martes, 12 de agosto de 2014

Capitulo 14



PETER

Esperaba que Gimena mantuviera la boca cerrada. Debería haberme ofrecido a acompañar a Lali al baño. Lo último que necesitaba era que Gimena compartiera mi mierda con Lali. Pensé que traerla aquí para que conociera a todos se sentiría bien. En cambio, me sentía nervioso. Ver a Martina en el estacionamiento fue una bandera de advertencia. Lali no conocía al verdadero yo, y si descubría exactamente cuán jodido estaba, huiría definitivamente esta vez.

—Tengo que saberlo, hombre, ¿de verdad estás viendo a alguien, como, con regularidad? Quiero decir, es la maldita hija del granjero. No es como si pudieras follarla y dejarla. Entones, ¿qué diablos está ocurriendo?

Nicolas fruncía el ceño; no podía decidir si era por la inocencia que goteaba Lali o si le preocupaba que arruinara mi beca.

—Estoy trabajando en ello —espeté, deseando que se metiera en sus asuntos.

—¿Estás trabajando en qué? ¿Acostarte con ella?

Mi cabeza comenzó a latir y mis manos se convirtieron en puños. Levanté la mirada hacia Nicolas. 

—No es así —siseé entre dientes.

Nicolas se inclinó hacia atrás y me estudió. Luego sacudió la cabeza lentamente y dejó salir un silbido bajo. —Maldición. Creí que nunca vería el día.

—¿Ver el día de qué? —preguntó Nico mientras dejaba una cerveza y Coca-Cola en la mesa—. Por cierto, esos son tuyos —dijo, empujando la cerveza hacia mí.

—Creo que Peter se ha ido y tiene verdaderos sentimientos por otra chica que no es Cande. —Nicolas arrastró las palabras en un tono divertido.

Nico giró la cabeza y me miró. —¿Qué? ¿Vas en serio con la morocha? Bueno, mierda. Esperaba que compartieras.

—No —gruñí en advertencia, y Nico cerró la boca antes de que pudiera salir con más mierda que sólo me molestara.

—¡PETER! ¡Estás aquí! —Eugenia Sierra, la hermana pequeña de Agus, vino hasta la mesa toda sonrisas y ojos vidriosos. Genial, Agus estaría enojado si supiera que Eugenia estaba bebiendo. Tendría que llamar a Cande antes de irme.

—Baila conmigo, Peter —demandó, tomando mi mano y jalándome hacia la pista de baile. ¿Cuándo se había convertido Eugenia en una chica fiestera? Siempre la conocí por ser la clásica chica buena.

—Está borracha —dije, mirando a Nico con el ceño fruncido.

Frunció el ceño y sacudió la cabeza. —Sólo ve a bailar con ella. Al menos si baila contigo estará segura. Le he estado sacando buitres de encima toda la maldita noche. Estoy cerca de llamar a Agus. Ser niñera no es mi maldito trabajo.

Me perdía de algo aquí pero seguí hasta la pista de baile con Eugenia. Me llevó al medio de la pista y envolvió los brazos alrededor de mi cuello. Luego comenzó a moverse de una forma por la que su hermano podría matar a alguien.

Sí, necesitaría llamar a Cande. Si mantenía esta mierda con otros chicos esta noche, se iba a despertar en la casa de algún extraño.

—Te extrañé —dijo, arrastrando las palabras, luego cacareó una risa mientras se daba la vuelta frente a mí y tiraba los brazos alrededor de mi cuello.

—La última vez que lo comprobé, no eras un gran fan mía —respondí.

—¡Oh, no! Siempre he sido tu fan. —Recorrió una uña por mi cara y a través de mi labio inferior. Sus ojos fijos en mi boca. Mierda.

—No eres de beber, Eugenia. ¿Qué te pasa hoy? —Necesitaba distraerla porque estaba seguro como el infierno que no iba a dejar que me besara. Eso era lo último que necesitaba. Lali ya pensaba demasiado en el hecho de que había hecho un trío. Si me veía besándome con otra chica estaba bastante seguro de que perdería cualquier oportunidad de que me viera como algo más que un jugador.

