lunes, 7 de julio de 2014

Capitulo 23 (Parte 1)

Capitulo 23 

Parte 1




Lo amo, lo quiero matar, lo adoro, lo quiero matar, lo amo. Si eso me pasa con Peter. Perdón por no subir el fin de semana, en un rato mas les subo la otra parte.
                                                                                                                                   
Lali

Sonidos desencadenantes.

Suceden muchísimo, pero mayormente cuando escucho ciertas canciones. Especialmente las canciones que Benjamin y yo amábamos. Si escucho una canción durante un período particularmente deprimente, entonces escucharla más adelante, trae de regreso todos los viejos sentimientos asociados con esa canción. Hay canciones que solía amar, y que ahora absolutamente me rehúso a escuchar. Desencadenan recuerdos y sentimientos que no quiero volver a experimentar.

Mi tono de mensajes de texto se ha convertido en uno de esos sonidos desencadenantes.

Específicamente, el tono de mensajes de Peter. Es muy distinto, es un fragmento del demo de nuestra canción “Maybe Someday”. Se lo asigné después de que escuché la canción por primera vez. Me gustaría decir que es un sonido desencadenante negativo, pero no estoy tan segura de si lo es. El beso que experimenté con él durante la canción definitivamente condujo hacia sentimientos negativos de culpa, pero el beso en sí mismo todavía convierte a mi corazón en un completo desastre de sólo pensar en él. Y pienso mucho en él. Más de lo que debería.

De hecho, estoy pensando en él en este instante mientras el fragmento de nuestra canción emana de los altavoces de mi teléfono, indicando que estoy recibiendo un mensaje de texto.

De Peter.

Honestamente nunca esperé escuchar este sonido de nuevo.

Ruedo por mi cama y estiro mi brazo hacia la mesita de noche, mis ahora temblorosos dedos se aferran al teléfono. Saber que he recibido un mensaje de él una vez más, causa estragos en mis órganos, y ellos se han olvidado de cómo funcionar correctamente. Coloco el teléfono en mi pecho y cierro los ojos, demasiado nerviosa para leer sus palabras.  

Latido, latido, pausa.

Contraerse, expandirse.

Inhala, exhala.

Lentamente abro los ojos y levanto el teléfono, luego desbloqueo la pantalla.

Peter: ¿Estás en casa?

¿Si estoy en casa?

¿Por qué le importaría si estuviera en casa? Él ni siquiera sabe dónde vivo. Además, dejó bastante claro dónde residía la lealtad de su corazón cuando me dijo que me mudara hace tres semanas.

Pero estoy en casa, y en contra de mi mejor juicio, quiero que sepa que estoy aquí. Me siento tentada de responderle con mi dirección y decirle que venga a averiguarlo por sí mismo.

En cambio, voy por algo más seguro. Algo menos revelador.

Yo: Sí.

Quito las sabanas y me siento en el borde de la cama, observando mi teléfono, demasiado asustada de incluso de parpadear.

Peter: No abres la puerta. ¿Estoy en el apartamento equivocado?

Oh, Dios.

Espero que esté en el apartamento equivocado. O tal vez espero que esté en el apartamento correcto. Realmente no puedo decir, porque estoy feliz de que esté aquí, pero también estoy enojada por ello.

Estos sentimientos contradictorios son agotadores.

Me levanto y salgo corriendo de mi habitación, directo hacia la puerta principal. Echo un vistazo por la mirilla y como era de esperarse, él está en mi puerta.

Yo: Estás afuera de mi puerta, así que sí. Apartamento correcto.

Observo otra vez por la mirilla, después de presionar enviar, y él está parado con la palma de su mano contra la puerta, mirando hacia su teléfono. Ver la expresión de dolor en su rostro y saber que deriva de la batalla que su corazón está atravesando me hace querer abrir la puerta y tirar mis brazos a su alrededor. Cierro los ojos y presiono la frente en la puerta con el fin de darme el tiempo para pensar antes de tomar cualquier decisión precipitada. Mi corazón está siendo atraído hacia él, y no puedo pensar en nada más que quiera en estos momentos que abrir esta puerta.

Aunque, también sé que abrirla no nos hará ningún bien a ninguno de los dos. Acaba de terminar con Martina hace unas semanas atrás, así que si está aquí por mí, puede darse la vuelta e irse. No hay manera de que algo pueda funcionar entre nosotros cuando sé que todavía tiene el corazón roto por alguien más. Me merezco más de lo que me puede ofrecer en estos momentos. He pasado por mucho durante este año para dejar que alguien juegue con mi corazón de esa manera.

Él no debería estar aquí.

Peter: ¿Puedo entrar?

Me volteo hasta que mi espalda está presionada contra la puerta. Aferro el teléfono en mi pecho y aprieto los ojos. No quiero leer sus palabras. No quiero ver su rostro. Todo sobre él me hace perder de vista lo que es importante, lo que es mejor para mí. Peter no es lo mejor para mi vida en este momento, especialmente considerando lo que ha atravesado en su propia vida, y yo debería alejarme de esta puerta y no dejarlo entrar.

Pero todo en mí quiere dejarlo entrar.

—Por favor,Lali.

