Capitulo 23
Parte 1
Lo amo, lo quiero matar, lo adoro, lo quiero matar, lo amo. Si eso me pasa con Peter. Perdón por no subir el fin de semana, en un rato mas les subo la otra parte.
Lali
Sonidos
desencadenantes.
Suceden muchísimo,
pero mayormente cuando escucho ciertas canciones. Especialmente las canciones
que Benjamin y yo amábamos. Si escucho una canción durante un período
particularmente deprimente, entonces escucharla más adelante, trae de regreso
todos los viejos sentimientos asociados con esa canción. Hay canciones que
solía amar, y que ahora absolutamente me rehúso a escuchar. Desencadenan
recuerdos y sentimientos que no quiero volver a experimentar.
Mi tono de mensajes
de texto se ha convertido en uno de esos sonidos desencadenantes.
Específicamente, el
tono de mensajes de Peter. Es muy distinto, es un fragmento del demo de nuestra
canción “Maybe Someday”. Se lo asigné después de que escuché la canción por
primera vez. Me gustaría decir que es un sonido desencadenante negativo, pero
no estoy tan segura de si lo es. El beso que experimenté con él durante la
canción definitivamente condujo hacia sentimientos negativos de culpa, pero el
beso en sí mismo todavía convierte a mi corazón en un completo desastre de sólo
pensar en él. Y pienso mucho en él. Más de lo que debería.
De hecho, estoy
pensando en él en este instante mientras el fragmento de nuestra canción emana
de los altavoces de mi teléfono, indicando que estoy recibiendo un mensaje de
texto.
De Peter.
Honestamente nunca
esperé escuchar este sonido de nuevo.
Ruedo por mi cama y
estiro mi brazo hacia la mesita de noche, mis ahora temblorosos dedos se
aferran al teléfono. Saber que he recibido un mensaje de él una vez más, causa
estragos en mis órganos, y ellos se han olvidado de cómo funcionar
correctamente. Coloco el teléfono en mi pecho y cierro los ojos, demasiado
nerviosa para leer sus palabras.
Latido, latido, pausa.
Contraerse,
expandirse.
Inhala, exhala.
Lentamente abro los
ojos y levanto el teléfono, luego desbloqueo la pantalla.
Peter: ¿Estás en casa?
¿Si estoy en casa?
¿Por qué le
importaría si estuviera en casa? Él ni siquiera sabe dónde vivo. Además, dejó
bastante claro dónde residía la lealtad de su corazón cuando me dijo que me
mudara hace tres semanas.
Pero estoy en
casa, y en contra de mi mejor juicio, quiero que sepa que estoy aquí. Me siento
tentada de responderle con mi dirección y decirle que venga a averiguarlo por
sí mismo.
En cambio, voy por
algo más seguro. Algo menos revelador.
Yo: Sí.
Quito las sabanas y
me siento en el borde de la cama, observando mi teléfono, demasiado asustada de
incluso de parpadear.
Peter: No abres la puerta. ¿Estoy en el
apartamento equivocado?
Oh, Dios.
Espero que esté en el apartamento equivocado. O
tal vez espero que esté en el apartamento correcto. Realmente no puedo
decir, porque estoy feliz de que esté aquí, pero también estoy enojada por
ello.
Estos sentimientos
contradictorios son agotadores.
Me levanto y salgo
corriendo de mi habitación, directo hacia la puerta principal. Echo un vistazo
por la mirilla y como era de esperarse, él está en mi puerta.
Yo: Estás afuera de mi puerta, así que sí.
Apartamento correcto.
Observo otra vez por
la mirilla, después de presionar enviar, y él está parado con la palma de su
mano contra la puerta, mirando hacia su teléfono. Ver la expresión de dolor en
su rostro y saber que deriva de la batalla que su corazón está atravesando me hace
querer abrir la puerta y tirar mis brazos a su alrededor. Cierro los ojos y
presiono la frente en la puerta con el fin de darme el tiempo para pensar antes
de tomar cualquier decisión precipitada. Mi corazón está siendo atraído hacia
él, y no puedo pensar en nada más que quiera en estos momentos que abrir esta
puerta.
Aunque, también sé
que abrirla no nos hará ningún bien a ninguno de los dos. Acaba de terminar con
Martina hace unas semanas atrás, así que si está aquí por mí, puede darse la
vuelta e irse. No hay manera de que algo pueda funcionar entre nosotros cuando sé que todavía
tiene el corazón roto por alguien más. Me merezco más de lo que me puede
ofrecer en estos momentos. He pasado por mucho durante este año para dejar que
alguien juegue con mi corazón de esa manera.
Él no debería estar
aquí.
Peter: ¿Puedo entrar?
Me volteo hasta que
mi espalda está presionada contra la puerta. Aferro el teléfono en mi pecho y
aprieto los ojos. No quiero leer sus palabras. No quiero ver su rostro. Todo
sobre él me hace perder de vista lo que es importante, lo que es mejor para mí.
Peter no es lo mejor para mi vida en este momento, especialmente considerando
lo que ha atravesado en su propia vida, y yo debería alejarme de esta puerta y
no dejarlo entrar.
Pero todo en mí
quiere dejarlo entrar.
—Por favor,Lali.
