viernes, 8 de agosto de 2014

Capitulo 7


LLEGO EL MOMENTO!! Me encanta que les este gustando la adaptación, gracias por leer y sus comentarios. Me ha estado preguntado como se llamaba el libro que iba a subir antes de darnos cuenta que ya estaba se llama "Music of the heart" de Katie Ashley. Que tengan un buen fin de semana nos leemos al rato con otro capitulo.
                                                                                                                                                  

PETER

Maldita sea si su sonrisa no era jodidamente hermosa. Por no mencionar que esa risa me hizo querer sumergirme en ella y guardarla para más tarde. Con sólo saber que era yo el que la estaba haciendo sonreír, hacía que todo lo demás pareciera menos importante.

—Sólo me aseguraba de que no estabas en la ducha o al teléfono —explicó.

Claro. Eso era lo que había estado haciendo cuando yo estaba allí de pie en las sombras del granero y la vi esforzarse para oír algo a través de la puerta. Había hecho falta toda mi fuerza de voluntad para no estallar en carcajadas.

—¿Habrías entrado si hubiera estado en la ducha? Ya has visto mi trasero desnudo.

Se sonrojó otra vez. Debía de haber conseguido una vista malditamente buena.

—Tengo que volver a la casa —dijo, y empezó a retroceder hacia la puerta.

—Por favor, no te vayas. No te fastidiaré más, lo prometo. —Quería que se quedara. Quería llegar a conocerla y quería que confiara en mí lo suficiente para contarme la verdad sobre el anillo de su dedo.

Pude ver la indecisión en su rostro. Esa era una buena señal. Alguna parte de ella quería quedarse aquí. —¿No estás agotado? —preguntó.

Estaba extremadamente agotado, pero no estaba listo para renunciar a ella por el momento. —En realidad no, sólo solitario. Todos mis amigos están a una hora de distancia. Necesito un amigo aquí.

Se acercó y se sentó en el extremo de la cama. Iba a quedarse.

—¿Me estás pidiendo que sea tu amiga, Peter Lanzani?

No exactamente. Pero ahora, amigos sería. —Supongo que sí.

—¿Por qué querrías ser amigo mío? No he sido nada excepto mezquina contigo desde que llegaste.

Porque me fascinas. No estaba lista para oír eso todavía. —Supongo que controlas si mis sábanas son o no lavadas. Pensé que si fuéramos amigos entonces eso pasaría más a menudo.

—No. tú controlas si se lavan o no se lavan tus sábanas. Sabes dónde están el jabón y el agua —me respondió.

En verdad era una mocosa cuando quería serlo. —Bueno, en ese caso voy a tener que conseguir a una mujer aquí a la que le guste lo suficiente como para que me ayude.

Pude ver por su expresión que pensó que estaba bromeando. No lo estaba. En verdad tenía la intención de llamar a Cande y hacer que se pasara por mi casa y me trajera algunas sábanas limpias y un par de toallas. También necesitaba algo de champú y jabón. Estaba cansado de lavarme el pelo y el cuerpo con el detergente para lavar los platos que había encontrado debajo del fregadero de la estación de alimentación.

—Buena suerte con eso —gorjeó.

Terminé lo último de mi sándwich y abrí la bolsa de patatas fritas antes de reclinarme contra la pared y apoyar las piernas sobre la cama. —Podrías sorprenderte con lo que soy capaz de conseguir.

Rodó los ojos y se movió para mirarme. —Tu ego no conoce límites, ¿verdad?

Lancé otra patata en mi boca y mastiqué lentamente, disfrutando de la grasa. Ella me estudió mientras masticaba. Sus ojos cayeron en mi cuello. ¿Por qué miraba mi cuello? Luego la punta de su rosada lengua salió disparada y se lamió el labio inferior. Bueno, maldición.

Simplemente no era tan fuerte. Dejé la bolsa de patatas en la cama y balanceé las piernas para volver a bajarlas al suelo. Sus ojos se ampliaron con sorpresa y se alzaron para encontrar mi mirada. Me detuve frente a ella y extendí la mano para tomar la suya y tirar de ella hasta que estuvo de pie. Tiré delicadamente de ella hacia mí, luego, antes de que tuviera tiempo de pensar o negarse, cubrí sus carnosos labios rojos con los míos.

Estuvo inmóvil en mis brazos sólo por un momento. Sus labios se aflojaron y empezó a devolverme el beso con entusiasmo. Le di un pequeño mordisco a su labio superior, luego dejé pequeños besos a través de su labio inferior y lamí cada cálida comisura. Cuando un suspiro escapó de su boca, tomé ventaja totalmente y deslicé mi lengua dentro de la oscura calidez de la suya. Era más dulce de lo que había imaginado. Sabía a limonada y rayos de sol. Su lengua empezó a unirse en la exploración, y por primera vez en mi vida mis rodillas se volvieron un poco débiles.

