sábado, 2 de agosto de 2014

Capitulo 42




Pasamos los siguientes días en la cama. —La navidad es la siguiente semana y quiero llevarte a comprar un árbol.

Lo miré e hice un puchero. —¿Significa que tenemos que salir de la cama?

Peter sonrió. —Tenemos que hacerlo, pero prometo que no nos iremos por mucho tiempo —Tomó mi mano y me dirigió dentro de la regadera.

Pasamos el día escogiendo el árbol de navidad perfecto. Peter hizo los arreglos para que nos lo entregaran mientras compramos las luces y adornos. Decoramos el árbol mientras bebíamos vino y comíamos comida chica. Hicimos el amor al lado del árbol con las brillantes luces en cascadas a nuestro alrededor y nos recostamos envueltos sobre una manta.

—Mi madre quiere que vayas para navidad —dijo mientras corría su dedo de arriba abajo en mi brazo.

—Me encantaría; echo de menos a tu familia.

—Hablé con Candela y si estás de acuerdo, pasamos la nochebuena con ella y Agus y luego el día de navidad con mis padres, ¿A menos que tengas otros planes?

—Suena perfecto para mí y no me gustaría estar en otro lugar.

Era la víspera de navidad y nos dirigíamos de regreso a Nueva York a la siguiente mañana. Salí de la cama y comencé a preparar el café. Peter salió de la habitación con la mano detrás de su espalda.

—¿Qué está ocultado, señor Lanzani?

Sonrió y me dio un beso en los labios. —Es un regalo para ti —Me entregó una hermosa caja blanca con un lazo de satén rosa. Lo abrí y saqué un hermoso vestido blanco de tirantes.

—Oh, Peter, es hermoso —sonreí mientras lo coloqué sobre mí.

—Quiero que lo uses está noche para la cena.

Ladeé mi cabeza. —¿Me llevarás a cenar?

—¿No lo hago siempre? Pero esta noche será la última cena en California, así que quiero hacer algo especial.

Bajé el vestido y envolví mis brazos alrededor de su cuello. —Gracias, me encantó. —No pasó mucho tiempo antes de que él me levantara y me llevara a la habitación para nuestra rutina sexual mañanera. Cuando salimos por la puerta, ya había una limusina esperándonos.

—¿Una limo? Cuanta clase, señor Lanzani.

Sonrió y abrió la puerta. Me deslicé dentro y jadeé al mirar al conductor. —¿Nico, que estás haciendo aquí?

Se giró y me miró con una sonrisa. —Es bueno verte, Lali.

Peter se deslizó a mi lado y cerró la puerta. —¿Por qué Nico vino a California? —Peter se limitó a sonreír.

—Tengo que vendarte los ojos.

Lo miré y sonreí. —¿No crees que es un poco pervertido con Nico aquí?

Se rió suavemente y sacudió la cabeza. —Confía en mí, haremos eso en el dormitorio, pero por ahora, al lugar donde te llevaré es una sorpresa y no quiero que lo sepas hasta que lleguemos allí. —Sacó un pañuelo negro y lo colocó sobre mis ojos.

—¿Estás bien?

—Excepto por estar increíblemente caliente, sí.

La limusina se detuvo y Peter tomó mi mano y me ayudó a salir. Se detuvo y me dijo que me quitara los zapatos. Mi corazón latía a mil por hora de la emoción. Tan pronto como mis pies tocaron la arena, me detuve y escuché las olas estrellándose contra la costa. Peter se acercó y quitó la venta de mis ojos.

—Supongo que sabes donde estamos.

Me quedé allí; mis pies suaves por la arena mientras miraba alrededor y me tomé con un dosel blanco, colocado en medio de la playa.

—¿Estaremos sólo nosotros está noche? —pregunté.

Peter sonrió mientras me besaba suavemente en la mejilla. —Sí, nena, alquilé toda la playa para nosotros.

Tomó mi mano y me dirigió hacia el dosel blanco. En el interior había una mesa redonda cubierta de lino blanco, rosas blancas y dos sillas cubiertas de tela blanca. Me quedé sin palabras ante la belleza de todo. La mejor parte era que el sol iba a aparecer pronto y nosotros estaríamos allí para verlo.

