PETER
Esas
malditas vacas vinieron corriendo cuando aparecí con el pasto. En realidad,
sabían que era hora de comer y que yo tenía la mercancía. También era difícil
hacer que esas hijas de puta marcharan como me gustaría, iban a pisotearme.
Secándome la frente con la toalla que Carlos me había dejado esta mañana
diciendo que la iba a necesitar muy pronto, me senté en la puerta trasera del
camión y cogí el termo de agua helada que también me había traído. Casi se me
acababa. Tenía que estar por lo menos a treinta y cinco grados, y ni siquiera
era la hora del almuerzo. Había estado esperando a que esa pequeña rubia con
botas apareciera y me diera una breve distracción. Parecía del tipo fácil. De
la especie de sin ataduras. Necesitaba algo para desahogarme. Especialmente si
iba a tener que ver a Lali Esposito pavonearse en un bikini y diminutos
pantalones cortos todo el maldito día, recordándome que se encontraba fuera de
mis límites.
Lali no era
la primera chica que había tenido que negarme a mí mismo. Me negué a tocar a Cande
pero por diferentes razones. Era mi mejor amiga. La respetaba. Quería saber que
cuando avanzáramos a una relación, la cual incluyera sexo, que sería mi única.
Eso nunca sucedió. Honestamente, dudaba que alguna vez hubiera ocurrido.
Incluso si Agus no hubiera llegado. Solo que yo no era un chico de una sola
mujer.
La
diferencia con Lali era que la única razón por la que no la estaba tocando era
porque su padre me colgaría de los huevos, luego me quemaría el trasero y
podría darle un beso de despedida a mi beca. Bueno, eso y a la chica no parecía
que yo le agradara mucho. Pero quería una probadita de ella. Demasiado. Realmente demasiado. Tenía un
temperamento tan caliente que sería divertido ver cómo era durante el sexo.
Sacudiendo mi cabeza, me levanté y cogí mi toalla para meterla en el bolsillo
trasero. Preguntándome si incluso estaría pensando en ella si no estuviera tan
fuera de los limites. El conjunto “querer lo que no se puede tener” era algo
que siempre me fastidiaba endemoniadamente.
—¿Estás listo para ir por algunas pacas de heno?
—preguntó Vico mientras caminaba al lado del camión.
—En realidad
no, pero no creo que tenga elección —respondí con una sonrisa.
Era un buen
tipo. Lali probablemente no salía con él porque era condenadamente bueno para
alguien como ella. Necesitaba una mano fuerte. Alguien que no pudiera
atropellar. ¡Alguien que no tenga miedo a nalguear su trasero y pararla! Tuve que dejar de
pensar en ella. Era el juguete de “no tocar”.
—No
es tan malo. Además, siempre podemos ir a saltar al lago y refrescarnos. Es lo
único que hacer durante todo el día con este calor.
Había
visto el lago ayer cuando Carlos me había llevado en su camión para mostrarme
la propiedad. El lago era artificial y corría a lo largo detrás de tres propiedades.
La de los Martinez, que eran los padres de Vico, esta y la de los Blevin. La
familia de la pequeña y caliente Natie Pérez, podría pensar en algunas
divertidas actividades con las que ella y yo podríamos entretenernos en ese
lago.
—Estoy
sin agua. Necesito más antes de que nos vayamos.
Vico
miró a la casa luego a mí. —¿Te importa si yo voy a buscarla por ti?
Podía
oír el tono de disculpa en su voz. Eso fue raro. ¿Le apenaba que a su chica yo
no le agradara? La mayoría de los chicos estarían encantados.
—No,
en absoluto. Estoy seguro de que Lali prefiere que tú vayas.
Vico
suspiró. —Sí, lo haría.
La
gente de estas regiones era rara y extrañamente amable, pensé que había
manejado a Lali bien ayer por la tarde en la cocina. Vico rió y me sacó de mis
pensamientos sobre Lali. —Parece que tienes compañía, de todos modos.