Las palabras son
casi un susurro inaudible a través del otro lado de la puerta, pero
definitivamente las escuché. Cada parte de mí las escuchó. La desesperación en
su voz, combinada con el simple hecho de que habló, me mata completamente. Le
permito a mi corazón tomar la decisión por mí esta vez, mientras lentamente
enfrento la puerta. Giro el seguro y deslizo el pestillo, luego la abro.
No puedo describir
lo que se siente verlo parado frente a mí de nuevo sin usar el término aterrador.
Todo lo relacionado
con la forma en que me hace sentir es absolutamente aterrador. La forma en que
mi corazón quiere ser sostenido por él es aterradora. La forma en que mis
rodillas parecen olvidarse cómo mantenerme de pie es aterradora. La forma en
que mi boca quiere ser reclamada por la suya es aterradora.
Hago lo mejor que
puedo para ocultar lo que su presencia me hace sentir, alejándome de él y
caminando hacia la sala de estar.
No sé por qué estoy
tratando de ocultarle mi reacción, pero ¿no es lo que la gente hace? Tratamos
tan fuertemente de ocultar todo lo que realmente sentimos de aquellos quienes
probablemente más necesitan saber nuestros verdaderos sentimientos. La gente
intenta enfrascar sus emociones, como si de alguna manera estuviera mal tener
reacciones naturales a la vida.
Mi reacción natural
en este momento es de voltearme y abrazarlo, independientemente de la razón por
la que está aquí. Mis brazos quieren estar a su alrededor, mi rostro quiere estar
presionado contra su pecho, mi espalda quiere ser acunada por él, sin embargo
estoy parada aquí, tratando de fingir que esa es la última cosa que necesito de
él.
¿Por qué?
Inhalo una respiración pacificadora, luego me doy la vuelta
cuando lo escucho cerrar la puerta detrás de él. Levanto la mirada para
encontrar la suya y está de pie varios centímetros delante de mí, observándome.
Puedo decir por la tensión en su expresión que está haciendo exactamente lo
mismo que yo. Está reteniendo todo lo que está sintiendo por el bien de… ¿qué?
¿El orgullo?
¿El miedo?
La única cosa que
siempre he admirado de mi relación con Peter es que somos tan honestos y reales
el uno con el otro. Siempre he sido capaz de decir exactamente lo que pensaba y
también lo ha hecho él. No me gusta este cambio que tuvimos.
Intento sonreírle,
pero no estoy segura de si mi sonrisa está funcionando ahora. Le hablo y
enuncio claramente para que pueda leer mis labios—: ¿Estás aquí porque
necesitas un defecto?
Él se ríe y exhala
al mismo tiempo, aliviado de que no estoy molesta.
No estoy molesta. Nunca he estado enojada
con él. Las decisiones que ha tomado durante el tiempo en que me ha conocido no
son decisiones que puedo recriminarle. La única cosa que le recrimino es la
noche en que me besó y me arruinó para cada beso que vaya a experimentar
posteriormente.
Tomo asiento en el
sofá y lo miro. —¿Estás bien? —le pregunto.
Suspira y
rápidamente aparto la mirada. Es lo suficientemente difícil estar en la misma
habitación en este instante, pero aún más difícil es hacer contacto visual con
él. Completa el camino hacia la sala de estar y se sienta en el sofá junto a
mí.
Me debatí comprar
más muebles, pero un sofá era todo lo que me podía permitir. Un sofá biplaza en
aquel momento. No estoy tan segura de estar triste por mi falta de muebles, sin
embargo, porque su pierna está tocando mi muslo y el simple contacto causa que
el calor ruede a través de mí como una contracorriente. Miro nuestras rodillas
cuando se rozan y me doy cuenta de que todavía estoy usando la camiseta que me
puse justo antes de ir a la cama. Supongo que estaba tan impresionada por el
hecho de que dijo que se encontraba en la puerta de mi apartamento que no me
preocupé por cómo lucía. No estoy usando nada más que una camiseta de algodón
de gran tamaño, que cae en mis rodillas, y es muy probable que mi cabello sea
un desastre.
Él está usando
pantalones vaqueros y una camiseta gris de Sounds of Cedar. Diría que me siento
mal vestida, pero en realidad estoy vestida apropiadamente para lo que hacía
antes de que se apareciera, lo cual era ir a la cama.
Peter: No sé si estoy bien. ¿Tú estás bien?
Por un segundo,
incluso olvidé que le había hecho una pregunta.
Me encojo de
hombros. Estoy segura de que estaré bien, pero no voy a mentirle y decirle que
lo estoy. Creo que es obvio que ninguno de nosotros puede realmente estar bien
con la forma en que todo ha resultado. No estoy bien con perder a Peter, y
Peter no está bien con perder a Martina.
Yo: Siento lo de Martina. Me siento horrible.
Sin embargo, ella regresará. Cinco años es un mucho para renunciar por un
malentendido.
Presiono enviar y
finalmente lo miro. Lee el mensaje, luego me mira. La concentración en su
expresión hace que la respiración se quede en mis pulmones.
Peter: No fue un malentendido, Lali. Ella
entendió muy bien.
Leo su mensaje
varias veces, deseando que se expandiera en ello. ¿Qué no fue un
malentendido? ¿La razón por la que terminaron? ¿Sus sentimientos hacia mí? En
vez de preguntarle a qué se refiere, hago la pregunta de la que más quiero una
respuesta.
Yo: ¿Por qué estás aquí?
Mueve su mandíbula
hacia delante y hacia atrás antes de responder.