Las palabras son casi un susurro inaudible a través del otro lado de la puerta, pero definitivamente las escuché. Cada parte de mí las escuchó. La desesperación en su voz, combinada con el simple hecho de que habló, me mata completamente. Le permito a mi corazón tomar la decisión por mí esta vez, mientras lentamente enfrento la puerta. Giro el seguro y deslizo el pestillo, luego la abro.

No puedo describir lo que se siente verlo parado frente a mí de nuevo sin usar el término aterrador.

Todo lo relacionado con la forma en que me hace sentir es absolutamente aterrador. La forma en que mi corazón quiere ser sostenido por él es aterradora. La forma en que mis rodillas parecen olvidarse cómo mantenerme de pie es aterradora. La forma en que mi boca quiere ser reclamada por la suya es aterradora.

Hago lo mejor que puedo para ocultar lo que su presencia me hace sentir, alejándome de él y caminando hacia la sala de estar.

No sé por qué estoy tratando de ocultarle mi reacción, pero ¿no es lo que la gente hace? Tratamos tan fuertemente de ocultar todo lo que realmente sentimos de aquellos quienes probablemente más necesitan saber nuestros verdaderos sentimientos. La gente intenta enfrascar sus emociones, como si de alguna manera estuviera mal tener reacciones naturales a la vida.

Mi reacción natural en este momento es de voltearme y abrazarlo, independientemente de la razón por la que está aquí. Mis brazos quieren estar a su alrededor, mi rostro quiere estar presionado contra su pecho, mi espalda quiere ser acunada por él, sin embargo estoy parada aquí, tratando de fingir que esa es la última cosa que necesito de él.

¿Por qué?
  
Inhalo una respiración pacificadora, luego me doy la vuelta cuando lo escucho cerrar la puerta detrás de él. Levanto la mirada para encontrar la suya y está de pie varios centímetros delante de mí, observándome. Puedo decir por la tensión en su expresión que está haciendo exactamente lo mismo que yo. Está reteniendo todo lo que está sintiendo por el bien de… ¿qué?

¿El orgullo?

¿El miedo?

La única cosa que siempre he admirado de mi relación con Peter es que somos tan honestos y reales el uno con el otro. Siempre he sido capaz de decir exactamente lo que pensaba y también lo ha hecho él. No me gusta este cambio que tuvimos.

Intento sonreírle, pero no estoy segura de si mi sonrisa está funcionando ahora. Le hablo y enuncio claramente para que pueda leer mis labios—: ¿Estás aquí porque necesitas un defecto?

Él se ríe y exhala al mismo tiempo, aliviado de que no estoy molesta.

No estoy molesta. Nunca he estado enojada con él. Las decisiones que ha tomado durante el tiempo en que me ha conocido no son decisiones que puedo recriminarle. La única cosa que le recrimino es la noche en que me besó y me arruinó para cada beso que vaya a experimentar posteriormente.

Tomo asiento en el sofá y lo miro. —¿Estás bien? —le pregunto.

Suspira y rápidamente aparto la mirada. Es lo suficientemente difícil estar en la misma habitación en este instante, pero aún más difícil es hacer contacto visual con él. Completa el camino hacia la sala de estar y se sienta en el sofá junto a mí.

Me debatí comprar más muebles, pero un sofá era todo lo que me podía permitir. Un sofá biplaza en aquel momento. No estoy tan segura de estar triste por mi falta de muebles, sin embargo, porque su pierna está tocando mi muslo y el simple contacto causa que el calor ruede a través de mí como una contracorriente. Miro nuestras rodillas cuando se rozan y me doy cuenta de que todavía estoy usando la camiseta que me puse justo antes de ir a la cama. Supongo que estaba tan impresionada por el hecho de que dijo que se encontraba en la puerta de mi apartamento que no me preocupé por cómo lucía. No estoy usando nada más que una camiseta de algodón de gran tamaño, que cae en mis rodillas, y es muy probable que mi cabello sea un desastre.

Él está usando pantalones vaqueros y una camiseta gris de Sounds of Cedar. Diría que me siento mal vestida, pero en realidad estoy vestida apropiadamente para lo que hacía antes de que se apareciera, lo cual era ir a la cama.

Peter: No sé si estoy bien. ¿Tú estás bien?

Por un segundo, incluso olvidé que le había hecho una pregunta.

Me encojo de hombros. Estoy segura de que estaré bien, pero no voy a mentirle y decirle que lo estoy. Creo que es obvio que ninguno de nosotros puede realmente estar bien con la forma en que todo ha resultado. No estoy bien con perder a Peter, y Peter no está bien con perder a Martina.

Yo: Siento lo de Martina. Me siento horrible. Sin embargo, ella regresará. Cinco años es un mucho para renunciar por un malentendido.

Presiono enviar y finalmente lo miro. Lee el mensaje, luego me mira. La concentración en su expresión hace que la respiración se quede en mis pulmones.

Peter: No fue un malentendido, Lali. Ella entendió muy bien.

Leo su mensaje varias veces, deseando que se expandiera en ello. ¿Qué no fue un malentendido? ¿La razón por la que terminaron? ¿Sus sentimientos hacia mí? En vez de preguntarle a qué se refiere, hago la pregunta de la que más quiero una respuesta.

Yo: ¿Por qué estás aquí?