Natie
Lynn se pavoneaba hacia nosotros con otra ajustada camiseta. Esta era de color
rosa. Rosa pálido. Y la chica no tenía sujetador. Guau. No andaba con juegos.
Sí, Natie Pérez y yo nos llevaríamos bien.
—Voy
a regresar dentro de poco —dijo Vico antes de dirigirse hacia la casa.
Natie
Pérez se detuvo frente a mí y ladeó su cadera hacia un lado colocando sus manos
en los bolsillos traseros de sus shorts de jean cortados. Esa postura hizo que
sus tetas sobresalieran y la marca de sus pezones estaba ahí para mi placer
visual.
—Entonces,
¿tendrás descanso en cualquier momento? —preguntó, mirándome con una sonrisa de
“cógeme ahora” en su rostro. Era verdaderamente una maldita tentación. Podría tener
esos pequeños pantalones cortos ajustados fuera y a ella inclinada sobre mi
cama en poco tiempo. Pero algo me detenía. Tal vez era la forma inocente de sus
rizos rubios cayendo sobre sus grandes ojos marrones o tal vez era algo más que
moral. Tal vez era el hecho de que sería más difícil deshacerme de ella aquí en
el campo una vez que hubiera terminado con ella.
—Iré por
pacas de heno. Vico fue a conseguir un poco de agua —expliqué, asegurándome de
que entendiera lo decepcionado que me sentía por no poder ver esas pequeñas
tetas turgentes desnudas.
—Oh… bueno,
¿tal vez esta noche te gustaría venir al lago? Haré una fogata e invitaré a
unos pocos amigos. Mis padres estarán fuera de la ciudad… —Su voz se fue
apagando. No obtener algo de alivio sexual de este bonito y pequeño ejemplar
iba a ser difícil. Pero no iba a rechazar su oferta de tener un plan esta
noche. Ya estaba aburrido hasta el cansancio.
—Necesito de
una buena cerveza fría. ¿Alguna posibilidad de que estén disponibles? —le pregunté.
Natie
asintió y mordió su labio inferior de manera juguetona. Sí, ella esperaba más
esta noche. Tal vez solo debía tener a una mujer en mis brazos por un rato.
Nada de sexo, solo algo de diversión. Joder, necesitaba algo.
Comprobé
para ver si Lali o su padre se encontraban cerca o podrían vernos antes de
cerrar la poca distancia que Natie Pérez había dejado entre nosotros.
—Suena como
una buena oferta —Bajé la voz y puse una mano en su cadera.
Su boca hizo
una pequeña y redonda O mientras la jalaba contra mí—. ¿Crees que es posible
que te sientes en mi regazo mientras me bebo esa cerveza?
Su
respiración se fue acelerando y las tetas que quería que yo notara se
balanceaban contra mi pecho. Deslicé mi mano por sus costillas hasta que mi
pulgar rozó la parte inferior de su suave pesado pecho. Sí, eso era agradable.
Necesitaba jodidamente relajarme. Se las arregló para asentir mientras me
miraba. Sus ojos castaños eran bonitos, pero no lo suficiente para que yo
aguante a una mujer pegajosa el resto del verano. Ese recuerdo me hizo resbalar
mi mano y dar un paso atrás.
—Te veré
esta noche, entonces —contesté, repentinamente agradecido de que Vico se
dirigía hacia nosotros.
—Está bien
—suspiró y me dedicó una última sonrisa antes de girar y correr hacia la casa.
Mierda. Me pregunté si iba a decirle a Lali acerca de esto.
No
había hecho nada malo. Quizás Lali no iría corriendo con su padre para decirle
que andaba jugando con las tetas de Natie Pérez. Pero de alguna manera… en
serio lo dudaba.
LALI
Mi cara se
sentía caliente. Me alejé de la ventana del baño y cerré los ojos con fuerza.
