LALI
—Si no dejas
menearte en mi regazo no vamos a conseguir esta maldita perforación —gruñó Peter
en mi oído, haciéndome reír.
—Lo siento,
me portaré bien —prometí.
—Nunca dije
que quería que te portaras bien, nena. Me gusta que seas mala y traviesa —besó
mi hombro y deslizó su dedo entre mis piernas—, y que estés húmeda.
Alejé su
mano y comprobé la puerta para asegurarme de que la chica que iba a perforar su
otro pezón no nos estuviera mirando. —Si no quieres que me mueva entonces no
hables sucio —susurré.
Peter
sonrió. —Eso no fue sucio, bebé. Sólo fue un poco de charla dulce. Pero si
quieres que hable sucio, lo haré.
—Quiero que
perfores tu otro pezón. Deja de tratar de distraerme.
Peter
mordisqueó mi oreja. —Sé que lo quieres, y me estoy poniendo caliente al pensar
en esa pequeña y rosada lengua tuya chupándolo como si fuera un caramelo.
—Eres como
un gran pedazo de caramelo. Todo en ti está hecho para lamer. Incluso esos
hoyuelos en la parte baja de tu espalda.
Una sonrisa
se extendió lentamente por su rostro. —Me gusta cuando los lames también.
Apuesto a que podemos conseguir que nos den una habitación privada si quieres
mostrarme exactamente qué partes de mi cuerpo te gusta lamer.
La puerta se
abrió y una mujer entró. Tenía varios tatuajes y la mayor parte de su rostro
estaba perforado. Sus ojos devoraron a Peter. Lo que ayudaba a probar lo que le
había dicho sobre él siendo un gran pedazo de caramelo. Ella también lo veía.
—Bueno, así que quieres perforar tu otro pezón
—dijo, sacando una silla y alistando sus suministros.
—Ella quiere
que perfore mi otro pezón —respondió, guiñándome un ojo.
La chica
desplazó su mirada hacia mí. Podía ver la envidia en ella y no la culpaba.
—Quítate la
camisa —instruyó.
Estiré los
brazos hacia abajo y le saqué la camisa. Peter levantó los brazos
obedientemente.
Miré
fríamente a la chica y vi que disfrutaba del espectáculo. Me molestó un poco,
pero me acurruqué en su regazo y su brazo se apretó a mí alrededor mientras
metía una mano entre mis piernas.
—¿Estás
listo? —preguntó ella.
—No tienes
ni idea —respondió con un tono divertido. Me mordí el labio para no reírme.
La chica
frotó alcohol sobre su pezón, haciendo que se endureciera. Luego tomó algo
parecido a una pinza y tiró de su pezón. Entonces llegó la parte con la aguja.
Me tensé en el regazo de Peter, y él se rió, deslizando su mano por el interior
de mis muslos. Ni siquiera estaba preocupado.
Cuando la
aguja lo atravesó no reaccionó. Solté un pequeño chillido, pero esa fue la
única reacción.
La pequeña
barra de plata fue lo siguiente.
—Listo
—anunció la chica, y suspiré de alivio.
—Hay que
mantenerlo limpio, y sin sustancias extrañas en él mientras sana.—Me miró con
los ojos entrecerrados y me pregunté si hablaba de mi saliva.
—De acuerdo
—respondió Peter, levantándose y tomando mi mano.
—¿Quieres
que me ponga la camisa de nuevo? —preguntó Peter
Consideré
todas las mujeres que habría de aquí al auto y asentí.
Extendió la
mano y la recogió, poniéndosela por encima de la cabeza.
—Vamos.
Estoy listo para ver cuánto te gusta. —Sonrió con malicia.
—¿Mi saliva
no es una sustancia extraña? ¿Y no te dolerá?
Peter se
inclinó y me susurró al oído—: Tu saliva está bien, y en cuanto a dolor, nunca
nos detuvo antes.
PETER
Lali
jugueteó nerviosamente con sus manos durante el viaje de regreso a casa para
buscar sus cosas y llevarlas a la mía. Había manejado a su padre como una
profesional y no tuvo ningún problema en empacar todas sus cosas. Pero era
obvio que algo la molestaba. No me gustaba que estuviese molesta.
—¿Qué sucede
con tus manos?
Lali se
detuvo al instante, y dejó escapar una pequeña risita. —No me di cuenta que
estaba haciendo eso.
—¿Qué es lo
que te molesta? ¿Por qué estás nerviosa?
Se mordió el
interior de la mejilla, el cual era otro de sus hábitos nerviosos, y luego me
miró con los ojos entrecerrados. —¿Estás seguro que quieres que te responda
eso?
Tuve un
breve momento de pánico, pero me recordé a mí mismo que le acababa de decir a
su padre que estaba enamorada de mí.
—Sí, lo
estoy —respondí con cautela.
Dejó escapar
un suspiro y se encogió de hombros. —Me preocupa que esto sea demasiado pronto.
