viernes, 15 de agosto de 2014

Capitulo 24


Sigue otro capitulo después de este y le sigue el epilogo. Hoy terminamos esta adaptación. Gracias por los comentarios y por leer. Que tengan buen día. Nos leemos mas al rato.
                                                                                                                                                           

PETER

Sentado en nuestra mesa en Live Bay parecía vacío. Todo parecía vacío. Había pensado que ir a ver a Lali y decirle que la amaba iba a hacer algo. Cande me había hecho llegar a creer que alguien como Lali podría amarme. Estaba equivocada. Lali había elegido a su familia por encima de mí, de nuevo. Siempre lo haría.

—Sonríe, eres deprimente como la mierda —gruñó Nicolas mientras ponía una cerveza delante de mí.

—Gracias —le contesté.

—Nunca pensé que te vería con el corazón roto. De todos los tipos, nunca creí que serías tú. Es como si hubieras entrado en una zona de penumbra de mierda y no pudieras salir.

Solté un gruñido y tomé un largo trago de mi cerveza.

—¿Quieres bailar, Peter?

Ni siquiera traté de recordar su nombre. Ella fue uno de los errores. Había tenido tantos. Sacudí la cabeza y tomé otro trago.

—Lo siento cariño, pero él no es una buena compañía en este momento. —Gimena se disculpó por mí.

—Si cambias de opinión… —comenzó.

—No lo haré —la interrumpí.

Ella captó la indirecta y se alejó. Ni siquiera la miré a la cara. De todos modos, todas eran iguales. Ninguna era Lali.

—¿Crees que tal vez podrías ser menos temeroso? —preguntó Gimena.

—No.

Nicolas se rió entre dientes.

—Déjalo ir, nena. Está cuidando su corazón roto y sabes que el muchacho no ha tenido uno antes. Es una nueva experiencia para él.

—Es posible que desees advertirle a Krit antes de tomar un descanso. No quiero que Peter y él entren en ello porque no puede mantener la boca cerrada.

No pertenezco este lugar. No quiero estar aquí. Dejé un par de veinte en la mesa y me levanté.

—Me voy, de todos modos. He tenido toda la diversión que puedo manejar por la noche.

—No me gusta que estés solo. ¿Quieres que llame a Cande?

—No. Sólo quiero ir a casa y a la cama. Tengo que estar en el gimnasio en la mañana.

—Adiós —añadió Nicolas con un guiño y me di la vuelta dirigiéndome hacia la puerta.

Me di cuenta de que Jackdown había dejado de tocar y la multitud se había quedado en silencio. Eso era extraño e inaudito. Me detuve y miré hacia atrás en el escenario para ver qué era lo que me estaba perdiendo que había acallado la multitud.

—Hola —dijo la voz de Lali sobre el micrófono.

¿Qué carajo?

—Yo no, eh, no toco normalmente delante de la gente. En realidad, nunca he tocado en frente de otras personas además de mi familia.

Comencé a caminar hacia el sonido de su voz. Me abrí paso entre la multitud y mantuve mis ojos fijos en el escenario hasta que estuve lo suficientemente cerca para verla. Estaba de pie en el centro de atención, con su pelo recogido en una cola de caballo y su guitarra sobre su pecho. Aquellos ojos azules que se habían llevado mi corazón la primera vez que la miré me encontraron en la multitud. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Pero tengo esta canción que escribí para este tipo increíble que cambió mi vida por completo, y necesito que la oiga.

Iba a tocar y cantar en frente de un bar lleno de gente. Di otro paso hacia ella y comenzó a tocar.

No quería verte, pero invadiste mi mundo.
En cada rincón oscuro pudiste encontrar una manera de entrar.
Trayendo color a la falta de vida y perdición.

No quería tocarte pero alcanzaste mi interior.
En cada memoria perdida encontraste una manera de derretir el hielo.
Hasta el pequeño mundo cerrado se abrió el mar.

Me hiciste amarte por la sonrisa en tu rostro, la bondad en tus ojos y el calor de tu piel.
Un beso hace que todo el dolor se vaya lejos.
Me hiciste amarte por el hombre que eres en el interior.
El que nadie ve más que yo.
El hombre que escucha lo que mi corazón tiene que decir.

No quería amarte pero eres imposible de no amar.
Cada momento perfecto que paso en tus brazos me acerca.
Mostrándome que la vida no ha terminado, ya que su trayectoria da un giro repentino.

No te vi venir cuando llegaste.
Nada me preparó para el regalo de una segunda oportunidad.
He sido amada en la vida, pero lo único que importa ahora es que soy amada por ti.

Me hiciste amarte por la sonrisa en tu rostro, la bondad en tus ojos y el calor de tu piel.
Un beso hace que todo el dolor se vaya lejos.
Me hiciste amarte por el hombre que eres en el interior.
El que nadie ve más que yo.
El hombre que escucha lo que mi corazón tiene que decir.

Voy a pasar la eternidad en tus brazos si confías en mi cuando digo que…
Te amo.

