lunes, 26 de mayo de 2014

Capitulo 25 (Parte 1)

Capitulo 25

Parte 1



MUERAAAAAAAAAAN, SUBIRE LA OTRA PARTE MAS TARDE, POR QUE TENGO QUE IR AL DOCTOR
                                                                                                                                                

Mis ojos se agitan y se abren con el repentino escalofrío. Estoy en la cama, pero una corriente acaricia mi cuerpo. ¿Están abiertas mis puertas francesas?

Mirando a mi alrededor, amplío mis ojos por la sorpresa cuando me doy cuenta de que Peter está parado a los pies de mi cama con mi manta en la mano.

―¿Peter? ―Me limpio los ojos y lo miro inquisitivamente. Mis brazos suben para cubrir mi pecho, que no es nada discreto bajo una camisola blanca.

―No ―me manda su voz ronca―. No te cubras.

No sé por qué obedezco. Dejo que mis brazos caigan a mi lado a la cama. La intensa mirada de Peter recorre cada centímetro de mi cuerpo mientras deja caer la manta al suelo. Mi piel quema con su hambrienta observación, y parece que no puedo obtener suficiente aire.

Su pecho desnudo brilla en la luz de la luna que entra por mi ventana. Lleva pantalones negros, que cuelgan bajo sus fuertes caderas estrechas.

Inclinándose, envuelve sus dedos alrededor de mis tobillos y suavemente los separa.

Mis piernas, que están ligeramente dobladas en la rodilla, ahora se extienden y no esconden nada, excepto lo que está cubierto por mi pantalón corto de chico color rosa.

Flexionando una rodilla sobre la cama, él se inclina hasta que cada una de sus manos cae a cada lado de mis caderas. Mientras mis rodillas tiemblan de excitado nerviosismo, veo como sumerge su cabeza y besa la parte superior de mi muslo. Suspiro al sentir sus labios, suaves y cálidos, contra mi piel. Los saltos en mi estómago no son nada comparados con el latido en mi interior.

¿Por qué no lo estoy deteniendo?

Tengo miedo de dejar que continúe, pero estoy completamente asombrada por las sensaciones vertiéndose sobre mi cuerpo. Lo observo en silencio mientras arrastra más besos, dirigiéndose hacia adentro. El cabello en la parte superior de su cabeza cepilla mi sexo, y yo agarro la sábana de la cama para no envolver mis piernas alrededor de su cuerpo y presionarlo contra mí. Su lengua toca mi muslo con el siguiente beso, y el abrasador calor de su boca casi hace que me caiga de la cama. Enhebro mis manos por su cabello, incapaz de controlarme.

―Peter ―suplico.

Él se cierne sobre mí, mirándome a los ojos con fuego y necesidad. Mientras que su cabeza sigue estando en alto, sin romper el contacto visual, sus caderas se encuentran con las mías, y comienzan a moverse una contra otra. Lo siento endurecerse través de sus pantalones, y me gusta provocarle eso. Mis ojos se cierran por el placer que hierve en mi sangre y mi necesidad por él crece con la fricción de su erección frotándose entre mis piernas.

―No te detengas ―jadeo, el latido se hace más intenso dentro, y sé exactamente donde necesito que él esté.

 Necesito más de él.

―Eres mía, Lali. ―La mano derecha de Peter sostiene un lado de mi pecho, debajo de mi brazo, y su pulgar acaricia mi pecho.

―Por favor. ―Entre su dedo en mi pezón y el pulso entre mis muslos cada vez más rápido con nuestro ritmo creciente, cierro los ojos, delirando de deseo. Nuestros cuerpos se mueven en un frenesí, y tomo una respiración tras otra para mantener el ritmo. No sé cuánto tiempo esto puede continuar, pero sé que estamos construyendo algo dulce.

―Di que eres mía ―ordena Peter mientras muele en mí, más fuerte. Maldición, se siente bien. Él baja sus labios a los míos mientras nos respiramos el uno al otro. Él huele a lluvia, viento y fuego.

―Yo... ―Mi voz está perdida. Sólo necesito unos segundos más.

Oh, Dios.

―Dilo ―suplica Peter contra de mis labios, nuestros cuerpos están alineados ahora. Lo agarro por las caderas y lo tiro hacia mí tanto como la ropa lo permite. Mi cuerpo comienza a tener espasmos, y contengo la respiración esperando que venga.

―Dilo ―susurra Peter en mi oído.

Tiro mis caderas contra él y con voz entrecortada digo:

―Soy tuya. ―Escalofríos se disparan a través de mi centro y siguen a través de mi vientre y por mi cuerpo. Una oleada de placer se derrama sobre mi cuerpo como vibraciones bajo mi piel. Nunca he sentido nada como esto antes.


Y quiero más de ello.

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