Pasamos los siguientes días en la cama. —La
navidad es la siguiente semana y quiero llevarte a comprar un árbol.
Lo miré e hice un puchero. —¿Significa
que tenemos que salir de la cama?
Peter sonrió. —Tenemos que hacerlo, pero
prometo que no nos iremos por mucho tiempo —Tomó mi mano y me dirigió dentro de
la regadera.
Pasamos el día escogiendo el árbol de
navidad perfecto. Peter hizo los arreglos para que nos lo entregaran mientras
compramos las luces y adornos. Decoramos el árbol mientras bebíamos vino y
comíamos comida chica. Hicimos el amor al lado del árbol con las brillantes
luces en cascadas a nuestro alrededor y nos recostamos envueltos sobre una manta.
—Mi madre quiere que vayas para navidad —dijo
mientras corría su dedo de arriba abajo en mi brazo.
—Me encantaría; echo de menos a tu
familia.
—Hablé con Candela y si estás de
acuerdo, pasamos la nochebuena con ella y Agus y luego el día de navidad con
mis padres, ¿A menos que tengas otros planes?
—Suena perfecto para mí y no me gustaría
estar en otro lugar.
Era la víspera de navidad y nos
dirigíamos de regreso a Nueva York a la siguiente mañana. Salí de la cama y
comencé a preparar el café. Peter salió de la habitación con la mano detrás de
su espalda.
—¿Qué está ocultado, señor Lanzani?
Sonrió y me dio un beso en los labios. —Es
un regalo para ti —Me entregó una hermosa caja blanca con un lazo de satén
rosa. Lo abrí y saqué un hermoso vestido blanco de tirantes.
—Oh, Peter, es hermoso —sonreí mientras
lo coloqué sobre mí.
—Quiero que lo uses está noche para la
cena.
Ladeé mi cabeza. —¿Me llevarás a cenar?
—¿No lo hago siempre? Pero esta noche
será la última cena en California, así que quiero hacer algo especial.
Bajé el vestido y envolví mis brazos
alrededor de su cuello. —Gracias, me encantó. —No pasó mucho tiempo antes de
que él me levantara y me llevara a la habitación para nuestra rutina sexual
mañanera. Cuando salimos por la puerta, ya había una limusina esperándonos.
—¿Una limo? Cuanta clase, señor Lanzani.
Sonrió y abrió la puerta. Me deslicé
dentro y jadeé al mirar al conductor. —¿Nico, que estás haciendo aquí?
Se giró y me miró con una sonrisa. —Es
bueno verte, Lali.
Peter se deslizó a mi lado y cerró la
puerta. —¿Por qué Nico vino a California? —Peter se limitó a sonreír.
—Tengo que vendarte los ojos.
Lo miré y sonreí. —¿No crees que es un
poco pervertido con Nico aquí?
Se rió suavemente y sacudió la cabeza. —Confía
en mí, haremos eso en el dormitorio, pero por ahora, al lugar donde te llevaré
es una sorpresa y no quiero que lo sepas hasta que lleguemos allí. —Sacó un
pañuelo negro y lo colocó sobre mis ojos.
—¿Estás bien?
—Excepto por estar increíblemente
caliente, sí.
La limusina se detuvo y Peter tomó mi
mano y me ayudó a salir. Se detuvo y me dijo que me quitara los zapatos. Mi
corazón latía a mil por hora de la emoción. Tan pronto como mis pies tocaron la
arena, me detuve y escuché las olas estrellándose contra la costa. Peter se
acercó y quitó la venta de mis ojos.
—Supongo que sabes donde estamos.
Me quedé allí; mis pies suaves por la
arena mientras miraba alrededor y me tomé con un dosel blanco, colocado en
medio de la playa.
—¿Estaremos sólo nosotros está noche? —pregunté.
Peter sonrió mientras me besaba
suavemente en la mejilla. —Sí, nena, alquilé toda la playa para nosotros.
Tomó mi mano y me dirigió hacia el dosel
blanco. En el interior había una mesa redonda cubierta de lino blanco, rosas
blancas y dos sillas cubiertas de tela blanca. Me quedé sin palabras ante la belleza
de todo. La mejor parte era que el sol iba a aparecer pronto y nosotros
estaríamos allí para verlo.