Mueve su mandíbula hacia delante y hacia atrás antes de responder.

Peter: ¿Quieres que me vaya?

Lo miro y lentamente sacudo mi cabeza en un no. Luego hago una pausa y sacudo mi cabeza en un sí. Luego hago una pausa otra vez y simplemente me encojo de hombros. Él sonríe cariñosamente, entendiendo mi confusión completamente.

Yo: Supongo que si lo quiero o no depende del por qué estás aquí. ¿Estás aquí porque me necesitas para tratar de recuperar a Martina? ¿Estás aquí porque me extrañas? ¿Estás aquí porque quieres tratar de llegar a algún tipo de amistad?

Peter: ¿Estaría mal si respondo ninguna de las anteriores? No sé por qué estoy aquí. Una parte de mí te extraña tanto que duele, mientras que otra desea nunca haberte conocido, para empezar. Supongo que hoy es uno de esos días en que estaba dolido, así que le robe las llaves a Nico y lo obligué a darme tu dirección. No creo que esto vaya o venga con ningún tipo de discurso. Sólo hice lo que mi corazón necesitaba que hiciera, lo cual era verte.

Su respuesta brutalmente honesta derrite mi corazón y me enoja, todo al mismo tiempo.

Yo: ¿Qué hay de mañana? ¿Qué pasa si mañana es uno de esos días en los que deseas nunca haberme conocido? ¿Qué se supone que haga entonces?

La intensidad en su mirada es desconcertante. Quizás está tratando de evaluar si esa era una respuesta airada. No estoy segura si lo era o no. No estoy segura de cómo me siento sobre el hecho de que ni siquiera sabe por qué está aquí.

No responde mi mensaje y me demuestra una cosa: que está teniendo el mismo conflicto interno consigo mismo que yo.

Quiere estar conmigo, pero no quiere.

Quiere amarme, pero no sabe si debería.

Quiere verme, pero sabe que no debería.

Quiere besarme, pero dolería tanto como la primera vez que me besó y tendría que alejarse. De repente me siento incómoda mirándolo. Estamos demasiado cerca en este sofá, sin embargo mi cuerpo me está dejando muy claro que no cree que estemos lo suficientemente cerca en absoluto. Lo que desea que suceda ahora mismo son todas las cosas que no sucederán.

Peter aparta la mirada y lentamente escanea mi apartamento por unos cuantos segundos, luego regresa la atención a su teléfono.

Peter: Me gusta tu casa. Buen barrio. Parece seguro.

Casi me río de su mensaje y la conversación casual que está tratando de tener, porque sé que ya no podemos tenerlas. No podemos ser amigos en este punto. Tampoco podemos estar juntos con tanto en nuestra contra. Una conversación casual no tiene cabida entre nosotros en estos momentos, sin embargo no puedo evitar responderle de la misma manera.

Yo: Me gusta aquí. Gracias por ayudarme con el hotel hasta que me pude mudar.

Peter: Era lo menos que podía hacer. Absolutamente lo menos que podía hacer.

Yo: Te pagaré tan pronto como obtenga mi primer cheque. Tengo mi trabajo de vuelta en la biblioteca del campus, así que debería ser en tan sólo una semana más.

Peter: Lali, detente. Ni siquiera quiero tu oferta.

No tengo idea de qué decir en respuesta. Toda esta situación es complicada e incómoda, porque ambos estamos bailando alrededor de todas las cosas que deseamos que tuviéramos el coraje de hacer y de decir.

Coloco mi teléfono boca abajo en el sofá. Quiero que sepa que necesito un descanso. No me gusta que no estemos siendo nosotros.

Él toma la indirecta y coloca su teléfono abajo en el reposabrazos a su lado, luego suspira profundamente mientras deja caer la cabeza contra el respaldo del sofá. El silencio me hace desear que pudiera experimentar el mundo desde su perspectiva por una vez. Sin embargo, me resulta casi imposible ponerme en sus zapatos. Las personas con la ventaja de la audición dan muchas cosas por sentado y nunca he entendido eso en la medida que lo entiendo ahora. No hay nada hablado entre nosotros, sin embargo entiendo por su suspiro pesado que está frustrado consigo mismo. Entiendo lo mucho que se está conteniendo por la forma en que sus respiraciones están saliendo bruscamente.

Supongo que su experiencia en un mundo silencioso le da la habilidad de leer a las personas, sólo que en diferentes maneras. En vez de enfocarse en el sonido de mis respiraciones, se enfoca en la subida y bajada de mi pecho. En vez de escuchar los suspiros silenciosos, más que todo ve mis ojos, mis manos, mi postura. Quizás ese es el por qué su rostro está inclinado hacia el mío ahora, porque quiere verme y tener una idea de lo que está pasando por mi cabeza.

Siento como si me leyera demasiado bien. En la forma en que me está observando me obliga a intentar controlar cada expresión facial y cada respiración. Cierro los ojos y recuesto mi cabeza, sabiendo que me está mirando, tratando de tener una idea de dónde estoy.

