jueves, 29 de mayo de 2014

Capitulo 32

Capitulo 32


¿Lo harán ahora si? jajajajaja me encantaa. A seis capitulos de que esto terminee, Amanda gracias por mandarme las canciones fue mi musica de fondo esta vez jajajaja.
                                                                                                                                                

Podía ver el dolor en sus ojos. ¿Qué le había sucedido a su hermano? Peter había creído que la vida con Claudia era mala, pero con su padre resulto ser un horror. Y tenía que tomar la decisión de abandonar el barco sin su hermano.

―¿Fuiste a la policía? ―le pregunté.

Negó.

―No al principio. No había manera que lidiara con eso. Pero cuando mi madre vio lo que me paso, me obligo a ir. Nunca les dije lo que me paso, pero les informe lo que pasaba con mi hermano. Ella insistió en tomar fotos por si acaso, sin embargo. La policía se llevó a mi hermano lejos de mi padre y lo puso en un hogar de acogida. Lo quería conmigo, pero el alcoholismo de mi madre no inspiraba ninguna confianza al estado.

―¿Has visto a tu padre desde entonces? ―Casi me atragante al usar la palabra “padre” para un hombre como ese.

―Lo vi hoy. ―Me sorprendió Peter―. Lo veo cada fin de semana.

―¡¿Qué?! ¿Por qué? ―Así que es ahí donde va, pero ¿cómo puede estar en la misma habitación que un monstruo como ese?

―Porque la vida es una perra, por eso. ―Me dio una amarga sonrisa y miró para otro lado―. El año pasado, después que te fuiste a Francia, me volví un poco loco. Bebí y me metí en muchas peleas. Agustin y yo anduvimos jodiendo por un tiempo. Odie que te fueras, pero también descubrí que Bauti había sido transferido a otra casa de acogida después que la última familia lo había golpeado. Fue un mal momento.
Se levantó para ponerse junto a la ventana, y me di cuenta que estaba apretando los puños. No lloraba más. Estaba enojado.

―Así que le seguí la pista a su antiguo padre adoptivo y lo hice mierda. Realmente fue malo. ―Sus cejas se levantaron pero no hubo arrepentimiento en su tono―. Él estuvo en el hospital por una semana. El juez decidió que mis sentimientos eran comprensibles, pero mi reacción no. Pensó que sería justicia poética el condenarme a las visitas obligadas a mi padre en la cárcel, ya que todavía está ahí por abusar de mi hermano, así como por las drogas que la policía encontró en su casa. Parecía como que yo iba por el mismo camino, así que el juez ordeno las visitas de los fines de semana por un año.

―Así que es ahí a donde vas. A la cárcel de Stateville en Crest Hill. ―No era una pregunta, solo una aclaración. Recordé los recibos en su habitación.

―Si, todos los sábados. Sin embargo, hoy fue mi última visita.

Asentí agradecida.

―¿En dónde está tu hermano?

La primera insinuación de una sonrisa se dibujó en los labios de Peter.

―Está en Weston. Sano y salvo con una buena familia. Lo visito todos los domingos. Pero mi mamá y yo estamos intentando obtener con el estado un acuerdo para que le permita vivir con nosotros. Ella ha estado sobria por un tiempo. Él tiene casi diecisiete años, no es como que fuera un niño pequeño.

Esto era mucho para asimilar. Estaba entusiasmada de que finalmente había confiado en mí. Había sido herido, lo que probablemente lo hizo sentirse abandonado por la gente que debió haberlo protegido. Pero todavía estaba perpleja por una cosa.

Me acerqué a él.

―¿Por qué no me lo dijiste en todos estos años? Podría haber estado ahí para ti. ―Me levanté de la cama, y caminé hacia él.

Se pasó una mano por el cabello y se alejó de mí para apoyarse en la baranda.

―Cuando finalmente volví a casa ese verano, fuiste mi primer pensamiento. Bueno, aparte de hacer todo lo que pudiera para ayudar a Bauti. Tenía que verte. Mi madre se podía ir al infierno. Todo lo que quería eras tú. Te amaba. ―Agarró la baranda a su lado y su cuerpo se puso rígido―. Fui a tu casa, pero tu abuela me dijo que habías salido. Trató de hacer que me quedara. Creo que se dio cuenta que estaba mal. Pero corrí a buscarte, de todos modos. Después de un rato te encontré, en el estanque de peces en el parque. 

