LLEGO EL MOMENTO!! Me encanta que les este gustando la adaptación, gracias por leer y sus comentarios. Me ha estado preguntado como se llamaba el libro que iba a subir antes de darnos cuenta que ya estaba se llama "Music of the heart" de Katie Ashley. Que tengan un buen fin de semana nos leemos al rato con otro capitulo.
PETER
Maldita sea
si su sonrisa no era jodidamente hermosa. Por no mencionar que esa risa me hizo
querer sumergirme en ella y guardarla para más tarde. Con sólo saber que era yo
el que la estaba haciendo sonreír, hacía que todo lo demás pareciera menos
importante.
—Sólo me
aseguraba de que no estabas en la ducha o al teléfono —explicó.
Claro. Eso
era lo que había estado haciendo cuando yo estaba allí de pie en las sombras
del granero y la vi esforzarse para oír algo a través de la puerta. Había hecho
falta toda mi fuerza de voluntad para no estallar en carcajadas.
—¿Habrías
entrado si hubiera estado en la ducha? Ya has visto mi trasero desnudo.
Se sonrojó
otra vez. Debía de haber conseguido una vista malditamente buena.
—Tengo que
volver a la casa —dijo, y empezó a retroceder hacia la puerta.
—Por favor,
no te vayas. No te fastidiaré más, lo prometo. —Quería que se quedara. Quería
llegar a conocerla y quería que confiara en mí lo suficiente para contarme la
verdad sobre el anillo de su dedo.
Pude ver la
indecisión en su rostro. Esa era una buena señal. Alguna parte de ella quería
quedarse aquí. —¿No estás agotado? —preguntó.
Estaba extremadamente agotado, pero no estaba
listo para renunciar a ella por el momento. —En realidad no, sólo solitario.
Todos mis amigos están a una hora de distancia. Necesito un amigo aquí.
Se acercó y
se sentó en el extremo de la cama. Iba a quedarse.
—¿Me estás
pidiendo que sea tu amiga, Peter Lanzani?
No
exactamente. Pero ahora, amigos sería. —Supongo que sí.
—¿Por qué
querrías ser amigo mío? No he sido nada excepto mezquina contigo desde que
llegaste.
Porque me
fascinas. No estaba lista para oír eso todavía. —Supongo que controlas si mis
sábanas son o no lavadas. Pensé que si fuéramos amigos entonces eso pasaría más
a menudo.
—No. tú
controlas si se lavan o no se lavan tus sábanas. Sabes dónde están el jabón y
el agua —me respondió.
En verdad
era una mocosa cuando quería serlo. —Bueno, en ese caso voy a tener que
conseguir a una mujer aquí a la que le guste lo suficiente como para que me
ayude.
Pude ver por
su expresión que pensó que estaba bromeando. No lo estaba. En verdad tenía la
intención de llamar a Cande y hacer que se pasara por mi casa y me trajera
algunas sábanas limpias y un par de toallas. También necesitaba algo de champú
y jabón. Estaba cansado de lavarme el pelo y el cuerpo con el detergente para
lavar los platos que había encontrado debajo del fregadero de la estación de
alimentación.
—Buena
suerte con eso —gorjeó.
Terminé lo
último de mi sándwich y abrí la bolsa de patatas fritas antes de reclinarme
contra la pared y apoyar las piernas sobre la cama. —Podrías sorprenderte con
lo que soy capaz de conseguir.
Rodó los
ojos y se movió para mirarme. —Tu ego no conoce límites, ¿verdad?
Lancé otra
patata en mi boca y mastiqué lentamente, disfrutando de la grasa. Ella me
estudió mientras masticaba. Sus ojos cayeron en mi cuello. ¿Por qué miraba mi
cuello? Luego la punta de su rosada lengua salió disparada y se lamió el labio
inferior. Bueno, maldición.
Simplemente
no era tan fuerte. Dejé la bolsa de patatas en la cama y balanceé las piernas
para volver a bajarlas al suelo. Sus ojos se ampliaron con sorpresa y se
alzaron para encontrar mi mirada. Me detuve frente a ella y extendí la mano
para tomar la suya y tirar de ella hasta que estuvo de pie. Tiré delicadamente
de ella hacia mí, luego, antes de que tuviera tiempo de pensar o negarse, cubrí
sus carnosos labios rojos con los míos.
Estuvo
inmóvil en mis brazos sólo por un momento. Sus labios se aflojaron y empezó a
devolverme el beso con entusiasmo. Le di un pequeño mordisco a su labio superior, luego dejé pequeños besos
a través de su labio inferior y lamí cada cálida comisura. Cuando un suspiro
escapó de su boca, tomé ventaja totalmente y deslicé mi lengua dentro de la
oscura calidez de la suya. Era más dulce de lo que había imaginado. Sabía a
limonada y rayos de sol. Su lengua empezó a unirse en la exploración, y por
primera vez en mi vida mis rodillas se volvieron un poco débiles.
