miércoles, 6 de agosto de 2014

Capitulo 3



PETER

Esas malditas vacas vinieron corriendo cuando aparecí con el pasto. En realidad, sabían que era hora de comer y que yo tenía la mercancía. También era difícil hacer que esas hijas de puta marcharan como me gustaría, iban a pisotearme. Secándome la frente con la toalla que Carlos me había dejado esta mañana diciendo que la iba a necesitar muy pronto, me senté en la puerta trasera del camión y cogí el termo de agua helada que también me había traído. Casi se me acababa. Tenía que estar por lo menos a treinta y cinco grados, y ni siquiera era la hora del almuerzo. Había estado esperando a que esa pequeña rubia con botas apareciera y me diera una breve distracción. Parecía del tipo fácil. De la especie de sin ataduras. Necesitaba algo para desahogarme. Especialmente si iba a tener que ver a Lali Esposito pavonearse en un bikini y diminutos pantalones cortos todo el maldito día, recordándome que se encontraba fuera de mis límites.

Lali no era la primera chica que había tenido que negarme a mí mismo. Me negué a tocar a Cande pero por diferentes razones. Era mi mejor amiga. La respetaba. Quería saber que cuando avanzáramos a una relación, la cual incluyera sexo, que sería mi única. Eso nunca sucedió. Honestamente, dudaba que alguna vez hubiera ocurrido. Incluso si Agus no hubiera llegado. Solo que yo no era un chico de una sola mujer.

La diferencia con Lali era que la única razón por la que no la estaba tocando era porque su padre me colgaría de los huevos, luego me quemaría el trasero y podría darle un beso de despedida a mi beca. Bueno, eso y a la chica no parecía que yo le agradara mucho. Pero quería una probadita de ella. Demasiado. Realmente demasiado. Tenía un temperamento tan caliente que sería divertido ver cómo era durante el sexo. Sacudiendo mi cabeza, me levanté y cogí mi toalla para meterla en el bolsillo trasero. Preguntándome si incluso estaría pensando en ella si no estuviera tan fuera de los limites. El conjunto “querer lo que no se puede tener” era algo que siempre me fastidiaba endemoniadamente.

—¿Estás listo para ir por algunas pacas de heno? —preguntó Vico mientras caminaba al lado del camión.

—En realidad no, pero no creo que tenga elección —respondí con una sonrisa.

Era un buen tipo. Lali probablemente no salía con él porque era condenadamente bueno para alguien como ella. Necesitaba una mano fuerte. Alguien que no pudiera atropellar. ¡Alguien que no tenga miedo a nalguear su trasero y pararla! Tuve que dejar de pensar en ella. Era el juguete de “no tocar”.

—No es tan malo. Además, siempre podemos ir a saltar al lago y refrescarnos. Es lo único que hacer durante todo el día con este calor.

Había visto el lago ayer cuando Carlos me había llevado en su camión para mostrarme la propiedad. El lago era artificial y corría a lo largo detrás de tres propiedades. La de los Martinez, que eran los padres de Vico, esta y la de los Blevin. La familia de la pequeña y caliente Natie Pérez, podría pensar en algunas divertidas actividades con las que ella y yo podríamos entretenernos en ese lago.

—Estoy sin agua. Necesito más antes de que nos vayamos.

Vico miró a la casa luego a mí. —¿Te importa si yo voy a buscarla por ti?

Podía oír el tono de disculpa en su voz. Eso fue raro. ¿Le apenaba que a su chica yo no le agradara? La mayoría de los chicos estarían encantados.

—No, en absoluto. Estoy seguro de que Lali prefiere que tú vayas.

Vico suspiró. —Sí, lo haría.

La gente de estas regiones era rara y extrañamente amable, pensé que había manejado a Lali bien ayer por la tarde en la cocina. Vico rió y me sacó de mis pensamientos sobre Lali. —Parece que tienes compañía, de todos modos.

Natie Lynn se pavoneaba hacia nosotros con otra ajustada camiseta. Esta era de color rosa. Rosa pálido. Y la chica no tenía sujetador. Guau. No andaba con juegos. Sí, Natie Pérez y yo nos llevaríamos bien.

—Voy a regresar dentro de poco —dijo Vico antes de dirigirse hacia la casa.

Natie Pérez se detuvo frente a mí y ladeó su cadera hacia un lado colocando sus manos en los bolsillos traseros de sus shorts de jean cortados. Esa postura hizo que sus tetas sobresalieran y la marca de sus pezones estaba ahí para mi placer visual.

—Entonces, ¿tendrás descanso en cualquier momento? —preguntó, mirándome con una sonrisa de “cógeme ahora” en su rostro. Era verdaderamente una maldita tentación. Podría tener esos pequeños pantalones cortos ajustados fuera y a ella inclinada sobre mi cama en poco tiempo. Pero algo me detenía. Tal vez era la forma inocente de sus rizos rubios cayendo sobre sus grandes ojos marrones o tal vez era algo más que moral. Tal vez era el hecho de que sería más difícil deshacerme de ella aquí en el campo una vez que hubiera terminado con ella.

