PETER
Se había ido
por tres días. Tres días muy largos. Cuando me desperté y encontré una carta
que había dejado al lado de mi cama, había esperado que fuera una carta sexy
dejándome saber cuándo volvería a estar a solas con ella otra vez. En cambio
era una carta diciéndome que Vico la venía a recoger para llevarla a visitar a
su familia en Luisiana y que ella estaría de regreso en un par de días.
Había estado
ansioso desde que se marchó. Sabía que él le estaba contando sobre sus planes y
esto me estaba poniendo nervioso como el demonio. No me gustaba pensaren ella
estando fuera en algún lado y enojada. Recordarme a mí mismo que Vico sabía
lidiar con sus emociones era duro.
Cande
estaría aquí en la mañana y no quería irme sin ver a Lali primero. No
disfrutaría de mi día libre sin saber si ella estaba bien. ¿Cómo no tenía su
maldito número telefónico? Me había acostado toda la noche con ella en mis
brazos y le había dado un orgasmo en el lago. Normalmente no planeaba ver a una
chica otra vez, así que nunca pedía sus números telefónicos a menos que
supieran el marcador. Lali no caía en ninguna de esas categorías. Ella era…
más. Necesitaba su maldito número de teléfono.
Salí de la
ducha y envolví una toalla alrededor de mi cintura. Tal vez podría llamar a Cande
y ver si quería hacer algo por aquí durante unas pocas horas. No tenía que ir a
revisar mi apartamento. La idea de salir con Nico y recoger unas chicas en la
playa ya no tenía el mismo atractivo. Lali Esposito estaba jodiendo con mi
cabeza.
Cogí mi
teléfono y presioné el número de marcación rápida de Cande.
—¿Peter?
—Seh, ¿todo
bien?
Larissa chilló en el fondo y empezó a aplaudir
mientras gritaba mi nombre.
—Alguien
quiere hablar contigo, espera.
Sonriendo,
esperé por la pequeña voz de Larissa. No la había visto desde que vine aquí.
Larissa era la sobrina de Cande. Hasta que el padre de Larissa decidió
convertirse en parte de su vida, yo ayudaba a Cande a cuidar de Larissa
mientras que su madre hacia otras cosas. A veces parecía que Larissa era de Cande.
Sin embargo, las cosas cambiaron una vez que el prometido de Cande, Agus Sierra,
entró en su vida. Ahora Larissa solo venía a visitar a Cande cuando Cande lo
pedía.
—Hola, Peter
—dijo Larissa en el teléfono.
—Hola,
bebita. ¿Te diviertes con Cande?
—¡Sí! Abus
también está aquí —gritó en el teléfono. Ella no había descubierto todavía que
podía hablar normalmente por teléfono.
—Entonces
apuesto a que tienes todo tipo de atención. ¿Cómo están todas tus princesas?
—¡Tengo una
nueva! Abuss me compó a Media. Su cabello es como el de Cande.
No tenía ni
idea de lo que significaba, pero no iba a decirle eso.
—Tendrás que
mostrármela la próxima vez que te vea.
Cande
comenzó a hablar y Larissa me dijo—: Chao.
—¿Entendiste
esa cosa cobre el cabello nuevo de la princesa? —preguntó Cande con una voz
divertida.
—Nop.
—No pensé
que lo harías. Disney tiene una nueva princesa. Su nombre es Mérida y tiene el
cabello largo, rojo y rizado. Es mucho más enredado que el mío, pero Agus está
divirtiéndose bastante con esto. Le ha comprado varias cosas de Mérida a
Larissa y la llama Princesa Cande en lugar de Mérida.
La felicidad
en su voz hacía que todo lo que era incorrecto se sintiera correcto. Ella había
tenido una vida de mierda. Ahora las cosas habían cambiado y Cande finalmente
había encontrado un descanso.
—No puedo
esperar para ver a esta nueva princesa pelirroja.
—Hmmm, pero
eso no es por lo que estás llamando. ¿Qué pasa?
—Necesito…
—Me giré para ver a Lali parada en la puerta con una expresión extraña—. Eh,
déjame llamarte luego. —Finalicé la llamada y caminé hacia Lali para tomar su
mano y tirar de ella para poder cerrar la puerta.
—Oye, has vuelto.
Me miró
fijamente con una suavidad que no esperaba. —¿Acabo de escucharte hablar con
una niña sobre sus princesas?
¿Cuánto
tiempo había estado parada allí?
—Sip, era la
sobrina de Cande, Larissa.
—¿Y hablas
por teléfono con ella sobre sus muñecas? En serio no te conozco en absoluto, Peter
Lanzani.
Extendí la
mano y agarré uno de sus largos rizos, enredándolo alrededor de mi dedo. Solo
necesitaba tocarla de alguna manera. —Has vuelto —repetí.