Deslicé
ambas manos alrededor de su cintura y las coloqué en sus caderas. Quería
explorar su cuerpo del modo en que estaba consiguiendo explorar los sedosos
confines de su boca, pero no estaba seguro de si estaba lista para más.
Lentamente, sus manos ascendieron por mi pecho sobre el suave algodón de mi
camiseta de tirantes. Pasó las yemas de sus pulgares por encima de mis pezones
y agarré su cintura con más fuerza, forzándome a mantener las manos en una zona
segura. Mierda, ¿cuándo había mantenido mis malditas manos en una zona segura
alguna vez? ¿Cómo demonios sabía qué era una zona segura?
El suave
gemido que escapó de su boca fue mi perdición. Mis manos se deslizaron hasta
sus costillas y ahuecaron sus tetas. La dura punta de sus pezones se presionaba
contra la tela se su sujetador y su camisa. Eso no era suficiente. Necesitaba
más. Extendí la mano hacia abajo y empecé a levantar el bajo de su camisa
mientras dejaba caer besos ansiosamente a lo largo de su mandíbula y
mordisqueaba su oreja.
—Peter, no.
Me congelé. Hijo de puta.
Volví
a dejar caer el bajo de su camiseta sobre su estómago desnudo y me aparté un
paso de ella. El olor de su piel y el sabor de sus labios se quedó pegado a mí.
Cerrando los ojos, tomé una profunda respiración. Eso no era suficiente.
Necesitaba más distancia.
—Entonces
vete —le respondí con una respiración entrecortada.
—Lo
siento…
—No
te disculpes. No hay razón para ello. Simplemente necesito que te vayas —me las
arreglé para decir con voz ahogada.
Una
vez que la puerta se cerró detrás de ella, me giré y abrí la cortina de la
ducha, luego metí la mano y la volví hacia el agua fría.
LALI
El sueño me había eludido. Cada vez que cerraba
los ojos, todo lo que podía ver era ese beso. Luego cambiaría y estaría besando
a Pablo. No era tan apasionado y loco. No se había sentido tan perversamente
delicioso. Luego se establecería la culpabilidad. Pablo había sido perfecto y
bueno. Me había amado a mí y sólo a mí. Peter no era para nada bueno y estaba
lejos de ser perfecto, excepto por su apariencia exterior. A Peter simplemente
le gustaban las mujeres. No me amaba. Nunca amaría a nadie. Yo tenía que ser el
peor tipo de persona por siquiera admitir que ese beso de Peter Lanzani había
sido la cosa más alucinante que había experimentado jamás cuando Pablo me había
besado muchas veces. Él me había sostenido en sus brazos y había bailado
conmigo a la luz de la luna. ¿Cómo podía pensar que el insensato beso de Peter
se sentía mejor que cualquier momento en la presencia de Pablo?
Apartando
las mantas, me di por vencida tratando de dormir hasta tarde. Agarré un par de
pantalones cortos y una camiseta de manga corta de mi armario y me dirigí por
el pasillo a mi cuarto de baño. Peter se marcharía hoy. ¿Debería dejarle ir sin
decirle nada acerca de mi abrupta partida de anoche o debía seguir adelante y
hablar de esto ahora? Decidí acabar de una vez en lugar de pensar en ello todo
el día.
Una vez que
estuve limpia y vestida, me encaminé al exterior. Había un sedán plateado
aparcado en el camino de entrada. La persona que iba a llevar a Peter debía de
estar aquí. Me dirigí al granero y vi que la camioneta que él usaba para
trabajar no estaba. ¿Había ido a hacer algo antes de marcharse?
La puerta
del granero se abrió y salió una curvilínea pelirroja. Llevaba lo que parecían
sábanas para la cama y una toalla. Cuando sus ojos se encontraron con los míos,
sonrió y empezó a caminar hacia mí. La falda corta que llevaba mostraba un par
de piernas realmente asombrosas. La odiaba. Luego se acercó lo suficiente para
que viera el cristalino color verde de sus ojos, y real, realmente la odié.
¿Quién era y por qué estaba en mi granero?
—Hola, Soy Candela,
una amiga de Peter. Le traje sábanas limpias y algunas toallas y paños. Pensé en llevar estas a casa conmigo hoy y lavarlas.
Puedo traérselas de vuelta esta noche. De esa forma puede tener un juego extra.
No había estado bromeando acerca de conseguir algo
de ayuda. Pero yo había estado bromeando acerca de no lavar sus sábanas. Iba a
cambiarlas hoy y a asegurarme de que tuviera suficientes toallas y trapos para
la semana. Me irritaba que esta chica se me hubiera adelantado. Imagínate,
Peter tendría a hermosas mujeres a su entera disposición. ¿A quién estaba
engañando? Si yo lo rechazaba, simplemente tenía una fila esperando su
oportunidad. El hecho de que lo había dejado anoche probablemente ya estaba
fuera de su radar esta mañana. Todo lo que habíamos hecho era besarnos. Había
perdido el sueño por ello y Peter había estado ocupado llamando a su “amiga”
para que le trajera sábanas limpias y toallas. ¡UGH!
