martes, 12 de agosto de 2014

Capitulo 13



PETER

Metí el pequeño Jeep patea traseros de Lali en el lugar de estacionamiento reservado para mi coche. Su padre se había ido por el fin de semana a un viaje de pesca en alta mar, por lo que la traje a casa conmigo. Cuando terminara de trabajar, me ducharía, cambiaría y saldríamos. Quería que saliera conmigo esta noche y conociera a mis amigos. También la quería en mi cama. Mi agradable gran cama kingsize. Tenerla en mí espacio de repente parecía malditamente importante.

—¿Está justo sobre el agua? —Lali jadeó mientras yo extendía la mano por detrás de su asiento y agarraba su pequeña maleta.

—Sí, y pretendo llevarte a esa playa en tu pequeño bikini caliente mientras estemos aquí.

Sonrió satisfecha y luego abrió su puerta y salió.

Rodeé la parte trasera del Jeep, así podría agarrar su mano. La idea de ella estuviera aquí me hizo ridículamente feliz.

—Son casi las nueve. ¿Tus amigos todavía están fuera? ¿O todo estará cerrado? —preguntó mientras la conducía hacia las escaleras. Inocente chica de campo, estaba acostumbrada a que todo estuviera cerrado con la puesta de sol.

—Estamos en la playa, Lali. Hay una vida nocturna aquí. Dudo que nadie esté incluso en Live Bay todavía. La banda normalmente no comienza hasta diez.

—Oh —fue su simple respuesta.

Cuando llegamos a la puerta de mi apartamento, abrí la cerradura y recé para que Cande hubiera contratado a alguien para limpiarlo por mí.

El fresco olor a Pine Sol golpeó mi nariz y me relajé. Sabía que Nico lo había usado unas cuantas veces la semana pasada y no sabía lo que podría haber dejado atrás.

—Es tan grande. —Lali respiró con admiración. Miré a mí alrededor y no pensé que todo fuera tan grande, pero no iba a discutir con ella.

—Oh, y puedes ver el agua —chilló y corrió hasta la ventana con vistas al golfo.

Puse su bolsa sobre el nuevo sofá de cuero que apenas había usado desde que lo compré. Necesitaba un beso. Lali se encontraba aquí, en mi espacio personal y quería celebrarlo.

—Ven aquí —susurré mientras me acercaba por detrás de ella y le daba la vuelta para que me mirara.

Incliné la cabeza hacia abajo, así podría presionar unos cuantos besos suaves en sus labios, y luego alargué la mano y ahuequé su cara con ambas manos antes de profundizar el beso. Su boca se abrió ansiosa de buena gana y su sabor me volvió un poco loco. Siempre lo hacía. El estar tan cerca de ella solo era cada vez mejor. Sus dos manos se arrastraron hacia arriba por mi camisa, hasta que encontró la barra que había insertado de vuelta en mi pezón después de mi ducha. Me preguntaba cuánto tiempo le llevaría descubrirla.

Sonreí contra sus labios y se le escapó una pequeña risa. Ella pensaba que mi piercing en el pezón era travieso, y algo sobre eso la fascinaba.

Lali se echó para atrás y alzo la vista hacia mí. —¿A qué hora necesitamos irnos? —preguntó, todavía frotando su pulgar sobre mi pezón. Era un poco duro formar palabras coherentes cuando hacía eso.

—En unos treinta minutos —contesté.

Con un suspiro, dio un paso atrás para salir de mi abrazo. —Entonces necesito que me dirijas a un cuarto de baño, así puedo arreglarme y cambiarme.

—Puedes cambiarte en mi dormitorio. Incluso te ayudaré. Esto será un servicio completo—contesté. Extendiendo la mano, tomé la suya y la tiré de vuelta hacia mí.

Negando con la cabeza, retrocedió fuera de mi alcance. —Si quieres llevarme a conocer a tus amigos, entonces necesito prepararme.

—Te ves increíble con esto, pero si quieres ir a cambiarte, entonces utiliza la puerta junto a la cocina y el cuarto de baño conectado a ella.

La miré mientras agarraba su bolso y se dirigía de vuelta a mi habitación. En verdad nunca había traído a una chica aquí para esto antes. Cande no contaba, y todas las otras mujeres que habían estado en mi apartamento habían estado con alguien. No estaban aquí para vestirse en mi habitación o dormir en mi cama. Ni una sola vez, jamás, lo consideré. Traer chicas a mi espacio personal nunca me interesó.

