viernes, 25 de julio de 2014

Capitulo 20 (Parte 1)

Capitulo 20

Parte 2


Soy mala y lo dividí el capitulo en dos, no saben lo que se viene.
                                                                                                                                           

Nos detuvimos mientras él le dejaba su Range Rover al valet del aparcamiento. Se acercó al mostrador y les dio su apellido.

Observé a las chicas de detrás del mostrador reírse y mirarle. Él debió de haberlas visto porque les dedicó su sonrisa coqueta. Hice rodar los ojos.

El botones llevó nuestras maletas y nos guió hasta el ascensor. — Bienvenido al Ritz Carlton, Sr. y Sra. Lanzani.

Miré a Peter cuando empezó a hablar—: Oh, nosotros no… —Le corté.

—Muchas gracias, lo que mi marido está intentando decir es que no nos quedaremos mucho tiempo. —Peter me dedicó una mirada perpleja.

El ascensor nos llevó a la Suite Presidencial. La puerta se abrió y miré hacia Peter. —¿La Suite Presidencia, de verdad, para una noche?

—No tendré nada excepto la mejor habitación para mi hermosa esposa. ¿No es hermosa mi esposa? —le preguntó Peter al botones con una amplia sonrisa.

—Sí, señor, es muy hermosa. —Miré a Peter y luego le sonreí al botones.

—Querido marido, asegúrate de que le das una buena propina a este joven tan agradable.

Sacó un fajo de billetes del bolsillo y empezó a hojear a través de ellos. Caminé hacia él y agarré un billete de cien dólares y se lo entregué al botones.

—¿Tienes novia o esposa? —pregunté.

—Sí, tengo, gracias señora.

—Ve y cómprale algo bonito, quizás un bonito collar. —Peter me miró y apretó la mandíbula.

—Gracias, señora. Señor, gracias —dijo emocionado mientras salía cerrando la puerta detrás de él.

—¿De verdad, una propina de cien dólares?

—Bueno, es lo que le diste de propina al taxista.
—¿Taxista?, ¿de qué estás hablando?

—La noche que te llevé a casa, tuve que pagar al conductor, y no tenía suficiente dinero, así que cogí tu cartera y le di un billete de cien; eso fue antes de que me dijeras que ibas a follarme realmente duro.

Su mandíbula cayó. —¿Te dije eso?

Sonreí. —Sí, pero estabas borracho, así que te perdono.

Comenzó a caminar hacia mí. —Cien dólares —siguió diciendo mientras sonreía con una mirada juguetona en sus ojos.

—Peter, relájate, es sólo dinero, y tú mismo has dicho que tienes un montón.

Se dirigía directamente hacia mí. Grité y corrí hasta detrás de una silla; él comenzó a acecharme alrededor de la habitación diciendo una y otra vez—: Cien dólares.

Me atrapó cuando corrí hacia la habitación y me lanzó sobre la cama. Se sentó a horcajadas y me sujetó los brazos por encima de la cabeza. Estábamos ambos sin respiración, bajó la vista hacia mí y me miro fijamente a los ojos. Dejé de luchar y le sostuve la mirada; mi corazón estaba acelerado y mi piel ardiendo. Me dolía el cuerpo por él, y mis labios le suplicaban que me besara. Sostuvo mis muñecas y bajó la cabeza hasta que sus labios rozaron suavemente los míos. Me miró de nuevo y soltó mis muñecas. Acarició mi mejilla con suavidad con el dorso de la mano y me
miró a los ojos mientras yo movía mis manos por su pelo. Tragó con fuerza.

Podía oír el fuerte latido de su corazón; se sentía del mismo modo que yo. Me miró como si estuviera buscando mi alma; luego sus labios tocaron los míos cuando nos besamos, y cayó sobre mí mientras nuestras lenguas se encontraban por primera vez. Este era nuestro primer beso, y estaba lleno de tanta pasión y emoción. Fue suave, sin forzarme. Se tomó su tiempo explorando mi boca de tal forma que me hizo sentir amada. De repente rompió el beso y se apartó, separándose de mí y sentándose en el borde
de la cama.

—Lo siento, La, no puedo.

¿No puede? ¿Básicamente viola mi boca y ahora se sienta allí y dice que no puede? Una ola de dolor y rechazo asaltó mi cuerpo.

—¿Por qué no, Peter, por qué no soy una de tus putas? —Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.

Se levantó y me miró. —Tú no eres una puta, simplemente no puedo, La.

Me senté y le rogué. —Por favor, sólo dime qué está mal y por qué no me deseas.

—Te deseo, Lali, ese es el problema; te deseo jodidamente demasiado.

—¿Cómo es eso un problema? —grité.

Se volvió y me miró con furia en los ojos. —Tú no quieres conocer mi yo real. No soy una buena persona; uso a las mujeres para el sexo. No puedo tener relaciones reales; no quiero hacerlo.

—No tenemos que tener una relación; podemos ser sólo amigos con beneficios.

Sí, allí estaba, acababa de gritarle la cosa que más odiaba al hombre del que me estaba enamorando. Se quedó allí de pie y se pasó las manos a través del pelo. Me acerqué a él.

—Peter, por favor, te necesito. —Una única lágrima cayó de mi ojo.

—No, La, no me hagas esto a mí, a nosotros; no puedo dormir contigo.

La ira y la rabia crecieron en mi interior. Él no me daría una respuesta correcta o una explicación, así que hice lo que mejor hago.

—Que te jodan, Peter Lanzani, que te jodan. —Me di la vuelta y salí de la habitación, cogí mi bolso y me dirigí hacia la puerta. Peter me siguió.

—No te atrevas a salir por esa puerta, Lali —gritó.

Puse la mano sobre el picaporte y lo sostuve por un segundo mientras tomaba una profunda respiración. Empecé a abrir la puerta, cuando Peter se acercó por detrás de mí y la cerró de golpe. Me dio la vuelta y me empujó contra la puerta.

—Follo mujeres por el placer que eso supone, no hay emoción para

mí cuando las follo; nunca ha habido. —Más lágrimas cayeron por mis mejillas.

5 comentarios:

  1. masssssssss
    muy buena la nove

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  2. mas mas mas por favor.
    amo esta novela.
    genia genia genia

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  3. Ay dios!!!!! × que cap!!!
    Así que el no se te nada solo por placer!!!
    Ay no me dio tanta ternura Lali!!
    Te necesito y el que le dice eso!!!
    Ayy Peter que te paso para que fueras así?!!
    No hay sentimientos!!!
    Que pasará ?!!

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  4. Aayy me encantó!, te juro!

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  5. Será k nunca se ha enamorado d verdad

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