—¿Sabes qué es lo que siempre me pregunté, Peter? —preguntó Eugenia, apoyándose en mí. Di un paso atrás y ella comenzó a moverse, así que la tomé por la cintura para estabilizarla.
—¿Qué sería eso, Eugenia? —Comencé a escanear la multitud buscando a alguien que me salvara.

—Cómo se siente besar al famoso Peter Lanzani. Las chicas caen sin pensar a tus pies. Debes estar haciendo algo bien. —Se puso de puntas de pie y me moví rápido hacia atrás. Si se caía sobre su culo borracho, se lo merecía. La chica no debería salir sola así.

—No le diré a Agus —prometió mirándome fijamente—. Podemos salir a mi auto. Nadie nos verá.

Miré hacia la mesa. Necesitaba la ayuda de Nico, ahora. Sus ojos miraban directamente a nosotros y no parecía contento.

—Ayúdame —modulé.

Las manos de Eugenia se encontraban fijas detrás de mi cuello de nuevo. —Sabes que lo quieres. Los chicos malos como tú quieren hacerlo donde sea que puedan.

¡Santa MIERDA! ¿Qué pasaba con ella?

Comprobé para ver si Nico se encontraba cerca cuando lo vi acercarse entre la multitud. Nos alcanzó y envolvió las manos en la cintura de Eugenia. —Vamos, Eugenia. Te llevaré a casa.

—Noooooo. No eres mi padre. Aléjate, Nico. —Se estiró hacia mí y di un paso atrás.

—Tiene razón. Necesitas ir a casa.

—¿Pero no quieres llevarme afuera, solos? —preguntó con voz herida.

Nico movió la mirada hacia mí y la mirada asesina en sus ojos no era algo a lo que estuviera acostumbrado. El tipo nunca se enojaba. ¿Qué mierda les pasaba a todos esta noche?

—Su idea. No mía. Tengo una cita —le recordé.

Nico sonrió y asintió hacia algo detrás de mí. —Puede que estés equivocado en eso. Ella parece estar divirtiéndose sin ti.

Lali bailaba con algún tipo. Un desconocido al azar. Le pedí bailar y me rechazó pero, ¿este tipo sale de la nada y baila con él?

LALI

—Todavía no puedo creer que estés aquí. Cuando me giré después de pedir mi bebida y te vi en la mesa creí que alucinaba.

Gaston Dalmau era uno de los amigos más cercanos que Pablo tuvo en la secundaria. Cuando vino a la mesa, estuve tan feliz de ver una cara conocida.

Peter se había ido a bailar con otra rubia. No debería enojarme porque me pidió bailar y le dije que no, llena de miedo. A pesar de todo, estaba enojada. Herida. Celosa.

—Lentamente estoy comenzando a salir de nuevo. Vico se va el mes que viene a LSU.

Gaston frunció el ceño. —¿En serio? ¿Estás bien con eso?

¿Por qué era esa la reacción instantánea de todos? ¿Creían que no sobreviviría sin él?

—Estoy feliz por él. Es hora de que regrese a su vida. Estamos en una pausa desde hace tiempo.

Gaston asintió en acuerdo. Una canción lenta comenzó a sonar. —¿Te apetece un baile lento? No muerdo —bromeó.

Sólo bailé lentos con Pablo. Comencé a decir que sí cuando Gaston dio un paso hacia atrás. Confundida, levanté la mirada hacia él y estaba enfocado en algo detrás de mí.

—Buena idea. Continúa. Aléjate de ella.

El gruñido de rabia de Peter me sobresaltó y me giré para verle mirando fijamente a Gaston. ¿Qué hacía? —¡PETER! Déjalo —demandé—. ¡No te vayas a ningún lado, Gaston!

La expresión furiosa de Peter se movió hacia mí. —¿Conoces su nombre de pila ahora? ¿Esto es lo que buscabas? ¿Un niño de mamá elegante, con malditos buenos modales?

Mi sangre hervía. Nunca estuve así de enojada en mi vida. Me acerqué hasta que estuve tan cerca del rostro de Peter como podía.

—No es de tu incumbencia con quien bailo. Te puedes disculpar con Gaston o me voy —grité.

Peter sonrió, pero el brillo de ira seguía en sus ojos. —No me disculparé con nadie, corazón.