LALI

El aparcamiento se hallaba lleno de coches. Tiré del dobladillo de mi falda negra. No sabía cómo estarían vestidos los demás. Peter no fue de mucha ayuda en la elección de un traje. Le gustó todo lo que me probé. Él llevaba un par de pantalones vaqueros y una ligera camiseta ajustada de un oportuno color azul que hacia cosas increíbles con sus ojos.

Había conducido mi Jeep aquí, porque él dijo que iba a necesitarlo para aparcar. Ahora entendía por qué. Dio una vuelta alrededor retrocediendo en el estacionamiento de “sólo empleados”.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté, horrorizada. No dejaría mi Jeep aquí para que lo remolcaran.

Alargó la mano y apretó mi rodilla. —Relájate, bebé. Me aseguraré de que sepan que este es mi coche. Va a estar bien.

No estaba tan segura de eso. Abrió la puerta y salió. No estaba muy bien con esto. Rodeó la parte delantera del Jeep y abrió mi puerta. —Saca tu pequeño bonito trasero de este Jeep. —Subió y deslizó sus manos sobre la parte superior de mis piernas—. O podríamos permanecer aquí un poquito más, y podría disfrutar de esta falda que decidiste llevar.

Riendo, le di una palmada en las manos. —Quiero entrar, pero estoy preocupada por mi Jeep.

Un fuerte chillido me sobresaltó y levanté la cabeza de golpe para ver a una rubia delgada con muy poca ropa y tetas realmente grandes corriendo hacia nosotros. Tenía un poco de miedo de que sus tetas fueran a salirse por la parte superior con tanto bote. ¿Qué hacía?

—¡Peeeeeeeter! —Añadió a su fuerte chillido. Insegura de quién era, esperé.

Peter se dio la vuelta ante el sonido de su nombre.

—Tini—respondió mientras ella se lanzaba dentro de sus brazos.

—Guau, chica. —Él la agarró por la cintura. No sabía sí lo hacía porque quería o porque intentaba impedir que ambos cayeran al suelo. En verdad no parecía muy estable sobre los tacones de aguja de quince centímetros de color rosa que llevaba.

—¿Dónde has estado? —preguntó pasando sus manos por su pecho, como si estuviera lista para empezar a desnudarlo inmediatamente, aquí en el estacionamiento.

—Estoy trabajando fuera de la ciudad durante el verano. —Le cogió las manos y las apartó de su cuerpo.

Ella puso mala cara cuando él bajó sus manos a un lado y retrocedió un paso, alejándose de ella. ¿Ella iba en serio? Su labio inferior sobresalía tanto que se lo podría pisar con esos ridículos tacones.

—¿Pero estás de vuelta esta noche?

—Sí, sólo por esta noche —respondió, haciendo otro movimiento con su cuerpo hasta que su espalda quedó tocando mis piernas.

Finalmente los ojos de la rubia se alejaron de Peter y se enfocaron en mí. —Oh, ya conseguiste a alguien para la noche. —Comenzó a poner mala cara y luego una lenta sonrisa apareció. Se inclinó hacia Peter y se aseguró de frotar sus pechos por el pecho de él—. Ya sabes que no me molesta compartir. Podríamos hacer un trío. Sé cómo te gusta una chica para…

—Uh, NO. Mala idea. —Peter la interrumpió y se desplazó hacia atrás para agarrarme por la cintura, colocándome a su lado. Mantuvo su brazo envuelto protectoramente alrededor de mí como si pudiera necesitarlo para alejarme del camino del mal.

—¿Por qué no? No está…

—Porque esa no es más mi escena. Sin embargo puedes hacer algo por mí. Cerciórate de que sepan que el Jeep es mío.

La chica frunció el ceño, un poco confundida, y luego asintió. —Está bien. Lo haré. ¡Pero llámame!

Peter comenzó a llevarnos hacia una puerta trasera.

—¿Quién era esa? ¿Y realmente tuviste un trío? ¿Cómo con dos chicas a la vez? —No podía creer lo que había oído. Quiero decir, sabía que la gente hablaba de ellos, pero no creía que en verdad lo hicieran. Agh.

—Esa era Martina. Es una camarera de aquí. No vamos a discutir de mi pasada vida sexual. Cometí muchos errores, vamos a dejarlo en eso.

Mi mandíbula cayó abierta. —Así que hiciste un trío. Ohdiosmío. —Respiré mientras él suspiraba ante mi reacción y me abría la puerta para entrar.