—¿Peter, cómo y cuándo hiciste todo
esto?
—¿Te gusta?
—Me encanta, es increíble.
—La cena llegará pronto, así que pensé
que podríamos caminar por la orilla.
Tomó mi mano mientras caminábamos por la
orilla de la costa; el agua golpeando en nuestros pies. Se detuvo y señaló el
cielo. —Mira el sol comenzar a ocultarse. —Sentí una inmensa sensación de paz y
confort en ese momento. Peter tomó mis manos y las sostuvo cuando se enfrentó a
mí y después tomó una respiración profunda.
—Lali, desde el momento en que te vi
supe instantáneamente que te necesitaba en mi vida y me aseguré de que así
fuera. Me llamaste un acosador y tenías razón, te acosé, pero por una buena
razón.
Sonreí para que él continuara. —Eres
diferente de cualquier persona que yo haya conocido. Eres fuerte, amable, de
buen corazón, bondadosa y encantadora. Y también eres una terca, demasiado
inteligente para tu bien y muy independiente, todo eso amo en ti. Ciertamente,
no te has interesado en mi dinero desde que nos conocimos. Me has desafiado y
me has hecho un mejor hombre del que pensé que podría ser. Me has enseñado
cosas que nunca habría considerado si no estuvieras en mi vida. Has llenado un
vacío en mi corazón que ni siquiera sabía que existía hasta que estuviste a mi
lado. —Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. —Era un simple hombre
sin objetivos hasta que te conocí, y me enorgullece quien me he convertido por
ti. Hemos atravesado un montón de cosas juntas y continuaremos atravesando más,
pero saldremos adelante juntos. Quiero agradecerte por convertirte en mi mejor
amiga y mi amante.
Repentinamente, se agachó en una rodilla
y sacó una pequeña caja aterciopelada de su bolsillo. Las lágrimas no dejaban
de deslizarse por mi rostro. —Quiero ser más que sólo tu amante, quiero ser tu
y vivieron felices para siempre, tu mejor amigo, tu esposo y quiero que seas mi
esposa; ¿Te casarías conmigo, Lali Esposito? —Abrió la caja y sacó el más hermoso
anillo que he visto antes.
Lo miré, llorando mientras sacudía la
cabeza. —Sí, Peter, quiero casarme contigo.
Puso el anillo en mi dedo y se levantó,
abrazándome y haciéndome girar. Nos
besamos apasionadamente y luego miramos el atardecer.
—Quise hacer esto aquí porque pensé que
te gustaría que tu mamá esté aquí con nosotros.
Fui conmovida de muchas maneras por este
hombre. Nos pusimos de pie y vimos la puesta de sol sobre las aguas del océano
envueltos alrededor del otro sin querer soltarnos.
Él me llevó de vuelta a la mesa mientras
cenamos y hablamos. —Vi la cinta que tu mamá hizo para ti, anoche cuando
regresamos del club y dormí en el sofá. Encendí el televisor y estaba
reproduciéndose. Eso tuvo que ser tan difícil de ver para ti.
—Al principio lo fue, pero luego fue
reconfortante al mismo tiempo. Fue increíble verla y me arrepiento de no haber
buscado el contenido de esa caja de seguridad antes.
Me quedé mirando mi anillo que con
gracia se asentaba en mi dedo. Era un diamante de 4 quilate de platino corte
princesa con pequeños diamantes bajando por la banda.
—Un hermoso anillo para una mujer
hermosa —sonrió. Se puso de pie y tomó mi mano y me llevó a una gran carpa
blanca que estaba llena de almohadas mullidas y mantas.
Una enorme sonrisa cruzó mi cara. —¿Sexo
en la playa?
Sacudió la cabeza. —Sí, sexo en la
playa.
Se acercó a mí y deslizó los tirantes
fuera de mis hombros permitiendo que todo mi vestido cayera a mis pies. Me
quedé allí en sólo mi ropa interior de encaje blanco mientras su lengua
recorría mi cuello y mi línea de la mandíbula antes de encontrar mi boca con la
suya.