Quería gritar, golpearlo en el pecho y llorar porque no era quien yo creía. No era el chico dulce que llegué a conocer en las pasadas dos semanas. Debería despedirme de Gaston pero no podía. Estaba demasiado cerca de las lágrimas. Así que corrí.

Oí a Peter gritar mi nombre mientras empujaba entre la multitud, pero no miré hacia atrás. Mostró sus verdaderos colores esta noche. Había creído sus actos pero no pasaría de nuevo. Mi pecho dolía y el sentimiento de soledad que estuve superando lentamente volvió a filtrarse. Abrí el primer par de puertas que encontré y corrí hacia el estacionamiento. Aquí no era donde aparqué mi Jeep. Las lágrimas que intenté contener finalmente comenzaron a caer y mi visión se nubló. Odiaba esto. Sólo quería irme a casa. Quería acurrucarme entre las mantas y estar segura. No más dolor. No más decepción.

Comencé a caminar. Dando vueltas por el edificio hasta encontrar mi Jeep. Quizás lo podía encontrar antes de que alguien saliera y me viera así. Odiaba parecer débil.

—¡LALI! —gritó Peter detrás de mí. Quería correr pero usaba tacones y caminaba sobre grava. Terminaría cayendo en una pila si lo intentaba. Aun así, no tenía que parar. Si quería hablarme, entonces podía hacerlo mientras caminaba. Así sería más fácil ignorarlo.

—Lali —repitió nuevamente mi nombre mientras me alcanzaba. No giré la cabeza para reconocerlo.

—Lo siento. Te vi con ese tipo y estallé. No pensé en tus sentimientos; me preocupaba que te tocara. No quería que lo hiciera. Me equivoqué. —El tono suplicante en su voz era un poco más potente de lo que hubiera pensado.

Dejé de caminar, pero seguí mirando hacia adelante. Tenía miedo de volver a mirarlo a los ojos. Si estaba tan arrepentido como parecía, entonces sus ojos me lo dirían y me derretiría. Maldita fuera su hermosa cara.

—Gaston era amigo de Pablo. No un extraño que conocí en el bar.

Peter dejó salir un suspiro pesado. —Jodeeeeer.

—Estabas bailando con una chica. No entiendo cómo verme bailar con un chico era diferente.

Los dedos de Peter se envolvieron en mi brazo. —Por favor, Lali, mírame.

Era bastante bueno en la cosa de rogar. Su voz incluso bajó a un murmullo sexy. Maldición.

Me moví y lo miré de frente. Sus ojos azul pálido se veían desesperados.

—Soy un idiota. Lo sé. Lo siento. Nunca debí haberte tratado así.

—¿A mí? ¿Qué hay de Gaston?

Peter frunció el ceño. —No lo toqué.

—Pero fuiste rudo con él.

Peter tiró suavemente de mi brazo para jalarme hacia él. —La chica con la que bailaba era Eugenia Sierra. Es la hermana pequeña de Agus Sierra, el prometido de Cande. Estaba borracha y no es normal en ella. Bailé con ella porque me preocupaba quién la agarraría si yo le decía que no.

Entonces estaba siendo amable. No era lo que esperaba.

—Bien. Entiendo eso —respondí.

—¿Volverás a entrar? —preguntó mientras acunaba los costados de mi cara con su mano.

—¿Te disculparás con Gaston?

La expresión suave de Peter se volvió dura por sólo un momento. Luego las comisuras de su boca se elevaron. —Probablemente no.

—Entonces no volveré a entrar —respondí.

La cara de Peter cayó. —Pero no tuve la oportunidad de bailar contigo.

Ahora que Gaston había conseguido que bailara entre esa masa de gente, me decepcionaba un poco de no ser capaz de bailar con Peter.


—De acuerdo, pero sólo un baile.

4 comentarios:

  1. SEGUILaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. Ahhh me mata Peter está enamorado de Lali
    Se pone celoso
    Uhhhhh que feo como trato a Gaston!
    Ay Lali
    Skksksksks como le. Pide perdón ay mi vida
    Un baile y después otro y otros que pasará?!

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  3. K explosivo k fue Peter ,antes d saber con quien bailaba lali.

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