―Levantó la mirada para encontrar la mía―. Y ahí estabas… con tu papá y mi mamá, jugando a la pequeña familia.

¿La pequeña familia?

―Peter… ―comencé.

―Lali, no hiciste nada malo. Ahora lo sé. Solo tienes que entender mi forma de pensar. Había estado en el infierno. Estaba débil y herido por el maltrato. Tenía hambre. Había sido traicionado por la gente que tenía que apoyarme: mi mamá nunca ayudaba cuando se necesitaba, mi papá hiriéndome a mí y a mi desvalido hermano. Y entonces te veo con nuestros padres, luciendo como la dulce y feliz familia. Cuando Bautista y yo estábamos adoloridos y luchando para salir adelante cada día en una sola pieza, tuve que ver a la madre que nunca tuve. Tu papá te llevo de día de campo y te compró un helado mientras el mío me azotaba. Sentí que nadie me quería y que la vida continuaba sin mí. A nadie le importaba.

La madre de Peter había salido un par de veces con nosotros ese verano. Mi padre siempre trataba de ayudarla. Él amaba a Peter y sabía que Claudia era una buena persona en el fondo. Solo trataba de sacarla de la casa y mostrarle, de una manera humilde, lo que se estaba perdiendo con su propio hijo.

―Tú te convertiste en un objetivo, Lali. Odiaba a mis padres, estaba preocupado por mi hermano, y estaba seguro que no podía confiar en nadie más que en mí mismo. Cuando te odiaba, me hacía sentir mejor. Muchísimo mejor. Incluso después de darme cuenta que nada era tu culpa, todavía no podía dejar de odiarte. Se sentía bien, porque no podía lastimar a quien quería hacerles daño.

Silenciosas lágrimas corrían por mi rostro, y Peter se acercó y tomó mis mejillas en sus manos.

―Perdóname ―susurró―. Sé que no debí hacerte eso. No me odies.

Negué.

―No te odio. Quiero decir estoy un poco molesta, sobre todo molesta por el tiempo perdido.
Envolvió los brazos alrededor de mi cintura y me atrajo.

―Dijiste que me amaste. Odio que perdiéramos eso ―dije tristemente.

Se agachó y me agarró de la parte posterior de mis muslos y me levantó. Me cortó la respiración y me aferré a su cuello. Su cuerpo cálido solo me dio ganas de acurrucarme junto a él. Envolví mis piernas alrededor de él mientras se dirigía a la cama y se sentó.

Puso una mano en mi cara y guió mis ojos a los suyos.

―Nunca lo perdimos. Por mucho que traté, nunca pude borrarte de mi corazón. Es por eso que era un imbécil y mantenía a los chicos lejos de ti. Siempre fuiste mía.

―¿Tú eres mío? ―le pregunté mientras limpiaba mis lágrimas.

Me besó la comisura de la boca suavemente, y sentí el calor extenderse en mi cuello.

―Siempre lo he sido ―susurró contra mi boca.

Envolví mis brazos alrededor de él, y me abrazó fuertemente mientras enterraba mi cara en su cuello. Mi cuerpo se relajó contra el suyo sabiendo sin dudarlo que por fin habíamos cruzado. Él no me haría daño de nuevo y sabía que lo necesitaba igual que al agua.

―¿Estás bien? ―preguntó. Siendo un poco tarde para una pregunta tonta, pero deseando saber su respuesta.

―¿En serio? ―respondí.

Y me encantaba eso de él. Había sido abandonado, abandonado e indefenso para proteger a su hermano. Mi vergüenza en sus manos parecía poca cosa comparada con esto. Pero también sabía que su trauma no era excusa para tratarme tan mal durante todos estos años.

―Lo estaré ―le prometí. Si él podía dar el paso de confiar en mí con todo esto, entonces podría tratar de seguir adelante, también.

―Te amo, Lali.

Se acostó en la cama, y me quede junto a él, agarrándolo fuertemente. Nos quedamos así, abrazados, hasta que sentí el constante aumento y la caída de su pecho que me dijo que estaba dormido.