—Quiero hacerte el amor toda la noche,
primero aquí y luego en todas las habitaciones de la casa. Cuando entres mañana
recordarás nuestra noche de pasión, una que quiero que nunca olvides.
Me preparé a mí misma para el sexo
caliente increíble que estaba a punto de ocurrir. Después de todo, ha pasado un
tiempo y lo anhelaba como al chocolate. Él me puso sobre la almohada blanda y me
observó mientras se quitaba la camisa y se quitaba los pantalones y el bóxer.
Cada vez que lo miro me sorprendo de cuan bendecido está este hombre en el departamento
de "bienes". Se inclinó y se puso de su lado apoyado en el codo
mientras suavemente acariciaba mis pechos, prestando especial atención a los pezones endurecidos
mientras los retorcía entre sus dedos.
Pasé mi mano por su pelo y lo atraje con
la cabeza más cerca para darle un beso. Nuestros labios se pusieron calientes
cuando nuestras lenguas se encontraron entre sí. Con delicadeza, movió su mano
hacia arriba y abajo de mi torso y en mi ropa interior de encaje sintiendo mi
humedad y mi dolor por él.
—Cristo estás tan húmeda —se quejó. Sus
labios se separaron de los míos mientras besaba cada pecho, haciendo su camino
hasta mi ombligo y besándome suavemente en el interior de mis muslos. Insertó
suavemente un dedo en mí y sintiendo la humedad antes de insertar otro. Di un
grito ahogado ante el placer y arqueé la espalda para que vaya más profundo.
Su lengua corrió en círculos alrededor
de mi área hinchada obligándome a liberar mi placer para él. Rápidamente colocó
su boca, donde sus dedos habían estado, chupando suavemente y lamiendo cada
área sensible. Mi corazón latía rápidamente mientras sus movimientos eróticos chamuscaban
mi piel. Llevó su boca hasta la mía dándome una muestra de lo mucho que me
amaba. Me incliné y lo tomé en mi mano, acariciando su longitud con movimientos
largos y suaves. Los gemidos provenían de la parte posterior de esta garganta
mientras su boca lamía ligeramente detrás de mi oreja.
—Peter te necesito dentro de mí ahora,
por favor, necesito sentirte. —Gimió y antes de darme cuenta, yo estaba
acostada sobre mi estómago mientras él entraba en mí lentamente por detrás.
—¿Así es como me quieres? —preguntó.
—Sí —le susurré.
Se enderezó y se movió con soltura
dentro y fuera de mí. Extendió sus manos alrededor y agarró mis pechos,
apretándolos y pellizcando en cada pezón antes de mover la mano hacia abajo y
frotar mi lugar dolorido.
—No te vengas todavía bebé, necesito que
te vengas conmigo.
—¡Más duro Peter, fóllame más duro, en
este momento! —exigí.
Generalmente no usaba ese vocabulario,
pero algo dentro de mí se rompió y lo quería duro y rápido. Tomó una
respiración brusca mientras se movía más rápido dentro y fuera de mí. Él me
estaba llevando al orgasmo rápidamente mientras gritaba su nombre y ambos
sentimos la liberación del otro. —Joder —dijo mientras se empujaba a sí mismo
más en mí liberando todo su placer en mi cuerpo. Procedió a besar arriba y
hacia abajo mi espalda antes de derrumbarse sobre mí. Podía sentir su corazón latiendo
rápidamente mientras trataba de recuperar el aliento. Envolví mis brazos alrededor
de su cuello y le acaricié el pelo.
—Te amo —le susurré.
—Te amo Lali.
Pasamos un par de horas más en la
tienda, bebiendo vino y hablando.
Entonces, como había prometido, hicimos el amor en cada habitación de vuelta en mi apartamento.
Bsskaosnajja amar tu novela SIEMPREEEE
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarASDFGHJKL
ResponderEliminarJJAJAJ SEGUILA
Ayyy nah lo. Cursis y tiernos que son los amo!!!
ResponderEliminarAy dios linda la playa fue lo. Mejor que hizo Peter!!!
Me mata Peter con sus sorpresitas.
ResponderEliminar