Peter: ¿Quieres que me vaya?
Lo miro y lentamente
sacudo mi cabeza en un no. Luego hago una pausa y sacudo mi cabeza en un sí.
Luego hago una pausa otra vez y simplemente me encojo de hombros. Él sonríe
cariñosamente, entendiendo mi confusión completamente.
Yo: Supongo que si lo quiero o no depende del
por qué estás aquí. ¿Estás aquí porque me necesitas para tratar de recuperar a
Martina? ¿Estás aquí porque me extrañas? ¿Estás aquí porque quieres tratar de
llegar a algún tipo de amistad?
Peter: ¿Estaría mal si respondo ninguna de las
anteriores? No sé por qué estoy aquí. Una parte de mí te extraña tanto que
duele, mientras que otra desea nunca haberte conocido, para empezar. Supongo
que hoy es uno de esos días en que estaba dolido, así que le robe las llaves a
Nico y lo obligué a darme tu dirección. No creo que esto vaya o venga con
ningún tipo de discurso. Sólo hice lo que mi corazón necesitaba que hiciera, lo
cual era verte.
Su respuesta
brutalmente honesta derrite mi corazón y me enoja, todo al mismo tiempo.
Yo: ¿Qué hay de mañana? ¿Qué pasa si mañana
es uno de esos días en los que deseas nunca haberme conocido? ¿Qué se supone
que haga entonces?
La intensidad en su mirada es desconcertante. Quizás está
tratando de evaluar si esa era una respuesta airada. No estoy segura si lo era
o no. No estoy segura de cómo me siento sobre el hecho de que ni siquiera sabe
por qué está aquí.
No responde mi
mensaje y me demuestra una cosa: que está teniendo el mismo conflicto interno
consigo mismo que yo.
Quiere estar
conmigo, pero no quiere.
Quiere amarme, pero
no sabe si debería.
Quiere verme, pero
sabe que no debería.
Quiere besarme, pero
dolería tanto como la primera vez que me besó y tendría que alejarse. De
repente me siento incómoda mirándolo. Estamos demasiado cerca en este sofá, sin
embargo mi cuerpo me está dejando muy claro que no cree que estemos lo
suficientemente cerca en absoluto. Lo que desea que suceda ahora mismo son
todas las cosas que no sucederán.
Peter aparta la
mirada y lentamente escanea mi apartamento por unos cuantos segundos, luego
regresa la atención a su teléfono.
Peter: Me gusta tu casa. Buen barrio. Parece
seguro.
Casi me río de su
mensaje y la conversación casual que está tratando de tener, porque sé que ya
no podemos tenerlas. No podemos ser amigos en este punto. Tampoco podemos estar
juntos con tanto en nuestra contra. Una conversación casual no tiene cabida
entre nosotros en estos momentos, sin embargo no puedo evitar responderle de la
misma manera.
Yo: Me gusta aquí. Gracias por ayudarme con
el hotel hasta que me pude mudar.
Peter: Era lo menos que podía hacer.
Absolutamente lo menos que podía hacer.
Yo: Te pagaré tan pronto como obtenga mi
primer cheque. Tengo mi trabajo de vuelta en la biblioteca del campus, así que
debería ser en tan sólo una semana más.
Peter: Lali, detente. Ni siquiera quiero tu
oferta.
No tengo idea de qué
decir en respuesta. Toda esta situación es complicada e incómoda, porque ambos
estamos bailando alrededor de todas las cosas que deseamos que tuviéramos el
coraje de hacer y de decir.
Coloco mi teléfono
boca abajo en el sofá. Quiero que sepa que necesito un descanso. No me gusta
que no estemos siendo nosotros.
Él toma la indirecta
y coloca su teléfono abajo en el reposabrazos a su lado, luego suspira
profundamente mientras deja caer la cabeza contra el respaldo del sofá. El
silencio me hace desear que pudiera experimentar el mundo desde su perspectiva por una vez. Sin embargo, me
resulta casi imposible ponerme en sus zapatos. Las personas con la ventaja de
la audición dan muchas cosas por sentado y nunca he entendido eso en la medida
que lo entiendo ahora. No hay nada hablado entre nosotros, sin embargo entiendo
por su suspiro pesado que está frustrado consigo mismo. Entiendo lo mucho que
se está conteniendo por la forma en que sus respiraciones están saliendo
bruscamente.
Supongo que su
experiencia en un mundo silencioso le da la habilidad de leer a las personas,
sólo que en diferentes maneras. En vez de enfocarse en el sonido de mis
respiraciones, se enfoca en la subida y bajada de mi pecho. En vez de escuchar
los suspiros silenciosos, más que todo ve mis ojos, mis manos, mi postura.
Quizás ese es el por qué su rostro está inclinado hacia el mío ahora, porque
quiere verme y tener una idea de lo que está pasando por mi cabeza.
Siento como si me
leyera demasiado bien. En la forma en que me está observando me obliga a
intentar controlar cada expresión facial y cada respiración. Cierro los ojos y
recuesto mi cabeza, sabiendo que me está mirando, tratando de tener una idea de
dónde estoy.
También deseo que
simplemente pudiera girarme hacia él y decirle. Quiero decirle lo mucho que lo
extrañé. Quiero decirle lo mucho que significa para mí. Quiero decirle cuán
horrible me siento, porque antes de aparecer en su vida, todo parecía perfecto
para él. Quiero decirle que a pesar de que los dos nos arrepentimos, ese minuto
que pasamos besándonos fue un minuto de mi vida entera que no cambiaría por
nada del mundo.