—Yo llevaré
las sábanas. No me importa lavarlas. Iba a lavarlas hoy mientras él no estaba.
—El tono molesto de mi voz no le pasó desapercibido.
Un ceño de
preocupación arrugó su frente. —Oh, lo siento. Supongo que él no quería
molestarte. Me llamó y me preguntó si me importaría traerle cosas que
necesitaba, y mencionó las sábanas. Supuse que mientras esperaba a que
alimentara a las vacas podía adelantarme y cambiar las sábanas.
Era
demasiado atractiva para ser la llamada rápida de algún tipo para saltar cuando
él dijera salta. ¿La chica no tenía nada de amor propio? Su papi debería
haberle enseñado que era algo más que el felpudo de algún hombre. La cara y el
cuerpo de Peter probablemente conseguían que las chicas hicieran lo que
quisiera. No esta chica. Yo no me convertiría en otra de sus muchas fans. Tenía
orgullo. —Estoy segura de que Peter lo podría haber logrado por su cuenta
—espeté y tomé las sábanas, una toalla sucia y trapos de sus brazos.
Candela se
rió. —Se podría pensar eso. Desafortunadamente, se ha acostumbrado a que las
mujeres se ocupen de él. Esto es difícil para él. Por supuesto, necesitaba esta
llamada de atención. Cualquier cosa para hacerlo dejar de beber y conducir.
Seguro que
sabía mucho sobre él. ¿Mantenía a esta alrededor de forma regular? No lo habría
tomado por un tipo que mantenía a una chica cerca. O tal vez ella simplemente
conocía las normas y estaba bien con ellas. De nuevo, su papi debería haberle
enseñado mejor.
El sonido
del camión de la granja retumbó mientras venía rodando hasta que se detuvo al
lado del granero. Candela me lanzó una sonrisa y luego saludó a Peter con un
gesto mientras él salía. ¿Por qué estaba ya sin camiseta? Eran las ocho de la
mañana. Todo lo que había hecho era alimentar a las vacas.
—Cande,
¿trajiste las cosas? —gritó, y se dirigió hacia nosotras.
—Sí, y lo puse todo en tu habitación por ti.
Incluso hice tu cama. Está agradable y limpia.
—¿Qué pasa
con una camiseta?
Candela
asintió. —Sí, está sobre tu cama.
Se detuvo
enfrente de Candela y tiró de ella para darle un abrazo de oso, luego enterró
la cabeza en la curva de su cuello. Ella palmeó su espalda y se rió de algo que
él murmuró contra su cabellera. En verdad no tenía ganas de verlos besarse, así
que empecé a darme la vuelta y a caminar de regreso a la casa con los brazos
llenos de ropa sucia.
—Lali,
espera. ¿Conociste a Cande?
Genial,
quería presentarnos. ¿Qué se supone que debía decirle? Yo había sido la que lo
besó anoche, y ahora sería ella la que lo besaría y probablemente se acostaría
con él hoy.
—Sí, lo hice
—respondí tan fríamente como era posible.
Peter
frunció el ceño y bajó la mirada a Cande como si tuviera la respuesta a por qué
yo estaba molesta. —Está bien, bueno, me voy. Te veré esta noche. Ya alimenté a
las vacas. Todo debería estar bien.
Con una
breve inclinación de cabeza, me di la vuelta y caminé hacia la casa tan
rápidamente como pude. Tenía que entrar y controlarme a mí misma. Todo lo que
el chico había hecho era besarme. ¿Por qué estaba actuando como si él y yo
tuviéramos algo más? No teníamos nada. Estaba tan poco disponible para mí como
un chico podía estarlo.
Lanzando
las sábanas a la lavadora, le fruncí el ceño a la ropa de cama de algodón como
si tuvieran la culpa. Estúpida pelirroja, que tenía que venir. Había cambiado
sus sábanas por él y le trajo más toallas y paños porque yo había descuidado
darle suficientes suministros. Gran trabajo, Lali.
Está re celosa!!, :)
ResponderEliminarSeguila'.
Jenny
Maass
ResponderEliminarJajaja esta celosaa
que buena noveee ! continuala :D
ResponderEliminarmasssssss
ResponderEliminarey q baje un tok a los celos
Jajajaja ja me encanta esta super celosa!!
ResponderEliminarAyy ella se regaña sola porque descuido a Peter
Skksksksks el beso el beso!!!
Jajajajajjaja,d nuevo un equivoco,y esta vez es Lali quien se precipita en sus conclusiones.
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