Cuando había visto a Natie pavonearse hasta Peter debí haberme dejado de lavar
las manos y apartarme de la ventana. No. Cuando me di cuenta de que Peter
estaba sin camisa y vertiendo lo último de su agua sobre su pecho desnudo debí
haber dejado de mirar. Sin embargo, no lo había hecho. No pude. Había sido
fascinante. Nunca había visto un pecho o unos brazos como los suyos. Eran tan…
tan… tan esculpidos y musculosos. Me abaniqué el rostro contenta de haber
tenido un momento para recuperarme antes de que Natie me encontrara aquí.
Natie había
estado muy cerca de ese pecho desnudo. Esas grandes manos curtidas habían
tocado su cintura y por lo que pude ver habían tocado un poco más que eso. Me
sorprendía que Natie no se hubiera desplomado en el suelo. ¡La chica no tenía
ni siquiera un sujetador! ¿No tenía vergüenza? Me dividía entre el asco y los
celos. Sí, bien podría admitirlo. Sentía celos. El tipo era espléndido y Natie
era libre para disfrutar de lo espléndido que era.
Estaba
celosa de eso. Porque sabía que yo no lo era. Yo nunca sería libre.
Incluso si
mi padre aprobará a alguien como Peter, yo nunca podría seguir adelante con
alguien que no llenara los zapatos de Pablo. Pablo querría que siguiera
adelante y no estaba segura de poder hacerlo. Si lo hacía… Si alguna vez lo
intentaba—tendría que ser con un chico que Pablo aprobaría. Peter Lanzani nunca
sería ese tipo.
—¡LALI!
¿DÓNDE ESTÁS? —gritó la voz de Natie Pérez por el pasillo mientras se acercaba
a la puerta del baño que sabía iba a golpear en cualquier momento. Tomando una
respiración profunda me limpié las manos en la toalla y abrí la puerta.
Natie sólo
se había detenido frente a la puerta y tenía su puño listo para golpear.
—¡Ahí estás!
¡Oh Dios mío, Lali! Creo que besaré a Mack la próxima vez que lo vea. Juro que
mi cuerpo nunca ha estado tan loco por un chico nunca. Peter me hace sentir
como si acabara de tener el mejor orgasmo del mundo cuando no ha hecho nada más
que sonreírme con esos deliciosos labios suyos. QUERIDO SEÑOR, TEN PIEDAD su
pulgar tocó mi teta y estoy más que segura que tuve un orgasmo allí mismo en tu
patio. —Natie empujó más allá de mí, cerró la tapa del inodoro, se dejó caer
sobre ella y comenzó a abanicarse—. Iré con todo y lo haré con él esta noche.
No me importa que apenas lo conozco. ¡Quiero a ese chico desnudo! ¿Lo has visto
por ahí sin camisa?
Sí, lo he
visto.
—No tengas sexo con él, Natie. Probablemente tiene
alguna enfermedad. Estará follándote hoy y pasando a otra persona mañana. No le
des esa parte de ti.
Pero
seguramente me iba a morir de la envidia al escucharla revivirlo una y otra
vez.
Natie Pérez
rodó los ojos. —Bueno, Lali. Él no tiene una ETS. Eso es una tontería. No es
como si follara con prostitutas. El chico puede escoger y elegir. Además, me
aseguraré de que usemos un condón. De todos modos, ¿a quién más va a pasar?
Está atascado aquí todo el verano. Aparte de ti y de mí, nadie más viene por
aquí para que pase a otra.
Pensé en las
chicas que estarían en la fiesta del lago esta noche y me pregunté si eso nunca
habría pasado por su cabeza.
—Deedee y
Farrah vienen esta noche, ¿no? —Le pregunté, apoyando una cadera contra el
fregadero.
