Sigue otro capitulo después de este y le sigue el epilogo. Hoy terminamos esta adaptación. Gracias por los comentarios y por leer. Que tengan buen día. Nos leemos mas al rato.
PETER
Sentado en
nuestra mesa en Live Bay parecía vacío. Todo parecía vacío. Había pensado que
ir a ver a Lali y decirle que la amaba iba a hacer algo. Cande me había hecho
llegar a creer que alguien como Lali podría amarme. Estaba equivocada. Lali
había elegido a su familia por encima de mí, de nuevo. Siempre lo haría.
—Sonríe,
eres deprimente como la mierda —gruñó Nicolas mientras ponía una cerveza
delante de mí.
—Gracias —le
contesté.
—Nunca pensé
que te vería con el corazón roto. De todos los tipos, nunca creí que serías tú.
Es como si hubieras entrado en una zona de penumbra de mierda y no pudieras
salir.
Solté un
gruñido y tomé un largo trago de mi cerveza.
—¿Quieres
bailar, Peter?
Ni siquiera
traté de recordar su nombre. Ella fue uno de los errores. Había tenido tantos.
Sacudí la cabeza y tomé otro trago.
—Lo siento
cariño, pero él no es una buena compañía en este momento. —Gimena se disculpó
por mí.
—Si cambias
de opinión… —comenzó.
—No lo haré
—la interrumpí.
Ella captó
la indirecta y se alejó. Ni siquiera la miré a la cara. De todos modos, todas
eran iguales. Ninguna era Lali.
—¿Crees que
tal vez podrías ser menos temeroso? —preguntó Gimena.
—No.
Nicolas se
rió entre dientes.
—Déjalo ir, nena. Está cuidando su corazón roto y
sabes que el muchacho no ha tenido uno antes. Es una nueva experiencia para él.
—Es posible
que desees advertirle a Krit antes de tomar un descanso. No quiero que Peter y
él entren en ello porque no puede mantener la boca cerrada.
No
pertenezco este lugar. No quiero estar aquí. Dejé un par de veinte en la mesa y
me levanté.
—Me voy, de
todos modos. He tenido toda la diversión que puedo manejar por la noche.
—No me gusta
que estés solo. ¿Quieres que llame a Cande?
—No. Sólo
quiero ir a casa y a la cama. Tengo que estar en el gimnasio en la mañana.
—Adiós
—añadió Nicolas con un guiño y me di la vuelta dirigiéndome hacia la puerta.
Me di cuenta
de que Jackdown había dejado de tocar y la multitud se había quedado en
silencio. Eso era extraño e inaudito. Me detuve y miré hacia atrás en el
escenario para ver qué era lo que me estaba perdiendo que había acallado la
multitud.
—Hola —dijo
la voz de Lali sobre el micrófono.
¿Qué carajo?
—Yo no, eh,
no toco normalmente delante de la gente. En realidad, nunca he tocado en frente
de otras personas además de mi familia.
Comencé a
caminar hacia el sonido de su voz. Me abrí paso entre la multitud y mantuve mis
ojos fijos en el escenario hasta que estuve lo suficientemente cerca para
verla. Estaba de pie en el centro de atención, con su pelo recogido en una cola
de caballo y su guitarra sobre su pecho. Aquellos ojos azules que se habían llevado
mi corazón la primera vez que la miré me encontraron en la multitud. Una
pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Pero tengo
esta canción que escribí para este tipo increíble que cambió mi vida por
completo, y necesito que la oiga.
Iba a tocar
y cantar en frente de un bar lleno de gente. Di otro paso hacia ella y comenzó
a tocar.
No
quería verte, pero invadiste mi mundo.
En
cada rincón oscuro pudiste encontrar una manera de entrar.
Trayendo
color a la falta de vida y perdición.
No quería tocarte pero alcanzaste mi
interior.
En
cada memoria perdida encontraste una manera de derretir el hielo.
Hasta
el pequeño mundo cerrado se abrió el mar.
Me
hiciste amarte por la sonrisa en tu rostro, la bondad en tus ojos y el calor de
tu piel.
Un
beso hace que todo el dolor se vaya lejos.
Me
hiciste amarte por el hombre que eres en el interior.
El
que nadie ve más que yo.
El
hombre que escucha lo que mi corazón tiene que decir.
No
quería amarte pero eres imposible de no amar.
Cada
momento perfecto que paso en tus brazos me acerca.
Mostrándome
que la vida no ha terminado, ya que su trayectoria da un giro repentino.
No
te vi venir cuando llegaste.
Nada
me preparó para el regalo de una segunda oportunidad.
He
sido amada en la vida, pero lo único que importa ahora es que soy amada por ti.
Me
hiciste amarte por la sonrisa en tu rostro, la bondad en tus ojos y el calor de
tu piel.
Un
beso hace que todo el dolor se vaya lejos.
Me
hiciste amarte por el hombre que eres en el interior.
El
que nadie ve más que yo.
El
hombre que escucha lo que mi corazón tiene que decir.
Voy
a pasar la eternidad en tus brazos si confías en mi cuando digo que…
Te
amo.
El
rugido de la multitud se redujo a medida que me levanté de un salto en el
escenario y la atraje en mis brazos.
