sábado, 23 de agosto de 2014

Capitulo 12

 PETER

Perdón por subir a esta hora, pero tenia mucha tarea y no tenia tiempo de subir.Gracias por sus comentarios y sigan leyendo. Yo también detesto a Martina.
                                                                                                                                             
Seis años antes…

La regla número uno sobre no besarnos cuando nuestros padres estén en casa ha cambiado.

Ahora consiste en besarse, pero sólo cuando nos encontremos detrás de una puerta con seguro.

La regla numero dos permanece igual, desafortunadamente.

Aún nada de sexo.

Y la regla número tres fue añadida hace poco: no andes a hurtadillas en la noche. Mariana todavía revisa a Martina a mitad de la noche en ocasiones, sólo porque Mariana es mamá de una adolescente, y es lo correcto.

Sin embargo odio que lo haga.

Hemos logrado convivir un mes entero en la misma casa. No hablamos del hecho de que únicamente quedan algo más de cinco meses. No hablamos de lo que sucederá cuando mi padre se case con su madre. No hablamos sobre el hecho de que al suceder, estaremos conectados por mucho más tiempo que cinco meses.

Vacaciones.

Visitas de fin de semana.

Reuniones.

Los dos tendremos que ir a cada acontecimiento, pero asistiremos como familia.

No hablamos sobre eso, porque nos hace sentir sentir que lo que hacemos es incorrecto.

Tampoco hablamos de ello porque es duro. Cuando pienso en el día en que ella se mude a Michigan y yo me quede en San Francisco, no consigo ver más allá de eso. No puedo ver nada donde ella no sea mi todo.

—Regresaremos el domingo —dice él.

—Tendrás la casa para ti solo. Martina se quedará con una amiga.
Deberías invitar a Nico.

—Lo hice —miento.

Martina también mintió. Martina estará aquí todo el fin de semana.

No queremos darles ninguna razón para que sospechen de nosotros.

Ya es lo bastante difícil intentar ignorarla delante de ellos.

Es difícil fingir que no tengo nada en común con ella, cuando quiero reír de todo lo que dice. Quiero chocharle los cinco con todo lo que hace.

Quiero presumirle a mi padre su inteligencia, sus buenas notas, su amabilidad, Su rápido ingenio. Quiero decirle que tengo una novia realmente maravillosa a la cual quiero que conozca, porque él absolutamente la amaría.

Él la ama. Simplemente no de la forma en que desearía que lo haga.

Quiero que la ame por .

Les decimos adiós a nuestros padres.

Mariana le dice a Martina que se comporte, pero Mariana no está verdaderamente preocupada. Hasta ahora por lo que Mariana sabe, Martina es una chica buena.

Martina se comporta. Martina no rompe las reglas.

Excepto la regla número tres. Martina definitivamente rompe la regla número tres este fin de semana.

Jugamos a la casita.

Fingimos que es nuestra. Pretendemos que es nuestra cocina, y ella Cocina para mí.

Finjo que ella es mía, y la sigo mientras cocina, abrazándola. Tocándola. Besando su cuello.

Alejándola de las tareas que procura completar de modo que pueda sentirla contra mí. Le gusta, pero finge que no.

Cuando terminamos de comer, se sienta conmigo en el sofá.

Ponemos una película, pero no la vemos en absoluto.

No podemos parar de besarnos.

Nos besamos tanto que nuestros labios duelen. Nuestras manos duelen. Nuestros estómagos duelen, porque nuestros cuerpos quieren romper la regla número dos tan, tan mal.

Será un largo fin de semana.

Decido que necesito una ducha, o comenzaré a rogar por una enmienda a la regla número dos.

Tomo una ducha en su baño. Me gusta esta ducha. Me gusta más de lo que me gustaba cuando era sólo mi ducha. Me gusta ver sus cosas aquí.

Me gustar mirar su afeitadora e imaginar cómo luce cuando la usa. Me gusta mirar sus botellas de champú y pensar en cómo su cabeza se inclina hacia atrás debajo del torrente de agua al enjuagar su cabello.

Adoro que mi ducha sea su ducha.

—¿Peter? —dice. Está tocando, pero ya se encuentra dentro del baño. El agua se siente caliente en mi piel, pero su voz sólo la hace incluso más caliente. Abro la cortina de la ducha.

Tal vez la abro demasiado porque quiero que quiera romper la regla número dos.

Inhala una respiración suave, pero sus ojos caen a donde deseo que lo hagan.

—Martina —digo, sonriendo a la mirada avergonzada en su rostro.

Me mira a los ojos.

Quiere tomar una ducha conmigo. Sólo es demasiado tímida para preguntar.

—Entra —digo.

Mi voz es ronca, como si hubiera gritado.

Mis voz se hallaba bien hacía cinco segundos.

Cierro la cortina de la ducha para ocultar lo que me hace pero también para darle privacidad mientras se desviste. No la he visto desnuda. He sentido lo que hay debajo.

Repentinamente estoy nervioso.

Apaga la luz.

—¿Está bien? —pregunta con timidez. Digo que sí, pero desearía que fuera más confiada. Necesito hacer que tenga más confianza.

Abre la cortina de la ducha, y veo una de sus piernas entrar primero. Trago cuando el resto de su cuerpo le sigue.

Afortunadamente, hay suficiente luz por el resplandor de la noche como para iluminar un ligero brillo sobre ella.

Puedo verla lo suficiente.

Puedo verla perfectamente.

Sus ojos se conectan con los míos nuevamente. Se aproxima.

Me pregunto si alguna vez ha compartido una ducha con alguien,

Pero no le pregunto.

Doy un paso hacia ella esta vez, porque parece asustada. No quiero que tenga miedo.

