PETER
Esperaba que
Gimena mantuviera la boca cerrada. Debería haberme ofrecido a acompañar a Lali
al baño. Lo último que necesitaba era que Gimena compartiera mi mierda con Lali.
Pensé que traerla aquí para que conociera a todos se sentiría bien. En cambio,
me sentía nervioso. Ver a Martina en el estacionamiento fue una bandera de
advertencia. Lali no conocía al verdadero yo, y si descubría exactamente cuán
jodido estaba, huiría definitivamente esta vez.
—Tengo que
saberlo, hombre, ¿de verdad estás viendo a alguien, como, con regularidad?
Quiero decir, es la maldita hija del granjero. No es como si pudieras follarla
y dejarla. Entones, ¿qué diablos está ocurriendo?
Nicolas fruncía
el ceño; no podía decidir si era por la inocencia que goteaba Lali o si le
preocupaba que arruinara mi beca.
—Estoy
trabajando en ello —espeté, deseando que se metiera en sus asuntos.
—¿Estás
trabajando en qué? ¿Acostarte con ella?
Mi cabeza
comenzó a latir y mis manos se convirtieron en puños. Levanté la mirada hacia Nicolas.
—No es así —siseé entre dientes.
Nicolas se
inclinó hacia atrás y me estudió. Luego sacudió la cabeza lentamente y dejó
salir un silbido bajo. —Maldición. Creí que nunca vería el día.
—¿Ver el día
de qué? —preguntó Nico mientras dejaba una cerveza y Coca-Cola en la mesa—. Por
cierto, esos son tuyos —dijo, empujando la cerveza hacia mí.
—Creo que Peter
se ha ido y tiene verdaderos sentimientos por otra chica que no es Cande. —Nicolas
arrastró las palabras en un tono divertido.
Nico giró la cabeza y me miró. —¿Qué? ¿Vas en
serio con la morocha? Bueno, mierda. Esperaba que compartieras.
—No —gruñí
en advertencia, y Nico cerró la boca antes de que pudiera salir con más mierda
que sólo me molestara.
—¡PETER!
¡Estás aquí! —Eugenia Sierra, la hermana pequeña de Agus, vino hasta la mesa
toda sonrisas y ojos vidriosos. Genial, Agus estaría enojado si supiera que Eugenia
estaba bebiendo. Tendría que llamar a Cande antes de irme.
—Baila
conmigo, Peter —demandó, tomando mi mano y jalándome hacia la pista de baile.
¿Cuándo se había convertido Eugenia en una chica fiestera? Siempre la conocí
por ser la clásica chica buena.
—Está
borracha —dije, mirando a Nico con el ceño fruncido.
Frunció el
ceño y sacudió la cabeza. —Sólo ve a bailar con ella. Al menos si baila contigo
estará segura. Le he estado sacando buitres de encima toda la maldita noche.
Estoy cerca de llamar a Agus. Ser niñera no es mi maldito trabajo.
Me perdía de
algo aquí pero seguí hasta la pista de baile con Eugenia. Me llevó al medio de
la pista y envolvió los brazos alrededor de mi cuello. Luego comenzó a moverse
de una forma por la que su hermano podría matar a alguien.
Sí,
necesitaría llamar a Cande. Si mantenía esta mierda con otros chicos esta
noche, se iba a despertar en la casa de algún extraño.
—Te extrañé
—dijo, arrastrando las palabras, luego cacareó una risa mientras se daba la
vuelta frente a mí y tiraba los brazos alrededor de mi cuello.
—La última
vez que lo comprobé, no eras un gran fan mía —respondí.
—¡Oh, no!
Siempre he sido tu fan. —Recorrió una uña por mi cara y a través de mi labio
inferior. Sus ojos fijos en mi boca. Mierda.
—No eres de
beber, Eugenia. ¿Qué te pasa hoy? —Necesitaba distraerla porque estaba seguro
como el infierno que no iba a dejar que me besara. Eso era lo último que
necesitaba. Lali ya pensaba demasiado en el hecho de que había hecho un trío.
Si me veía besándome con otra chica estaba bastante seguro de que perdería
cualquier oportunidad de que me viera como algo más que un jugador.
—¿Sabes qué
es lo que siempre me pregunté, Peter? —preguntó Eugenia, apoyándose en mí. Di
un paso atrás y ella comenzó a moverse, así que la tomé por la cintura para
estabilizarla.