                                                                         * * *

Era más de medianoche cuando desperté. Me había quedado dormida medio abrazada al pecho de Peter. Mis piernas entrelazadas con las de él, mi cabeza metida en su cuello, y mi brazo en su pecho. Su olor almizclado y el viento llenaban mi mundo y cerré los ojos mientras mis dedos se enroscaban en su cabello. Mis labios se deslizaron por un lado de su suave cuello, saboreando su piel salada con una incontrolable necesidad de tocarlo con algo más que mis manos.

Mierda. Estaba dormido. Y también lucía tranquilo. No estaba preocupado o con la frente arrugada, y no tenía el rostro desfigurado por su ceño fruncido.

Sacudiendo la cabeza y decidiendo dejarlo solo, me salí con cuidado de la cama. Yendo a las puertas dobles para tirar de las cortinas, me di cuenta que llovía ligeramente porque salpicaba los cristales de mis ventanas.

Perfecto. Tenía a Peter y una tormenta. Y no podía dejar de sonreír.

Me quité los calcetines y caminé de puntillas por la habitación, dejándolo dormir.

Al salir por la puerta trasera de la cocina, salí al porche descalza. Mis dedos se estremecieron y apreté los puños con renovada energía corriendo ya a través de mi cuerpo. El aire olía como el otoño. Al igual que manzanas y hojas quemadas.

El toldo me protegió de mojarme, así que bajé las escaleras hacia los ladrillos del patio. Las gotas de agua caían sobre mis pies, derramándose entre mis dedos, y el zumbido familiar de la electricidad pegado a mi piel. Crucé los brazos sobre mi pecho para mantenerme caliente, sentí una ola de escalofríos de repente sobre mis brazos y piernas mientras escuchaba la tranquila caída de la lluvia salpicando los árboles y el suelo.

Inclinando la cabeza hacia atrás para que la llovizna cubriera mi cara, me sentí años más joven de lo que me había sentido últimamente, el tintineo de las campanas de viento del patio trasero de la señora Lanzani, me llevaron por una meditación tranquila.

La lluvia estaba poniéndose un poco pesada, y cerré los ojos mientras el suave viento acariciaba mi cara. 

Los pensamientos flotaban en mi mente como nubes, y nada existía, solo el estruendo distante de los truenos y mi cabello esparcido por el viento.

A medida que la llovizna se volvía un aguacero, abrí los ojos y me volví para entrar al interior de la casa. 

Una aparente calma había caído sobre mí, pero estuve a punto de gritar cuando vi a Peter inclinado en la puerta de atrás de la casa.

―¡Peter! Me asustaste. Pensé que estabas dormido.

Sostuve mi mano en mi pecho, mi corazón se sentía como si estuviera tratando de salir de mi pecho.
Pero Peter no decía nada, y se enderezó cuando empezó a acercarse a mí. Sus ojos eran alarmantemente intensos. No parecía enojado, pero parecía a punto de explotar.

Si tan solo pudiera moverme, entonces me encontraría con él a mitad del camino. Pero me quede ahí atrapada. Sus penetrantes ojos ardían, y lucía… hambriento.

Cuando me alcanzó, sus manos se posaron en mis caderas, y me miró a los ojos por un minuto. Normalmente, cualquier contacto visual directo conmigo por un largo tiempo se sentía incómodo, pero Peter me miraba como si fuera su última comida.

Y vaya si no me encantaba.

Sus dientes se veían cuando respiraba y sus ojos cortaban a través de mí. Sabía lo que quería, y cuando me acordé de lo bien que sabía su piel cuando la había probado, no podía dejar de tocarlo.

Puse mis brazos alrededor de su cuello, me puse de puntillas para alcanzar su boca. Ahí es donde terminó mi control sobre la situación.

Él era como un animal hundiendo sus dientes en una jugosa presa. Uno de sus brazos se envolvió alrededor de mí, mientras que con el otro sostenía mi rostro. Guió cada uno de nuestros movimientos. Cuando empujo, me rendí.

Su lengua hizo que le apretara su culo. Estaba tan caliente, y cuando uso sus dientes para morder mis labios, sabía lo que quería, también.

