Estaba inclinada sobre el lavabo del
baño, lavando mi rostro mientras Peter se desvestía. —Me encantó verte con
Camden hoy, fue tan dulce y especial.
—Sí, bueno, es un chico muy especial.
Doblé la toalla y la puse sobre el
lavabo. —Me hizo pensar sobre algunas cosas.
Salimos del baño y abrí el cajón para
sacar mi camiseta para dormir.
—¿Qué cosas? —preguntó, vacilante.
—No lo sé, sólo en lo bueno que eres con
él y...
Me cortó instantáneamente. —No puedo
tener hijos, La. Me encargué de eso hace años.
Me giré hacia él y sus palabras hicieron
trizas su camino a través de mi cuerpo. Tomé una respiración profunda y
continué desnudándome y me metí en mi camiseta. El aire que nos rodeaba cambió.
—¿No vas a responder a eso? —preguntó.
Me di la vuelta. —De acuerdo, ¿por qué
no me dijiste eso antes? — Me sentía un poco traicionada por el hecho de que no
me habría dicho eso pronto en nuestra relación. Tal vez pensó que no era
necesario porque yo iba a morir de todos modos.
—No lo sé, simplemente nunca pareció
apropiado.
Luego llegaron, las palabras que sólo mi
boca dirían. —¿Fue porque pensaste que iba a morir y no importaba si nunca lo
sabía?
La expresión en su rostro se quebró y la
angustia se apoderó de él. —¿Cómo puedes decir eso?
Me giré hacia la ventana. —Lo siento, no
era mi intención, y de todos modos, no quiero hijos. Con los jodidos genes de
mi familia, el niño no tendría oportunidad.
Se acercó a mí y puso sus brazos a mí
alrededor y me atrajo hacia él.
—No digas cosas como esas.
—Es la verdad. Mi madre murió de cáncer,
un padre alcohólico, yo con cáncer dos veces. Piénsalo, Peter, el niño estaría
condenado en el momento en que fuera concebido. —Me mató decir esas palabras,
pero era la verdad y estaba siendo honesta con él.
—Te equivocas y no quiero que hables así
nunca más.
Me salí de su agarre. —Bueno, de todos
modos no importa porque ninguno quiere niños, así que fin de la discusión. —Crucé
la habitación hacia la cómoda y tomé la botella de loción.
—¿Te molesta que no pueda tener hijos?
—No. Como he dicho, es lo mejor de todos
modos.
Estaba mintiendo, si me molestaba, y me
molestó que no me lo dijera. Me preparé mientras hacía la siguiente pregunta. —¿Por
qué lo hiciste, Peter?
Tomó una fuerte respiración. —¿Realmente
quieres escuchar la respuesta a eso, La?
No, pero sí quería. Necesitaba oírlo de
él. —Sí, ya que estamos siendo honestos y no guardamos secretos, dime.
Tragó saliva y no dijo nada, no creí que
las palabras saldrían de su boca, pero mi boca no tenía ningún problema. —Ya
que no puedes decir nada, déjame decirlo por ti. Nunca ibas a enamorarte y eso
significaba no tener hijos, así que ¿por qué torturarte con sólo experimentar
medio placer cada vez que tenías sexo con una mujer cuando podías experimentar todo
el placer natural y no tener que preocuparte por nada en el mundo, a excepción
de ignorar las enfermedades de transmisión sexual?
Su rostro se ensombreció y la ira creció
en sus ojos. Estaba realmente enojado por lo que dije.
—Ni siquiera responderé a algo tan
estúpido como eso —gritó.
Continuó vociferando—: Te enoja que no
pueda tener hijos. ¿No eras tú quien dijo que no creía en el felices para siempre
y el amor de cuentos de hadas?
Todo lo que podía pensar mientras me
gritaba era cómo, desde que lo conocí, él cambió todo eso para mí, pero
obviamente yo no había hecho lo mismo por él. Me incliné al suelo en donde dejé
mis pantalones y me los puse.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo?
—gritó.
—No me quedaré aquí esta noche. Eres un
idiota y no quiero estar cerca de
ti en estos momentos.