Natie
frunció el ceño por un momento y luego levantó la mirada para encontrarse con
la mía. —Deedee volvió con Brett y Farrah está saliendo con Hayden Morris,
sabes que el chico fue mariscal de campo en Sea Breeze en nuestros años junior
y sénior. Pablo lo superó en la final del campeonato y nos… —Se fue apagando,
como siempre lo hacía cuando mencionaba el nombre de Pablo. Era como si tuviera
miedo de que me echara a llorar y me cayera al suelo. No podía culparla. Había
sido así durante más de ocho meses después de que Pablo fuera asesinado. Aparte
de Vico, me había cerrado a todos los demás durante esos meses. Natie había
estado en la universidad la mayor parte de ese tiempo por lo que no había sido
tan difícil esconderse de todo el mundo. Vico había abandonado ese semestre y
yo había estado tan envuelta en el dolor que no había pensado en cómo mi dolor
lo afectaba.
Cuando había
oído a mi padre hablar con Vico una noche después de que él pensó que yo me
había ido a la cama, comprendí lo que estaba haciendo con él. Papá le había
dicho que tenía que volver a la escuela ese otoño. No podía quedarse aquí
conmigo para siempre. Vico se había negado a dejarme.
Había hecho
todo lo que pude para demostrarle que estoy mejor. Que podría hacerlo sin él.
Al final había sido inútil. Se había matriculado en una universidad local y
viajaba diariamente. Por el semestre de invierno me había inscrito también.
Viajábamos juntos. Había funcionado.
Ese fue
nuestro último verano. Las cosas cambiaban. Vico quería ir a La Universidad
Estatal de Lousiana. Tenía familia en Louisiana y quería conseguir un
apartamento con su primo. No tenía idea de que yo sabía todo esto. Pero lo
hacía. Yo hacía todo lo posible para demostrarle que podía decirme sus planes.
Estaría bien. Ya era hora de que viviera su vida y dejara de sostener mi mano.
—No fue mi intención… —La voz de Natie interrumpió
mis pensamientos y me di cuenta de que pensaba que mi silencio era debido a su
mención de Pablo.
Sonreí.
—Está bien decir su nombre. No quiero fingir que no existió. Puedo oír su
nombre ahora y no desmoronarme. Pablo fue la parte más importante de mi vida
durante dieciocho años. Me gusta recordar cosas sobre él —aseguré, extendiendo
mi mano para apretar su hombro.
—Fue
increíble ese juego. Nosotros éramos pronosticados los perdedores y él dominaba
ese campo. Mostró a todos los cazadores de talento que era el mariscal de campo
y que Hayden Morris no era tan bueno después de todo.
La sonrisa
de Natie era triste. —Sí, lo hizo, ¿verdad? ¿Por qué no tomó esa beca en
Carolina del Sur para el fútbol?
Mi pecho se
apretó. No estaba preparada para eso por el momento.
Sacudiendo
la cabeza, me incorporé en mi postura relajada. —Porque dijo que la vida era
algo más que fútbol. Quería que su vida significara algo más.
Eso
fue todo lo que podía manejar. Me di la vuelta y caminé hacia la puerta.
Necesitaba un momento. Volví a pensar en ese día, él había dejado el campo de
entrenamiento y yo había llorado a moco tendido rogándole que no se uniera al
ejército. Le había prometido que me iría a Carolina del Sur con él. No tendríamos
que estar separados y estaría a salvo. Lejos de armas y bombas.
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ResponderEliminar@x_ferreyra7
masdssssssssssss
ResponderEliminarme encantaaaaaaa es muy buena esta novelaaaaaaaaa
ResponderEliminarLali está muy atada a la memoria de Pablo!. Espero ella pueda superar pronto esa pérdida y abrir su corazón!
ResponderEliminarJenny
Lo siento por no leer los capítulos ates pero ya me puse al corriente con los capítulos, enserio solo un capitulo? Sube dos mínimo no? Pobre lali se ve que peter no la va a tener fácil pero ella siente celos así que ya es algo no
ResponderEliminarLali celosa ,y Natie k no se entera d nada
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