jueves, 7 de agosto de 2014

Capitulo 6



PETER

Manejé lo más lejos que pude de ese maldito granero. Cuando el lago estuvo a la vista, me hice a un lado y salté fuera del camión. Luego me dirigí agua.

Necesitaba refrescarme. Quería que Lali detuviera sus pequeñas coquetas observaciones y maldita sea, lo arruiné. Estúpido. Estúpido. Estúpido. 

Empecé a desabrochar mis vaqueros.

—Oye, si planeas desnudarte dame tiempo para irme primero. —Me di la vuelta para ver a Vico acercándose desde su lado de la valla. No es exactamente a quién quería ver en ese momento. Mi cabeza parecía pensar sólo en su futura cuñada.

—Hace calor —contesté. La molestia en mi tono era inevitable. Estaba enojado. No tenía ninguna razón para estarlo, pero me sentía así. ¿Por qué no sólo había follado a Natie Pérez? Me habría dado alivio físico y enfadado a Lali. Si ella volvía a odiarme entonces dejaría de cazarme y de decir mierda que no era de su incumbencia.

—Sí, lo hace. Aquí no tenemos mucho de esa briza del golfo como tienen ustedes allá abajo en la costa.

No me sentía de humor para hablar del clima.

—¿Estás trabajando? —Le pregunté antes de decirle que se fuera para así podría desnudarme.

—Nah, terminé. Iré a pescar con mi padre este fin de semana. Pensé en venir aquí y echar un vistazo a la línea de la cerca antes de irnos.

¿Sólo su padre? Él nunca mencionaba a su hermano. Ni una sola vez. Eso era extraño.

—¿Tu hermano también va?

La sonrisa fácil de Vico desapareció. —Uh, no.

—¿No vive por aquí? Nunca lo he visto en casa de Lali.

Vico metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros y su ceño se profundizó.

—¿Qué sabes acerca de mi hermano?

—Nada, excepto que está comprometido con Lali. —¿Cuál era el problema aquí?, ¿por qué la rareza sobre su hermano? Era una pregunta sencilla.

—¿Lali te dijo eso? —preguntó Vico todavía frunciendo el ceño.

—Sí.

Vico dejó escapar un profundo suspiro y sacudió la cabeza. Algo andaba muy mal aquí.

—No debería decirte esto porque le corresponde a Lali contártelo. Aún así, al menos debes saber la verdad. Lali estuvo comprometida con mi hermano.

¿Rompieron? Excepto, que ella aún lleva el anillo. ¿Tenía problemas mentales? ¿Era eso lo que me perdía aquí?

—Peter, mi hermano está muerto.

Eso no había sido lo que esperaba. Casi había estado convencido de que Lali era un poco inestable. Estoy seguro que no esperaba oír que llevaba el anillo que su prometido muerto le dio.

—Él estaba en el ejército. Hace unos dieciocho meses hubo una bomba cerca de Bagdad. Él junto a otros cuatro soldados. Se había propuesto a Lali en su último permiso.

Bueno, mierda.

—Aún lleva el anillo —dije, tratando de comprender todo.

—Sí, lo lleva. Crecieron juntos. Todos lo hicimos. Él era mi gemelo. Pero él y Lali eran inseparables. Eran tan parecidos.

No tenía una respuesta para esto. ¿Qué podía decir?, ¿que lo sentía? Eso parecía demasiado superficial. El tipo perdió a su hermano. Lali había perdido a su prometido. Lo siento no era exactamente lo suficientemente profundo.

—Hazme un favor y no le digas que te lo dije. Ella no lo superó. Como puedes ver, aún lleva el anillo y no se sube a ese maldito Jeep que tiene para conducirlo. —Se detuvo y la preocupación en sus ojos era evidente. Él no quería que Lali estuviera molesta.

—No voy a decirle que lo sé —le aseguré.

—Gracias. —Empezó a darse la vuelta y alejarse cuando se detuvo y me miró—: Recuérdalo la próxima vez que actúe como una completa perra. Ella no te ha dado una oportunidad justa, pero creo que es porque se siente atraída por ti y eso la asusta. Dudo que alguna vez te de un descanso. Simplemente ignóralo.

Ella había empezado a darme algún tipo de descanso en el granero hace rato. Ahora deseaba haberme quedado más tiempo con ella para ver en que terminaba todo. Huí porque había estado muy cerca de besar sus pequeños y lindos labios. Que estuviera comprometida había sido una bandera roja.

Luego tenía que pensar en mi beca. Pero a decir verdad, si Lali me hubiera presionado lo suficiente yo me hubiera roto.