¿Y si te cansas de tenerme alrededor todo el tiempo? ¿Qué pasa si me como tu
cereal o dejo mi maquillaje en el baño? ¿O si ronco?
El alivio se
apoderó de mí. Eso podía arreglarlo. No iba a dejar que se sintiera así.
Entré en el
aparcamiento bajo nuestro apartamento, luego apagué el motor, y me di vuelta en
mi asiento para mirarla. —No como cereal, espero que dejes tus cosas de chicas
por todo el lugar, así puedo verlas cuando no estés allí y saber que vas a
volver. Y no roncas. Sólo ronroneas suavemente, lo que es tan jodidamente lindo
que lo único que quiero es quedarme despierto y escucharte.
Lali se
inclinó sobre la consola y me dio un rápido y suave beso. —Te amo.
La tonta
sonrisa que siempre traían a mi rostro esas palabras no podía ser evitada.
—Entonces, sube las escaleras y muéstrame lo mucho que me amas. Tengo todo tipo
de ideas.
Lali se
acercó y pellizcó suavemente mi nueva perforación. —¿Pueden estar involucrados
estos? —preguntó roncamente, lo que de inmediato me puso duro.
—Diablos, sí
que pueden.
La idea de llevar a Lali hasta el apartamento para
que pudiera hacer cosas sucias con ella sonaba atractiva, pero no era ese el
por qué me sentía emocionado. Tenía una sorpresa esperando por ella y no podía
esperar para llegar allí y mostrársela. Cargué dos de sus cajas en mis brazos y
las puse al lado de la puerta, así podía abrirla. Además, no quería que nada en
mis brazos obstruyera la visión del rostro de Lali cuando entrase en el
apartamento.
Giré el pomo
lentamente y la abrí.
—Las damas
primero —dije, dando un paso atrás para dejarla entrar.
Lali me dio
una pequeña y confundida sonrisa y entró en la habitación. La seguí al
interior, sin apartar ninguna sola vez la mirada de su rostro. En el momento en
que vio el piano puesto en medio de la sala de estar con una docena de rosas
rojas que puse encima de éste, se congeló. Su mandíbula cayó, luego caminó
lentamente hacia el piano. No respiraba. No podía. Necesitaba que dijera algo.
¿Hice algo malo al conseguírselo?
Lali pasó
sus dedos sobre las teclas de marfil y luego alargó la mano, tomando la pequeña
tarjeta que había dejado con las rosas. Simplemente decía: Te amo.
Cuando
sus ojos se alzaron para encontrarse con los míos, estos brillaban con lágrimas
no derramadas. Alzo un puño, y tapó su boca, negando con la cabeza. Ah, mierda.
La había hecho llorar. No era lo que quería lograr.
—No
puedo creer que me compraras un piano —respiró mientras alejaba el puño de su
boca.
—Si
no lo quieres, no tenemos que quedárnoslo. Acabo de pensar que, puesto que has
dicho…
—No
te llevarás mi piano a ningún lugar —me interrumpió. Una sonrisa se dibujó en
su rostro y una pequeña risa salió de sus labios—. Me compraste un piano —dijo,
sacudiendo la cabeza como si no pudiera comprenderlo.
—Querías
uno —contesté.
Lali
puso la tarjeta de nuevo en su lugar y se acercó hasta quedar de pie frente a
mí. Colocó sus dos manos sobre mi pecho y miró mi rostro. —Peter, voy a querer
un montón de cosas, pero no espero que me compres cada una de ellas. Lo que más
quiero es a ti. Y tengo. De alguna manera me las arreglé para conseguir al famoso mujeriego Peter
Lanzani, y no tengo intención de dejarlo ir.
Sonriendo,
me agaché y toqué su labio inferior con la yema del pulgar. —Entonces, ¿lo que
quieres decir es que no tenía que comprar ese piano para sobornarte e intentar
que te quedaras? Bueno, diablos, nena. Si lo hubiera sabido, podría haberme
ahorrado mucho dinero.
Lali se echó
a reír y me dio una palmada en el pecho. —Estoy tratando de ser dulce y tú te
estás burlando de mí.
—Lo siento.
No sabía que quisieras ser dulce. Tengo una idea, vamos a tomar una ducha y me
puedes dejar probar y ver lo dulce que eres.
—¿No vas a
dejarme tocar mi piano primero? —preguntó, mirando con nostalgia su regalo.
—No
me importaría probarte en el piano. Está bien para mí, también. Apuesto a que
te verías terriblemente sexy extendida en ese banco.
Ayy!.. Sos una genia!.. Me encantó ésta novela!.
ResponderEliminarMe da pena que se termine!..
Espero que subas otra! :)
Jenny
Ayyy me encatooooo
ResponderEliminarMuero d amor
No quiero q termine
jajajaj peter jwjaajjaajja
ResponderEliminarNah nah nah noooooo quiero que termine!!!
ResponderEliminarJajajajja me mato Peter
Me encanta que es así super sexy y asi
Nskskskkskaka
Ya es mas k suyo.
ResponderEliminarEl piano fue un buen toque.