Me tomé mis quince píldoras de cada
mañana y cada noche, y mi cuerpo se estremeció por una hora. Hasta ahora, ese era
el único efecto secundario que tenía y después de lo que la quimio me hacía,
era como un trozo de pastel. Ocupé el último par de semanas para absorberme a
mí misma en mi obra y pasar tiempo con Gaston y Landon. Pronto se convirtieron
en mis mejores amigos en California. A pesar de que intenté mantenerme ocupada,
pensaba en Peter cada día y noche. Candela me mantuvo informada y nada había cambiado;
él no estaba haciendo nada para encontrarme.
La soledad que sentía estaba más allá de
lo que nunca había experimentado antes. Cuando estábamos separados en Nueva York,
tenía el consuelo de saber que él estaba en la misma ciudad y que eventualmente
correríamos al otro; pero no está aquí en California y el factor soledad es
diez veces peor. Revisaba mi correo electrónico cada día, con la esperanza de
que me enviaría uno, pero no lo hizo y yo tampoco, porque era obvio que él me
había superado. Sacaría su foto en línea y pondría mi muñeca sobre mi corazón.
Algunas veces, sólo ver una foto de él aliviaba el dolor, pero la mayoría de
las veces lo hacía peor.
En dos días conseguí mi primera serie de
inyecciones. Estaba nerviosa por no conocer los efectos que tendrían en mí, así
que decidí tomar la mañana e ir a la tienda. Necesitaba abastecerme de algunas
cosas en caso de que no pudiera dejar el apartamento. Me puse mis pantalones cortos
caqui, una camiseta sin mangas de color negro y un par de sandalias de tiras
negras que conseguí en una venta cuando me mudé aquí. Pasé por el apartamento
de Gaston y Landon para preguntar si necesitaban que les trajera algo;
gentilmente dijeron que no, pero que lo apreciaban. Caminé por la calle y giré
en la esquina a Trader Joes, y cogí algunas cosas para abastecer mi
refrigerador. Tomé el sol de California mientras regresaba al apartamento.
Me agaché por mi bolso y saqué la barra
de Twiz que ansiaba desesperadamente. Levanté la vista cuando casi llegaba al
edificio y llegué a un punto muerto cuando lo vi inclinado contra el costado de
un Porsche convertible negro. Me miró y
sonrió.
—Eres una mujer difícil de encontrar,
Srta. Esposito.
Sentí como si la vida me daba otro
aliento mientras mi corazón empezaba a correr. Dejé caer mis bolsas al piso y
corrí hacia él tan rápido como podía. Él ya no estaba apoyado contra el auto
cuando salté y envolví mis piernas y brazos a su alrededor. Me agarró,
envolviendo sus brazos alrededor mío y sosteniéndome fuerte.
—Oh, nena, te he extrañado tanto —susurró
en mi oído.
—Te extrañé y lo siento.
—Shh… sin disculpas, la única cosa que
importa es que te encontré y a salvo.
Levanté mi cabeza, acuné su rostro con
mis manos y lo besé apasionadamente. Nuestras lenguas se encontraron con
entusiasmo y alegría mientras nuestro beso perdido desde hace mucho tiempo nos dejaba
sin aliento. Lágrimas empezaron a correr por mi rostro cuando me bajó, y
suavemente limpió mis mejillas con su pulgar.
—¿Déjame verte? —dijo mientras me dio la
vuelta. Me agarró y sostuvo fuerte—. Luces tan hermosa como cuando te fuiste.
Gaston y Landon salieron de su
departamento aplaudiendo. Giré mi cabeza y sonreí. —Chicos, este es…
Gaston levantó su mano. —Ya conocimos a
este hermoso hombre, La. —Los miré y luego a Peter.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Tu sexy y ardiente chico llegó a la
oficina de alquiler y quería saber si estabas rentando un apartamento aquí y
nosotros dijimos ¡SÍ! Le dijimos que habías ido a la tienda, pero que estarías
de vuelta.
Peter besó mi coronilla. —Tienes muy
buenos amigos aquí.
Lo abracé de nuevo mientras Gaston y
Landon se acercaban y recogían las bolsas que dejé en el cemento. Peter puso su
brazo a mí alrededor cuando caminamos hacia el edificio.
—Mira, sin entrada privada. —Sonreí.
—Estás aprendiendo —rió suavemente.
Lo llevé a mi apartamento. Gaston y
Landon entraron, pusieron las bolsas en el mostrador y rápidamente se fueron,
cuando Landon me dio un guiño. Peter se giró y pasó un dedo a lo largo de la
línea de mi mandíbula y sobre mis labios.
—Tienes mucho que explicar, pero primero
voy a hacerte el amor.
Jadeé mientras mi cuerpo se estremeció.