El rugido de la multitud se redujo a medida que me levanté de un salto en el escenario y la atraje en mis brazos.

LALI

Peter me levantó y me llevó fuera del escenario, mientras el público aplaudía y gritaba todo tipo de sugerencias a él. Siguió caminando hasta que llegó a una puerta trasera. La abrió y me empujó en una habitación que parecía ser un vestidor. Sofás de terciopelo rojo y grandes espejos cubrían las paredes.

Cerrando la puerta detrás de él puso el candado. Luego me dio la vuelta y me presionó a la puerta. Su boca cubrió la mía con un gruñido hambriento, envolví mis piernas alrededor de su cintura y agarré sus gruesos brazos con fuerza.

Su boca se apretó ávidamente contra la mía mientras me probaba a fondo.
Una vez que me tuvo jadeando, rompió el beso y enterró la cabeza en la curva de mi cuello.

—Mierda, te amo. —Me reí. Esa era una respuesta muy Peter—. Lo hago. Te lo juro. Nunca debí haberte dejado. Tenía miedo. Fui un estúpido. Te lo recompensaré por el resto de nuestras vidas.

—¿Tengo que decidir las maneras en que puedes hacerlo? —bromeé y pude sentir su sonrisa contra mi cuello.

—Mientras sea algo travieso —contestó.

Pasé mis manos por su cabello y por sus brazos mientras estábamos allí.

—Tocaste para mí —dijo, levantando la cabeza para poder mirarme a los ojos.

—Lo hice.

—Fue increíble. —Le dio un beso a la línea de mi mandíbula— ¿Vas a cantar para mí de nuevo alguna vez?

—Sí —respondí, sin poder contener la risa.

—Me gusta esta falda —susurró mientras sus manos se deslizaban por mis muslos y ahuecaban mi trasero cubierto por mis bragas—. Me gusta mucho. —Sus manos se colaron bajo mi ropa interior.

Cuándo su dedo se deslizó dentro de mí, lloré y él cubrió mi boca con la suya. Le devolví el beso con toda la necesidad y deseo que rodaban a través de mí.

Empecé agarrando su camisa mientras nos besábamos frenéticamente. Peter me dejó resbalarme por su cuerpo y levantarme para que pudiera quitar su camisa.

Fui hacia abajo y mi boca cubrió su pezón haciéndolo gemir.

—Joder, voy a tener la otra terminada para mañana —maldijo.

La idea de eso me hizo enloquecer un poco más. Había estado repitiendo lo increíble que había sido el sexo con Peter todas las noches en la cama. Ahora lo tenía aquí y era todo mío. Caí de rodillas para comenzar a desabrochar sus pantalones y luego los tiré hacia abajo. Él me levantó y empujó contra la puerta.

Metió la mano debajo de mi falda, arrancó mis bragas y las arrojó a un lado. Mi camisa fue con ellas. Su boca cubrió mi pezón mientras me levantaba contra la puerta y se deslizaba dentro de mí con un empuje rápido.

Grité, Peter me besó con fuerza y empujó su lengua en mi boca de la misma manera que empujaba dentro de mí. Retirándose, me observó.

—Mieeeeeerda —gimió y yo levanté mis caderas para presionar más duro—. Tranquila, bebé —dijo con los dientes apretados.

—Por favor Peter, quiero que sea duro.

Sus ojos brillaron de color azul. Se empujó más fuerte y grité más, animándole. Cada gemido de placer lo hacía un poco más salvaje. Lo quería salvaje.

—Oh, Dios, Lali —gimió y se empujó más rápido.

—Sí, sí, sí.

—Oh, mierda, bebé —gritó y empezó a golpear en mí haciendo que la puerta detrás de nosotros se moviera.

—Más fuerte, Peter. Más fuerte —le rogué—. ¡Ahhhh!

Nuestros cuerpos se hicieron sudorosos y la necesidad frenética de la liberación se hizo cargo.

Ninguno de los dos se preocupó por el hecho de que no estábamos ahogando nuestros sonidos. Sólo necesitábamos liberación.

—¡MIERDA! No tengo un condón —gruñó Peter , tensándose debajo de mí.

—No me importa, no te detengas —jadeé desesperadamente.

—¿Estás segura? —preguntó mientras su cuerpo temblaba bajo mis manos.

—Por favor, DIOS, simplemente no te detengas —grité.

Peter soltó un rugido y comenzó a bombear en mí otra vez hasta que me envió a una espiral de dicha.

Su grito de placer siguió al mío.

Me las arreglé para recuperar el aliento y una sonrisa tiró de mis labios.


Estaba dejando al chico malo fuera del mercado para siempre.

5 comentarios:

  1. Me encantó!
    Después de esto vendrá el bebé Lanzani Esposito?.
    Jenny

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  2. Vamos !!!!!
    Ay lo de Lali fue tan lindo
    Cantar por el o para el lo. Ultimo el te amo ay dios nskskskkskaka
    Jajjajaja de extrañaron creo

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  3. Jjajajajajaja,estaba dejando al chico malo fuera del mercado para siempre.

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