LALI
Trabajé todo el fin de semana, por lo que no había visto ni
hablado con Peter desde el jueves por la noche. Me sigo diciendo que es lo
mejor, pero estoy muy segura que no se siente así por la forma en que dejo que me
consuma. Hoy es lunes, y es el primero de los tres días en que Gastón no estará
en casa y Peter sí. Sé que sabe que Gastón se fue, pero en base
a cómo dejó las cosas el jueves, dudo que le importe demasiado. Casi esperaba
que eventualmente me explicara si hice algo mal o por lo menos me dijera qué le
molesta tanto, pero lo último que recibí de él fue el portazo en la entrada de
su dormitorio luego de que se fue.
Puedo ver por qué no ha estado en una relación desde hace seis años. Obviamente, no tiene ni idea de cómo debe tratar un hombre a una chica, lo que me sorprende, porque tengo esta
sensación de que él es un tipo decente. Sin embargo, sus acciones durante y
después del sexo parecen contradecir su carácter. Es como si las piezas del
chico que era se destiñen sobre las del chico que está intentando ser.
Si cualquier otro hombre me tratara como lo hizo él, sería la
primera y única vez que estaría con él. No aguanto las cosas que suelo ver
soportar a muchas de mis amigas. Sin embargo, me encuentro buscando excusas para
él, como si algo en realidad pudiera justificar sus acciones durante la semana
pasada.
Empieza a asustarme que probablemente no sea tan dura después de
todo.
Ese temor se confirma inmediatamente con el salto que da mi corazón,
tan pronto como salgo del ascensor. Hay una nota pegada a la puerta de mi
departamento, por lo que me precipito y la tomo. Es sólo un pedazo de papel
doblado sin nada escrito en la parte exterior. La abro:
Necesito hacer un
recado. Pasaré a las siete si quieres venir. Leo la nota varias veces. Es obvio que es de él y
es obvio que es para mí, pero la nota es tan increíblemente informal que por un
segundo, empiezo a dudar que lo del jueves sucediera de verdad.
No obstante, él se encontraba allí. Sabe cómo terminó esa noche entre
nosotros. Sabe que yo debería estar molesta o enojada, pero absolutamente nada
en su nota lo demuestra.
Abro mi puerta y entro antes de que logre instigarme hasta llegar
al punto de golpear su puerta para gritarle.
Suelto mis cosas una vez dentro de mi departamento y leo la nota una
vez más, analizando todo, desde su escritura hasta su selección de palabras. A
continuación, hago una pelota en mis manos con ella y la tiro hacia la cocina,
completamente cabreada.
Estoy enojada porque sé que iré con él.
No sé cómo no hacerlo.
***
Exactamente a las siete en punto golpea suavemente mi puerta. Su puntualidad
me molesta sin razón. No tengo nada en contra de la puntualidad. Tengo la
sensación de que cada cosa que Peter haga esta noche me molestará.
Camino a la puerta principal y abro.
Está de pie en el pasillo, a varios metros de distancia. En
realidad, tal vez está más cerca de su puerta que de la mía. Cuando la abro
tiene la mirada baja, centrada en sus pies, pero finalmente levanta la vista
para encontrar la mía. Sus manos se encuentran escondidas en los bolsillos de su
chaqueta de nuevo y no eleva completamente la cabeza. Lo tomo como una señal de
sumisión, a pesar de que es más probable que no lo sea.
—¿Quieres venir?
Su voz me invade. Me debilita. Me convierte en líquido otra vez.
Asiento mientras salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí.
Le pongo llave y me giro para mirarlo. Inclina la cabeza en dirección a los ascensores,
diciéndome silenciosamente que irá detrás de mí. Trato de leer la expresión de
sus ojos, pero sé que no debería esperar poder hacerlo.
Camino hacia el ascensor y pulso el botón.
Se pone de pie a mi lado, pero no hablamos. El ascensor parece tardar
años en llegar a nosotros. En lo que por fin se abre, ambos exhalamos un
suspiro aliviado silencioso, pero tan pronto como entramos y las puertas se
cierran, ninguno puede respirar nuevamente.
Lo siento observándome, pero no lo miro.
No puedo.
Me siento estúpida. Siento como si tuviera ganas de llorar de
nuevo.
Ahora que me encuentro aquí y no sé a dónde vamos, me siento como
una tonta por permitirle llegar tan lejos.