Trató de
sonreír y falló. Pude ver el pequeño temblor en su labio inferior.
—¿Qué pasa?
—pregunté, sabiendo que esto era sobre Vico.
Una pequeña
lágrima escapó y rápidamente la quité con el dedo.
—Vico se
muda. Lo necesita. Lo quiero para él. Quiero decir, él necesita vivir su vida.
—Tragó con fuerza y apretó los párpados—. Sabía que se estaba mudando antes de
que me lo dijera. Sólo que ver su apartamento y su nueva vida fue mucho para
asimilar. Me alegro por él, pero lo voy a extrañar. Estaré perdida sin él.
Tiré de ella
hacia mis brazos y enterró su cara en mi hombro. Las cálidas lágrimas
salpicaron mi piel y cada gota me rompió el corazón. Arreglaría esto si supiera
cómo. Solo que no sabía qué hacer para que pudiera ser mejor. Vico era su red
de seguridad.
—Es sólo que
—sollozó—, está avanzando. Está olvidando. —Se calló a sí misma y se apartó de
mí. Pude ver el dolor en sus ojos y el deseo de contarme sobre Pablo. Quería
que lo hiciera. Quería ser capaz de hablar con ella sobre esto. Odiaba que se
sintiera como si solo tuviera a Vico para desahogarse.
—¿Qué es lo
que está olvidando, Lali? —pregunté. Había evitado decir nada más sobre el
hecho de que se había quitado su anillo de compromiso. Me estaba esforzando
tanto para evitar que huyera de mí, pero ahora necesitaba más.
—El pasado
—respondió finalmente. Dando la vuelta alcanzó el pomo de la puerta. Mierda.
Iba a escapar.
—No lo hagas
—le rogué—. Quédate. Habla conmigo.
No se dio la
vuelta. En su lugar, abrió la puerta y salió.
LALI
Peter no
había regresado hasta después de la medianoche del domingo. La única razón por
la que supe esto era porque la última vez que vi el reloj junto a mi cama decía
que eran las 12:05 a.m. Poco después, me había dormido.
Cuando me levanté
el lunes por la mañana, Peter ya estaba afuera con las vacas. Papi lo tenía
etiquetando a las que iba a enviar al corral. Había salido hacia el lago esperando
que viniera a buscarme, pero después de tres horas me di cuenta de que lo había
empujado demasiado lejos.
Había sido
abierto conmigo desde el principio. No se había contenido ninguna de las veces
en que le pregunté algo. Conocía mucho más acerca de él de lo que él sabía
sobre mí. Eso era mi culpa. ¿Cómo le podía hablar sobre Pablo? ¿Cómo explicarle
a otro chico que perder a Pablo me rompió? ¿Cómo lidiar con la lástima en los
ojos de Peter cuando me mirara? Simplemente no creía poder manejarlo. Vico
estaba avanzando pero yo no podía.
Había vuelto
a llevarle a Peter una toalla y un termo de manera anónima. Obviamente no
quería verme. Me había alejado de él cuando me pidió que no me marchara. El
sonido de la súplica en su voz asolaba mis sueños.
No era el
rudo playboy egoísta que esperaba cuando lo conocí. Peter era gentil cuando
necesitaba serlo. La forma en que su voz se volvió tan dulce cuando habló con
la niña por teléfono, y la forma en que me tomó voluntariamente en sus brazos
sin dudarlo para consolarme cuando se dio cuenta de que estaba molesta lo
probaban.
Cuando notó
que mi anillo había desaparecido me preguntó al respecto; lo ignoré y lo
distraje. En ese entonces no presionó por más al respecto. Peter había
soportado mucho de mi parte; ya había tenido suficiente.
Subí las
piernas para envolver los brazos a su alrededor y descansar la barbilla en las
rodillas. Me había vuelto tan patética en los últimos días, tratando de obtener
un vistazo de Peter, que pasé más tiempo en la mecedora del porche que en
cualquier otro lugar.
La grava
crujió y vi el pequeño convertible rojo de Natie Pérez detenerse en la entrada.
Se había mantenido alejada más tiempo del que esperaba. Habíamos hablado muy
poco sobre Peter antes de que empezáramos a beber tragos de tequila la noche
que salimos.
Hoy sus
botas eran de color manzana de caramelo. Casi una perfecta combinación con su
auto. Probablemente sabía esto cuando las compró. Conociendo a Natie, seguro
que pidió llevar una bota fuera para comparar colores y así obtener el
adecuado.
—Bueno, mírate aquí sentada en la mecedora como
una señora de sesenta años —bromeó Natie mientras se pavoneaba a través del
portal y subía las escaleras.
—Es un buen
lugar —respondí, uno en donde podía obtener vistazos de Peter.