Deslicé ambas manos alrededor de su cintura y las coloqué en sus caderas. Quería explorar su cuerpo del modo en que estaba consiguiendo explorar los sedosos confines de su boca, pero no estaba seguro de si estaba lista para más. Lentamente, sus manos ascendieron por mi pecho sobre el suave algodón de mi camiseta de tirantes. Pasó las yemas de sus pulgares por encima de mis pezones y agarré su cintura con más fuerza, forzándome a mantener las manos en una zona segura. Mierda, ¿cuándo había mantenido mis malditas manos en una zona segura alguna vez? ¿Cómo demonios sabía qué era una zona segura?

El suave gemido que escapó de su boca fue mi perdición. Mis manos se deslizaron hasta sus costillas y ahuecaron sus tetas. La dura punta de sus pezones se presionaba contra la tela se su sujetador y su camisa. Eso no era suficiente. Necesitaba más. Extendí la mano hacia abajo y empecé a levantar el bajo de su camisa mientras dejaba caer besos ansiosamente a lo largo de su mandíbula y mordisqueaba su oreja.

—Peter, no.

Me congelé. Hijo de puta.

Volví a dejar caer el bajo de su camiseta sobre su estómago desnudo y me aparté un paso de ella. El olor de su piel y el sabor de sus labios se quedó pegado a mí. Cerrando los ojos, tomé una profunda respiración. Eso no era suficiente. Necesitaba más distancia.

—Entonces vete —le respondí con una respiración entrecortada.

—Lo siento…

—No te disculpes. No hay razón para ello. Simplemente necesito que te vayas —me las arreglé para decir con voz ahogada.

Una vez que la puerta se cerró detrás de ella, me giré y abrí la cortina de la ducha, luego metí la mano y la volví hacia el agua fría.

LALI

El sueño me había eludido. Cada vez que cerraba los ojos, todo lo que podía ver era ese beso. Luego cambiaría y estaría besando a Pablo. No era tan apasionado y loco. No se había sentido tan perversamente delicioso. Luego se establecería la culpabilidad. Pablo había sido perfecto y bueno. Me había amado a mí y sólo a mí. Peter no era para nada bueno y estaba lejos de ser perfecto, excepto por su apariencia exterior. A Peter simplemente le gustaban las mujeres. No me amaba. Nunca amaría a nadie. Yo tenía que ser el peor tipo de persona por siquiera admitir que ese beso de Peter Lanzani había sido la cosa más alucinante que había experimentado jamás cuando Pablo me había besado muchas veces. Él me había sostenido en sus brazos y había bailado conmigo a la luz de la luna. ¿Cómo podía pensar que el insensato beso de Peter se sentía mejor que cualquier momento en la presencia de Pablo?

Apartando las mantas, me di por vencida tratando de dormir hasta tarde. Agarré un par de pantalones cortos y una camiseta de manga corta de mi armario y me dirigí por el pasillo a mi cuarto de baño. Peter se marcharía hoy. ¿Debería dejarle ir sin decirle nada acerca de mi abrupta partida de anoche o debía seguir adelante y hablar de esto ahora? Decidí acabar de una vez en lugar de pensar en ello todo el día.

Una vez que estuve limpia y vestida, me encaminé al exterior. Había un sedán plateado aparcado en el camino de entrada. La persona que iba a llevar a Peter debía de estar aquí. Me dirigí al granero y vi que la camioneta que él usaba para trabajar no estaba. ¿Había ido a hacer algo antes de marcharse?

La puerta del granero se abrió y salió una curvilínea pelirroja. Llevaba lo que parecían sábanas para la cama y una toalla. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, sonrió y empezó a caminar hacia mí. La falda corta que llevaba mostraba un par de piernas realmente asombrosas. La odiaba. Luego se acercó lo suficiente para que viera el cristalino color verde de sus ojos, y real, realmente la odié. ¿Quién era y por qué estaba en mi granero?

—Hola, Soy Candela, una amiga de Peter. Le traje sábanas limpias y algunas toallas y paños. Pensé en llevar estas a casa conmigo hoy y lavarlas. Puedo traérselas de vuelta esta noche. De esa forma puede tener un juego extra.