Mi pulso estaba acelerado, y tenía un dolor desesperado entre mis piernas. Lo necesitaba. Lo necesitaba dentro de mí.

―Estás helada ―dijo mientras la lluvia empapaba su ropa.

―Caliéntame ―le supliqué.

Le había dejado un rastro de besos suaves a lo largo de su cuello y mandíbula y lo oí contener el aliento cuando mi lengua salió para saborear otra vez su piel.

―Te amo, Peter ―le murmuré en su oreja.

Tomó mi cabeza en sus manos y capturó mi boca en un beso profundo. Su aliento era caliente y sabía a lluvia. Como un recuerdo que buscaba guardar dentro de mí para siempre.

―Podemos esperar ―sugirió, pero era más bien una pregunta.

Negué lentamente, el deseo se fundía en mi vientre como un incendio. No perderíamos más el tiempo.

Levanté el dobladillo de su camisa y se la saqué por la cabeza y dejé que mis manos acariciaran los rincones de su piel. Mis dedos flotaban por su espalda, y él se tensó cuando deliberadamente acaricié una de sus cicatrices. Lo ansiaba. Todo de él. Quería que supiera que no le tenía miedo, que amaba cada parte de él.

Sosteniéndole la mirada, saqué mi blusa de seda negra por encima de mi cabeza y desabroché mi sujetador, dejando que ambos cayeran al suelo. La respiración de Peter se cortó, y gimió cuando sus dedos tocaron mis pechos. Su toque envió fuego por todas mis venas, mis puños se cerraron anticipando.

Quitó mi cabello empapado de mis hombros y me bebía con sus ojos. Normalmente, yo era consiente de todo. Nunca he caminado desnuda por el vestuario. Pero me encantaba su mirada sobre mí.

Peter me atrajo hacia él, y el pulso en mi interior latió más fuerte cuando sentí su piel contra mis pechos desnudos. Nuestros labios se fundieron apurados y cuando sentí su dureza a través de sus jeans, gemí, pensando que seguramente me iba a perder.

Te necesito.

Me quité mis jeans y dejé escapar un pequeño gemido cuando inesperadamente me levantó. Mis piernas fueron alrededor de su cintura, y me llevó a través del patio a la tumbona que tenía dosel.

Se cernió sobre mí abarcando cada centímetro de mi cuerpo con su mirada. Inclinó su cabeza y me besó en el pecho sobre mi corazón. Mi cuerpo se sacudió cuando tomó un pezón en su boca y ahora ya no podía sentir el frío.

―Peter… ―Mi pecho se estremeció con un placer abrumador.

Mientras lo succionaba, su mano rozaba mi cuerpo, acariciando mi cadera y la pierna. La presión dentro de mí era agonizante, y sabía lo que necesitaba.

―Peter, por favor.

Dejó mi pecho y continuó besándome por mi estómago, su lengua hacía que me sacudiera cada vez que tocaba mi piel.

―Ten paciencia ―ordenó―. Si sigues pidiéndomelo vas hacerme perder el control.

Mientras me besaba, sacó mis bragas por mis piernas y las dejó caer al suelo. Poniéndose de pie, sacó un condón de su billetera y se desabrochó sus jeans, haciéndolo todo en un suave movimiento.

Oh, Mi Dios. Definidamente estaba tan listo como yo.

Bajando junto a mí, se colocó entre mis muslos, su palpitante dureza frotándose contra mí. Cerré los ojos, el temblor de mi clítoris por su piel acariciando mi sexo enviaba olas de deseo por todo mi cuerpo. Esto era todo. Lo necesitaba dentro de mí. Justo. Ahora.

Miró cuando envolví mis piernas alrededor de él, arqueando mi cuerpo junto al suyo, lo sentí deslizarse contra mi apertura.

Gimió de deseo… o tal vez de agonía, y no podía dejar de amar ese sonido. Todo era perfecto. Tenerlo. Bajo la lluvia. Y me amaba.

Sacó el condón de su empaque. Deslizándose en él. Se inclinó para besarme.

―Te amo ―dijo antes de deslizarse dentro de mí.

