PETER
Manejé lo
más lejos que pude de ese maldito granero. Cuando el lago estuvo a la vista, me
hice a un lado y salté fuera del camión. Luego me dirigí agua.
Necesitaba
refrescarme. Quería que Lali detuviera sus pequeñas coquetas observaciones y
maldita sea, lo arruiné. Estúpido. Estúpido. Estúpido.
Empecé a
desabrochar mis vaqueros.
—Oye, si
planeas desnudarte dame tiempo para irme primero. —Me di la vuelta para ver a
Vico acercándose desde su lado de la valla. No es exactamente a quién quería
ver en ese momento. Mi cabeza parecía pensar sólo en su futura cuñada.
—Hace calor
—contesté. La molestia en mi tono era inevitable. Estaba enojado. No tenía
ninguna razón para estarlo, pero me sentía así. ¿Por qué no sólo había follado
a Natie Pérez? Me habría dado alivio físico y enfadado a Lali. Si ella volvía a
odiarme entonces dejaría de cazarme y de decir mierda que no era de su
incumbencia.
—Sí, lo
hace. Aquí no tenemos mucho de esa briza del golfo como tienen ustedes allá
abajo en la costa.
No me sentía
de humor para hablar del clima.
—¿Estás
trabajando? —Le pregunté antes de decirle que se fuera para así podría
desnudarme.
—Nah,
terminé. Iré a pescar con mi padre este fin de semana. Pensé en venir aquí y
echar un vistazo a la línea de la cerca antes de irnos.
¿Sólo su
padre? Él nunca mencionaba a su hermano. Ni una sola vez. Eso era extraño.
—¿Tu hermano
también va?
La sonrisa
fácil de Vico desapareció. —Uh, no.
—¿No vive por aquí? Nunca lo he visto en casa de
Lali.
Vico metió
las manos en los bolsillos de sus vaqueros y su ceño se profundizó.
—¿Qué sabes
acerca de mi hermano?
—Nada,
excepto que está comprometido con Lali. —¿Cuál era el problema aquí?, ¿por qué
la rareza sobre su hermano? Era una pregunta sencilla.
—¿Lali te
dijo eso? —preguntó Vico todavía frunciendo el ceño.
—Sí.
Vico dejó
escapar un profundo suspiro y sacudió la cabeza. Algo andaba muy mal aquí.
—No debería
decirte esto porque le corresponde a Lali contártelo. Aún así, al menos debes
saber la verdad. Lali estuvo comprometida con mi hermano.
¿Rompieron?
Excepto, que ella aún lleva el anillo. ¿Tenía problemas mentales? ¿Era eso lo
que me perdía aquí?
—Peter, mi
hermano está muerto.
Eso no había
sido lo que esperaba. Casi había estado convencido de que Lali era un poco
inestable. Estoy seguro que no esperaba oír que llevaba el anillo que su
prometido muerto le dio.
—Él estaba
en el ejército. Hace unos dieciocho meses hubo una bomba cerca de Bagdad. Él
junto a otros cuatro soldados. Se había propuesto a Lali en su último permiso.
Bueno,
mierda.
—Aún lleva
el anillo —dije, tratando de comprender todo.
—Sí, lo
lleva. Crecieron juntos. Todos lo hicimos. Él era mi gemelo. Pero él y Lali
eran inseparables. Eran tan parecidos.
No tenía una
respuesta para esto. ¿Qué podía decir?, ¿que lo sentía? Eso parecía demasiado
superficial. El tipo perdió a su hermano. Lali había perdido a su prometido. Lo
siento no era exactamente lo suficientemente profundo.
—Hazme un
favor y no le digas que te lo dije. Ella no lo superó. Como puedes ver, aún
lleva el anillo y no se sube a ese maldito Jeep que tiene para conducirlo. —Se
detuvo y la preocupación en sus ojos era evidente. Él no quería que Lali
estuviera molesta.
—No voy a
decirle que lo sé —le aseguré.
—Gracias.
—Empezó a darse la vuelta y alejarse cuando se detuvo y me miró—: Recuérdalo la
próxima vez que actúe como una completa perra. Ella no te ha dado una
oportunidad justa, pero creo que es porque se siente atraída por ti y eso la asusta. Dudo que alguna
vez te de un descanso. Simplemente ignóralo.
Ella había
empezado a darme algún tipo de descanso en el granero hace rato. Ahora deseaba
haberme quedado más tiempo con ella para ver en que terminaba todo. Huí porque
había estado muy cerca de besar sus pequeños y lindos labios. Que estuviera
comprometida había sido una bandera roja.
Luego tenía
que pensar en mi beca. Pero a decir verdad, si Lali me hubiera presionado lo
suficiente yo me hubiera roto.