En momentos como
estos, estoy agradecida de que él no pueda escucharme o habría muchas
cosas habladas de las que me arrepentiría.
En cambio, hay
tantas cosas no dichas que me gustaría tener el coraje de decir.
El peso de Peter
cambia en el sofá y mis ojos naturalmente se abren por curiosidad. Se está
inclinado por el brazo del sofá, buscando algo. Cuando se voltea de nuevo, está
sosteniendo un bolígrafo en su mano. Sonríe suavemente, luego toma mi mano.
Gira su cuerpo hacia el mío y presiona el bolígrafo en mi palma abierta.
Trago saliva y
lentamente miro hacia su cara, pero él está mirando hacia mi mano mientras
escribe. Podría jurar que casi veo un destello de una débil sonrisa en sus
labios. Cuando termina, trae mi palma hacia su boca y sopla suavemente para
secar la tinta. Sus labios están húmedos y fruncidos en una mueca, y santo
infierno, este apartamento acaba de poner realmente caliente. Baja mi mano y yo
bajo mi mirada hacia ella.
Sólo quería tocar tu
mano.
Río suavemente. Sobre todo porque sus palabras son tan
inocentes y dulces en comparación con las cosas que ha escrito sobre mí en el
pasado. He estado sentada en el sofá con él durante diez minutos, deseando que
me tocara, y luego va y admite que estaba pensando exactamente lo mismo. Es tan
juvenil, como si fuéramos adolescentes. Estoy casi avergonzada de querer
pedirle que me toque, pero no puedo recordar un momento en el que he querido
nada más.
No ha liberado la
mano, sin embargo todavía estoy mirando hacia su escritura, sonriendo. Cepillo
mi pulgar sobre la palma de su mano, y jadea en voz baja. El permiso que le di
con ese pequeño movimiento parece haber roto alguna barrera invisible, porque
inmediatamente desliza su mano sobre la mía y presiona las palmas juntas, luego
entrelaza nuestros dedos. El calor de su mano no se acerca a la calidez que
dispara a través de todo mi cuerpo.
Dios, si simplemente
estar tomada de la mano con él se siente de esta forma tan intensa, no puedo
imaginar lo que se sentiría todo lo demás.
Los dos estamos
mirando nuestras manos, sintiendo cada parte de la conexión a través de
nuestras palpitantes palmas. Acaricia mi pulgar y voltea las manos, luego toma
la pluma y la aprieta contra mi muñeca. Mueve la pluma lentamente por mi
muñeca, dibuja en línea recta hasta el final al antebrazo. No lo detengo.
Simplemente lo observo. Cuando llega a la raya de mi codo, empieza a escribir
de nuevo. Leo cada palabra a medida que escribe.
Sólo una excusa para
tocarte aquí, también.
Sin soltar mi mano,
levanta mi brazo y mantiene sus ojos fijos en los míos mientras se inclina
hacia delante y suavemente sopla hacia arriba y abajo de mi brazo.
Presiona los
labios ligeramente contra sus palabras y las besa sin romper el contacto visual
ni una sola vez. Cuando sus labios me encuentran, siento un movimiento suave de
su lengua probando la piel en mi brazo por una fracción de segundo antes de que
su boca se cierre sobre mi piel.
Eso podría hacerme
gemir.
Sip. Estoy bastante
segura de que sólo suspiré.
Dios, estoy tan
contenta que no pudiera oír eso.
Aparta sus labios de
mi brazo y me sigue observando, midiendo mi reacción. Sus ojos son oscuros y
penetrantes, y están concentrados en todo mi cuerpo. En mis labios, en los
ojos, en el cuello, en mi pelo, en mi pecho. Parece que no puede llevarme lo
suficientemente rápido.
Aprieta la pluma
contra mi piel otra vez, empezando por donde lo había dejado. Pasa la pluma
lentamente por mi brazo, mirándolo con atención todo el tiempo. Cuando llega a la manga de mi
camiseta, empuja hacia arriba con cuidado hasta que se expone mi hombro. Él
hace una pequeña marca con la pluma, luego se inclina lentamente sobre mí. Mi
cabeza vuelve a caer en el sofá cuando siento que sus labios se encuentran en
mi piel. Su aliento es estrecho y caliente contra mi hombro. Ni siquiera estoy
pensando en el hecho de que está dibujando en mí. Eso se puede lavar más tarde.
En este momento, sólo quiero que su pluma siga y siga hasta que esté
completamente cubierta con tinta.
Se aparta y me
suelta la mano, cambiando la pluma hacia la otra mano. Tira de la manga hacia
abajo por encima de mi hombro, luego desliza los dedos en el borde de mi
camiseta, tirándola para exponer más de mi clavícula. Pone la punta de la pluma
en mi hombro y me mira mientras procede con cautela, siguiendo su camino a mi
cuello. Su expresión se calienta, y puedo decir que procede con precaución, a
pesar de que sé exactamente lo que él desea que estuviera sucediendo ahora
mismo y donde planea ir con esta pluma. No tiene que verbalizar cuando sus ojos
claramente declaran por él.