—Lo siento. —Su voz es débil, como también sorprendentemente sincera.
No lo miro. Ni siquiera respondo.
Da tres pasos en el ascensor, se para a mi lado y presiona el
botón de detención de emergencia. Su dedo permanece en el botón mientras me mira,
pero mantengo la mirada baja. Mi cara se encuentra al nivel de su pecho, pero
mi mandíbula está tensa y no lo miro.
No lo haré.
—Lali, lo siento —repite. Sigue sin tocarme, pero se acerca de nuevo.
Está de pie tan cerca de mí que consigo sentir su aliento, a él y lo mucho que
lo siente, pero ni siquiera sé qué es lo que supuestamente debo perdonarle. Nunca me prometió nada que no sea sexo y eso
es exactamente lo que me dio.
Sexo.
Nada más y nada menos.
—Lo siento —dice de nuevo—. No te mereces esto.
Esta vez, me toca la barbilla, levantándola para que mis ojos encuentren
los suyos. Sentir sus dedos en mi cara hace que mi mandíbula se tense más. Hago
todo lo posible para mantener mi armadura, aunque me resulta difícil combatir
las lágrimas.
Vuelvo a ver lo que vi en sus ojos al besarme en la puerta la
noche del jueves. Algo implícito que desearía poder decir, pero las únicas palabras
que salen de su boca son disculpas.
Hace una mueca como si experimentara un dolor físico y presiona su
frente contra la mía. —Lo siento.
Presiona las palmas contra la pared del ascensor y se inclina
hacia mí hasta que nuestros pechos se tocan. Mis brazos están a los costados y mis
ojos se encuentran cerrados, y aunque tengo muchas ganas de llorar en este
momento, me niego a hacerlo frente a él. Todavía no me siento segura de por qué
específicamente pide disculpas, pero eso no importa, porque suena como si lo
hiciera por todo. Por empezar algo conmigo que sabíamos que no
terminaría bien. Por no ser capaz de abrirse sobre su pasado. Por no ser capaz
de abrirse sobre su futuro. Por destruirme cuando entró en su dormitorio y
cerró la puerta.
Una de sus manos se envuelve alrededor de un lado de mi cabeza, y me
jala hacia él. Su otra mano se ubica en mi espalda y me aprieta, presionando su
mejilla contra la cima de mi cabeza. —No sé qué es esto,
Lali —confiesa—. Pero te juro que no quise lastimarte. Es que no
sé qué
demonios hago.
La disculpa en su voz es suficiente para que mis brazos quieran sostenerlo.
Los elevo, agarro las mangas de su camisa y luego presiono mi cara en su pecho.
Nos quedamos así por varios minutos, completamente perdidos. Completamente
novatos en esto.
Completamente confundidos.
Finalmente me libera y golpea el botón para que el ascensor nos
lleve a la planta baja. Todavía no he hablado, porque ni siquiera estoy segura
de qué palabras usar en esta situación. Cuando las puertas del ascensor se abren,
toma mi mano en la suya y la mantiene hasta que llegamos a su coche. Abre la
puerta y espera a que suba al interior, luego la cierra y camina hacia su lado.
Nunca estuve dentro de su coche.
Estoy sorprendida por la sencillez del mismo. Sé que Gastón hace una
buena cantidad de dinero y por lo general le gusta gastarlo en cosas agradables.
Este coche es sencillo, igual que Peter.
Sale de la cochera y viajamos en silencio durante varios
kilómetros. Estoy cansada del silencio y de sentir curiosidad, así que lo
primero que le digo desde que me fastidió es—: ¿A dónde vamos?
Es como si mi voz hiciera que la incomodidad se desintegre totalmente,
porque él exhala como si estuviera aliviado de oírla.
—Al aeropuerto —dice—. Sin embargo, no es por trabajo. A veces voy
allí a ver despegar a los aviones.
Cruza la consola y toma mi mano en la suya. Es reconfortante y aterrador
al mismo tiempo. Sus manos están calientes y eso me hace querer que sostenga
todo mi cuerpo con ellas, pero al mismo tiempo me asusta lo mucho que lo deseo.
Nuevamente nos mantenemos en un completo silencio hasta que llegamos
al aeropuerto. Hay señales de acceso restringido, pero él las pasa como si
supiera exactamente a dónde va. Por fin nos detenemos en un aparcamiento con
vistas a la pista de aterrizaje.