También deseo que simplemente pudiera girarme hacia él y decirle. Quiero decirle lo mucho que lo extrañé. Quiero decirle lo mucho que significa para mí. Quiero decirle cuán horrible me siento, porque antes de aparecer en su vida, todo parecía perfecto para él. Quiero decirle que a pesar de que los dos nos arrepentimos, ese minuto que pasamos besándonos fue un minuto de mi vida entera que no cambiaría por nada del mundo.

En momentos como estos, estoy agradecida de que él no pueda escucharme o habría muchas cosas habladas de las que me arrepentiría.

En cambio, hay tantas cosas no dichas que me gustaría tener el coraje de decir.

El peso de Peter cambia en el sofá y mis ojos naturalmente se abren por curiosidad. Se está inclinado por el brazo del sofá, buscando algo. Cuando se voltea de nuevo, está sosteniendo un bolígrafo en su mano. Sonríe suavemente, luego toma mi mano. Gira su cuerpo hacia el mío y presiona el bolígrafo en mi palma abierta.

Trago saliva y lentamente miro hacia su cara, pero él está mirando hacia mi mano mientras escribe. Podría jurar que casi veo un destello de una débil sonrisa en sus labios. Cuando termina, trae mi palma hacia su boca y sopla suavemente para secar la tinta. Sus labios están húmedos y fruncidos en una mueca, y santo infierno, este apartamento acaba de poner realmente caliente. Baja mi mano y yo bajo mi mirada hacia ella.

Sólo quería tocar tu mano.  

Río suavemente. Sobre todo porque sus palabras son tan inocentes y dulces en comparación con las cosas que ha escrito sobre mí en el pasado. He estado sentada en el sofá con él durante diez minutos, deseando que me tocara, y luego va y admite que estaba pensando exactamente lo mismo. Es tan juvenil, como si fuéramos adolescentes. Estoy casi avergonzada de querer pedirle que me toque, pero no puedo recordar un momento en el que he querido nada más.

No ha liberado la mano, sin embargo todavía estoy mirando hacia su escritura, sonriendo. Cepillo mi pulgar sobre la palma de su mano, y jadea en voz baja. El permiso que le di con ese pequeño movimiento parece haber roto alguna barrera invisible, porque inmediatamente desliza su mano sobre la mía y presiona las palmas juntas, luego entrelaza nuestros dedos. El calor de su mano no se acerca a la calidez que dispara a través de todo mi cuerpo.

Dios, si simplemente estar tomada de la mano con él se siente de esta forma tan intensa, no puedo imaginar lo que se sentiría todo lo demás.

Los dos estamos mirando nuestras manos, sintiendo cada parte de la conexión a través de nuestras palpitantes palmas. Acaricia mi pulgar y voltea las manos, luego toma la pluma y la aprieta contra mi muñeca. Mueve la pluma lentamente por mi muñeca, dibuja en línea recta hasta el final al antebrazo. No lo detengo. 

Simplemente lo observo. Cuando llega a la raya de mi codo, empieza a escribir de nuevo. Leo cada palabra a medida que escribe.
Sólo una excusa para tocarte aquí, también.

Sin soltar mi mano, levanta mi brazo y mantiene sus ojos fijos en los míos mientras se inclina hacia delante y suavemente sopla hacia arriba y abajo de mi brazo. 
Presiona los labios ligeramente contra sus palabras y las besa sin romper el contacto visual ni una sola vez. Cuando sus labios me encuentran, siento un movimiento suave de su lengua probando la piel en mi brazo por una fracción de segundo antes de que su boca se cierre sobre mi piel.

Eso podría hacerme gemir.

Sip. Estoy bastante segura de que sólo suspiré.

Dios, estoy tan contenta que no pudiera oír eso.

Aparta sus labios de mi brazo y me sigue observando, midiendo mi reacción. Sus ojos son oscuros y penetrantes, y están concentrados en todo mi cuerpo. En mis labios, en los ojos, en el cuello, en mi pelo, en mi pecho. Parece que no puede llevarme lo suficientemente rápido.

Aprieta la pluma contra mi piel otra vez, empezando por donde lo había dejado. Pasa la pluma lentamente por mi brazo, mirándolo con atención todo el tiempo. Cuando llega a la manga de mi camiseta, empuja hacia arriba con cuidado hasta que se expone mi hombro. Él hace una pequeña marca con la pluma, luego se inclina lentamente sobre mí. Mi cabeza vuelve a caer en el sofá cuando siento que sus labios se encuentran en mi piel. Su aliento es estrecho y caliente contra mi hombro. Ni siquiera estoy pensando en el hecho de que está dibujando en mí. Eso se puede lavar más tarde. En este momento, sólo quiero que su pluma siga y siga hasta que esté completamente cubierta con tinta.

Se aparta y me suelta la mano, cambiando la pluma hacia la otra mano. Tira de la manga hacia abajo por encima de mi hombro, luego desliza los dedos en el borde de mi camiseta, tirándola para exponer más de mi clavícula. Pone la punta de la pluma en mi hombro y me mira mientras procede con cautela, siguiendo su camino a mi cuello. Su expresión se calienta, y puedo decir que procede con precaución, a pesar de que sé exactamente lo que él desea que estuviera sucediendo ahora mismo y donde planea ir con esta pluma. No tiene que verbalizar cuando sus ojos claramente declaran por él.