—¿Peter, cómo y cuándo hiciste todo esto?

—¿Te gusta?

—Me encanta, es increíble.

—La cena llegará pronto, así que pensé que podríamos caminar por la orilla.

Tomó mi mano mientras caminábamos por la orilla de la costa; el agua golpeando en nuestros pies. Se detuvo y señaló el cielo. —Mira el sol comenzar a ocultarse. —Sentí una inmensa sensación de paz y confort en ese momento. Peter tomó mis manos y las sostuvo cuando se enfrentó a mí y después tomó una respiración profunda.

—Lali, desde el momento en que te vi supe instantáneamente que te necesitaba en mi vida y me aseguré de que así fuera. Me llamaste un acosador y tenías razón, te acosé, pero por una buena razón.

Sonreí para que él continuara. —Eres diferente de cualquier persona que yo haya conocido. Eres fuerte, amable, de buen corazón, bondadosa y encantadora. Y también eres una terca, demasiado inteligente para tu bien y muy independiente, todo eso amo en ti. Ciertamente, no te has interesado en mi dinero desde que nos conocimos. Me has desafiado y me has hecho un mejor hombre del que pensé que podría ser. Me has enseñado cosas que nunca habría considerado si no estuvieras en mi vida. Has llenado un vacío en mi corazón que ni siquiera sabía que existía hasta que estuviste a mi lado. —Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. —Era un simple hombre sin objetivos hasta que te conocí, y me enorgullece quien me he convertido por ti. Hemos atravesado un montón de cosas juntas y continuaremos atravesando más, pero saldremos adelante juntos. Quiero agradecerte por convertirte en mi mejor amiga y mi amante.

Repentinamente, se agachó en una rodilla y sacó una pequeña caja aterciopelada de su bolsillo. Las lágrimas no dejaban de deslizarse por mi rostro. —Quiero ser más que sólo tu amante, quiero ser tu y vivieron felices para siempre, tu mejor amigo, tu esposo y quiero que seas mi esposa; ¿Te casarías conmigo, Lali Esposito? —Abrió la caja y sacó el más hermoso anillo que he visto antes.

Lo miré, llorando mientras sacudía la cabeza. —Sí, Peter, quiero casarme contigo.

Puso el anillo en mi dedo y se levantó, abrazándome y haciéndome girar. Nos besamos apasionadamente y luego miramos el atardecer.

—Quise hacer esto aquí porque pensé que te gustaría que tu mamá esté aquí con nosotros.

Fui conmovida de muchas maneras por este hombre. Nos pusimos de pie y vimos la puesta de sol sobre las aguas del océano envueltos alrededor del otro sin querer soltarnos.

Él me llevó de vuelta a la mesa mientras cenamos y hablamos. —Vi la cinta que tu mamá hizo para ti, anoche cuando regresamos del club y dormí en el sofá. Encendí el televisor y estaba reproduciéndose. Eso tuvo que ser tan difícil de ver para ti.

—Al principio lo fue, pero luego fue reconfortante al mismo tiempo. Fue increíble verla y me arrepiento de no haber buscado el contenido de esa caja de seguridad antes.

Me quedé mirando mi anillo que con gracia se asentaba en mi dedo. Era un diamante de 4 quilate de platino corte princesa con pequeños diamantes bajando por la banda.

—Un hermoso anillo para una mujer hermosa —sonrió. Se puso de pie y tomó mi mano y me llevó a una gran carpa blanca que estaba llena de almohadas mullidas y mantas.

Una enorme sonrisa cruzó mi cara. —¿Sexo en la playa?

Sacudió la cabeza. —Sí, sexo en la playa.

Se acercó a mí y deslizó los tirantes fuera de mis hombros permitiendo que todo mi vestido cayera a mis pies. Me quedé allí en sólo mi ropa interior de encaje blanco mientras su lengua recorría mi cuello y mi línea de la mandíbula antes de encontrar mi boca con la suya.

