Capitulo 7
Le Sur era tan hermoso como pensé que
sería. El ambiente era impresionante, con su luz tenue y ambiente romántico.
Los pisos de mármol eran excelentes, al igual que las pinturas que colgaban en
las paredes representando a París. Las mesas estaban cubiertas con manteles de
satén, y las comidas eran servidas en porcelana delicada.
—¿Te gusta el lugar? —preguntó Peter
cuando notó que yo miraba alrededor.
—Sí, es un hermoso restaurante. —Sonreí.
El camarero nos trajo la cena mientras
Peter estaba a punto de hacerme una nueva pregunta.
—Dijiste que eras voluntaria en un
comedor comunitario, ¿se puede saber, por qué? —La expresión de su rostro me
dijo que se sentía algo intrigado por ello.
Tomé mi tenedor y cuchillo y corté mi
pollo mientras procedí a responder a su pregunta.
—Me gusta ayudar a la gente necesitada,
debería saber eso a estas alturas, señor Lanzani.
Negó con la cabeza. —Sí, fue una
pregunta tonta, ¿no?
—Tuve una infancia difícil y digamos que
no hubo nadie que me ayudara. —Sus ojos nunca dejaron los míos; escuchaba de
cerca cada palabra que yo decía.
—¿Qué hay de sus padres? ¿No le
ayudaron? —Bajé la mirada, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Mi madre murió de cáncer cuando yo
tenía seis, y mi padre fue un alcohólico que murió justo antes de mi décimo
octavo cumpleaños.
La expresión de su rostro cambió, pasó
de dura a suave en cuestión
de segundos.
—Es por eso que me ayudó anoche, ¿Por
qué cree que soy un alcohólico? —preguntó. Tomé el último bocado de mi cena y
dejé el tenedor.
—No, mi padre murió ahogado en su propio
vómito en una de sus noches de borrachera. Lo encontré muerto en su cama a la
mañana siguiente. No quería ese mismo destino para usted. La gente no comprende
cuan fácil es que algo así suceda. Pasé toda mi vida cuidando de mi padre, quien
absurdamente bebió hasta el olvido casi todas las noches porque no podía
superar la muerte de mi madre, así que para mí es una segunda naturaleza ayudar
a la gente.
No sabía qué decir, yo creo que lo
sorprendí. Levantó su copa e indicó que hiciera lo mismo.
—Bueno, gracias por su ayuda anoche, a
pesar de que me molesté esta mañana por encontrarle en la cocina, lo aprecio.
—De nada —Sonreí.
Cuando estábamos dejando el restaurante,
noté que varias mujeres miraban a Peter con lo que parecía lujuria. Algunas se
relamían los labios mientras pasábamos, y otras le
analizaban de arriba a abajo. Fue bastante desagradable, pero entendía por qué lo
hacían. Él era, sin duda, algo para ser admirado. Caminamos hacia fuera, y
me miró.
—¿Se le antoja un helado? —pregunté.
Me miró desconcertado, como si yo
estuviera loca o algo así.
—No, no quiero helado, la llevare a casa
y luego tengo otro lugar en el que estar. —Aquí venía su grosería otra vez, me
sorprendió que le tomara tanto tiempo.
—Oh, vamos, yo invito. Conozco una
heladería muy buena, a un par de cuadras de distancia, que está abierta las 24
horas.
—Señorita Esposito, no quiero ningún
helado, ahora entre al auto, así Nico la podrá llevar a casa. —Su tono era
firme.
Empecé a caminar calle abajo. Quería un
helado. Si él no quería, era su problema, pero yo conseguiría mi helado con o
sin él.
Moví mi mano mientras me alejaba. —Gracias
de nuevo por la cena, señor Lanzani, nos veremos por ahí nuevamente.
—Señorita Esposito, vuelva aquí —gritó
por la calle. Rodé los ojos y seguí caminando. De repente, él estuvo a mi
lado, murmurando—: Señorita Esposito, no voy a repetirle que entre
al coche.
Me detuve y me volví hacia él, empujando
mi dedo en su pecho. — No recibo órdenes de nadie, señor Lanzani, especialmente
de personas que sólo he conocido menos de veinticuatro
horas. No soy su responsabilidad. Me agradeció por mi ayuda con una buena
cena, y ahora ha llegado el momento de separarnos. Tomaré un helado,
y luego llamaré un taxi para que me lleve a casa.
Se quedó atónito, incapaz de hablar.
Seguí caminando y me siguió. Lo escuché en el teléfono. —Nico, supongo que
iremos por helados, te llamaré cuando decidamos marcharnos. —El tono de su voz
era molesto.
—No tiene que venir conmigo si no le
gusta el helado —dije.
—Nunca dije que no me gustase, solo no
se me antoja.
—Entonces, ¿por qué me sigue, señor
Lanzani?
—Está ciudad no es segura para que una
joven y hermosa mujer camine sola, especialmente por la noche, ¿cuántas veces
se lo tengo que explicar?