Yo tengo miedo.

Toco sus hombros y la guío de modo que está de pie debajo del agua. No me presiono contra ella, aunque necesito hacerlo. Mantengo la distancia entre nosotros.

Debo hacerlo.

Lo único que se conecta son nuestras bocas. La beso con suavidad,apenas tocando sus labios, pero duele tanto. Duele peor que cualquier otro beso que hemos compartido. Besos donde nuestras bocas colisionan.

Donde nuestros dientes colisionan. Besos frenéticos que son tan apresurados que son descuidados.

Besos que terminan conmigo mordiendo su labio o ella mordiendo los míos.

Ninguno de esos besos dolió como este lo hace, no puedo decir por qué duele tanto.

Tengo que retirarme. Decirle que me dé un minuto, y ella asiente, entonces descansa su mejilla contra mi pecho. Me inclino hacia atrás contra la pared y la llevo conmigo mientras mantengo mis ojos cerrados fuertemente.

Las palabras intentan nuevamente romper la barrera que he construido alrededor de ellas. Cada vez que estoy con ella, pretenden salir, pero trabajo y trabajo para cementar la pared que las rodea. No necesita escucharlas.

No necesito decirlas.

Pero golpean las paredes. Siempre golpean tan fuerte hasta que nuestros besos terminan de esta manera. Yo necesitando un minuto y ella dándomelo. Necesitan salir ahora más que nunca.

Necesitan aire. Exigen ser escuchadas.

Simplemente hay una cantidad de golpes que puedo tomar antes de que las paredes colapsen.

Hay sólo una cantidad de veces que mis labios pueden tocar los suyos sin
que las palabras se derramen sobre las paredes, rompan las grietas, viajen por mi pecho hasta que sostengo su rostro, la miro a los ojos, y les permito derribar las barreras que se elevan entre nosotros y este inevitable corazón roto.

Las palabras salen de cualquier modo.

—No puedo ver nada —le digo.

Sé que no sabe de lo que hablo. No quiero profundizar, pero las palabras vienen de cualquier modo. Han tomado el control.

—¿Cuándo te mudes a Michigan y yo me quede en San Francisco? No veo nada más allá de eso. Solía ver cualquier futuro que quisiera, pero ahora no veo nada.

Beso la lágrima que corre por su mejilla.

—No puedo hacer esto —le digo—. Lo único que quiero es verte, y si no puedo tener eso… nada más vale siquiera la pena.

Tú lo haces mejor, Martina. Todo. —La beso con fuerza en la boca, y no duele en absoluto esta vez, ahora que las palabras son libres—. Te amo —le digo, liberándome por completo.

La beso otra vez, sin apenas darle la oportunidad de responder.

No necesito escucharla decirme las palabras hasta que esté lista, y no quiero escucharla decirme que la manera en me siento está mal.

Sus manos están en mi espalda, tirándome más cerca. Sus piernas están envueltas a mí alrededor como si estuviera tratando de incrustarse dentro de mí.

Ya lo ha hecho.

Es frenético otra vez. Dientes colisionando, labios mordisqueados, apresurados, apurados, gimiendo, tocando.

Gime, y puedo sentirla tratar de alejarse de mi boca, pero mi mano se envuelve en su cabello, y cubro su boca con desesperación, esperando que nunca se aleje por aire.

Me hace liberarla.

Bajo mi frente a la suya, jadeando en un esfuerzo por evitar que mis emociones se desborden.

—Peter —dice sin aliento—. Peter, te amo. Tengo tanto miedo. No quiero que terminemos.

Me amas, Martina.

Me retiro y la miro a los ojos.

Está llorando.

No quiero que tenga miedo. Le digo que estará bien. Le digo que esperaremos hasta que nos graduemos, luego les contaremos.

Le digo que tendrán que estar bien con ello.

Una vez que dejemos la casa, todo será diferente. Todo estará bien.
Deberán entender.

Le digo que tengo esto.

Asiente con intensidad.

—Tenemos esto —responde, concordando conmigo.

Presiono mí frente a la suya. —Tenemos esto, Martina —le digo.

—No puedo renunciar a ti ahora. De ninguna manera.

Toma mi rostro entre sus palmas, y me besa.

Te enamoraste de mí, Martina.

Su beso remueve el peso de mi pecho tan pesado que siento que floto. Me siento como si ella flotara conmigo.

La giro hasta que su espalada se encuentra contra la pared.

Llevo sus brazos arriba de su cabeza y enlazo mis dedos con los suyos, presionando sus manos en la pared detrás suyo.


Nos miramos a los ojos… y destrozamos por completo la regla número dos.

6 comentarios:

  1. Se saltan las reglas,como iban estaba cantado.

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  2. No me gusta absolutamente nada Martina pero ya veo a donde va esto, serias tan amable de subir otro si?

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  3. NOOOOOOOOOOOOOO jajajaj
    creo que cuando vuelva lali a la vida de peter,voy a odiarlo a el jajaja
    pd:cada renglon es como un puñal para las laliter! nos matas lentamente

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  4. Ahhhhh este cap fue tan skksksksks de leer lo leí super rápido simplemente no puedo imaginarlo con ella
    Nskskskkskaka quiero el presente !!!
    Uhhhhh que. Buscona Martina!!!

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  5. Sjjsurnjes nooo ni quiero leer esas cosas sobre él y la nena esa!!.
    Me pasa igual si leería algo de Lali y el mono!. Te juro los exterminaria a Martina y a B de la faz de la tierra jaja!.
    Otro por fa?

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  6. Ay no me gustan estos capis..
    Me gustan los laliter!. Jaja
    Igual me está gustando la nove..
    Seguila!.
    Maratón?
    Jenny

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