Natie Pérez
frunció sus labios rojos, también una maldita combinación con sus botas, y
analizó el patio. —No veo a tu malote ayudante en ningún lugar —gorjeó.
—Sabes que
su nombre es Peter —espeté.
Natie giró
su mirada hacia mí. —Oooooh, irritable. ¿Qué? ¿Ahora tienes debilidad por el
sexy residente?
—No es tan
mal tipo, después de todo. No se aprovechó de ti, ¿cierto?
Natie
resopló y luego se encogió de hombros como si no le importara. —Creo que
probablemente es uno de esos tipos buenísimos pero muy gays. Normalmente cuando
un hombre es así de guapo es demasiado bueno para ser verdad. Mi suposición es
que tiene un compañero igual de hermoso en casa. No me malinterpretes, no soy
una homofóbica. Creo que sería algo bien caliente que ver. Pero es una lástima
que tal perfección no batee en el equipo adecuado.
Solo acusó a
Peter de ser gay porque no la folló justo después de conocerla. Quería gritarle
lo poco gay que era Peter pero me controlé.
—He visto a
la chica de su vida. No es gay —le informé. No tenía que saber que Candela
estaba comprometida con alguien más.
Natie
frunció el ceño. —¿Tiene una novia?
Técnicamente,
sí. Tenía una chica que era su amiga. —Han crecido juntos. Han estado juntos
por años.
Natie puso
una cara triste y me di cuenta de lo que había dicho. Ella estaba pensando en Pablo
y en mí. Esta era la compasión que no quería ver en la cara de Peter. Tenía
suficiente compasión de los demás. Vico fue el único que no me compadeció.
Estuvo a mi lado y lloró conmigo, pero nunca sintió lástima por mí.
—Vico se va
a LSU en otoño —solté, necesitando decírselo a alguien y necesitando cambiar de
tema. No estaba de humor para discutir de Pablo con ella.
—Oh, vaya. —Natie estaba observándome muy de
cerca. Esperaba que me viniera abajo y llorara. Ya lo había hecho. Durante dos
días completos había llorado cada vez que pensaba en él siguiendo adelante.
Estaba harta de las lágrimas. No eran lágrimas de tristeza por haber perdido a Vico.
Eran lágrimas de tristeza porque había encontrado una manera de seguir adelante
y yo todavía estaba atascada, incapaz de moverme más allá de Pablo.
—Así que,
¿cuándo lo averiguaste?
—La semana
pasada. Me llevó a ver su nueva casa. Está arrendando un apartamento de
Jefferson Parrish con su primo. Se va definitivamente el próximo mes. Necesita
encontrar un empleo y acomodarse antes de empezar la escuela.
—¿Van a
estar bien separados?
Lo que
quería decir era si yo iba a estar bien sin él. Todo el mundo parecía entender
que Vico estaba listo para seguir con su vida.
—Estaremos
bien. Vico necesita vivir.
Natie asintió.
—Sí, lo necesita —se calló—. Y tú también.
Desearía
saber cómo.
El estruendo
de un camión nos interrumpió y Natie se giró desde su posición en la barandilla
para ver a Peter caminar por el pastizal.
—Dios,
espero que esté sin camisa —susurró.
Yo estaba de
acuerdo con ese deseo.
Cuando se
bajó del camión, miró en nuestra dirección, pero rápidamente apartó la mirada y
entró en el granero. Estaba usando una camisa blanca que parecía demasiado
pequeña. Me preguntaba si estaba usándola porque tenía su piercing puesto.
—Iré a
hablar con él. Ya vengo —anunció Natie mientras saltaba de la barandilla y
comenzaba a bajar las escaleras.
¿Qué pasa si
se estaba cambiando? ¿Qué pasa si ella veía su tetilla perforada? No quería que
lo viera. Era mi secreto. Abrí la boca para decir cualquier cosa y detenerla,
pero no tenía una excusa salvo el no querer compartirlo. ¿Cuán ridículo era
eso? Observé impotente mientras Natie Pérez se pavoneaba por el patio hacia las
puertas del granero. Aparte de correr detrás de ella y lanzarla al suelo, no
podía hacer nada al respecto.
Jajjajajajajajaja,si pudiera lali mataría a Natie allí mismo ,Peter es suyo,le pertenece.
ResponderEliminarMaaassw
ResponderEliminarmaaaaaaaas maaaaaaaaaas
ResponderEliminarme encantaaaaa la novelaaaaaa es buenisimaaaaaaaaaaaaaa masssssss
ResponderEliminarJajaa amo a Lali celosa!
ResponderEliminarSeguila por fa!
Jenny
masssssss
ResponderEliminarUhhhhh y si Peter es super paciente esperando nuestro Lali le cuente sobre Pablo
ResponderEliminarJajajajajjaja ella lo busca
Jaja me mata Lali celosa