—¿Soy un idiota? —Se echó a reír—. Tú
eres la que está siendo una perra y exagerada acerca de que yo no pueda tener
hijos.
¿Acababa de decirme perra? Me giré. —¿Soy
una perra porque no me dijiste nada de esto antes?
La ira y la oscuridad consumían sus
ojos. —Realmente quieres ir ahí, Lali, eso de no contarnos las cosas. —Ahora
traía el cáncer y estaba golpeando debajo del cinturón.
—Me arrepentí de eso desde el primer día
y lo sabes. —Mi voz estaba gritando—. ¿Cómo te atreves a tirarme eso en cara?
—Entonces, creo que estamos a mano —gritó.
Oh, no debió haber dicho eso. Mi sangre hervía y mis venas palpitaban llenas de
ira—. Tal vez lo mejor es que te quedes en la habitación de invitados esta
noche, hasta que nos calmemos.
Me di la vuelta y lo señalé con el dedo.
—No voy a quedarme en la habitación de invitados. Me voy a casa, a mi
apartamento al que tan amablemente le llamas una caja.
—¿En serio, Lali? ¿Vas a correr? —Agitó
su mano—. ¿Por qué no? Es lo que haces mejor, de todos modos.
Lágrimas llenaron mis ojos ante sus palabras
frías mientras salía de la habitación y de su penthouse. No vino tras de mí, lo
que me dijo que estaba realmente enojado.
El aire nocturno era frío mientras
miraba alrededor de las concurridas calles de Nueva York. Me di cuenta de que
no tenía mis llaves, así que ir de vuelta a mi apartamento no era una opción.
Esperé un mensaje o una llamada o incluso por él para que me dijera que lo
sentía y llevarme de regreso con él, pero no lo hizo. Llamé a un taxi e hice
que me llevara al hotel más cercano. Estaba débil y exhausta mientras me recostaba
en la cama. Observé mi teléfono esperando que si lo miraba lo suficiente, él me
llamaría y me diría que lo lamentaba.
Me quedé dormida tendida sobre la cama y
fui bruscamente despertada por un mensaje nuevo. “¿Dónde mierda estás? Fui a tu apartamento
y no estabas ahí.”
Rodé mis ojos y rápidamente tecleé mi
respuesta. “No es de tu incumbencia en
donde estoy, recuerda que estoy haciendo lo que hago mejor.”
En cuestión de segundos, recibí otro
mensaje. “Te estás comportando como una
niña y no me gusta. Ahora, trae de vuelta tu trasero a mi penthouse.”
Mierda, hablas de echarle más leña al
fuego, él definitivamente estaba haciendo un trabajo excelente en ello. “Creo que necesitamos tiempo separados para pensar
acerca de lo que nos dijimos anoche.”
Una respuesta repentina que rompió mi
corazón llegó. “También lo creo y, cuando dejes
de comportarte como una niña egoísta, entonces llámame y podremos hablar.”
Hice la única cosa que normalmente hago,
lancé mi teléfono contra la pared y se quebró. Suspiré y tomé un baño caliente,
sollozando mientras el agua corría por mi cuerpo.
Me agaché para recoger los pedazos rotos
de lo que una vez fue mi teléfono. Realmente tenía que controlar eso y dejar de
lanzar cosas. Entré en la tienda de celulares y compré el mismo teléfono con el
mismo número. Puedo decir que no me importaba mi teléfono, pero lo hice porque
qué si Candela o Peter me necesitaban.
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ResponderEliminar@x_ferreyra7
ayy nooo
ResponderEliminarmaass :'(
Ay nooo!!
ResponderEliminarMe. Dio. Mucha tristeza!
Que feo los dos!
Por un lado Lali si era así me si menos lo que Peter pensaba pero tampoco para que el. Digas así de feo
Y Peter que trae a colisión lo del pasado y le grita así
Que mal. Que no fue a buscarla y lo. Que le contesto!!
Ay noo me da cosa y si Peter la trata mal estoy segura que Lali se regresa
No me gusta que se peleen :(
ResponderEliminarno, porfavor esto es un sueño, ellos estan bien , estoy segura jjaja
ResponderEliminarque no peleen!!! no ven que sufrimos JAJA
seguila
Los dos saltan a la mínima.
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