Mueve la pluma lentamente hasta mi cuello. Naturalmente, inclino la cabeza hacia un lado, y tan pronto como lo hago, oigo una oleada de siseo en silencio a través de sus dientes. Se detiene justo debajo de la oreja. Aprieto mis ojos con fuerza y espero que mi corazón no explote cuando se inclina, porque definitivamente se siente como si pudiera. Sus labios se presionan suavemente contra mi piel, y juro que la habitación se voltea.

O tal vez fue sólo mi corazón.

Una de mis manos se desliza por su brazo y agarro la parte posterior de su cabeza, no queriendo que se aleje de este lugar. Su lengua hace otra aparición rápida contra mi cuello, pero no deja que mi desesperación le detenga. Se aleja y baja la mirada, hacia mí. Sus ojos sonríen, sabiendo lo loca que me vuelve.

Dibuja con la pluma desde el punto debajo de mi oreja, de vuelta en mi cuello, y alrededor de la caída en la base de mi garganta. Antes de besar el lugar que ha marcado, me agarra por la cintura y me levanta, deslizándome en su regazo.

Agarro sus brazos y succionó una corriente de aire en el segundo que me jala contra él. Mi camiseta se desliza por mis muslos, y el hecho de que no llevo nada debajo de ella, excepto la ropa interior, más o menos garantiza que me he metido en algo de lo que va a ser muy duro alejarme.

Sus ojos caen a la base de mi garganta mientras desliza una mano encima de mi muslo, por encima de mi cadera, siguiendo todo el camino hacia arriba hasta mi cabello. Agarra la parte de atrás de mi cabeza, y luego tira de mi cuello contra su boca. Este beso es más fuerte y no del todo cauteloso como el resto de ellos. Deslizo mis manos en su cabello y mantengo su boca apretada contra mi cuello.

Trabaja sus besos todo el camino hasta que su boca se encuentra en mi barbilla. Nuestros cuerpos están engranados firmemente juntos, y una de sus manos ha encontrado mi espalda baja para mantenerme contra él.

No me puedo mover. Estoy literalmente sin aliento, preguntándome dónde diablos está la Lali fuerte. ¿Dónde está la Lali, que sabe que esto no debería estar sucediendo?

Voy a buscarla más tarde. Después de que él termine con su pluma.

Se aleja cuando sus labios se acercan a mi boca. Nuestros cuerpos están tan cerca cómo se puede sin que su boca este sobre la mía. Quita su mano de mi espalda baja y trae la pluma de nuevo en torno a mi garganta. Cuando toca la punta a mi piel, trago, anticipando qué dirección está a punto de tomar.

Norte o sur, norte o sur. Realmente no me importa.

Comienza a desplazarse hacia arriba, pero luego se detiene. Aparta la pluma de mi cuello y la sacude, luego toca a mí cuello otra vez. Hace otro movimiento hacia arriba con la pluma, pero se detiene de nuevo. Se hace un poco hacia atrás y frunce el ceño en la pluma, así que estoy asumiendo que simplemente se ha quedado sin tinta. Me mira y tira la pluma por encima de mi hombro. La oigo golpear contra el suelo detrás de mí.

Sus ojos caen en mis labios, donde asumo habría sido el destino final de la pluma. Los dos estamos respirando con dificultad, sabiendo exactamente lo que va a venir después. Lo que estamos a punto de experimentar de nuevo, por segunda vez, sabiendo lo mucho que nuestro primer beso nos afectó.
Creo que está tan aterrorizado como yo lo estoy ahora.

Inclino todo mi peso contra él, porque nunca he estado tan débil. No puedo pensar, no puedo moverme, no puedo respirar. Yo sólo… lo necesito.
Lleva las dos manos a mis mejillas y me mira directamente a los ojos.

—Tu decisión —susurra.

Jesucristo, esa voz.

Lo miro, no estoy segura si me gusta que ponga el control en mis manos. Quiere que esto sea mi decisión.

Es mucho más fácil tener a alguien más a quien culpar cuando las cosas van donde no deben. Sé que no deberíamos estar poniéndonos en una situación que sólo vamos a lamentar una vez que haya terminado. Podría poner fin a esa situación aquí. Podría hacerlo más fácil pidiéndole que pare ahora, en lugar de cuando las cosas se compliquen aún más entre nosotros. Podía deslizarme de su regazo y decirle que no debería estar aquí, porque ni siquiera ha tenido tiempo de perdonarse a sí mismo por lo que pasó con Martina. Podría decirle que se fuera y no regrese hasta que su corazón no esté confundido acerca de a quién quiere.

Si ese día llega.

Hay tantas cosas que puedo, debo y necesito hacer, pero ninguna de ellas es lo que quiero hacer.

La presión escogió el peor momento posible para romperme. El peor momento posible.

Cierro los ojos con fuerza cuando siento que una lágrima comienza a trabajar su salida. Se escurre por mi mejilla, cayendo lentamente hacia mi mandíbula.
Es el descenso más lento que una lágrima ha hecho nunca. Abro los ojos y
Peter está viéndola. Está siguiendo la pista mojada con sus ojos, y puedo ver su mandíbula tensarse más con cada segundo que pasa. Quiero limpiarla de inmediato, pero la última cosa que quiero hacer es esconderla de él. Mis lágrimas dicen mucho más acerca de cómo me siento ahora de lo que estoy dispuesta a decir en un texto.