—Oye, Vico —Lo llamé y él se detuvo de nuevo—, ¿alguna vez sonríe?

Había estado esperando ver su sonrisa. Pensé que tal vez no sonreía porque yo estaba cerca. Después de escuchar esto, me preguntaba si alguna vez sonreía.

—No he visto su sonrisa desde el día antes de que recibiéramos la llamada sobre Pablo. Era el fin de semana y yo decidí sorprender a todos viniendo a casa desde Vanderbilt. Recuerdo caminar por la puerta de la cocina y Lali se encontraba sentada a la mesa con mamá, mirando revistas de bodas. Ambas chillaron y saltaron a abrazarme. Recibimos la llamada a la mañana siguiente.

Me dolía el pecho. No era realmente un chico emocional. Había tenido una jodida vidala mayoría del tiempo. Aun así, la imagen que él acababa de pintar de una Lali feliz con su vida por delante y luego que se la arrebataran… me dolió.

—¿Cómo es su sonrisa? —le pregunté.

Vico se veía pensativo por un momento. Entonces respondió—: Increíble.

LALI

Papá se había ido por fin de semana y Peter se iría mañana. Vico ni siquiera estaría por aquí. Pensé en llamar a Natie Pérez pero no estaba segura de quererla en casa. Lo que sea que hubiera ocurrido con ella y Peter fue malo, porque no me había llamado o pasado por aquí.

Envolví film adherente alrededor de los dos emparedados de pavo y queso suizo que le había hecho a Peter para la cena. No había cocinado nada, pero Peter necesitaría comer. Me estiré bajo el mostrador y saqué una botella de deportes. Tenía que estar cansado del agua. La llené con el resto de la limonada que había hecho para papá.

Incapaz de resistirme, dejé las dos cosas sobre el mostrador y fui al espejo del pasillo para comprobar mi pelo y rostro. No iba a pensar mucho acerca de por qué quería verme atractiva para Peter. Si pensara en ello, lo más probable es que la respuesta me molestaría.

Una vez que estuve segura de que me veía lo suficientemente bien, regresé a la cocina y cogí el plato de comida, agarré una bolsa de papas fritas y la limonada, y luego me dirigí al granero.

El sol comenzaba a esconderse y era más tarde de lo que normalmente traía su cena. Normalmente, me las arreglaba para llegar aquí antes de que terminara de trabajar y se la dejaba sobre la mesa junto a su cama. Pero esta noche, quería verlo. Quería que tocara mi mano de nuevo e hiciera que mi cuerpo cosquilleara. Había pasado tanto tiempo desde que un simple toque me había hecho sentir viva. Era emocionante. Echaba de menos la emoción.

Abrí la puerta del granero. Mirando a la derecha vi la puerta de su habitación cerrada. El único aire acondicionado en el granero era la pequeña unidad de la ventana en el cuarto de atrás. Mantener la puerta cerrada era la única manera para él de mantener la habitación fría, así que siempre la mantenía cerrada. Normalmente no tenía que preguntarme si estaba allí o no, porque sabía que no lo estaba. Pero no lo había visto entrar, por lo que todo lo que sabía era el hecho de que el camión se encontraba estacionado afuera.

Con un fuerte agarre sobre el plato en mi mano, me dirigí a la puerta. Empecé a llamar y decidí inclinarme hacia adelante y escuchar primero. Tal vez se encontraba en la ducha, o en el teléfono. Pegué la oreja a la madera cálida. No podía oír nada. Tal vez si dejaba la limonada en el piso y usaba mi mano para ahuecar mi oído en la puerta podría oír mejor.

Me agaché y puse la botella deportiva a mis pies, luego usé mi mano para ver si hacía más fácil el oír a través de la madera.

—¿Qué está pasando ahí? No debe ocurrir nada importante. Es jodidamente pequeña esa habitación. —La divertida voz de Peter me sobresaltó y casi dejo caer el plato que sostenía con una mano—. Guau, nena. No dejes caer mi cena. —Rió. Entonces extendió la mano y tomó el plato de mis manos.

Me pilló tratando de espiarlo. Esto no podría ser más embarazoso. Arrastrarme bajo mi cama y no salir durante una semana sonaba atractivo ahora mismo.

—Antes de que la patees, ¿puedo tener esa botella de allí abajo? —Señaló la limonada que había dejado abajo para poder ser más eficiente en mi espionaje. Me incliné y la recogí. Tal vez podría entregársela y luego correr de aquí sin tener que hacer contacto visual. Le tendí la botella deportiva, pero mantuve mis ojos desviados de los suyos. Podía sentir la diversión en su rostro. No tenía que verlo.

