viernes, 1 de agosto de 2014

Capitulo 40




Pasaron unos días y apenas salí de la habitación de hotel. Leí y dibujé cosas que quería poner finalmente en un lienzo. Peter no intentó contactarse conmigo y me dolió. Era demasiado terca para dar el primer paso, y sus palabras quemaron en mi corazón. Me senté y pensé que tal vez debería reservar un vuelo y volver a California. Mi siguiente tratamiento era la próxima semana, así que necesitaba volver de todos modos. No quería dejarlo y este tiempo separados me estaba matando. Odiaba como me convertí tan dependiente de él. Necesitaba hablar con él y pedirle disculpas. Me estaba pasando de la raya y no me debería haber enojado tanto. Podríamos haber hablado de las cosas, pero en cambio corrí. Peter tenía razón, es lo mejor que hago. Me tragué mi orgullo y me dirigí a su penthouse que estaba justo en la siguiente manzana.

Puse la clave en el ascensor y lo tomé hasta el penthouse. La puerta se abrió y salí en busca de Peter. No lo vi en la cocina, pero oí que una conversación salía de su oficina. Poco a poco caminé hacia su oficina y jadeé en busca de aire por lo que vi; Martina tenía su boca en la suya. Peter la apartó y se sorprendió cuando me vio allí de pie. El miedo en sus ojos era un miedo que nunca había visto antes.

—Lali, esto no es lo que parece.

Puse mi mano y me di la vuelta para alejarme. No podía respirar, mi pecho se sentía angosto y empezaba a entrar en pánico. Eso fue hasta que la oí decir—: Mira Peter Te dije que no te ama como yo.

De repente la rabia remplazó al pánico y creció dentro de mí a un ritmo rápido. Me di la vuelta y caminé hacia ella.

—Oh mierda —dijo Peter porque estaba muy familiarizado con la mirada que mostraba.

Martina se quedó con los brazos cruzados mirándome mientras me acercaba.

—No creo que nos hayamos conocido oficialmente, soy Lali, la novia de Peter. —Me miró de arriba abajo y se negó a darme la mano.

—Es curioso, Peter dijo que no tenía una novia y más cuando tenía sus manos por todo mi cuerpo.

Miré a Peter mientras permanecía allí mudo, su único movimiento era el ligero temblor de la cabeza para hacerme saber que estaba mintiendo.

—¿Dijo eso?

—Sí lo hizo después de que me besó y me dijo que era a mí quien amó todo el tiempo y que tú eras sólo un caso de caridad al cual compadeció.

¡Oh no, ella no lo dijo!

Los ojos de Peter se abrieron como platos mientras daba un paso atrás. Antes de darme cuenta, mi puño salió de mi lado y terminó en toda la línea de su mandíbula. Ella se cayó sobre su culo y sostuvo su mandíbula, mirándome como si estuviera loca. Me agaché hasta que estaba justo en su cara.

—Mi consejo para ti es que vuelvas a meterte en el puto agujero del que saliste y nunca me mires a mí o a él de nuevo. Si hasta te sorprendo mirando en cualquiera de nuestras direcciones, libraré mi puño tan fuerte que incluso un cirujano plástico no será capaz de arreglarte. —Giré sobre mis talones y comencé a alejarme.

—Eres una perra loca, ¿lo sabías? —gritó.

Peter corrió persiguiéndome y me agarró del brazo. —¡No te atrevas a dar un paso más.

¿Era estúpido o algo así? ¿Realmente quería hacer esto ahora, cuando estaba tan llena de ira?

—Déjame ir en este momento Peter antes de que sufras la misma suerte que la puta de ahí. —Mi boca y yo, mierda, ¿acabo de decir eso?

Soltó mi brazo. —Estás enojada en este momento así que te perdonaré esta última afirmación, pero lo que no voy a perdonarte es que des un paso más y salgas por esa puerta.

—Lo siento Peter, pero no me puedo quedar, sobre todo ahora.

Peter sacó su teléfono y llamó a Nico para que viniera y sacara a Martina del penthouse. Empecé a caminar mientras se acercaba por detrás de mí, me agarró tan fuerte como pudo y me llevó escaleras arriba a su dormitorio, cerrando la puerta de golpe.