Tal vez necesito que sepa que esto me está haciendo daño.

Tal vez quiero que le haga daño, también.

Cuando la lágrima finalmente desaparece debajo de mi mandíbula, lleva los ojos hacia los míos. Estoy sorprendida por lo que veo en ellos.

Sus propias lágrimas.

Saber que está dolido por mí no me debería dar ganas de darle un beso, pero sí lo hace, absolutamente. Está aquí porque se preocupa por mí. Está aquí porque me echa de menos. Está aquí porque necesita sentir lo que sentimos en nuestro primer beso de nuevo, al igual que yo. He querido esa sensación de nuevo desde el primer segundo que su boca dejó la mía y se alejó.

Quito mis manos de sus hombros y agarro la parte posterior de su cabeza, luego me inclino hacia él. Mi boca está tan cerca de la suya que se rozan.

Sonríe. —Buena decisión —susurra.

Cierra el espacio entre nuestras bocas, y todo lo demás desaparece. La culpa, las preocupaciones, la inquietud por lo que sucederá después de que termine este beso. Todo se desvanece al segundo en que su boca reclama mía.

Persuade suavemente mis labios con su lengua, y todo el caos que atraviesa mi corazón y mi cabeza se elimina cuando siento su calor dentro de mi boca.
  
Besos como los suyos deben venir con una etiqueta de advertencia. No puede ser bueno para el corazón. Pasa la mano en torno a la parte superior de mi muslo, y luego la desliza bajo el dobladillo de mi camiseta. Su mano se desliza por mi espalda, y me agarra con fuerza, entonces levanta las caderas al mismo tiempo que tira de mí con más fuerza contra él.

Oh.

Mi.

Dios.

Me vuelvo más y más débil con cada movimiento rítmico que crea con nuestros cuerpos. Encuentro cualquier parte de él de la que pueda sostener porque me siento como si me estuviera cayendo. Me agarro de su camisa y su cabello mientras gimo suavemente en su boca. Cuando siente el sonido escapar de mi garganta, rápidamente se aleja de mi boca y aprieta los ojos, respirando con dificultad. Cuando los abre de nuevo, está mirando mi garganta.

Saca su mano de debajo de mi camisa, y luego poco a poco la lleva hasta mi cuello.

Oh, mi querido y dulce Dios.

Envuelve sus dedos alrededor de mi cuello, presionando suavemente la mano en la base de mi garganta mientras mira fijamente mi boca. La idea de que el desea sentir lo que está haciéndome hace un enjambre mi cabeza y todo el cuarto girar. De algún modo soy capaz de mirarlo a los ojos el tiempo suficiente para ver la transformación de un tranquilo deseo a una necesidad casi carnal.

Con la otra mano que todavía se curva en la parte de atrás de mi cabeza, me jala hacia él con más urgencia, cubriendo mi boca con la suya. Al segundo que su lengua encuentra la mía, le doy más gemidos de lo que posiblemente puede sentir.

Esto es exactamente lo que he querido de él. He querido que aparezca y me diga lo mucho que me ha echado de menos. Necesitaba saber que se preocupa por mí, que me quiere. Necesitaba sentir su boca sobre la mía de nuevo para que pudiera saber que la forma en que nuestro primer beso me hizo sentir no estaba sólo en mi cabeza todo el tiempo.

Ahora que lo tengo, no estoy segura de ser lo suficientemente fuerte para ello. Sé que al segundo en que esto termine y él camine por la puerta principal, mi corazón va a morir de nuevo. Cuanto más me abro, más lo necesito. Cuanto más reconozco que lo necesito, más me duele saber que exactamente no lo tengo.

Todavía no estoy convencida de que esté aquí por las razones correctas. Incluso si está aquí por las razones correctas, todavía es un momento equivocado. Por no hablar de todas las cuestiones que todavía corren por mi cabeza. Trato de empujarlas a la basura, y por breves momentos funciona. Cuando sus manos rozan mi mejilla o sus labios estrechos están sobre los míos, me olvido de todo sobre aquellas cuestiones de las que parece que no puedo huir. Pero entonces hace una pausa para recuperar el aliento, me mira a los ojos y todas esas cuestiones simplemente se meten de nuevo en la parte frontal de mi cabeza, hasta que son tan pesadas que obligan a que más lágrimas quieran escapar.

Aprieto sus brazos cuando la incertidumbre comienza a tomar el control. Niego con la cabeza y trato de empujarlo. Se aleja de mi boca y ve mi duda construyéndose, niega con la cabeza para conseguir que deje de analizar este momento entre nosotros. Sus ojos piden mientras acaricia mi mejilla, me tira contra él, y trata de besarme de nuevo, pero lucho contra sus brazos.

—Peter, no —le digo—. No puedo.

Todavía estoy sacudiendo la cabeza cuando su mano agarra mi muñeca. Me deslizo de su regazo y sigo caminando hasta que sus dedos se alejan de mí.

Camino directo al fregadero de la cocina y pongo jabón en mis manos, luego comienzo a fregar la tinta de mi brazo. Meto la mano en un cajón y saco un trapo, lo mojo y presiono contra mi cuello. Las lágrimas corren por mis mejillas mientras trato de lavar los recuerdos de lo que pasó entre nosotros. Los recordatorios lo van hacer mucho más difícil de superar.