Rozó sus labios suavemente contra los míos mientras su lengua bajaba por mi
cuello. —Sabes tan bien, ha sido demasiado tiempo, Lali ; te necesito. Necesito
estar dentro de ti.
Sus palabras sonaban desesperadas
mientras mi cuerpo rogaba que me tomara. Me levantó y llevó a mi habitación,
sus labios nunca dejando los míos. Me puso frente a la cama y levantó mi camisa
sobre mi cabeza, arrojándola a un lado. Sus manos recorrían mis costados y
caderas mientras dejaba escapar un ligero gemido. Desabrochó mi sujetador y lo dejó
caer al piso. Sus manos estaban acunando mis pechos y tomando mis pezones con sus dedos mientras su lengua
exploraba mi ombligo. Encontró su camino hacia mis pechos, mordiendo suavemente
mi pezón mientras me quitaba mis pantalones cortos. Mi cuerpo estaba en llamas
y el dolor que sentía por él era un dolor mucho más fuerte que antes. Ni
siquiera necesitaba tocarme; mi cuerpo estaba en constante estado de dolor cada
vez que él estaba cerca de mí.
Atraje su cara a la mía y lo besé,
dejándole saber cuánto lo necesitaba y quería. Gimió cuando mis manos sacaron
su camisa y mis uñas se clavaron ligeramente en su espalda. Se apartó de mí
para quitarse los zapatos y bajarse los pantalones. Observé su masculino cuerpo
mientras el fuego en mi interior rugía. Me rodeó con sus brazos y gentilmente
me dejó en la cama, cerniéndose sobre mí y mirándome a los ojos.
—Me haces sentir vivo, como nunca nadie
lo ha hecho.
Pasé mis manos por su perfectamente
despeinado cabello y lo atraje para darle un beso. Sus manos viajaron de mis
pechos al borde de mis bragas. Presionó su erección en mí mientras arqueaba mi
espalda rogando por más. Deslizó su mano hacia la parte delantera de mi ropa
interior y gimió. —Lali, estás tan mojada.
—Esto es lo que me haces Peter, sentir
cada pedazo de ella.
Deslizó sus dedos dentro de mí y
gentilmente los trabajó mientras su pulgar hacía círculos, excitándome más de
lo que ya estaba. El dolor se estaba haciendo insoportable.
—Quiero que te vengas ahora, Lali,
mientras mis dedos están dentro de ti, dándote placer. —Sus palabras me
enviaron al olvido mientras gritaba por el increíble orgasmo que este hombre me
dio—. Esa es mi chica. —Sonrió.
Con él todavía cerniéndose sobre mí y su
lengua haciendo círculos en mi pezón, me estiré y agarré su erección,
acariciándola gentilmente y sintiendo la humedad mientras movía mi pulgar
suavemente sobre la punta. —Oh, Dios, Lali.
Sus labios se movieron a los míos cuando
lo empujé y me puse encima. Sonrió y se mordió el labio inferior. Quería tomar
el control de él; quería darle placer tanto como me lo dio a mí. Me senté a
horcajadas y lo tomé en mi interior, moviéndome suavemente hacia arriba y hacia
abajo. Sus manos viajaron sobre mis pechos mientras tomaba mis pezones entre sus
dedos.
—Eres tan hermosa, especialmente cuando
te veo así —gimió.
Estaba hinchándome mientras me movía
hacia atrás y adelante, preparándome para mi siguiente liberación. Mis manos
estaban plantadas firmemente sobre su pecho y las suyas en mis caderas;
moviéndome arriba y abajo.
—Mírame, Lali; necesito verte venir.
Lo miré directamente a los ojos mientras
nuestra respiración era pesada y me movía arriba y abajo, atrás y adelante, más
y más rápido. Sus gemidos se hicieron más fuertes y sus ojos nunca dejaron los
míos.
—No te vengas todavía nena, quiero que
lleguemos juntos —jadeó. Flexionó sus caderas bajo, así estaba más adentro, sin
creer que fuera posible pero lo era. Se movió arriba y abajo conmigo, y
nuestros cuerpos se convertían en uno.—Grita para mí, nena. Quiero escuchar lo
que te hago.
Eso me envió a la cima cuando no pude
aguantar más y tampoco él; una estocada final mientras ambos nos veníamos sin
alejar nuestros ojos del otro. Colapsé sobre su pecho y hundí mi cabeza en su
cuello. Me quedé ahí mientras frotaba sus manos por mi
espalda, y besé suavemente su cuello, disfrutando su increíble olor. Nuestros
ritmos cardiacos se regularon así como nuestra respiración. Salió de mí y me
quedé de costado mientras él me enfrentaba, empujando mi cabello hacia atrás de
mi oreja, sin decir una palabra. Él no necesitaba decir nada; sabía exactamente
lo que estaba sintiendo sólo por su mirada y tacto. No quería dejar jamás esta posición;
quería esta así por siempre.