—¿Qué sería
eso, Eugenia? —Comencé a escanear la multitud buscando a alguien que me
salvara.
—Cómo se siente besar al famoso Peter Lanzani. Las
chicas caen sin pensar a tus pies. Debes estar haciendo algo bien. —Se puso de
puntas de pie y me moví rápido hacia atrás. Si se caía sobre su culo borracho,
se lo merecía. La chica no debería salir sola así.
—No le diré
a Agus —prometió mirándome fijamente—. Podemos salir a mi auto. Nadie nos verá.
Miré hacia
la mesa. Necesitaba la ayuda de Nico, ahora. Sus ojos miraban directamente a
nosotros y no parecía contento.
—Ayúdame
—modulé.
Las manos de
Eugenia se encontraban fijas detrás de mi cuello de nuevo. —Sabes que lo
quieres. Los chicos malos como tú quieren hacerlo donde sea que puedan.
¡Santa
MIERDA! ¿Qué pasaba con ella?
Comprobé
para ver si Nico se encontraba cerca cuando lo vi acercarse entre la multitud.
Nos alcanzó y envolvió las manos en la cintura de Eugenia. —Vamos, Eugenia. Te
llevaré a casa.
—Noooooo. No
eres mi padre. Aléjate, Nico. —Se estiró hacia mí y di un paso atrás.
—Tiene
razón. Necesitas ir a casa.
—¿Pero no
quieres llevarme afuera, solos? —preguntó con voz herida.
Nico movió
la mirada hacia mí y la mirada asesina en sus ojos no era algo a lo que
estuviera acostumbrado. El tipo nunca se enojaba. ¿Qué mierda les pasaba a
todos esta noche?
—Su idea. No
mía. Tengo una cita —le recordé.
Nico sonrió
y asintió hacia algo detrás de mí. —Puede que estés equivocado en eso. Ella
parece estar divirtiéndose sin ti.
Lali bailaba
con algún tipo. Un desconocido al azar. Le pedí bailar y me rechazó pero, ¿este
tipo sale de la nada y baila con él?
LALI
—Todavía no
puedo creer que estés aquí. Cuando me giré después de pedir mi bebida y te vi
en la mesa creí que alucinaba.
Gaston Dalmau
era uno de los amigos más cercanos que Pablo tuvo en la secundaria. Cuando vino
a la mesa, estuve tan feliz de ver una cara conocida.
Peter se
había ido a bailar con otra rubia. No debería enojarme porque me pidió bailar y
le dije que no, llena de miedo. A pesar de todo, estaba enojada. Herida.
Celosa.
—Lentamente
estoy comenzando a salir de nuevo. Vico se va el mes que viene a LSU.
Gaston
frunció el ceño. —¿En serio? ¿Estás bien con eso?
¿Por qué era
esa la reacción instantánea de todos? ¿Creían que no sobreviviría sin él?
—Estoy feliz
por él. Es hora de que regrese a su vida. Estamos en una pausa desde hace
tiempo.
Gaston
asintió en acuerdo. Una canción lenta comenzó a sonar. —¿Te apetece un baile
lento? No muerdo —bromeó.
Sólo bailé
lentos con Pablo. Comencé a decir que sí cuando Gaston dio un paso hacia atrás.
Confundida, levanté la mirada hacia él y estaba enfocado en algo detrás de mí.
—Buena idea.
Continúa. Aléjate de ella.
El gruñido
de rabia de Peter me sobresaltó y me giré para verle mirando fijamente a Gaston.
¿Qué hacía? —¡PETER! Déjalo —demandé—. ¡No te vayas a ningún lado, Gaston!
La expresión
furiosa de Peter se movió hacia mí. —¿Conoces su nombre de pila ahora? ¿Esto es
lo que buscabas? ¿Un niño de mamá elegante, con malditos buenos modales?
Mi sangre
hervía. Nunca estuve así de enojada en mi vida. Me acerqué hasta que estuve tan
cerca del rostro de Peter como podía.
—No es de tu
incumbencia con quien bailo. Te puedes disculpar con Gaston o me voy —grité.
Peter
sonrió, pero el brillo de ira seguía en sus ojos. —No me disculparé con nadie,
corazón.