—Ah, vamos, Lali. No puedes no mirarme. No tuviste ningún problema en escuchar a través mi puerta. Quién sabe lo que podrías haber oído si hubiera estado allí.

Me estaba tomando el pelo y tenía todo el derecho de hacerlo. Yo no podía aguantar la pequeña burbuja de risa. Levantando mis ojos, encontré su mirada. —No puedo creer que me atraparas —le respondí con honestidad.

Esperaba que saliera con otra broma, pero en su rostro ya no había diversión. Parecía estar estudiándome de cerca. Una sonrisa de satisfacción se formó en sus labios y levantó el plato con los emparedados. —Hay dos aquí. ¿Vas a comer conmigo?

Oh. Guau. Um. No. Empecé a sacudir la cabeza cuando él se inclinó hacia adelante, haciéndome estremecer por la calidez de su piel.

—¿Y por qué no? —preguntó en un susurro ronco cuando la puerta detrás de mí comenzó a abrirse.

—Ya comí —solté.

—Entonces, hazme compañía mientras como —respondió, alejándose ahora que tenía abierta la puerta detrás de mí—. Vamos, Lali, es agradable y fresco.

Ahí es cuando debería haberme negado cortésmente y regresado a la casa. Excepto que no lo hice. Me di la vuelta y entré en la pequeña habitación que ocupaba Peter durante la semana.

Como todas las otras veces que había estado aquí para dejar su cena, la cama era un desastre. Nunca la hacía. También había un montón de ropa sucia en la esquina. El único hábito de limpieza que el chico tenía era que cada noche colgaba su toalla de baño en la parte posterior de la puerta. Recordé que sólo le había dejado una toalla y una toalla de manos cuando le preparé la habitación. ¿Tenía que utilizar la misma toalla? Me sentí culpable por ser una mocosa prejuiciosa a principios de esta semana. Él había trabajado duro toda la semana. Se merecía toallas limpias cada noche.

Peter caminó alrededor de mí, ya que me había detenido en el medio de la habitación, y fue a tomar asiento en su cama sin hacer. Comenzó a desenvolver el plato de emparedados como si no hubiera sido alimentado en días. Echando un vistazo al reloj de la pared sobre su cama vi que eran pasadas las ocho. Habían pasado más de seis horas desde le había traído agua fresca y una rebanada de pastel de limón de la señora Mabel. Más culpa se revolvió en mi estómago por cómo había estado tratándolo.

—Si eso no es suficiente puedo ir y hacer uno o dos más —le ofrecí mientras tomaba un gran bocado del emparedado. Sonrió mientras masticaba, y luego tomó un largo trago de limonada.

—Esto es muy bueno. Gracias. Me moría de hambre. Y el pastel de limón que el hada invisible me trajo más temprano estuvo increíble también.

¿Qué?

—¿Hada invisible? —pregunté confundida.

Peter se veía tan sincero. —Ya sabes, el hada que por arte de magia me trae agua y trapos fríos cuando me doy la vuelta.

Quería ser un tipo listo, eh. Pues bien, dos podrían jugar ese juego.

—Oh, esa hada. Sí, tiene una aversión a los chicos arrogantes que piensan que tienen el mundo en sus manos.

Peter dejó el emparedado en su mano y entrecerró los ojos—: ¿Eso es cierto? Umm… y yo que esperaba que un día finalmente apareciera y me diera un poco de diversión en el trabajo.

—Lo dudo —le contesté sin poder evitar sonreír.

—Bueno, demonios. Tendré que pensar en algo que no sea mi sexy hada en topless la próxima vez que necesite un descanso.

Oh, Dios mío, ¿quiso decir…? —Estás enfermo—dije a través de mi risa horrorizada.

—¿Yo? Tú eras la que escuchaba por mi puerta. ¿Qué era lo que esperabas oír, Lali? Si hubiera sabido que vendrías con la esperanza de un espectáculo podría haber estado más preparado.



5 comentarios:

  1. Ahh me encanta !!!!
    Lali se hace la Dura pero no!
    Como dijo Vico le gusta y se siente culpable por sentirse asi
    Jajajjaja ellos coqueteando son muy lindos
    Nskskskkskaka que pasará!!!?

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  2. me encantaaaa ! continualaaaaaaa :D

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  3. Me encanta, Lali esta empezado a aflojar :)
    Jenny

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  4. Vico vió algo en ellos desde el primer día

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