—Ahora siéntate en esa cama y escúchame Lali. No estoy jugando contigo, y sé que lo que acabas de ver te lastima más que cualquier otra cosa. Vas a sentarte allí y vas a escucharme.

Me senté allí. Tragué saliva, silenciosamente tratando de planear mi escape.

—Continúa entonces, explícame ¿quién es Martina? y ¿por qué has estado guardando su relación como un secreto?

Se paseaba de un lado a otro de la habitación, mientras pasaba sus manos por el cabello.

—Martina es la hermana gemela de Amanda.

Lo miré y negué con la cabeza. —¿Quién diablos es Amanda?

Tomó una respiración profunda. —Amanda es la chica que se suicidó después de que rompí con ella.

Mi boca cayó abierta y me sentía mal del estómago. Mil pensamientos pasaban por mi mente. Iba a decirme la verdad sobre ella y le debía esa oportunidad.

—Sigue hablando Peter, estoy escuchando.

—Martina me buscó y llegó a mi oficina hace aproximadamente un año. Me dijo que había sido echada de su casa y no tenía dinero ni lugar a donde ir. Dijo que se lo debía, porque era mi culpa que su hermana se suicidara.

Cerré los ojos. Podía oír el dolor en su voz. ¿Cómo se atrevía esa mujer a hacerle eso? Quería llegar a él, pero tenía que dejarlo terminar de hablarme de ella.

—La llevé a cenar. Hablamos, bebimos mucho y tuvimos sexo. No tienes idea de lo mal que me arrepiento de aquel día. —Se quedó allí sacudiendo la cabeza y mirando hacia abajo como si estuviera avergonzado por decírmelo.

Me levanté de la cama y me acerqué a él. —¿Por qué no la dejaste después de esa noche Peter?

Suspiró. —Siguió hablando de Amanda y me hizo sentir culpable por lo que había sucedido. Le di un trabajo en mi empresa y teníamos un acuerdo de que nos reuníamos tres veces a la semana después del trabajo por sexo, sin ataduras.

—Espera, déjame adivinar, comenzó a enamorarse de ti y quería más.

Asintió. —Sí, quiso que dejara de ver a otras mujeres y entrara en una relación exclusiva con ella. Le dije una y otra vez que no estaba interesado y que nuestro arreglo se quedaba como estaba. —Me dio la espalda y tomó una respiración profunda.

—Amenazó con hacer lo que su hermana hizo si no sucumbía a sus deseos y necesidades. Fue esa noche en el club, la noche en que me trajiste a casa, que le dije que no iba a ser nada más que sexo entre nosotros.

—Maldita sea Peter, ¿por qué diablos no la dejaste de ver? — grité.

Dio la vuelta hacia mí. —Porque a la mañana siguiente me llamó y se disculpó. Dijo que estaría feliz de continuar con nuestro arreglo, en la forma en que estaba si duplicaba su salario.

Sacudí la cabeza con incredulidad mientras las nauseas se instalaron en mi estómago y tuve que volver a sentarme en la cama.

—¿Estás bien? —preguntó mientras daba unos pasos hacia mí.

Levanté mi mano. —No des un paso más y lo digo en serio.

Cerré los ojos por un momento para tratar de calmar el revoltijo que pasaba dentro de mi cabeza.

—Tengo una pregunta para ti y quiero que seas honesto. ¿Cuándo fue la última vez que dormiste con ella?

No hubo ninguna vacilación cuando contestó. —Fue la noche antes de conocerte. Traté de romper las cosas con ella varias veces desde que tú y yo nos conocimos.

—¿Qué estaba haciendo aquí y por qué sus labios estaban sobre ti?

—La llamé y le pedí que viniera para que pudiera decirle que nunca se pusiera en contacto conmigo de nuevo y que lo que tenía había terminado. Le dije que estaba enamorado de ti. Le pagaba para que se quedara fuera de nuestras vidas. Eso, por supuesto, la enojó e iba a intentar lo que pudiera para mantenerme. Acababas de entrar cuando se me lanzó.

Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta. —No puedo escuchar más de esta Peter, lo siento.

—Lali, por favor, tenemos que hablar de todo —suplicó.

—¿Por qué, para lastimarnos otra vez con nuestras palabras?

