispersó. En todo caso, había crecido. Me sorprendió que los maestros no hubieran salido de las aulas todavía. Peter se cernía sobre Nate, que todavía estaba en el suelo tapándose la nariz. Él tuvo que recordar una noche no hace mucho tiempo que había estado en la misma situación con Peter y probablemente decidió que era mejor quedarse abajo.

Martina finalmente tomó el teléfono de su bolso y lo tiró en mi pecho. Fuera de reflejo, mis manos se levantaron para atraparlo, pero quedo una molestia sorda donde había golpeado.

Ella tenía el ceño fruncido hacia mí, y casi me entraron ganas de reír. Casi.

―Hemos terminado ―espetó, y agitó la mano para espantarme fuera―. Puedes irte.

Ummm... sí, no.

―¿Martina? Hazte un favor y busca ayuda. Peter no es tuyo, y nunca lo será. De hecho, no volverá a verte de nuevo y ver algo bueno, si es que vio algo bueno en ti en primer lugar.

Los ojos de Martina se entrecerraron, y me di cuenta por los susurros apagados que la multitud estaba más de mi lado que del de ella ahora. Supongo que no me duele que todo el mundo supiera que Peter no había enviado ese video. Infierno, supongo que estaban realmente de mi lado.

Oh, bueno, no era necesario que les gustara, pero ayudó no tenerlos en mi contra, también.

Me di la vuelta para pasar a Peter su teléfono, pero fui retirada de nuevo por el cabello. El dolor atravesó mi cuero cabelludo mientras me estrellé de golpe en los casilleros.

Me desequilibré, y me tropecé a la derecha otra vez. Mierda. Eso había dolido. ¿Qué pensaba que estaba haciendo?

Vi el puño cerrado de Martina lanzar un puñetazo. Mis ojos casi se salieron de mi cabeza, pero reaccioné.

Me agaché y atrapé su puño en mi cabello en lugar de mi cara. Empujando lejos, saqué mi mano y le di un golpe en la cara. Antes de que tuviera la oportunidad de tropezar, llevé mi otra mano sobre su otra mejilla, lo que la envió a caer al suelo.

Registré las ingestas nítidas de aliento de la audiencia y sus risas conmocionadas, pero no me importaba. 

Miré hacia abajo a Martina, quien estaba tratando de sostener su cara y dar un paso atrás al mismo tiempo.

Tirando mi mano para darle un nuevo golpe, bueno, se lo merecía, sentí que me elevaba del suelo.

Me moví intentado zafarme de las garras de quien me tenía, pero cuando escuché a Peter haciéndome callar en mi oído, me relajé.

―¿Qué está pasando aquí? ―Una voz masculina nos interrumpió. Miré para ver al Dr. Porter, su barba manchada de café y todo, buscando entre los dos montones en el suelo. Hice una mueca. No había manera de que consiguiera estar lejos con todo el daño que había hecho hoy. ¡Y gracias a Peter por detenerme antes que el Dr. Porter viera!

Agustin se aclaró la garganta.

―Dr. Porter. Nate y Martina tropezaron uno con el otro.

Oh, Dios mío. Estaba convencida. Agustin era un idiota.

―Sr. Caruthers, no soy estúpido. ―El Dr. Porter miró a su alrededor, tratando de hacer contacto visual con cualquiera que quisiera hablar―. Ahora, ¿qué pasó aquí?

Nadie hablaba. Nadie siquiera respiraba, creo. El pasillo estaba en silencio, y yo sólo esperaba que Nate o Martina rompieran el silencio.

Iba a estar en muchos problemas.

―Yo no vi nada, señor ―intervino un estudiante, dando al Dr. Porter una mirada en blanco.

―Yo tampoco, Dr. Porter ―otro estudiante dijo lo mismo―. Probablemente sólo fue un accidente.