LALI
Peter me levantó
y me llevó fuera del escenario, mientras el público aplaudía y gritaba todo
tipo de sugerencias a él. Siguió caminando hasta que llegó a una puerta
trasera. La abrió y me empujó en una habitación que parecía ser un vestidor.
Sofás de terciopelo rojo y grandes espejos cubrían las paredes.
Cerrando la
puerta detrás de él puso el candado. Luego me dio la vuelta y me presionó a la
puerta. Su boca cubrió la mía con un gruñido hambriento, envolví mis piernas
alrededor de su cintura y agarré sus gruesos brazos con fuerza.
Su boca se
apretó ávidamente contra la mía mientras me probaba a fondo.
Una vez que
me tuvo jadeando, rompió el beso y enterró la cabeza en la curva de mi cuello.
—Mierda, te
amo. —Me reí. Esa era una respuesta muy Peter—. Lo hago. Te lo juro. Nunca debí
haberte dejado. Tenía miedo. Fui un estúpido. Te lo recompensaré por el resto
de nuestras vidas.
—¿Tengo que
decidir las maneras en que puedes hacerlo? —bromeé y pude sentir su sonrisa
contra mi cuello.
—Mientras
sea algo travieso —contestó.
Pasé mis
manos por su cabello y por sus brazos mientras estábamos allí.
—Tocaste para
mí —dijo, levantando la cabeza para poder mirarme a los ojos.
—Lo hice.
—Fue
increíble. —Le dio un beso a la línea de mi mandíbula— ¿Vas a cantar para mí de
nuevo alguna vez?
—Sí
—respondí, sin poder contener la risa.
—Me gusta
esta falda —susurró mientras sus manos se deslizaban por mis muslos y ahuecaban
mi trasero cubierto por mis bragas—. Me gusta mucho. —Sus manos se colaron bajo
mi ropa interior.
Cuándo su
dedo se deslizó dentro de mí, lloré y él cubrió mi boca con la suya. Le devolví
el beso con toda la necesidad y deseo que rodaban a través de mí.
Empecé
agarrando su camisa mientras nos besábamos frenéticamente. Peter me dejó
resbalarme por su cuerpo y levantarme para que pudiera quitar su camisa.
Fui hacia
abajo y mi boca cubrió su pezón haciéndolo gemir.
—Joder, voy a tener la otra terminada para mañana
—maldijo.
La idea de
eso me hizo enloquecer un poco más. Había estado repitiendo lo increíble que
había sido el sexo con Peter todas las noches en la cama. Ahora lo tenía aquí y
era todo mío. Caí de rodillas para comenzar a desabrochar sus pantalones y
luego los tiré hacia abajo. Él me levantó y empujó contra la puerta.
Metió la
mano debajo de mi falda, arrancó mis bragas y las arrojó a un lado. Mi camisa
fue con ellas. Su boca cubrió mi pezón mientras me levantaba contra la puerta y
se deslizaba dentro de mí con un empuje rápido.
Grité, Peter
me besó con fuerza y empujó su lengua en mi boca de la misma manera que
empujaba dentro de mí. Retirándose, me observó.
—Mieeeeeerda
—gimió y yo levanté mis caderas para presionar más duro—. Tranquila, bebé —dijo
con los dientes apretados.
—Por favor Peter,
quiero que sea duro.
Sus ojos
brillaron de color azul. Se empujó más fuerte y grité más, animándole. Cada
gemido de placer lo hacía un poco más salvaje. Lo quería salvaje.
—Oh, Dios, Lali
—gimió y se empujó más rápido.
—Sí, sí, sí.
—Oh, mierda,
bebé —gritó y empezó a golpear en mí haciendo que la puerta detrás de nosotros
se moviera.
—Más fuerte,
Peter. Más fuerte —le rogué—. ¡Ahhhh!
Nuestros cuerpos
se hicieron sudorosos y la necesidad frenética de la liberación se hizo cargo.
Ninguno de
los dos se preocupó por el hecho de que no estábamos ahogando nuestros sonidos.
Sólo necesitábamos liberación.
—¡MIERDA! No
tengo un condón —gruñó Peter , tensándose debajo de mí.
—No me
importa, no te detengas —jadeé desesperadamente.
—¿Estás
segura? —preguntó mientras su cuerpo temblaba bajo mis manos.
—Por favor,
DIOS, simplemente no te detengas —grité.
Peter soltó
un rugido y comenzó a bombear en mí otra vez hasta que me envió a una espiral
de dicha.
Su grito de
placer siguió al mío.
Me las
arreglé para recuperar el aliento y una sonrisa tiró de mis labios.
Estaba
dejando al chico malo fuera del mercado para siempre.
Me encantó!
ResponderEliminarDespués de esto vendrá el bebé Lanzani Esposito?.
Jenny
Mass
ResponderEliminarmassssss
ResponderEliminarVamos !!!!!
ResponderEliminarAy lo de Lali fue tan lindo
Cantar por el o para el lo. Ultimo el te amo ay dios nskskskkskaka
Jajjajaja de extrañaron creo
Jjajajajajaja,estaba dejando al chico malo fuera del mercado para siempre.
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