—Iré por pacas de heno. Vico fue a conseguir un poco de agua —expliqué, asegurándome de que entendiera lo decepcionado que me sentía por no poder ver esas pequeñas tetas turgentes desnudas.

—Oh… bueno, ¿tal vez esta noche te gustaría venir al lago? Haré una fogata e invitaré a unos pocos amigos. Mis padres estarán fuera de la ciudad… —Su voz se fue apagando. No obtener algo de alivio sexual de este bonito y pequeño ejemplar iba a ser difícil. Pero no iba a rechazar su oferta de tener un plan esta noche. Ya estaba aburrido hasta el cansancio.

—Necesito de una buena cerveza fría. ¿Alguna posibilidad de que estén disponibles? —le pregunté.

Natie asintió y mordió su labio inferior de manera juguetona. Sí, ella esperaba más esta noche. Tal vez solo debía tener a una mujer en mis brazos por un rato. Nada de sexo, solo algo de diversión. Joder, necesitaba algo.

Comprobé para ver si Lali o su padre se encontraban cerca o podrían vernos antes de cerrar la poca distancia que Natie Pérez había dejado entre nosotros.

—Suena como una buena oferta —Bajé la voz y puse una mano en su cadera.

Su boca hizo una pequeña y redonda O mientras la jalaba contra mí—. ¿Crees que es posible que te sientes en mi regazo mientras me bebo esa cerveza?

Su respiración se fue acelerando y las tetas que quería que yo notara se balanceaban contra mi pecho. Deslicé mi mano por sus costillas hasta que mi pulgar rozó la parte inferior de su suave pesado pecho. Sí, eso era agradable. Necesitaba jodidamente relajarme. Se las arregló para asentir mientras me miraba. Sus ojos castaños eran bonitos, pero no lo suficiente para que yo aguante a una mujer pegajosa el resto del verano. Ese recuerdo me hizo resbalar mi mano y dar un paso atrás.

—Te veré esta noche, entonces —contesté, repentinamente agradecido de que Vico se dirigía hacia nosotros.

—Está bien —suspiró y me dedicó una última sonrisa antes de girar y correr hacia la casa. Mierda. Me pregunté si iba a decirle a Lali acerca de esto.

No había hecho nada malo. Quizás Lali no iría corriendo con su padre para decirle que andaba jugando con las tetas de Natie Pérez. Pero de alguna manera… en serio lo dudaba.

LALI

Mi cara se sentía caliente. Me alejé de la ventana del baño y cerré los ojos con fuerza. Cuando había visto a Natie pavonearse hasta Peter debí haberme dejado de lavar las manos y apartarme de la ventana. No. Cuando me di cuenta de que Peter estaba sin camisa y vertiendo lo último de su agua sobre su pecho desnudo debí haber dejado de mirar. Sin embargo, no lo había hecho. No pude. Había sido fascinante. Nunca había visto un pecho o unos brazos como los suyos. Eran tan… tan… tan esculpidos y musculosos. Me abaniqué el rostro contenta de haber tenido un momento para recuperarme antes de que Natie me encontrara aquí.

Natie había estado muy cerca de ese pecho desnudo. Esas grandes manos curtidas habían tocado su cintura y por lo que pude ver habían tocado un poco más que eso. Me sorprendía que Natie no se hubiera desplomado en el suelo. ¡La chica no tenía ni siquiera un sujetador! ¿No tenía vergüenza? Me dividía entre el asco y los celos. Sí, bien podría admitirlo. Sentía celos. El tipo era espléndido y Natie era libre para disfrutar de lo espléndido que era.

Estaba celosa de eso. Porque sabía que yo no lo era. Yo nunca sería libre.

Incluso si mi padre aprobará a alguien como Peter, yo nunca podría seguir adelante con alguien que no llenara los zapatos de Pablo. Pablo querría que siguiera adelante y no estaba segura de poder hacerlo. Si lo hacía… Si alguna vez lo intentaba—tendría que ser con un chico que Pablo aprobaría. Peter Lanzani nunca sería ese tipo.

—¡LALI! ¿DÓNDE ESTÁS? —gritó la voz de Natie Pérez por el pasillo mientras se acercaba a la puerta del baño que sabía iba a golpear en cualquier momento. Tomando una respiración profunda me limpié las manos en la toalla y abrí la puerta.

Natie sólo se había detenido frente a la puerta y tenía su puño listo para golpear.

—¡Ahí estás! ¡Oh Dios mío, Lali! Creo que besaré a Mack la próxima vez que lo vea. Juro que mi cuerpo nunca ha estado tan loco por un chico nunca. Peter me hace sentir como si acabara de tener el mejor orgasmo del mundo cuando no ha hecho nada más que sonreírme con esos deliciosos labios suyos. QUERIDO SEÑOR, TEN PIEDAD su pulgar tocó mi teta y estoy más que segura que tuve un orgasmo allí mismo en tu patio. —Natie empujó más allá de mí, cerró la tapa del inodoro, se dejó caer sobre ella y comenzó a abanicarse—. Iré con todo y lo haré con él esta noche. No me importa que apenas lo conozco. ¡Quiero a ese chico desnudo! ¿Lo has visto por ahí sin camisa?