Y me quedé asombrada como todos o bien mentían o se mantenían en silencio, cubriéndonos a nosotros. Bueno, cubrían a Peter, pero yo iba a tomar lo que pudiera conseguir.

El Dr. Porter miró a su alrededor, a la espera de que alguien le dijera la verdad.

Estaba en lo cierto. Él no era tonto y sabía que algo era sospechoso. Sólo esperaba que no me llamara. Me gustaba el chico y probablemente no podría mentir.

Él suspiró y se frotó la mandíbula desaliñada.

―Está bien, ustedes dos. ―Hizo un gesto hacia Nate y Martina―. Levántense, y vayan a la enfermería. ¡Todos los demás, vuelvan a casa!

Martina tomó su bolso, cerró su casillero y se alejó por el pasillo, mientras que Nate se tapó la nariz ensangrentada y siguió al Dr. Porter.

Mientras todo el mundo se dispersaba, nadie dijo nada. Nadie me dio miradas sarcásticas o risitas crueles.

Peter rodeó sus brazos alrededor de mi cuello y me atrajo hacia él, me envolvió a salvo, con la pared caliente de su pecho. Cerré los ojos y aspiré cuando una oleada de alivio me inundó. Lo tenía de nuevo.

―Lo siento mucho por no confiar en ti. Y acerca de lo que le hice a tu auto, también ―le dije en su sudadera.

Apoyó la mejilla en la parte superior de mi cabeza.

―Lali, eres mía, y yo soy tuyo. Cada día vas a darte cuenta más y más. Cuando creas que es así sin lugar a dudas, entonces habré ganado tu confianza.

―Yo soy tuya. Es que... no estaba segura de si eras realmente mío.

―Entonces voy a hacerte estar segura. ―Besó mi cabello, y su cuerpo comenzó a temblar de risa.

―¿Te estás riendo ahora? ―Lo miré, confundida.

―Bueno, estaba un poco preocupado por mis problemas de ira, pero ahora estoy un poco preocupado por los tuyos. Te gusta golpear a la gente. ―Su boca perfecta sonreía con orgullo.

Rodé los ojos e hice un puchero.

―No estoy enfadada. Obtuvo lo que se merecía, y fui atacada primero. ―Tuvo suerte, en realidad. 

Después de la mierda que sacó Martina, tuvo suerte que no usé un lanzallamas en toda su colección de camisetas sin mangas.

Me levantó por la parte posterior de los muslos, y cerré mis brazos y piernas alrededor de él y caminó.

―Es tu culpa, ¿sabes?

―¿Qué? ―preguntó Peter. Su aliento caliente en mi oído.

―Tú me hiciste mala. Y ahora golpeo con los puños a pobres, niñas indefensas... y chicos. ―Traté de hacer mi sonido de voz acusador e inocente.

Peter me agarró más fuerte.

―Si eres un bate de metal el tiempo suficiente, te conviertes en acero.

Enterré mi nariz en su cabello, besando el lóbulo de su oreja y bromeé.


―Lo que sea que te ayude a dormir por la noche, gran matón.

5 comentarios:

  1. me encantaaa
    queda uno nomas no?
    @x_fereyra07

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  2. Aghhhhh !!!
    Lo prsentia fu Martina ay como la odio !!
    Nah me encanto que Lali dejó su miedo a un lado y enfrentó a Martina !
    Que hdp se paso con lo que hizo !!
    Jajajajaja me mata Agustín y creo que Martina y Nate trompesaron juntos jajajaja
    Ay ellos ayudándoles y diciendo yo no vi nada !!
    Ajajajja no fue Peter y ella le destruyo su carro ! Pobre
    Mi vida me mataron la conv del final de ellos !!
    Más me encanta demasiado No quiero que termine !!

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  3. y solo les queda esperar al padre de lali...uhh
    lolaz

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  4. Maaaaas :O no quiero q termine :c

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  5. Como me encanta k recuerde las palabras d CAnde,¿no es hora d k te defiendas?

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