Peter viene detrás de mí y coloca sus manos sobre mis hombros. Me da la vuelta para que lo mire. Cuando ve que estoy llorando, sus ojos se llenan de disculpa, y me quita el trapo de la mano. Quita el pelo de mi hombro y frota suavemente mi piel, lavando la tinta. Se ve increíblemente culpable por hacerme llorar, pero no es su culpa. Nunca es su culpa. No es culpa de nadie. Es culpa de los dos.

Cuando termina de borrar la tinta, lanza el trapo en el mostrador, luego me tira contra su pecho. La comodidad que me rodea lo hace aún más difícil.

Quiero esto todo el tiempo. Lo quiero todo el tiempo. Quiero que estos pequeños fragmentos de perfección entre nosotros sean nuestra realidad constante, pero eso no puede suceder ahora mismo. Entiendo por completo su comentario anterior, cuando dijo que hay momentos en los que me echa de menos y momentos en los que desearía nunca haberme conocido, porque en este momento, estoy deseando nunca haber puesto un pie en mi balcón la primera vez que escuché su guitarra.

Si nunca hubiera experimentado cómo me hacía sentir, entonces no lo perdería después de que se haya ido.  


Me seco los ojos y me aparto de él. Hay tantas cosas que tenemos que discutir, así que camino hasta el sofá, recupero nuestros teléfonos, y le entrego el suyo. Me alejo de él para apoyarme en el otro mostrador mientras escribo pero me agarra del brazo y me tira hacia atrás. Se apoya en la barra y recarga mi espalda contra su pecho luego envuelve los brazos a mi alrededor desde atrás. Besa a un lado de mi cabeza, y mueve sus labios a mi oído.

—Quédate aquí —dice con ganas de que me quede presionada contra él.

Es una locura ser sostenida por alguien que tan sólo en unos minutos puede cambiar para siempre la forma en que se sentiría no ser sostenida por él. Al segundo en que se da cuenta que permito que me sostenga, de repente se siente como si una parte de mi estuviera perdida. Supongo que también lo siente, que es por eso qué me quiere cerca de él.

¿Se siente de esta manera sobre Martina, también?

Preguntas como ésta se niegan a salir de mi mente. Preguntas como ésta me impiden creer que jamás podría ser feliz con el resultado de su situación, porque perdió al final. No quiero ser la segunda opción de alguien.

Apoyo la cabeza en su hombro y aprieto los ojos con fuerza, intentando con mi mejor esfuerzo no dejar que mi mente vaya ahí de nuevo. Sin embargo, sé que tengo que ir ahí si alguna vez quiero encontrarle un sentido a nuestro final.

Peter: Me gustaría poder leer tu mente.

Yo: Créeme, también me gustaría que lo hicieras.

Se ríe tranquilamente y me aprieta con fuerza entre sus brazos. Mantiene presionada su mejilla contra mi cabeza mientras escribe otro texto.

Peter: Siempre hemos sido capaces de decir lo que está en nuestras mentes. Tú todavía tienes eso conmigo, ya sabes. Puedes decir lo que quieras decir, Lali. Eso es lo que siempre me ha gustado sobre nosotros.

¿Por qué todas las palabras que dice y escribe tienen que atravesar mi corazón?

Aspiro una respiración profunda y luego exhalo con cuidado. Abro los ojos y bajo la mirada a mi teléfono, aterrorizada de hacer la única pregunta de la que realmente no quiero la respuesta. Lo hago de todos modos, porque por mucho que no quiera saber la respuesta, necesito saberla.

Yo: Si ella te enviara un mensaje en este momento y te dijera que tomó la decisión equivocada ¿irías? ¿Saldrías por mi puerta sin pensarlo dos veces?  
  
Mi cabeza se calla cuando su pecho asciende y cae rápidamente.

Ya no puedo oír su respiración.

Su agarre a mí alrededor se afloja ligeramente.

Mi corazón se desmorona.

No necesito leer una respuesta. Ni siquiera necesito escucharlo. Puedo sentirlo en cada parte de él.

No es como si estuviera esperando que su respuesta fuera diferente. Pasó cinco años con ella. Es obvio que la ama. Nunca ha dicho lo contrario.

Sólo esperaba estar equivocada.

Inmediatamente me aparto de él y camino rápidamente hacia mi dormitorio. Quiero encerrarme dentro hasta que se vaya. No quiero que vea lo que esto me hace. No quiero que vea que lo amo de la misma manera en que él ama a Martina.

Llego a mi dormitorio y abro la puerta. Corro dentro y empiezo a cerrar la puerta detrás de mí, pero Peter empuja la puerta abierta. Entra en mi habitación y me da la vuelta para mirarlo.

Sus ojos están buscando los míos, tratando desesperadamente de llegar a través de lo que sea que desearía poder decir. Abre la boca como si fuera a hablar, pero luego la cierra de nuevo. Libera mis brazos, luego se da la vuelta y pasa las manos por su cabello. Agarra la parte posterior de su cuello, después patea la puerta del dormitorio cerrándola con un gruñido de frustración. Apoya su antebrazo en la puerta y presiona la frente contra ella. No hago más que estar quieta y verlo tratar de luchar la guerra dentro de sí mismo. La misma guerra que he estado luchando.

