PETER
Seis años
antes…
Acaricio su espalda tranquilizadoramente. —Dos minutos más —le
digo.
Asiente, pero mantiene la cara presionada en las palmas de sus
manos. No quiere mirarme.
No le digo que de hecho no necesitamos esos dos minutos. No le
digo que los resultados ya están ahí, claros como el día.
Aun no le digo a Martina que está embarazada, porque aún le quedan
dos minutos de esperanza.
Continúo acariciando su espalda. Cuando el tiempo se acaba, no se
mueve. No se gira para ver los resultados. Agacho la cabeza al lado de la suya
hasta que mi boca está en su oído.
—Lo siento, Martina —susurro—. Lo siento mucho.
Estalla en llanto.
Mi corazón se rompe con el sonido.
Esto es mi culpa. Esto es toda mi culpa.
La única cosa en la que puedo pensar ahora es encontrar como
retractarme de eso.
Me giro hacia ella y envuelvo los brazos a su alrededor. —Les diré
que no nos sentimos bien y que no puedes ir a la escuela hoy. Yo quiero que te
quedes aquí hasta que regrese.
Ni siquiera asiente. Continúa llorando, así que la cargo y la
llevo a la cama. Regreso al baño y empaco la prueba, luego la escondo debajo
del lavabo hasta atrás. Entro a mi cuarto y me cambio la ropa.
Me voy.
Me voy la mayor parte del día.
Estoy retractándome.
Cuando finalmente aparco en nuestra casa, sigo teniendo por lo
menos una hora antes de que mi padre y Lisa lleguen. Agarro todo lo que está en
el asiento delantero y entro para revisarla. Dejé mi teléfono atrás en mi
carrera esta mañana, así que no he tenido forma de contactarla para nada, y
estaría mintiendo si dijera que no mataba.
Entro.
Voy a su puerta.
Intento abrirla, pero está bloqueada.
Toco.
—¿Martina?
Escucho movimientos. Algo se estrella contra la puerta, y salto
hacia atrás. Cuando me doy cuenta de que sucede, camino hacia adelante otra vez
y golpeo la puerta. —¡Martina! —grito, frenético—. ¡Abre la puerta!
La escucho llorar. —¡Vete!
Retrocedo dos paso, luego me lanzo hacia adelante, estrellando mi
hombro en la puerta tan fuerte como puedo. La puerta se abre y me apresuro
dentro. Martina está enrollada en la cabecera, llorando en sus manos. La
alcanzo.
Me empuja lejos.
Vuelvo a ella.
Me da una bofetada, luego sale de la cama. Se pone de pie,
empujándome, golpeando sus palmas contra mi pecho. —¡Te odio! —grita a través
de sus lágrimas. Agarro sus manos y trato de calmarla.
La enoja más—. ¡Solo vete! —grita—. ¡Si no quieres tener nada que
ver conmigo, solo vete!
Sus palabras me detienen.
—Martina, detente —ruego—. Estoy aquí. No voy a ir a ningún lado.
Sus lágrimas son más ahora. Me grita. Dice que la dejé. La puse en
la cama esta mañana y la dejé por que no podía manejarlo. Estaba decepcionado
de ella.
Te amo, Martina. Más de lo que me amo a mi mismo.
—Nena, no —digo, atrayéndola hacia mí—. No te dejé. Te dije que regresaría.
Odio que no entienda porque me marché hoy.
Odio no habérselo explicado.
La llevo de nuevo a la cama, y la posiciono recargada en la cabecera.
—Martina —digo, tocando su mejilla manchada de lágrimas—. No estoy decepcionado
de ti —digo—. Ni un poco. Estoy decepcionado de mí mismo. Así que quiero hacer
todo lo posible para que esto funcione para ti. Para nosotros. Eso es lo que he estado haciendo hoy. He
estado tratando de encontrar una manera para hacer esto mejor para nosotros.
Me levanto y agarro las carpetas, esparciéndolas en la cama, mostrándole todo. Le muestro los
folletos de la vivienda familiar que tomé del campus. Le muestro los
formularios que tenemos que llenar para la guardería gratis del campus. Le
muestro los folletos de ayuda financiera y las clases de noche y el examen de curso
en línea y la lista de asesores académicos y como todo se coordinará con mi
horario de clases de vuelo. Todas las posibilidades se abren delante de ella, y
quiero que vea que a pesar de que no queríamos esto, a pesar de que no lo
habíamos planeado... podemos hacer esto.
—Sé que será mucho más difícil con un bebé, Martina. Sé eso.
Pero no es imposible.
Se queda mirando todo lo que puse frente a ella. La miro en
silencio hasta que sus hombros se empiezan a sacudir y cubre su boca con su
mano. Encuentra mi mirada mientras enormes lágrimas caen de sus ojos. Se
arrastra hacia adelante y arroja los brazos en mi cuello.
Me dice que me ama.
Me amas tanto, Martina.
Me besa una y otra vez.
—Superaremos esto, Peter —susurra en mi oído.
Asiento y la abrazo de vuelta. —Superaremos
esto, Martina
maaaaaaaaaassssssssssssss
ResponderEliminarAhhhhhh
ResponderEliminarNo se si lo dije antes pero estos cap de 6 años atrás me cuestan leerlos
está embarazada?!!!!!!
La PUTA MADRE!!
Que pasará ?!
Y sus papas?!
Algo malo tiene que pasar para el Peter de hoy
K pasará con ellos ,y la reacción d sus padre
ResponderEliminarLPM!!!
ResponderEliminarMALDITA MARTINA !!!! JAJAJA
SEGUILA