Quería
gritar, golpearlo en el pecho y llorar porque no era quien yo creía. No era el
chico dulce que llegué a conocer en las pasadas dos semanas. Debería despedirme
de Gaston pero no podía. Estaba demasiado cerca de las lágrimas. Así que corrí.
Oí a Peter gritar mi nombre mientras empujaba
entre la multitud, pero no miré hacia atrás. Mostró sus verdaderos colores esta
noche. Había creído sus actos pero no pasaría de nuevo. Mi pecho dolía y el
sentimiento de soledad que estuve superando lentamente volvió a filtrarse. Abrí
el primer par de puertas que encontré y corrí hacia el estacionamiento. Aquí no
era donde aparqué mi Jeep. Las lágrimas que intenté contener finalmente
comenzaron a caer y mi visión se nubló. Odiaba esto. Sólo quería irme a casa.
Quería acurrucarme entre las mantas y estar segura. No más dolor. No más
decepción.
Comencé a
caminar. Dando vueltas por el edificio hasta encontrar mi Jeep. Quizás lo podía
encontrar antes de que alguien saliera y me viera así. Odiaba parecer débil.
—¡LALI!
—gritó Peter detrás de mí. Quería correr pero usaba tacones y caminaba sobre
grava. Terminaría cayendo en una pila si lo intentaba. Aun así, no tenía que
parar. Si quería hablarme, entonces podía hacerlo mientras caminaba. Así sería
más fácil ignorarlo.
—Lali
—repitió nuevamente mi nombre mientras me alcanzaba. No giré la cabeza para
reconocerlo.
—Lo siento.
Te vi con ese tipo y estallé. No pensé en tus sentimientos; me preocupaba que
te tocara. No quería que lo hiciera. Me equivoqué. —El tono suplicante en su
voz era un poco más potente de lo que hubiera pensado.
Dejé de
caminar, pero seguí mirando hacia adelante. Tenía miedo de volver a mirarlo a
los ojos. Si estaba tan arrepentido como parecía, entonces sus ojos me lo dirían
y me derretiría. Maldita fuera su hermosa cara.
—Gaston era
amigo de Pablo. No un extraño que conocí en el bar.
Peter dejó
salir un suspiro pesado. —Jodeeeeer.
—Estabas
bailando con una chica. No entiendo cómo verme bailar con un chico era
diferente.
Los dedos de
Peter se envolvieron en mi brazo. —Por favor, Lali, mírame.
Era bastante
bueno en la cosa de rogar. Su voz incluso bajó a un murmullo sexy. Maldición.
Me moví y lo
miré de frente. Sus ojos azul pálido se veían desesperados.
—Soy un
idiota. Lo sé. Lo siento. Nunca debí haberte tratado así.
—¿A mí? ¿Qué
hay de Gaston?
Peter
frunció el ceño. —No lo toqué.
—Pero fuiste
rudo con él.
Peter tiró suavemente de mi brazo para jalarme
hacia él. —La chica con la que bailaba era Eugenia Sierra. Es la hermana
pequeña de Agus Sierra, el prometido de Cande. Estaba borracha y no es normal
en ella. Bailé con ella porque me preocupaba quién la agarraría si yo le decía
que no.
Entonces
estaba siendo amable. No era lo que esperaba.
—Bien.
Entiendo eso —respondí.
—¿Volverás a
entrar? —preguntó mientras acunaba los costados de mi cara con su mano.
—¿Te
disculparás con Gaston?
La expresión
suave de Peter se volvió dura por sólo un momento. Luego las comisuras de su
boca se elevaron. —Probablemente no.
—Entonces no
volveré a entrar —respondí.
La cara de Peter
cayó. —Pero no tuve la oportunidad de bailar contigo.
Ahora que Gaston
había conseguido que bailara entre esa masa de gente, me decepcionaba un poco
de no ser capaz de bailar con Peter.
—De
acuerdo, pero sólo un baile.
SEGUILaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarAhhh me mata Peter está enamorado de Lali
ResponderEliminarSe pone celoso
Uhhhhh que feo como trato a Gaston!
Ay Lali
Skksksksks como le. Pide perdón ay mi vida
Un baile y después otro y otros que pasará?!
K explosivo k fue Peter ,antes d saber con quien bailaba lali.
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