―Ahhh… ―Me quede sin aliento y mi cuerpo se pudo rígido e inmóvil.

Peter se detuvo y se echó hacia atrás para mirarme. Estaba sin aliento y sonrojada cuando me miró preocupado y enamorado.

Sabía que dolería, ¡pero esto duele! Tomé varias respiraciones profundas tratando de que mi cuerpo se ajustara.

―¿Estás bien? ―me preguntó.

Asentí, sintiendo poco a poco desvanecerse casi inmediatamente el dolor.

―Estoy bien. No te detengas solo hazlo lentamente.

Cuando Peter vio que me relajé, se deslizó profundamente poco a poco hasta estar totalmente dentro de mí
.
―Mierda ―dijo con un suspiro―. Te siento tan bien. Perfecta.

Mantuvo su peso encima de mí, y levanté mis caderas, sintiendo sus embestidas lentas dentro de mí. Empecé a moverme con él, sintiendo el temblor de lo que su cuerpo le hacía al mío. En cada unión, iba con más fuerza dentro de mí. No dolía más

Mi cuerpo se estiraba para tomarlo, pero ahora estaba sintiendo el calor familiar en mi vientre y palpitando entre mis muslos.

No estábamos haciendo el amor despacio y con tiempo. No esta noche. Agarré su rostro para que sus labios se encontraran con los míos. Necesitaba cada centímetro de su cuerpo sobre y dentro de mí. Susurré contra su boca:

―Te siento en todas partes.

Él dejó escapar un ronco gemido.

―No digas eso, nena. O terminaré demasiado rápido.

Nuestros cuerpos se movían en sincronía, mis caderas se levantaban para encontrar las suyas. Él se iba a correr. Tenía los ojos vidriosos y respiraba con dificultad.

Pasé mis dedos por su espalda, que estaba húmeda por el sudor y la lluvia, sentía el poder de sus golpes dentro de mí. Nuestras frentes se encontraron y sus dientes se apretaron mientras miraba hacia abajo a mi cuerpo moverse junto al suyo.

Mi orgasmo llegó rápidamente mientras sus caderas golpeaban las mías, y grité de placer mientras Peter seguía duro. Después de unos segundos su cuerpo se tensó y cerró los ojos mientras se corría también. Nos quedamos allí, inmóviles tratando de recuperar el aliento durante algunos minutos.

No había nada mejor en el mundo que lo que acabamos de hacer. Lo quería para siempre. Todavía podía sentir que estábamos conectados, y no había felicidad más grande que saber que estaba sudando y temblando por mí.

Se inclinó y me besó en los labios después que nuestros cuerpos se habían separado.

―Realmente eras virgen. ―No estaba preguntando.

―Sí ―le repliqué―. No he tenido muchas citas en mi vida, ¿sabes?

Se alzó hasta cernirse sobre mí, Peter me besó en la mejilla y la frente.

―Así que realmente eres mía. ―Su voz era ronca.

Siempre, me dije a mí misma, pero opté por mi sarcasmo habitual cuando le respondí.

―Solo por el tiempo que me hagas feliz.

Me sostuvo mientras me daba una sonrisa cómplice, porque ambos sabíamos que me hacía muy feliz. Rodando sobre nosotros, me quedé encima de su pecho y paso su mano por arriba y debajo de mi espalda.


―No te duermas ―me ordenó―. Puedo hacerte muy feliz de nuevo en cinco minutos.

5 comentarios:

  1. jajajaja apa insaciable el nene ajjaja
    massssss
    @x_ferreyra07

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  2. Wooow por fin y que onda lo hicieron afuera eh?

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  3. Ahhhhh !!!
    Hubo #RockLaliter !!! Vamoss por fin jajaja
    Aww mi vida ella tenia todo lo que siempre amo ! A peter con ella y la lluvia !
    Fue tan no se romántico todo !!
    Ajajajaja ay no Peter me mato con el "no te duermas que puedo hacerte feliz de nuevo dentro de 5min ! Jajajajaja se quedo un poco hoy después de todo jajaja ya quiero leer mas !!esta no ve me atrapo por completo !!!

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  4. Ahora k es suya ,lo va a aprovechar al máximo,jajajajaja

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