Mueve la pluma
lentamente hasta mi cuello. Naturalmente, inclino la cabeza hacia un lado, y
tan pronto como lo hago, oigo una oleada de siseo en silencio a través de sus
dientes. Se detiene justo debajo de la oreja. Aprieto mis ojos con fuerza y espero
que mi corazón no explote cuando se inclina, porque definitivamente se siente
como si pudiera. Sus labios se presionan suavemente contra mi piel, y juro que
la habitación se voltea.
O tal vez fue sólo
mi corazón.
Una de mis manos se
desliza por su brazo y agarro la parte posterior de su cabeza, no queriendo que
se aleje de este lugar. Su lengua hace otra aparición rápida contra mi cuello,
pero no deja que mi desesperación le detenga. Se aleja y baja la mirada, hacia
mí. Sus ojos sonríen, sabiendo lo loca que me vuelve.
Dibuja con la pluma
desde el punto debajo de mi oreja, de vuelta en mi cuello, y alrededor de la
caída en la base de mi garganta. Antes de besar el lugar que ha marcado, me
agarra por la cintura y me levanta, deslizándome en su regazo.
Agarro sus brazos y
succionó una corriente de aire en el segundo que me jala contra él. Mi camiseta
se desliza por mis muslos, y el hecho de que no llevo nada debajo de ella,
excepto la ropa interior, más o menos garantiza que me he metido en algo de lo que
va a ser muy duro alejarme.
Sus ojos caen a la
base de mi garganta mientras desliza una mano encima de mi muslo, por encima de
mi cadera, siguiendo todo el camino hacia arriba hasta mi cabello. Agarra la
parte de atrás de mi cabeza, y luego tira de mi cuello contra su boca. Este
beso es más fuerte y no del todo cauteloso como el resto de ellos. Deslizo mis manos en
su cabello y mantengo su boca apretada contra mi cuello.
Trabaja sus besos
todo el camino hasta que su boca se encuentra en mi barbilla. Nuestros cuerpos
están engranados firmemente juntos, y una de sus manos ha encontrado mi espalda
baja para mantenerme contra él.
No me puedo mover.
Estoy literalmente sin aliento, preguntándome dónde diablos está la Lali
fuerte. ¿Dónde está la Lali, que sabe que esto no debería estar sucediendo?
Voy a buscarla más
tarde. Después de que él termine con su pluma.
Se aleja cuando sus
labios se acercan a mi boca. Nuestros cuerpos están tan cerca cómo se puede sin
que su boca este sobre la mía. Quita su mano de mi espalda baja y trae la pluma
de nuevo en torno a mi garganta. Cuando toca la punta a mi piel, trago,
anticipando qué dirección está a punto de tomar.
Norte o sur, norte o
sur. Realmente no me importa.
Comienza a
desplazarse hacia arriba, pero luego se detiene. Aparta la pluma de mi cuello y
la sacude, luego toca a mí cuello otra vez. Hace otro movimiento hacia arriba
con la pluma, pero se detiene de nuevo. Se hace un poco hacia atrás y frunce el
ceño en la pluma, así que estoy asumiendo que simplemente se ha quedado sin
tinta. Me mira y tira la pluma por encima de mi hombro. La oigo golpear contra
el suelo detrás de mí.
Sus ojos caen en mis
labios, donde asumo habría sido el destino final de la pluma. Los dos estamos
respirando con dificultad, sabiendo exactamente lo que va a venir después. Lo
que estamos a punto de experimentar de nuevo, por segunda vez, sabiendo lo
mucho que nuestro primer beso nos afectó.
Creo que está tan
aterrorizado como yo lo estoy ahora.
Inclino todo mi peso
contra él, porque nunca he estado tan débil. No puedo pensar, no puedo moverme,
no puedo respirar. Yo sólo… lo necesito.
Lleva las dos manos
a mis mejillas y me mira directamente a los ojos.
—Tu decisión
—susurra.
Jesucristo, esa voz.
Lo miro, no estoy
segura si me gusta que ponga el control en mis manos. Quiere que esto sea mi
decisión.
Es mucho más fácil
tener a alguien más a quien culpar cuando las cosas van donde no deben. Sé que
no deberíamos estar poniéndonos en una situación que sólo vamos a lamentar una
vez que haya terminado. Podría poner fin a esa situación aquí. Podría hacerlo
más fácil pidiéndole que pare ahora, en lugar de cuando las cosas se compliquen
aún más entre nosotros. Podía deslizarme de su regazo y decirle que no debería
estar aquí, porque ni siquiera ha tenido tiempo de perdonarse a sí mismo por lo
que pasó con Martina. Podría decirle que se fuera y no regrese hasta que su
corazón no esté confundido acerca de a quién quiere.
Si ese día llega.
Hay tantas cosas que
puedo, debo y necesito hacer, pero ninguna de ellas es lo que quiero hacer.
La presión escogió
el peor momento posible para romperme. El peor momento posible.
Cierro los ojos con
fuerza cuando siento que una lágrima comienza a trabajar su salida. Se escurre
por mi mejilla, cayendo lentamente hacia mi mandíbula.
Es el descenso más
lento que una lágrima ha hecho nunca. Abro los ojos y
Peter está viéndola.
Está siguiendo la pista mojada con sus ojos, y puedo ver su mandíbula tensarse
más con cada segundo que pasa. Quiero limpiarla de inmediato, pero la última
cosa que quiero hacer es esconderla de él. Mis lágrimas dicen mucho más acerca
de cómo me siento ahora de lo que estoy dispuesta a decir en un texto.