Varios jets están en fila, esperando despegar. Él señala a la
izquierda y observo, mientras uno de los aviones comienza a acelerar. Su coche
se llena con el sonido de los motores, que ya se están alejándose. Lo observamos
ascender, hasta que el tren de aterrizaje desaparece y el avión es tragado por
la noche.
—¿Vienes mucho aquí? —le pregunto mientras sigo mirando por mi ventana.
Se ríe tan naturalmente, que me giro para mirarlo.
—Eso sonó a una frase de conquista —dice, sonriendo.
Su sonrisa me hace sonreír. Sus ojos caen a mi boca y mi sonrisa hace
que desaparezca su sonrisa.
—Sí, lo hago —dice cuando mira por la ventana de nuevo para ver al
próximo jet preparándose para el despegue.
Me doy cuenta en este momento que las cosas no son como antes entre
nosotros. Cambió algo enorme y no sé si es bueno o malo. Él me trajo aquí
porque quiere hablar.
Pero no sé de qué quiere hablar.
—Peter —le digo, deseando que me mire otra vez. No lo hace.
—No es divertido —dice en voz baja—. Esto que hacemos.
No me gusta esa frase. Quiero que la retire, porque parece que me dañara.
No obstante tiene razón. —Lo sé —le digo.
—Si no nos detenemos ahora, se pondrá peor.
No concuerdo en voz alta con él en esta ocasión. Sé que tiene
razón, pero no quiero detenerme. La idea de no estar con él otra vez hace que
mi estómago se sienta hueco. —¿Qué hice para molestarte tanto?
Mantiene la mirada en la mía y apenas la reconozco por el hielo acumulado
detrás. —Esto es todo por mí, Lali —dice con firmeza—. No pienses ni por un
segundo que mis problemas se deben a cualquier cosa que hagas o dejes de hacer.
Siento un pequeño alivio con su respuesta, pero aún no sé qué le resultó
mal. Sostenemos nuestras miradas, esperando que el otro termine nuevamente con
el silencio.
No tengo ni idea de qué fue lo que sufrió en el pasado, pero debe haber
sido extremadamente duro, si no consigue seguir adelante luego de seis años.
—Actúas como si fuera algo malo que nos gustáramos.
—Tal vez lo es —dice.
Quiero que deje de hablar ahora, porque todo lo que dice acaba causándome
más dolor y me confunde más. —¿Por tanto me trajiste aquí para terminarlo?
Suspira profundamente. —Sólo quería que fuera divertido, pero... creo
que podrías tener expectativas diferentes a las mías. No quiero hacerte daño y
si seguimos haciendo esto... lo haré. —Mira por la ventana de
nuevo.
Quiero golpear algo, pero en cambio, me refriego la cara con las
dos manos y caigo de nuevo fuertemente contra mi asiento. Nunca conocí a nadie
que pudiese decir tan poco incluso hablando. Definitivamente ha perfeccionado
el arte de la evasión.
—Tienes que darme más que eso, Peter. ¿Una explicación simple, quizás?
¿Qué demonios te sucedió?
Su mandíbula y el agarre que todavía mantiene del volante se aprietan
con fuerza. —Te pedí que hicieras dos cosas por mí. No preguntes por mi pasado
y nunca esperes un futuro. Estás haciendo las dos cosas.
Asiento. —Sí, Peter. Tienes razón. Así es. Porque me gustas y sé
que te gusto, y cuando estamos juntos, es fenomenal, así que eso es lo que hace
la gente normal. Cuando encuentran a alguien con quién son compatibles, se
abren. Permiten entrar al otro. Quieren estar juntos. No los follan contra la
mesa de la cocina y luego se alejan, y lo hacen sentir como una completa
mierda.
Nada.
No me da nada.
No hay reacción alguna.
Mira hacia delante y arranca su coche. —Tenías razón —dice. Pone marcha
atrás y se prepara para salir de la zona de aparcamiento—. Es algo bueno que no
fuéramos amigos. Hubiera hecho esto mucho más difícil.
Me alejo, porque estoy avergonzada por lo enojada que me hacen sentir
sus palabras. Me da vergüenza que me esté lastimando de esta forma, pero duele
todo lo que tiene que ver con Peter. Me duele porque sé los lindos que son
nuestros buenos momentos y sé cuán fácilmente desaparecerían los malos si él
dejara de intentar luchar contra esto.
—Lali —dice con remordimiento.