—Oye, Vico
—Lo llamé y él se detuvo de nuevo—, ¿alguna vez sonríe?
Había estado
esperando ver su sonrisa. Pensé que tal vez no sonreía porque yo estaba cerca.
Después de escuchar esto, me preguntaba si alguna vez sonreía.
—No he visto
su sonrisa desde el día antes de que recibiéramos la llamada sobre Pablo. Era
el fin de semana y yo decidí sorprender a todos viniendo a casa desde
Vanderbilt. Recuerdo caminar por la puerta de la cocina y Lali se encontraba
sentada a la mesa con mamá, mirando revistas de bodas. Ambas chillaron y
saltaron a abrazarme. Recibimos la llamada a la mañana siguiente.
Me dolía el
pecho. No era realmente un chico emocional. Había tenido una jodida vidala
mayoría del tiempo. Aun así, la imagen que él acababa de pintar de una Lali
feliz con su vida por delante y luego que se la arrebataran… me dolió.
—¿Cómo es su
sonrisa? —le pregunté.
Vico
se veía pensativo por un momento. Entonces respondió—: Increíble.
LALI
Papá se
había ido por fin de semana y Peter se iría mañana. Vico ni siquiera estaría
por aquí. Pensé en llamar a Natie Pérez pero no estaba segura de quererla en
casa. Lo que sea que hubiera ocurrido con ella y Peter fue malo, porque no me
había llamado o pasado por aquí.
Envolví film
adherente alrededor de los dos emparedados de pavo y queso suizo que le había
hecho a Peter para la cena. No había cocinado nada, pero Peter necesitaría
comer. Me estiré bajo el mostrador y saqué una botella de deportes. Tenía que
estar cansado del agua. La llené con el resto de la limonada que había hecho
para papá.
Incapaz de
resistirme, dejé las dos cosas sobre el mostrador y fui al espejo del pasillo
para comprobar mi pelo y rostro. No iba a pensar mucho acerca de por qué quería
verme atractiva para Peter. Si pensara en ello, lo más probable es que la
respuesta me molestaría.
Una vez que
estuve segura de que me veía lo suficientemente bien, regresé a la cocina y
cogí el plato de comida, agarré una bolsa de papas fritas y la limonada, y
luego me dirigí al granero.
El sol
comenzaba a esconderse y era más tarde de lo que normalmente traía su cena.
Normalmente, me las arreglaba para llegar aquí antes de que terminara de
trabajar y se la dejaba sobre la mesa junto a su cama. Pero esta noche, quería
verlo. Quería que tocara mi mano de nuevo e hiciera que mi cuerpo cosquilleara.
Había pasado tanto tiempo desde que un simple toque me había hecho sentir viva.
Era emocionante. Echaba de menos la emoción.
Abrí la
puerta del granero. Mirando a la derecha vi la puerta de su habitación cerrada.
El único aire acondicionado en el granero era la pequeña unidad de la ventana
en el cuarto de atrás. Mantener la puerta cerrada era la única manera para él
de mantener la habitación fría, así que siempre la mantenía cerrada.
Normalmente no tenía que preguntarme si estaba allí o no, porque sabía que no
lo estaba. Pero no lo había visto entrar, por lo que todo lo que sabía era el
hecho de que el camión se encontraba estacionado afuera.
Con un
fuerte agarre sobre el plato en mi mano, me dirigí a la puerta. Empecé a llamar
y decidí inclinarme hacia adelante y escuchar primero. Tal vez se encontraba en
la ducha, o en el teléfono. Pegué la oreja a la madera cálida. No podía oír
nada. Tal vez si dejaba la limonada en el piso y usaba mi mano para ahuecar mi
oído en la puerta podría oír mejor.
Me agaché y
puse la botella deportiva a mis pies, luego usé mi mano para ver si hacía más
fácil el oír a través de la madera.
—¿Qué está pasando ahí? No debe ocurrir nada
importante. Es jodidamente pequeña esa habitación. —La divertida voz de Peter
me sobresaltó y casi dejo caer el plato que sostenía con una mano—. Guau, nena.
No dejes caer mi cena. —Rió. Entonces extendió la mano y tomó el plato de mis
manos.
Me pilló
tratando de espiarlo. Esto no podría ser más embarazoso. Arrastrarme bajo mi
cama y no salir durante una semana sonaba atractivo ahora mismo.
—Antes de
que la patees, ¿puedo tener esa botella de allí abajo? —Señaló la limonada que
había dejado abajo para poder ser más eficiente en mi espionaje. Me incliné y
la recogí. Tal vez podría entregársela y luego correr de aquí sin tener que
hacer contacto visual. Le tendí la botella deportiva, pero mantuve mis ojos
desviados de los suyos. Podía sentir la diversión en su rostro. No tenía que
verlo.