Tal vez necesito que
sepa que esto me está haciendo daño.
Tal vez quiero que
le haga daño, también.
Cuando la lágrima
finalmente desaparece debajo de mi mandíbula, lleva los ojos hacia los míos.
Estoy sorprendida por lo que veo en ellos.
Sus propias
lágrimas.
Saber que está
dolido por mí no me debería dar ganas de darle un beso, pero sí lo hace,
absolutamente. Está aquí porque se preocupa por mí. Está aquí porque me echa de
menos. Está aquí porque necesita sentir lo que sentimos en nuestro primer beso
de nuevo, al igual que yo. He querido esa sensación de nuevo desde el primer
segundo que su boca dejó la mía y se alejó.
Quito mis manos de
sus hombros y agarro la parte posterior de su cabeza, luego me inclino hacia
él. Mi boca está tan cerca de la suya que se rozan.
Sonríe. —Buena
decisión —susurra.
Cierra el espacio
entre nuestras bocas, y todo lo demás desaparece. La culpa, las preocupaciones,
la inquietud por lo que sucederá después de que termine este beso. Todo se
desvanece al segundo en que su boca reclama mía.
Persuade suavemente
mis labios con su lengua, y todo el caos que atraviesa mi corazón y mi cabeza
se elimina cuando siento su calor dentro de mi boca.
Besos como los suyos deben venir con una etiqueta de
advertencia. No puede ser bueno para el corazón. Pasa la mano en torno a la
parte superior de mi muslo, y luego la desliza bajo el dobladillo de mi
camiseta. Su mano se desliza por mi espalda, y me agarra con fuerza, entonces
levanta las caderas al mismo tiempo que tira de mí con más fuerza contra él.
Oh.
Mi.
Dios.
Me vuelvo más y más
débil con cada movimiento rítmico que crea con nuestros cuerpos. Encuentro
cualquier parte de él de la que pueda sostener porque me siento como si me
estuviera cayendo. Me agarro de su camisa y su cabello mientras gimo suavemente
en su boca. Cuando siente el sonido escapar de mi garganta, rápidamente se
aleja de mi boca y aprieta los ojos, respirando con dificultad. Cuando los abre
de nuevo, está mirando mi garganta.
Saca su mano de
debajo de mi camisa, y luego poco a poco la lleva hasta mi cuello.
Oh, mi querido y
dulce Dios.
Envuelve sus dedos
alrededor de mi cuello, presionando suavemente la mano en la base de mi
garganta mientras mira fijamente mi boca. La idea de que el desea sentir lo que
está haciéndome hace un enjambre mi cabeza y todo el cuarto girar. De algún
modo soy capaz de mirarlo a los ojos el tiempo suficiente para ver la transformación
de un tranquilo deseo a una necesidad casi carnal.
Con la otra mano que
todavía se curva en la parte de atrás de mi cabeza, me jala hacia él con más
urgencia, cubriendo mi boca con la suya. Al segundo que su lengua encuentra la
mía, le doy más gemidos de lo que posiblemente puede sentir.
Esto es exactamente
lo que he querido de él. He querido que aparezca y me diga lo mucho que me ha
echado de menos. Necesitaba saber que se preocupa por mí, que me quiere.
Necesitaba sentir su boca sobre la mía de nuevo para que pudiera saber que la
forma en que nuestro primer beso me hizo sentir no estaba sólo en mi cabeza
todo el tiempo.
Ahora que lo tengo,
no estoy segura de ser lo suficientemente fuerte para ello. Sé que al segundo
en que esto termine y él camine por la puerta principal, mi corazón va a morir
de nuevo. Cuanto más me abro, más lo necesito. Cuanto más reconozco que lo
necesito, más me duele saber que exactamente no lo tengo.
Todavía no estoy
convencida de que esté aquí por las razones correctas. Incluso si está aquí por
las razones correctas, todavía es un momento equivocado. Por no hablar de todas las cuestiones que
todavía corren por mi cabeza. Trato de empujarlas a la basura, y por breves
momentos funciona. Cuando sus manos rozan mi mejilla o sus labios estrechos
están sobre los míos, me olvido de todo sobre aquellas cuestiones de las que
parece que no puedo huir. Pero entonces hace una pausa para recuperar el
aliento, me mira a los ojos y todas esas cuestiones simplemente se meten de nuevo
en la parte frontal de mi cabeza, hasta que son tan pesadas que obligan a que
más lágrimas quieran escapar.
Aprieto sus brazos
cuando la incertidumbre comienza a tomar el control. Niego con la cabeza y
trato de empujarlo. Se aleja de mi boca y ve mi duda construyéndose, niega con
la cabeza para conseguir que deje de analizar este momento entre nosotros. Sus
ojos piden mientras acaricia mi mejilla, me tira contra él, y trata de besarme
de nuevo, pero lucho contra sus brazos.
—Peter, no —le
digo—. No puedo.
Todavía estoy
sacudiendo la cabeza cuando su mano agarra mi muñeca. Me deslizo de su regazo y
sigo caminando hasta que sus dedos se alejan de mí.