Puso su mano en mi cara pero me alejé. —Mi enfermedad nos está destrozando. No puedes manejar tus emociones y yo tampoco. Sólo terminamos haciéndonos daño el uno al otro. Tengo una pregunta para ti y quiero que seas totalmente honesto conmigo, ¿estás tratando de borrar la culpa que has albergado en los últimos años sobre tu ex-novia conmigo?

Jodida mierda... No podía creer que acabara de preguntarle eso. Me miró con sus ojos fríos, como si todo el amor que sentía por mí sólo acababa de borrarse, como si nunca hubiera existido.

Cerró los ojos. —Creo que es mejor si vuelves a California y me quedo aquí.

Se dio la vuelta para que no tuviera que mirarme. Se dio por vencido y fue mi culpa, lo empujé hasta este punto. Lágrimas corrían por mi cara cuando me di la vuelta y caminé hacia la puerta.

Regresé al hotel y agarré mi bolso. Mientras caminaba un texto de Peter me llego. “Mi avión privado te espera para llevarte de regreso a California. Textea a Nico tu ubicación y él te recogerá.”

El desgarrador dolor en mi corazón alzó su fea cabeza una vez más cuando no le respondí. Llamé a Nico y en menos de 5 minutos estaba en el hotel recogiéndome. Me deslicé en el asiento trasero. Se dio la vuelta y me miró.

—Lo siento señorita Esposito, pero voy a decir lo que le dije al señor Lanzani, ustedes dos son los más obstinados en la faz de la tierra y no podrían ser más perfectos el uno para el otro.

Le di una pequeña sonrisa. —Somos un desastre juntos.

Se detuvo en la pista de aterrizaje privada donde el avión de Peter me esperaba. Abrió la puerta y me ayudó con mis maletas.

—No dejes que el miedo sabotee su relación con el señor Lanzani, Lali. No es justo para ti o para él. —Le di un beso en la mejilla y entré en el avión.

—Lali. —Gaston sonrió cuando me vio y me dio un gran abrazo—. ¿Cómo estás, te echamos de menos? —Supo en el momento en que vio la tristeza en mis ojos que las cosas estaban mal—. No de nuevo. —Frunció el ceño. Me ayudó a subir las escaleras hasta mi apartamento. Candela me estaba llamando mientras Gaston volvía a bajar.

—Hola Candela —le dije.

—¿Qué carajo La? ¿Qué está pasando entre ustedes dos? ¿Y por qué no me has llamado?

—Iba a hacerlo. Quería regresar a California primero. Lo siento Candela No puedo hablar de eso ahora. ¿Cómo lo sabes?

Suspiró. —Fui al lugar de Peter para darle algo y se fue por la tangente sobre ti. Miré y el conductor escoltaba a una chica fuera mientras ella gritaba algo acerca de ti y le decía a Peter que no volviera a hablar con ella de nuevo. Me dijo que le diste un puñetazo, ¿eso es cierto?

—Sí, golpeé a esa perra cuadrada en la mandíbula y se lo merecía.

—Esa es mi chica —gritó Candela—. Haz las cosas bien con Peter, La. Él te ama y lo amas y, a veces la gente hace cosas estúpidas.

—Lo sé Candela, pero no estoy segura de que estemos bien juntos todo el tiempo mientras estoy enferma.

—La, estás pensando demasiado las cosas de nuevo. No quieres que las cosas estén bien porque tienes miedo y lo entiendo, pero él también tiene miedo, y me parece que tú no entiendes eso.

—Parece que cada día me doy cuenta de algo nuevo sobre él y me está volviendo loca Candela.

—Entiendo La, pero tienes que darte cuenta de que tal vez te guarda algunas cosas porque no quiere hacerte daño.

—Pero no decírmelas me duele aún más.


—Entonces dile eso maldita sea, habla con él en lugar de gritarle y salir furiosa.

7 comentarios:

  1. Que hice yo para que Martina sea mi hermana gemela? Lloro literalmente, me gusta la actitud de lali en ciertas ocasiones pero me frustra que peter y lali sean tan obstinados y se la lleven peleando, gracias por la sorpresa creo..

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  2. Noo!, que mal!. Necesito otro por fa!
    Jennyq

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  3. Cande tiene mucha razon

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  4. Peter se guardó muchas cosas.
    El tiene casi más miedos k Lali

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