—Dime qué estás pensando —dijo. Tomé su
mano y la llevé a mi boca.
—Estaba pensando en cuan feliz estoy de
que me encontraras. — Sonrió y pasé mis dedos por su brazo.
—Puedes acecharme cualquier día, Sr.
Lanzani.
Se sentó y me atrajo más, así mi cabeza
estaba descansando sobre su pecho.
—¿Cómo me encontraste? —pregunté.
Me besó en la cabeza. —Te diré todo y tú
me dirás todo mientras conseguimos algo de comer, estoy muriendo de hambre.
Levanté mi cabeza y fruncí el ceño. —¿Quieres
decir que tenemos que dejar esta cama?
—Sí, cariño, pero confía en mí, vamos a
estar en ella muy pronto.
Me estiré y lo besé en los labios y
salimos de la cama. Nos vestimos y nos dirigimos a la habitación principal del
apartamento.
—Este departamento es muy bonito, mejor
que el de Nueva York. — Lo golpee en el brazo cuando lo pasé.
—Oye, me gusta mi pequeña caja en Nueva
York.
Sonrió y caminó a la cocina. Se detuvo
cuando miró las quince botellas de píldoras alineadas en una fila en el
mostrador. Agarró una de las botellas y comenzó a leer la etiqueta.
—¿Te importaría explicar lo que son
estas? —preguntó mientras me daba una mirada de dolor. Tomé sus manos y lo
llevé al sofá.
—Estoy en un estudio experimental, por
eso vine aquí. —Empezó a interrumpir, pero puse mi dedo sobre su boca—. Déjame
terminar.
Sonrió mientras tomaba mi dedo en su
boca y lo chupó. Me reí y lo saqué para continuar. —Tengo que tomar esas
píldoras cada día. Una vez al mes voy al hospital y consigo una serie de tres
inyecciones, se llama un tipo de Inmunoterapia. Tengo que hacer esto por un
periodo de tres meses. Una vez completados los tres meses, el doctor analizará
mi sangre para ver si el cáncer se ha ido; si no lo ha hecho, entonces
continuaré por otros tres meses. Ni siquiera sé si va a funcionar —dije
mientras bajaba la mirada.
Levantó mi barbilla, así estaba
mirándolo. —Funcionará; tiene que funcionar.
—Es sólo un experimento, Peter; es la
primera vez que se está haciendo en humanos, por lo que ahora no sé lo que
pensar.
—Eres fuerte La, eres la persona más
fuerte y más obstinada que jamás he conocido en mi vida, y si alguien puede
salir a través de esto eres tú, pero tienes que dejar de huir de mí. —Tomé su
mano que estaba acariciando mi mejilla.
—Lo sé; sólo estoy tan asustada.
Agarró mis manos, las volteó para mirar
mis tatuajes y besó suavemente cada uno de ellos. —No tengas miedo, estoy aquí
y voy a ayudarte a pasar por esto. Incluso si este experimento no funciona, no importa,
porque volaré contigo alrededor del mundo para encontrar el tratamiento que
funcionará porque —tomó una profunda respiración—, te amo Lali Esposito y te
protegeré.
Lágrimas corrían por mi rostro mientras
escuchaba las palabras que nunca le dijo a nadie antes. Lo abracé tan fuerte
como podía y susurré en su oído—: También te amo. —Sus dedos se cerraron en la
parte inferior de mi camisa cuando la levantó gentilmente. Mi corazón empezó a
correr cuando me inclinó hacia atrás en el sofá e hicimos el amor.
Awww me encantaaa
ResponderEliminarmaass
Aayy me encantó!.
ResponderEliminarSabía que la iba a encontrar!.
Seguila por favor!.
Jenny
En un momento pensé que ella estaba soñando!, pero fui feliz cuando me di cuenta que no.. Jaja
ResponderEliminarOtro por favor'
Menos mal que la encontró!. Ya me estába desesperando
ResponderEliminarOtro please
aaawwww que lindo cap.....continuala
ResponderEliminarAhhh la encontró!!!!!!
ResponderEliminarJksksksksksls
JAJAJAJAJA me mataron gaston y su amigo jaja
Ahhh que tiernos dios!!!
PARA LE DIJO QUE LA AMA!!!!
que pasará?!!
P. D ya se va a terminar?!!!
Se dijeron que se aman!.
ResponderEliminarYo amo ésta novela!.
Maaass
Se aman!!!!.
ResponderEliminarEl va a estar con ella ,y la protegerá ,todo un amor insistente.
++++++ me encanta
ResponderEliminar@x_ferreyra7