Camino directo al
fregadero de la cocina y pongo jabón en mis manos, luego comienzo a fregar la
tinta de mi brazo. Meto la mano en un cajón y saco un trapo, lo mojo y presiono
contra mi cuello. Las lágrimas corren por mis mejillas mientras trato de lavar
los recuerdos de lo que pasó entre nosotros. Los recordatorios lo van hacer
mucho más difícil de superar.
Peter viene detrás
de mí y coloca sus manos sobre mis hombros. Me da la vuelta para que lo mire.
Cuando ve que estoy llorando, sus ojos se llenan de disculpa, y me quita el
trapo de la mano. Quita el pelo de mi hombro y frota suavemente mi piel,
lavando la tinta. Se ve increíblemente culpable por hacerme llorar, pero no es
su culpa. Nunca es su culpa. No es culpa de nadie. Es culpa de los dos.
Cuando termina de
borrar la tinta, lanza el trapo en el mostrador, luego me tira contra su pecho.
La comodidad que me rodea lo hace aún más difícil.
Quiero esto todo el
tiempo. Lo quiero todo el tiempo. Quiero que estos pequeños fragmentos
de perfección entre nosotros sean nuestra realidad constante, pero eso no puede
suceder ahora mismo. Entiendo por completo su comentario anterior, cuando dijo
que hay momentos en los que me echa de menos y momentos en los que desearía
nunca haberme conocido, porque en este momento, estoy deseando nunca haber
puesto un pie en mi balcón la primera vez que escuché su guitarra.
Si nunca hubiera
experimentado cómo me hacía sentir, entonces no lo perdería después de que se
haya ido.
Me seco los ojos y me aparto de él. Hay tantas cosas que
tenemos que discutir, así que camino hasta el sofá, recupero nuestros
teléfonos, y le entrego el suyo. Me alejo de él para apoyarme en el otro
mostrador mientras escribo pero me agarra del brazo y me tira hacia atrás. Se
apoya en la barra y recarga mi espalda contra su pecho luego envuelve los
brazos a mi alrededor desde atrás. Besa a un lado de mi cabeza, y mueve sus
labios a mi oído.
—Quédate aquí —dice
con ganas de que me quede presionada contra él.
Es una locura ser
sostenida por alguien que tan sólo en unos minutos puede cambiar para siempre
la forma en que se sentiría no ser sostenida por él. Al segundo en que
se da cuenta que permito que me sostenga, de repente se siente como si una
parte de mi estuviera perdida. Supongo que también lo siente, que es por eso
qué me quiere cerca de él.
¿Se siente de esta
manera sobre Martina, también?
Preguntas como ésta
se niegan a salir de mi mente. Preguntas como ésta me impiden creer que jamás
podría ser feliz con el resultado de su situación, porque perdió al final. No
quiero ser la segunda opción de alguien.
Apoyo la cabeza en
su hombro y aprieto los ojos con fuerza, intentando con mi mejor esfuerzo no
dejar que mi mente vaya ahí de nuevo. Sin embargo, sé que tengo que ir ahí si
alguna vez quiero encontrarle un sentido a nuestro final.
Peter: Me gustaría poder leer tu mente.
Yo: Créeme, también me gustaría que lo
hicieras.
Se ríe
tranquilamente y me aprieta con fuerza entre sus brazos. Mantiene presionada su
mejilla contra mi cabeza mientras escribe otro texto.
Peter: Siempre hemos sido capaces de decir lo que
está en nuestras mentes. Tú todavía tienes eso conmigo, ya sabes. Puedes decir
lo que quieras decir, Lali. Eso es lo que siempre me ha gustado sobre nosotros.
¿Por qué todas las
palabras que dice y escribe tienen que atravesar mi corazón?
Aspiro una
respiración profunda y luego exhalo con cuidado. Abro los ojos y bajo la mirada
a mi teléfono, aterrorizada de hacer la única pregunta de la que realmente no
quiero la respuesta. Lo hago de todos modos, porque por mucho que no quiera saber
la respuesta, necesito saberla.
Yo: Si ella te enviara un mensaje en este
momento y te dijera que tomó la decisión equivocada ¿irías? ¿Saldrías por mi
puerta sin pensarlo dos veces?
Mi cabeza se calla cuando su pecho asciende y cae
rápidamente.
Ya no puedo oír su
respiración.
Su agarre a mí
alrededor se afloja ligeramente.
Mi corazón se
desmorona.
No necesito leer una
respuesta. Ni siquiera necesito escucharlo. Puedo sentirlo en cada parte de él.
No es como si
estuviera esperando que su respuesta fuera diferente. Pasó cinco años con ella.
Es obvio que la ama. Nunca ha dicho lo contrario.
Sólo esperaba estar
equivocada.
Inmediatamente me
aparto de él y camino rápidamente hacia mi dormitorio. Quiero encerrarme dentro
hasta que se vaya. No quiero que vea lo que esto me hace. No quiero que vea que
lo amo de la misma manera en que él ama a Martina.
Llego a mi
dormitorio y abro la puerta. Corro dentro y empiezo a cerrar la puerta detrás
de mí, pero Peter empuja la puerta abierta. Entra en mi habitación y me da la
vuelta para mirarlo.
Sus ojos están
buscando los míos, tratando desesperadamente de llegar a través de lo que sea
que desearía poder decir. Abre la boca como si fuera a hablar, pero luego la
cierra de nuevo. Libera mis brazos, luego se da la vuelta y pasa las manos por
su cabello. Agarra la parte posterior de su cuello, después patea la puerta del
dormitorio cerrándola con un gruñido de frustración. Apoya su antebrazo en la
puerta y presiona la frente contra ella. No hago más que estar quieta y verlo
tratar de luchar la guerra dentro de sí mismo. La misma guerra que he estado
luchando.