Escuché la parte de "hermosa"
y no pude dejar de sonreír. Mis pies comenzaban a matarme en mis tacones de
diez centímetros, así que me detuve abruptamente en medio de la acera y me los
quité.
—¿Qué cree que hace? —preguntó.
—Quitarme los zapatos porque mis pies me
están matando —dije mientras usaba su brazo para mantener el equilibrio.
—¿Caminara descalza sobre esta acera
sucia?
Me reí. —Sí, señor Lanzani —Comprendí
que él odiaba la idea, era tan formal y correcto. Caminamos hasta la puerta de
la heladería, y me puse de nuevo mis zapatos.
—Hola, ¿puedo ayudarle? —preguntó una
chica alegre detrás del mostrador.
Miré a los diferentes helados detrás del
cristal. —Quiero una sola cucharada de chocolate en un cono de galleta, por
favor.
—¿Y para usted, señor? —preguntó la
chica alegre.
Peter me miró y suspiró. —Una sola
cucharada de vainilla en una taza. —Sonreí y golpeé mi hombro contra el suyo.
Busqué mi billetera para pagar, pero Peter ya le había entregado a la chica su
dinero.
—Le dije que yo invito.
—No se preocupe por eso, señorita
Esposito, puedo darme el lujo de comprarle un helado —Rodé mis ojos y me senté
en la mesa de hierro forjado, Peter se sentó frente a mí. Lo vi comer su helado
mientras escondía una pequeña sonrisa. Descubrí
que él lo estaba disfrutando.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la
última vez que comió un helado? —pregunté.
Me miró perplejo. —No lo sé. Supongo que
desde que era un niño.
—Me está tomando el pelo, ¿no has tenido
el helado desde que eras un niño?
—No, ¿es eso un problema?
—No, sólo estoy sorprendida.
—Creo que encontraría un montón de cosas
sorprendentes acerca de mí —dijo. Torcí mi cara y lo miré.
—Así que, ¿a dónde irá después? —No es
que fuera de mi incumbencia, pero hizo un punto para avisarme que tenía que
estar en alguna parte.
Levantó una ceja. —Señorita Esposito, no
creo que quiera saber la respuesta.
Terminamos nuestro helado cuando vi a
Nico estacionar la limusina en la acera. Se levantó y abrió la
puerta para mí.
—Gracias, Nicolas, es un caballero —dije
mientras miré Peter.
Gracias a Dios que no vivía muy lejos,
porque hubo un incómodo silencio todo el camino a casa. La limusina se detuvo
en mi casa, y podía ver Peter inclinándose para analizarla.
—¿Tienes su propia entrada exterior? —Frunció
el ceño.
—Sí, no vivo en un edificio de
apartamentos de lujo con un portero y ascensor privado. Este es mi pequeño
apartamento con su propia entrada exterior —Me miró con irritación.
—No quise decir eso, creo que no es
seguro, cualquiera puede forzar la entrada —Lo miré y le agradecí por poner ese
pensamiento en mi cabeza. Me incliné y le di un beso en la mejilla. Me pareció
extraño que se estremeciera ante mi toque.
—Gracias por la cena y el helado, me lo
pasé muy bien.
—De nada, tenga una noche agradable,
señorita Esposito.
Salí de la limusina y me incliné hacia
adelante, así pude estar frente él y le guiñó un ojo. —Que tenga una noche agradable,
señor Lanzani.
Cerré la puerta y entré en mi
apartamento. Me quité mis zapatos asesinos y los tiré. Dios, me dolían los
pies, pero valió la pena el dolor por poder comer en Le Sur. Mi sospecha acerca
de Peter y que posiblemente tuviera que estar en alguna parte fue que iría a
recoger a una mujer para tener sexo. Tuve la clara sensación de que era ese
tipo de persona. Dijo que no "tiene" relaciones, pero es un hombre y
todo hombre tiene necesidades, e iba a asegurarse de satisfacerlas.
Reflexioné por qué alguien querría una
relación con él, de todos modos. Es simplemente grosero y arrogante, sin
mencionar que me parece un poco controlador. Oh, diablos, nunca he conocido a
nadie tan controlador, pero ¿por qué mi corazón se agita cuando estoy cerca de
él?
Me reí para mis adentros, pensando en la
noche, y como en más de una ocasión le molesté mientras subía a mi cama y me
quedaba profundamente dormida.
Maassss
ResponderEliminarSubi otro! Parece interesante la nove!
ResponderEliminarFlor..
Jajajajajaja,Lali lo pone nerviosito!!!!
ResponderEliminarPeter es muy estricto
Agh el super educado le envía u a tarjeta para una cena!!!
ResponderEliminarJajajaja ja Lali le vale y no le hace zafó y Peter no está acostumbrado a eso!!!
No quería helado pero se lo comió jajaja
Que pasará de volverán a ver?! Que intriga