Sí, lo he visto.

—No tengas sexo con él, Natie. Probablemente tiene alguna enfermedad. Estará follándote hoy y pasando a otra persona mañana. No le des esa parte de ti.

Pero seguramente me iba a morir de la envidia al escucharla revivirlo una y otra vez.

Natie Pérez rodó los ojos. —Bueno, Lali. Él no tiene una ETS. Eso es una tontería. No es como si follara con prostitutas. El chico puede escoger y elegir. Además, me aseguraré de que usemos un condón. De todos modos, ¿a quién más va a pasar? Está atascado aquí todo el verano. Aparte de ti y de mí, nadie más viene por aquí para que pase a otra.

Pensé en las chicas que estarían en la fiesta del lago esta noche y me pregunté si eso nunca habría pasado por su cabeza.

—Deedee y Farrah vienen esta noche, ¿no? —Le pregunté, apoyando una cadera contra el fregadero.

Natie frunció el ceño por un momento y luego levantó la mirada para encontrarse con la mía. —Deedee volvió con Brett y Farrah está saliendo con Hayden Morris, sabes que el chico fue mariscal de campo en Sea Breeze en nuestros años junior y sénior. Pablo lo superó en la final del campeonato y nos… —Se fue apagando, como siempre lo hacía cuando mencionaba el nombre de Pablo. Era como si tuviera miedo de que me echara a llorar y me cayera al suelo. No podía culparla. Había sido así durante más de ocho meses después de que Pablo fuera asesinado. Aparte de Vico, me había cerrado a todos los demás durante esos meses. Natie había estado en la universidad la mayor parte de ese tiempo por lo que no había sido tan difícil esconderse de todo el mundo. Vico había abandonado ese semestre y yo había estado tan envuelta en el dolor que no había pensado en cómo mi dolor lo afectaba.

Cuando había oído a mi padre hablar con Vico una noche después de que él pensó que yo me había ido a la cama, comprendí lo que estaba haciendo con él. Papá le había dicho que tenía que volver a la escuela ese otoño. No podía quedarse aquí conmigo para siempre. Vico se había negado a dejarme.

Había hecho todo lo que pude para demostrarle que estoy mejor. Que podría hacerlo sin él. Al final había sido inútil. Se había matriculado en una universidad local y viajaba diariamente. Por el semestre de invierno me había inscrito también. Viajábamos juntos. Había funcionado.

Ese fue nuestro último verano. Las cosas cambiaban. Vico quería ir a La Universidad Estatal de Lousiana. Tenía familia en Louisiana y quería conseguir un apartamento con su primo. No tenía idea de que yo sabía todo esto. Pero lo hacía. Yo hacía todo lo posible para demostrarle que podía decirme sus planes. Estaría bien. Ya era hora de que viviera su vida y dejara de sostener mi mano.

—No fue mi intención… —La voz de Natie interrumpió mis pensamientos y me di cuenta de que pensaba que mi silencio era debido a su mención de Pablo.

Sonreí. —Está bien decir su nombre. No quiero fingir que no existió. Puedo oír su nombre ahora y no desmoronarme. Pablo fue la parte más importante de mi vida durante dieciocho años. Me gusta recordar cosas sobre él —aseguré, extendiendo mi mano para apretar su hombro.

—Fue increíble ese juego. Nosotros éramos pronosticados los perdedores y él dominaba ese campo. Mostró a todos los cazadores de talento que era el mariscal de campo y que Hayden Morris no era tan bueno después de todo.

La sonrisa de Natie era triste. —Sí, lo hizo, ¿verdad? ¿Por qué no tomó esa beca en Carolina del Sur para el fútbol?

Mi pecho se apretó. No estaba preparada para eso por el momento.

Sacudiendo la cabeza, me incorporé en mi postura relajada. —Porque dijo que la vida era algo más que fútbol. Quería que su vida significara algo más.

Eso fue todo lo que podía manejar. Me di la vuelta y caminé hacia la puerta. Necesitaba un momento. Volví a pensar en ese día, él había dejado el campo de entrenamiento y yo había llorado a moco tendido rogándole que no se uniera al ejército. Le había prometido que me iría a Carolina del Sur con él. No tendríamos que estar separados y estaría a salvo. Lejos de armas y bombas.

6 comentarios:

  1. me encantaaaaaaa es muy buena esta novelaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  2. Lali está muy atada a la memoria de Pablo!. Espero ella pueda superar pronto esa pérdida y abrir su corazón!
    Jenny

    ResponderEliminar
  3. Lo siento por no leer los capítulos ates pero ya me puse al corriente con los capítulos, enserio solo un capitulo? Sube dos mínimo no? Pobre lali se ve que peter no la va a tener fácil pero ella siente celos así que ya es algo no

    ResponderEliminar
  4. Lali celosa ,y Natie k no se entera d nada

    ResponderEliminar