Permanece en la misma posición mientras levanta el teléfono y responde a mi texto.

Peter: Esa no es una pregunta justa.

Yo: Sí, bien, realmente no me pones en una situación justa al presentarte aquí esta noche.

Se gira hasta que su espalda está plana contra la puerta de mi dormitorio. Lleva sus frustradas manos a la frente, luego alza la pierna hasta la rodilla y patea la puerta detrás de él. Verlo luchar con lo que realmente quiere trae más dolor del que estoy dispuesta a soportar. Me merezco más de lo que me puede dar en este momento, y su conflicto está jodiendo con mi corazón.

Jodiendo con mi cabeza. Todo con él es simplemente demasiado.

Yo: Quiero que te vayas. No puedo estar cerca de ti nunca más. Me aterra pensar que estás deseando que fuera ella.  

Baja la cabeza y mira hacia el suelo durante varios minutos mientras yo sigo observándolo. No puede negar que preferiría estar con Martina en estos momentos. No está dando excusas o diciendo que me podría amar más de lo que la ama.

Está completamente callado... porque sabe que tengo razón.

Yo: Necesito que te vayas. Por favor. Y si realmente te preocupas por mí, no volverás.

Lentamente se da vuelta y me enfrenta. Sus ojos se bloquean con los míos, y nunca he visto más emociones parpadear a través de ellos que en este momento.

—No —dice con firmeza.

Comienza a caminar hacia mí, y empiezo a retroceder lejos de él. Niega con la cabeza, suplicante. Me alcanza justo cuando mis piernas encuentran mi cama, y entonces agarra mi rostro entre sus manos y presiona sus labios con los míos.

Sacudo la cabeza y empujo contra su pecho. Da un paso lejos de mí y hace una mueca de dolor, luciendo aún más frustrado con su incapacidad para comunicarse conmigo. Sus ojos buscan en la habitación por cualquier cosa que lo ayude a convencerme de que estoy equivocada, pero sé que nada puede ayudar a nuestra situación. Sólo tiene que darse cuenta de eso, también.

Baja la mirada a mi cama, y luego a mí. Agarra mi mano y me tira hacia el lado de la cama. Coloca sus manos sobre mis hombros y me empuja hacia abajo hasta que estoy sentada. No tengo idea de lo que está haciendo, así que no me resisto.

Aún.

Me sigue bajando hasta que estoy acostada en mi espalda en la cama. Se pone recto y se quita la camiseta. Antes de que la tenga completamente por encima de su cabeza, ya estoy tratando de rodar fuera de la cama. Si piensa que el sexo va a arreglar nuestra situación, no es tan inteligente como pensaba.

—No —dice otra vez cuando me ve tratando de escapar.

La gran convicción en su voz me hace congelar y caigo de espaldas contra el colchón de nuevo. Se arrodilla sobre la cama, agarra una almohada, y la deja al lado de mi cabeza. Se acuesta a mi lado, y todo mi cuerpo se tensa ante su proximidad. Toma el teléfono.

Peter: Escúchame, Lali.

Me quedo mirando el texto en anticipación de lo que va a escribir a continuación. Cuando noto que no está siquiera enviándome mensajes, lo  miro. Sacude la cabeza, saca el teléfono de mis manos y luego lo arroja a su lado. Toma mi mano y la coloca sobre su corazón.

—Aquí —dice, palmeando mi mano—. Escúchame aquí.

Mi pecho se tensa cuando me doy cuenta de lo que quiere que haga. Tira de mí hacia él, y de buen grado lo permito. Baja suavemente mi cabeza a su corazón mientras se adapta a sí mismo por debajo de mí y me ayuda a ponerme cómoda.

Me relajo contra su pecho, encontrando el ritmo de su latido.

Latido, Latido, pausa.

Latido, Latido, pausa.

Latido, Latido, pausa.

Es absolutamente hermoso.

La forma en que suena es hermosa.

La forma en que se preocupa es hermosa.

La forma en que ama es hermosa.

Presiona sus labios en la parte superior de mi cabeza.

Cierro los ojos... y lloro.  

5 comentarios:

  1. Subí la parte subí la parte d peter

    ResponderEliminar
  2. quiero ver lo que piensa peter
    seguila

    ResponderEliminar
  3. Ahh dios!!! Todo los sentimientos que pasan en este cap!!!
    OK a ver Peter como vas al departamento como si nada!!!!?
    La besa todo bien pero y si Lali tiene que dudar después de lo que paso!!!!
    Ayy en ese momento lo amo es un tierno !!
    Pero después la preg QUE TE PARA LANZANI???! Como no sabe que contestar dígale que no que quiere estar con ella!!!? Aghh aquí lo odio jajajj
    Y luego lo de que lo escuché pero no a el si no a su corazón ají si me mato de ternura!!!
    Ayayayaya pobre Lali está confundida no sabe que quiere!!
    Si esta con Peter se siente mal pero si no esta con e la también !!!

    ResponderEliminar
  4. K capitulo d infarto !!!!!!

    ResponderEliminar