PETER
Seis años
antes…
Papá: ¿Dónde estás?
Yo: En casa de Nico.
Papá: Tenemos que
hablar.
Yo: ¿Puede esperar
hasta mañana? Llegaré tarde a casa.
Papá: No. Te necesito
en casa ahora. He estado esperándote desde que saliste de clases.
Yo: De acuerdo. Ya
voy.
Esa fue la conversación
que llevó a este momento. Yo, sentado frente a mi padre en el sofá. Mi padre
diciéndome algo que no me importa escuchar.
—Te lo hubiera dicho
antes, Peter. Yo sólo…
—¿Te sentiste culpable?
—lo interrumpo—. ¿Cómo si estuvieras haciendo algo mal?
Nuestras miradas se
encuentran, y comienzo a sentirme mal por decir lo que dije, pero aparto el
sentimiento y continúo.
—Ha estado muerta menos
de un año.
Tan pronto como las
palabras salen de mi boca, quiero vomitar. No le gusta ser juzgado,
especialmente por mí. Está acostumbrado a que apoye sus decisiones. Demonios, yo estoy acostumbrado a apoyar sus decisiones.
Hasta ahora, siempre pensé que tomaba las decisiones correctas.
—Mira, sé que es difícil
para ti aceptarlo, pero necesito tu apoyo. No tienes idea de lo difícil que ha
sido para mí seguir adelante desde que murió.
—¿Difícil? —Me estoy
poniendo de pie. Alzando mi voz. Estoy actuando como si no me importara una
mierda por alguna razón, cuando en realidad no es así. No podría importarme
menos que ya esté teniendo citas de nuevo. Puede ver a quien sea que quiera.
Puede joderse a quien quiera.
Creo que la única razón
por la que reacciono así es porque ella no puede. Es difícil defender tu
matrimonio cuando estás muerto. Es por eso que lo hago por ella.
—Obviamente no es tan
difícil para ti, papá.
Camino hacia el extremo
opuesto de la sala.
Camino de regreso.
La casa es demasiado
pequeña para encajar con toda mi frustración y decepción.
Lo miro de nuevo,
reconociendo que no es tanto el hecho de que ya vea a alguien más. Es la mirada
en sus ojos cuando habla sobre ella lo que odio. Nunca lo vi mirar así a mi
madre, así que sea quien sea, sé que no es algo casual. Está a punto de
filtrarse en nuestras vidas, enredándose alrededor, a través y entre mi
relación con mi padre como si fuera hiedra venenosa.
Ya no seremos sólo mi
padre y yo. Seremos mi padre, Lisa y yo.
No se siente bien,
considerando que la presencia de mi madre aún está por toda esta casa.
Está sentado con las
manos plegadas frente de él, entrelazadas. Tiene la mirada en el suelo.
—No sé si esto irá a
alguna parte, pero quiero darle una oportunidad. Mariana me hace feliz. A veces
seguir adelante… es la única manera de seguir adelante.
Abro la boca para
responderle, pero mis palabras son cortadas por el timbre de la puerta. Levanta
la mirada hacia mí, poniéndose de pie de manera vacilante. Luce más pequeño.
Menos heroico.
—No te pido que te
agrade. No te pido que pases tiempo con ella. Sólo quiero que seas agradable.
—Sus ojos me ruegan, y me hace sentir culpable por resistirme tanto.
Asiento. —Lo haré, papá.
Sabes que lo haré.
Me abraza, y se siente
bien y mal. No se siente como si abrazara al hombre
que he tenido en un pedestal por diecisiete años. Se siente como si acabara de
abrazar a mi amigo.
Me pide que vaya a la
puerta mientras él regresa a la cocina para terminar la cena, así que lo hago. Cierro los
ojos y le dejo saber a mi mamá que seré agradable con Mariana, pero que
siempre será sólo Mariana para mí, sin
importar lo que pase
entre ella y papá. Abro la puerta.
—¿Peter?
Miro su rostro, y es
completamente opuesto al de mi madre. Me hace sentir bien. Es mucho más pequeño
que mi madre. Tampoco es tan bonita como mi madre. No hay nada sobre ella que
se pueda comparar con mi madre, así que ni siquiera lo intento. La acepto por
lo que es: nuestra invitada para la cena.
Asiento y abro más
ampliamente la puerta para dejarla pasar. —Tú debes de ser Mariana. Encantado
de conocerte. —Señalo detrás de mí—. Mi padre está en la cocina.
Mariana se inclina y me
da un abrazo; uno que con éxito convierto incómodo después de que me toma
varios segundos devolvérselo. Mis ojos se encuentran con los de la chica que se
encuentra de pie detrás de ella.
Los ojos de la chica de pie
detrás de ella encuentras los míos
Tú
Te
Enamorarás
De
Mi,
Martina.
—¿Peter? —dice ella en un susurro roto.
Martina suena un poco como su madre, pero más triste.
Mariana mira de un lado al otro entre nosotros. —¿Se conocen?
Martina no asiente.
Yo tampoco.
Nuestra decepción se derrite hasta el piso y se combina en un
cargo de lágrimas prematuras a nuestros pies.
—Él, mmm… Él…
Martina está tartamudeando, así que la ayudo a terminar sus
palabras.
—Voy a la escuela con Martina —dejo escapar. Me arrepiento al
decirlo, porque lo que realmente quiero decir es que Martina es la
próxima chica de
la que me enamoraré.
Sin embargo, no puedo decir eso porque es obvio lo que sucederá. Martina
no es la próxima chica de la que me enamoraré, porque Martina es la chica que
muy probablemente se convertirá en mi nueva hermanastra.
Por segunda vez esta noche, me siento mal.
Mariana sonríe y aplaude. —Eso es genial —dice—, estoy tan
aliviada.
Mi padre entra en la habitación. Abraza a Mariana. Saluda a Martina
y le dice que es bueno verla de nuevo.
Mi padre ya conoce a Martina.
Martina ya conoce a mi padre.
Mi padre es el nuevo novio de Mariana.
Mi padre visita mucho Phoenix.
Mi padre ha estado visitando mucho Phoenix desde antes que mi madre
muriera.
Mi padre es un bastardo.
—Martina y Peter ya se conocen —le dice Mariana a mi padre.
Él sonríe, y el alivio inunda su rostro. —Bien. Bien —dice, repitiendo
la palabra dos veces como si eso pudiera mejorar las cosas.
No.
Mal. Mal.
—Eso hará que esta noche sea mucho menos incómoda —dice con una risa.
Miro de nuevo hacia Martina.
Martina me mira.
No puedo enamorarme de ti, Martina.
Sus ojos son tristes.
Mis pensamientos son más tristes.
Y tú no puedes enamorarte de mí.
Ella entra lentamente, evitando mi mirada mientras observa sus pies
con cada paso. Son los pasos más tristes que nunca antes he visto.
Cierro la puerta.
Es la puerta más triste que he tenido que
cerrar.
eyy es laliter???
ResponderEliminarodio a tini ah re jajja
Jajaja maaass
ResponderEliminarUhhhhh todo mal pobre Peter!!
ResponderEliminarBdndndksks a ver osea que su papá engañaba a su mama desde antes
Nada de nada Martina!!!
K caradura el padre!!!!
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