Permanece en la
misma posición mientras levanta el teléfono y responde a mi texto.
Peter: Esa no es una pregunta justa.
Yo: Sí, bien, realmente no me pones en una
situación justa al presentarte aquí esta noche.
Se gira hasta que su
espalda está plana contra la puerta de mi dormitorio. Lleva sus frustradas
manos a la frente, luego alza la pierna hasta la rodilla y patea la puerta
detrás de él. Verlo luchar con lo que realmente quiere trae más dolor del que
estoy dispuesta a soportar. Me merezco más de lo que me puede dar en este
momento, y su conflicto está jodiendo con mi corazón.
Jodiendo con mi
cabeza. Todo con él es simplemente demasiado.
Yo: Quiero que te vayas. No puedo estar cerca
de ti nunca más. Me aterra pensar que estás deseando que fuera ella.
Baja la cabeza y mira hacia el suelo durante varios minutos
mientras yo sigo observándolo. No puede negar que preferiría estar con Martina
en estos momentos. No está dando excusas o diciendo que me podría amar más de
lo que la ama.
Está completamente
callado... porque sabe que tengo razón.
Yo: Necesito que te vayas. Por favor. Y si
realmente te preocupas por mí, no volverás.
Lentamente se da
vuelta y me enfrenta. Sus ojos se bloquean con los míos, y nunca he visto más
emociones parpadear a través de ellos que en este momento.
—No —dice con
firmeza.
Comienza a caminar
hacia mí, y empiezo a retroceder lejos de él. Niega con la cabeza, suplicante.
Me alcanza justo cuando mis piernas encuentran mi cama, y entonces agarra mi
rostro entre sus manos y presiona sus labios con los míos.
Sacudo la cabeza y
empujo contra su pecho. Da un paso lejos de mí y hace una mueca de dolor,
luciendo aún más frustrado con su incapacidad para comunicarse conmigo. Sus
ojos buscan en la habitación por cualquier cosa que lo ayude a convencerme de
que estoy equivocada, pero sé que nada puede ayudar a nuestra situación. Sólo
tiene que darse cuenta de eso, también.
Baja la mirada a mi
cama, y luego a mí. Agarra mi mano y me tira hacia el lado de la cama. Coloca
sus manos sobre mis hombros y me empuja hacia abajo hasta que estoy sentada. No
tengo idea de lo que está haciendo, así que no me resisto.
Aún.
Me sigue bajando
hasta que estoy acostada en mi espalda en la cama. Se pone recto y se quita la
camiseta. Antes de que la tenga completamente por encima de su cabeza, ya estoy
tratando de rodar fuera de la cama. Si piensa que el sexo va a arreglar nuestra
situación, no es tan inteligente como pensaba.
—No —dice otra vez
cuando me ve tratando de escapar.
La gran convicción
en su voz me hace congelar y caigo de espaldas contra el colchón de nuevo. Se
arrodilla sobre la cama, agarra una almohada, y la deja al lado de mi cabeza.
Se acuesta a mi lado, y todo mi cuerpo se tensa ante su proximidad. Toma el
teléfono.
Peter: Escúchame, Lali.
Me quedo mirando el
texto en anticipación de lo que va a escribir a continuación. Cuando noto que
no está siquiera enviándome mensajes, lo miro. Sacude la cabeza, saca el teléfono de mis manos y luego
lo arroja a su lado. Toma mi mano y la coloca sobre su corazón.
—Aquí —dice,
palmeando mi mano—. Escúchame aquí.
Mi pecho se tensa
cuando me doy cuenta de lo que quiere que haga. Tira de mí hacia él, y de buen
grado lo permito. Baja suavemente mi cabeza a su corazón mientras se adapta a
sí mismo por debajo de mí y me ayuda a ponerme cómoda.
Me relajo contra su
pecho, encontrando el ritmo de su latido.
Latido, Latido,
pausa.
Latido, Latido,
pausa.
Latido, Latido,
pausa.
Es absolutamente
hermoso.
La forma en que
suena es hermosa.
La forma en que se
preocupa es hermosa.
La forma en que ama
es hermosa.
Presiona sus labios
en la parte superior de mi cabeza.
Cierro los ojos... y
lloro.
El,siguiente
ResponderEliminarSubí la parte subí la parte d peter
ResponderEliminarquiero ver lo que piensa peter
ResponderEliminarseguila
Ahh dios!!! Todo los sentimientos que pasan en este cap!!!
ResponderEliminarOK a ver Peter como vas al departamento como si nada!!!!?
La besa todo bien pero y si Lali tiene que dudar después de lo que paso!!!!
Ayy en ese momento lo amo es un tierno !!
Pero después la preg QUE TE PARA LANZANI???! Como no sabe que contestar dígale que no que quiere estar con ella!!!? Aghh aquí lo odio jajajj
Y luego lo de que lo escuché pero no a el si no a su corazón ají si me mato de ternura!!!
Ayayayaya pobre Lali está confundida no sabe que quiere!!
Si esta con Peter se siente mal pero si no esta con e la también !!!
K capitulo d infarto !!!!!!
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