—Quiero hacerte el amor toda la noche, primero aquí y luego en todas las habitaciones de la casa. Cuando entres mañana recordarás nuestra noche de pasión, una que quiero que nunca olvides.

Me preparé a mí misma para el sexo caliente increíble que estaba a punto de ocurrir. Después de todo, ha pasado un tiempo y lo anhelaba como al chocolate. Él me puso sobre la almohada blanda y me observó mientras se quitaba la camisa y se quitaba los pantalones y el bóxer. Cada vez que lo miro me sorprendo de cuan bendecido está este hombre en el departamento de "bienes". Se inclinó y se puso de su lado apoyado en el codo mientras suavemente acariciaba mis pechos, prestando especial atención a los pezones endurecidos mientras los retorcía entre sus dedos.

Pasé mi mano por su pelo y lo atraje con la cabeza más cerca para darle un beso. Nuestros labios se pusieron calientes cuando nuestras lenguas se encontraron entre sí. Con delicadeza, movió su mano hacia arriba y abajo de mi torso y en mi ropa interior de encaje sintiendo mi humedad y mi dolor por él.

—Cristo estás tan húmeda —se quejó. Sus labios se separaron de los míos mientras besaba cada pecho, haciendo su camino hasta mi ombligo y besándome suavemente en el interior de mis muslos. Insertó suavemente un dedo en mí y sintiendo la humedad antes de insertar otro. Di un grito ahogado ante el placer y arqueé la espalda para que vaya más profundo.

Su lengua corrió en círculos alrededor de mi área hinchada obligándome a liberar mi placer para él. Rápidamente colocó su boca, donde sus dedos habían estado, chupando suavemente y lamiendo cada área sensible. Mi corazón latía rápidamente mientras sus movimientos eróticos chamuscaban mi piel. Llevó su boca hasta la mía dándome una muestra de lo mucho que me amaba. Me incliné y lo tomé en mi mano, acariciando su longitud con movimientos largos y suaves. Los gemidos provenían de la parte posterior de esta garganta mientras su boca lamía ligeramente detrás de mi oreja.

—Peter te necesito dentro de mí ahora, por favor, necesito sentirte. —Gimió y antes de darme cuenta, yo estaba acostada sobre mi estómago mientras él entraba en mí lentamente por detrás.

—¿Así es como me quieres? —preguntó.

—Sí —le susurré.

Se enderezó y se movió con soltura dentro y fuera de mí. Extendió sus manos alrededor y agarró mis pechos, apretándolos y pellizcando en cada pezón antes de mover la mano hacia abajo y frotar mi lugar dolorido.

—No te vengas todavía bebé, necesito que te vengas conmigo.

—¡Más duro Peter, fóllame más duro, en este momento! —exigí.

Generalmente no usaba ese vocabulario, pero algo dentro de mí se rompió y lo quería duro y rápido. Tomó una respiración brusca mientras se movía más rápido dentro y fuera de mí. Él me estaba llevando al orgasmo rápidamente mientras gritaba su nombre y ambos sentimos la liberación del otro. —Joder —dijo mientras se empujaba a sí mismo más en mí liberando todo su placer en mi cuerpo. Procedió a besar arriba y hacia abajo mi espalda antes de derrumbarse sobre mí. Podía sentir su corazón latiendo rápidamente mientras trataba de recuperar el aliento. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y le acaricié el pelo.

—Te amo —le susurré.

—Te amo Lali.


Pasamos un par de horas más en la tienda, bebiendo vino y hablando. Entonces, como había prometido, hicimos el amor en cada habitación de vuelta en mi apartamento.

5 comentarios:

  1. Bsskaosnajja amar tu novela SIEMPREEEE

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  2. +++++++++++++++++++++++++++++++++

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  3. ASDFGHJKL
    JJAJAJ SEGUILA

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  4. Ayyy nah lo. Cursis y tiernos que son los amo!!!
    Ay dios linda la playa fue lo. Mejor que hizo Peter!!!

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  5. Me mata Peter con sus sorpresitas.

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