No había estado bromeando acerca de conseguir algo de ayuda. Pero yo había estado bromeando acerca de no lavar sus sábanas. Iba a cambiarlas hoy y a asegurarme de que tuviera suficientes toallas y trapos para la semana. Me irritaba que esta chica se me hubiera adelantado. Imagínate, Peter tendría a hermosas mujeres a su entera disposición. ¿A quién estaba engañando? Si yo lo rechazaba, simplemente tenía una fila esperando su oportunidad. El hecho de que lo había dejado anoche probablemente ya estaba fuera de su radar esta mañana. Todo lo que habíamos hecho era besarnos. Había perdido el sueño por ello y Peter había estado ocupado llamando a su “amiga” para que le trajera sábanas limpias y toallas. ¡UGH!

—Yo llevaré las sábanas. No me importa lavarlas. Iba a lavarlas hoy mientras él no estaba. —El tono molesto de mi voz no le pasó desapercibido.

Un ceño de preocupación arrugó su frente. —Oh, lo siento. Supongo que él no quería molestarte. Me llamó y me preguntó si me importaría traerle cosas que necesitaba, y mencionó las sábanas. Supuse que mientras esperaba a que alimentara a las vacas podía adelantarme y cambiar las sábanas.

Era demasiado atractiva para ser la llamada rápida de algún tipo para saltar cuando él dijera salta. ¿La chica no tenía nada de amor propio? Su papi debería haberle enseñado que era algo más que el felpudo de algún hombre. La cara y el cuerpo de Peter probablemente conseguían que las chicas hicieran lo que quisiera. No esta chica. Yo no me convertiría en otra de sus muchas fans. Tenía orgullo. —Estoy segura de que Peter lo podría haber logrado por su cuenta —espeté y tomé las sábanas, una toalla sucia y trapos de sus brazos.

Candela se rió. —Se podría pensar eso. Desafortunadamente, se ha acostumbrado a que las mujeres se ocupen de él. Esto es difícil para él. Por supuesto, necesitaba esta llamada de atención. Cualquier cosa para hacerlo dejar de beber y conducir.

Seguro que sabía mucho sobre él. ¿Mantenía a esta alrededor de forma regular? No lo habría tomado por un tipo que mantenía a una chica cerca. O tal vez ella simplemente conocía las normas y estaba bien con ellas. De nuevo, su papi debería haberle enseñado mejor.

El sonido del camión de la granja retumbó mientras venía rodando hasta que se detuvo al lado del granero. Candela me lanzó una sonrisa y luego saludó a Peter con un gesto mientras él salía. ¿Por qué estaba ya sin camiseta? Eran las ocho de la mañana. Todo lo que había hecho era alimentar a las vacas.

—Cande, ¿trajiste las cosas? —gritó, y se dirigió hacia nosotras.

—Sí, y lo puse todo en tu habitación por ti. Incluso hice tu cama. Está agradable y limpia.

—¿Qué pasa con una camiseta?

Candela asintió. —Sí, está sobre tu cama.

Se detuvo enfrente de Candela y tiró de ella para darle un abrazo de oso, luego enterró la cabeza en la curva de su cuello. Ella palmeó su espalda y se rió de algo que él murmuró contra su cabellera. En verdad no tenía ganas de verlos besarse, así que empecé a darme la vuelta y a caminar de regreso a la casa con los brazos llenos de ropa sucia.

—Lali, espera. ¿Conociste a Cande?

Genial, quería presentarnos. ¿Qué se supone que debía decirle? Yo había sido la que lo besó anoche, y ahora sería ella la que lo besaría y probablemente se acostaría con él hoy.

—Sí, lo hice —respondí tan fríamente como era posible.

Peter frunció el ceño y bajó la mirada a Cande como si tuviera la respuesta a por qué yo estaba molesta. —Está bien, bueno, me voy. Te veré esta noche. Ya alimenté a las vacas. Todo debería estar bien.

Con una breve inclinación de cabeza, me di la vuelta y caminé hacia la casa tan rápidamente como pude. Tenía que entrar y controlarme a mí misma. Todo lo que el chico había hecho era besarme. ¿Por qué estaba actuando como si él y yo tuviéramos algo más? No teníamos nada. Estaba tan poco disponible para mí como un chico podía estarlo.


Lanzando las sábanas a la lavadora, le fruncí el ceño a la ropa de cama de algodón como si tuvieran la culpa. Estúpida pelirroja, que tenía que venir. Había cambiado sus sábanas por él y le trajo más toallas y paños porque yo había descuidado darle suficientes suministros. Gran trabajo, Lali.

6 comentarios:

  1. Está re celosa!!, :)
    Seguila'.
    Jenny

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  2. masssssss
    ey q baje un tok a los celos

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  3. Jajajaja ja me encanta esta super celosa!!
    Ayy ella se regaña sola porque descuido a Peter
    Skksksksks el beso el beso!!!

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  4. Jajajajajjaja,d nuevo un equivoco,y esta vez es Lali quien se precipita en sus conclusiones.

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