—Ah, vamos,
Lali. No puedes no mirarme. No tuviste ningún problema en escuchar a través mi
puerta. Quién sabe lo que podrías haber oído si hubiera estado allí.
Me estaba
tomando el pelo y tenía todo el derecho de hacerlo. Yo no podía aguantar la
pequeña burbuja de risa. Levantando mis ojos, encontré su mirada. —No puedo
creer que me atraparas —le respondí con honestidad.
Esperaba que
saliera con otra broma, pero en su rostro ya no había diversión. Parecía estar
estudiándome de cerca. Una sonrisa de satisfacción se formó en sus labios y levantó
el plato con los emparedados. —Hay dos aquí. ¿Vas a comer conmigo?
Oh. Guau.
Um. No. Empecé a sacudir la cabeza cuando él se inclinó hacia adelante,
haciéndome estremecer por la calidez de su piel.
—¿Y por qué
no? —preguntó en un susurro ronco cuando la puerta detrás de mí comenzó a
abrirse.
—Ya comí
—solté.
—Entonces,
hazme compañía mientras como —respondió, alejándose ahora que tenía abierta la
puerta detrás de mí—. Vamos, Lali, es agradable y fresco.
Ahí es
cuando debería haberme negado cortésmente y regresado a la casa. Excepto que
no lo hice. Me di la vuelta y entré en la pequeña habitación que ocupaba Peter
durante la semana.
Como todas
las otras veces que había estado aquí para dejar su cena, la cama era un
desastre. Nunca la hacía. También había un montón de ropa sucia en la esquina.
El único hábito de limpieza que el chico tenía era que cada noche colgaba su
toalla de baño en la parte posterior de la puerta. Recordé que sólo le había
dejado una toalla y una toalla de manos cuando le preparé la habitación. ¿Tenía que
utilizar la misma toalla? Me sentí culpable por ser una mocosa prejuiciosa a
principios de esta semana. Él había trabajado duro toda la semana. Se merecía
toallas limpias cada noche.
Peter caminó
alrededor de mí, ya que me había detenido en el medio de la habitación, y fue a
tomar asiento en su cama sin hacer. Comenzó a desenvolver el plato de
emparedados como si no hubiera sido alimentado en días. Echando un vistazo al
reloj de la pared sobre su cama vi que eran pasadas las ocho. Habían pasado más
de seis horas desde le había traído agua fresca y una rebanada de pastel de
limón de la señora Mabel. Más culpa se revolvió en mi estómago por cómo había
estado tratándolo.
—Si eso no es
suficiente puedo ir y hacer uno o dos más —le ofrecí mientras tomaba un gran
bocado del emparedado. Sonrió mientras masticaba, y luego tomó un largo trago
de limonada.
—Esto es muy
bueno. Gracias. Me moría de hambre. Y el pastel de limón que el hada invisible
me trajo más temprano estuvo increíble también.
¿Qué?
—¿Hada
invisible? —pregunté confundida.
Peter se
veía tan sincero. —Ya sabes, el hada que por arte de magia me trae agua y
trapos fríos cuando me doy la vuelta.
Quería ser
un tipo listo, eh. Pues bien, dos podrían jugar ese juego.
—Oh, esa
hada. Sí, tiene una aversión a los chicos arrogantes que piensan que tienen el
mundo en sus manos.
Peter dejó
el emparedado en su mano y entrecerró los ojos—: ¿Eso es cierto? Umm… y yo
que esperaba que un día finalmente apareciera y me diera un poco de diversión
en el trabajo.
—Lo dudo —le
contesté sin poder evitar sonreír.
—Bueno,
demonios. Tendré que pensar en algo que no sea mi sexy hada en topless la
próxima vez que necesite un descanso.
Oh, Dios
mío, ¿quiso decir…? —Estás enfermo—dije a través de mi risa horrorizada.
—¿Yo? Tú
eras la que escuchaba por mi puerta. ¿Qué era lo que esperabas oír, Lali? Si
hubiera sabido que vendrías con la esperanza de un espectáculo podría haber
estado más preparado.
Ahh me encanta !!!!
ResponderEliminarLali se hace la Dura pero no!
Como dijo Vico le gusta y se siente culpable por sentirse asi
Jajajjaja ellos coqueteando son muy lindos
Nskskskkskaka que pasará!!!?
me encantaaaa ! continualaaaaaaa :D
ResponderEliminarMaaasss
ResponderEliminarMe encanta, Lali esta empezado a aflojar :)
ResponderEliminarJenny
Vico vió algo en ellos desde el primer día
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