Quiero arrancar la voz de su garganta.
Su mano se encuentra con mi hombro y el coche no se mueve más.
—Lali, no quise decir eso.
Empujo la mano. —¿No? —le digo—. Admite que me quieres para algo
más que sexo, o llévame a casa.
Se queda en silencio. Tal vez contempla mi ultimátum.
Admítelo, Peter.
Admítelo. Por favor.
El coche comienza a moverse de nuevo.
***
—¿Qué esperabas que sucediera? —pregunta Cap, entregándome otro
pañuelo.
Cuando regresamos al complejo de departamentos, no podía soportar
compartir el ascensor con él, así que me senté al lado de Cap y dejé que se
fuera solo. A diferencia del exterior duro que intento mostrarle a Peter, me
rompo totalmente mientras le derramo todos los detalles a Cap, ya sea que se
preocupe por escucharme o no.
Me limpio la nariz otra vez y suelto el pañuelo, añadiéndolo a la
pila junto a mí en el suelo. —Fui ilusa —le digo—. Me dije que lograría manejar
la situación si él nunca quería más. Supongo que pensé que si lo dejaba tomarse
su tiempo, finalmente entraría en razón.
Cap agarra un cubo de basura que está a su lado y lo coloca entre nosotros,
así tengo un lugar para tirar mis pañuelos. —Si ese chico no es capaz de ver lo
bueno que podría tener contigo, entonces no vale tu tiempo.
Asiento, de acuerdo con él. Tengo cosas mucho más importantes que hacer
con mi tiempo, pero por alguna razón, siento como si Peter pudiera ver lo bueno que podría tener conmigo. Siento
que él desearía que esto funcione entre nosotros, pero algo más grande que él o
yo, o nosotros lo detiene. Ojalá supiera qué es.
—¿Ya te he contado mi broma favorita? —pregunta Cap.
Niego con la cabeza y tomo otro pañuelo de la caja en sus manos, aliviada
por el cambio en el tema.
—Toc, toc —dice.
No esperaba que su broma favorita fuera una broma de “toc-toc”, pero
sigo el juego. —¿Quién es?
—Interrupción vaca —dice.
—Interrupción…
—¡MUU! —grita en voz alta, cortándome.
Lo miro.
Entonces me río.
Me río más fuerte de lo que he reído en un largo y endemoniado tiempo.
Maaaass
ResponderEliminarnooooooooo continualaaaaaaaaaa porfaaaaaa
ResponderEliminarAfghhh a ver Lanzani!!!!!
ResponderEliminarPara que se disculpa y la lleva ahí si quiere terminar todo?
Lo ame to se que lago en el pasado con Martina lo marco pero que hijo de PUTA !
Se esta comportando horrible
Osea está bien ta habían conseguido o puesto de acuerdo pero eso que le dijo fue muuuuy duro y feo!!!
Me da cosa Lali!!!
Aghhh que coraje
Nskskskkskaka que pasará ya quiero leer otro
Jajajajaajajaa hasta yo me he reido de el chiste de cap, me pone muy triste la situación de Laaaaali :( no sabes como espero que subas un nuevo capitulo ayer fui feliz con que subieras varios, hoy tambien puedes hacer lo mismo pleaseeeee? Poooorfi
ResponderEliminarMe llamo Nicole :)
Siguela esta en su punto adoro tu nove :]
ResponderEliminarComo se llama el libro?
ResponderEliminarAlguien sabe como se llama el libro?
ResponderEliminarSubi otro hoy por favoooor,osea Peter no se da cuenta que es un verdadero idiota? Jajajajajaja subi otrooooooooooo
ResponderEliminarA todo esto quiero saber yaaa todo el pasado de peter
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++ mas
ResponderEliminarSube mas caps porfas me esttoy muriendo de ansiedaadd
ResponderEliminarEste chico recibió un golpe en la cabeza bien profundo hace seis años ,k se comporta como un completo imbécil.
ResponderEliminarJajjajaja,Cap ,el paño d lágrimas d Lali ,lo k me pude reír con su chiste toc-toc.
:(((((( siguela
ResponderEliminarAiiiiiii como lo podes dejar ahiiii peter sos un boludo
ResponderEliminarPOR FAVOR SUBI MAS NOVE NO PODES SER TAN MALA DE DEJARNOS ASII...
ResponderEliminarNo puede ser tan boludo peter por deos pobre Lali!! Subi caaaaaaap
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