El Peter que conocía yo y el que conocía esa chica ni siquiera parecían el mismo tipo. —Ven por aquí —dijo mientras colocaba su mano en la parte baja de mi espalda y me conducía por un pasillo hacia la música alta—. Jackdown está tocando esta noche. Tengo amigos en la banda. No son los mejores, pero tampoco los peores.

—Tienes amigos en una banda. No es de extrañar que hayas tenido tríos. —No podía dejar pasar eso. ¿Con cuántas chicas había estado en verdad?

—Ahí están —dijo con obvia emoción en su voz. Gritó por encima del ruido—. Tráeme dos. —Bajó sus ojos para mirarme—. Espera. ¿Qué quieres tomar?

—Coca-Cola —contesté.

Me estudió un momento y luego asintió y volvió a mirar al barman, que se encontraba de pie a una buena distancia pero esperando por su orden. —Ponme uno, y una coca-cola —gritó de nuevo.

De alguna manera el hombre lo escuchó sobre el ruido. Caminamos alrededor de los cuerpos en movimiento, en lugar de a través de ellos. No sabía qué esperar de sus amigos después de conocer a la chica de afuera. ¿Todos serian salvajes como ella? ¿Fue un error venir aquí?

—Peter ha llegado —anunció un tipo rubio de aspecto surfista con una enorme sonrisa en su rostro—. Ya encontró una nena, y el condenado lo hizo bien. —El rubio me guiñó un ojo.

—Lali, el idiota que necesita un corte de pelo es Nico. Él es también el mismo idiota que te silbó el día que vino la pandilla—me informó Peter, inclinándose hacia abajo para no tener que gritar.

—Lali —repitió Nico—. Te recuerdo ahora. Ese día no pude echarte una buena mirada desde la distancia, pero mis instintos estaban en lo correcto.

—Se golpeó la cabeza cuando era un bebé. Ignóralo —susurró Peter, haciéndome reír.

—Hola, Lali, soy Gimena —se presentó a sí misma una curvilínea rubia platino con un par de labios rechonchos que jamás había visto. Parecía lo suficientemente agradable.

—Hola, es un placer conocerte —contesté. Era oficial, cada mujer que Peter conocía era rubia y tenía un conjunto de doble Ds.

—Este es mi marido, Nicolas —me informó, y pasé mi mirada para encontrarme con los ojos divertidos de un largo, musculoso y tatuado tipo calvo. No tenía un mal aspecto si te gustaba el look motero.

—¿Vienen Cande y Agus? —preguntó Peter mientras examinaba la casa llena.

—Esta noche no. Agus está tomando algunos cursos de verano en línea, así que Cande se ha quedado en casa con él —respondió Gimena.

—¿Quieres bailar? —La boca de Peter se encontraba tan cerca de mi oído que la calidez de su aliento me hizo temblar. Me volví a mirar la pista de baile y a todas aquellas personas moviéndose de una manera que nunca había visto; me intimidó.

—La verdad es que no —dije, volviendo mi mirada hacia él. Podía decir que se sentía decepcionado. Este no era mi ambiente, y temía que él iba a desear no haberme traído nunca antes de que la noche hubiera terminado.

—Está bien —dijo a través de una sonrisa forzada.

—Toma, siéntate. Acabo de ver a alguien que me necesita. —Nico se puso de pie y sacó su taburete vacío para mí. Me giré para echarle un vistazo a Peter y él asintió para que me sentara. Si no iba a bailar, supongo que imaginó que podría ponerme cómoda.

—Pensé que Peter trabajaba en una granja durante todo el verano. ¿Dónde te recogió? —preguntó Gimena, inclinándose hacia delante sobre la mesa, así podría oírla.

—Trabaja en la granja de mi papá —expliqué. Sus ojos se ensancharon y los desplazó hacia Peter.

—Déjalo ir, Gimena. Esto es diferente. —Fue su seca respuesta fría ante su mirada interrogativa.

—¿De verdad? —Su voz se apagó mientras miraba de vuelta hacia mí. El repentino escrutinio me tenía pensando que a lo mejor la pista de baile era una opción más segura.

—¿Dónde está el cuarto de baño? —le pregunté a Gimena, necesitando alguna excusa para ir a tomar una respiración profunda y relajarme. Sabía que debía de parecer tan tensa como me sentía.

—Vamos, te mostraré —dijo Gimena, levantándose de su taburete.


—Estaré de vuelta en un minuto —le dije a Peter mientras seguía rápidamente a Gimena.

4 comentarios:

  1. SEGUILAAAAAAAAAAAAA
    mierda siempre martina para cagarla jaja

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  2. Ahhhhhhhhhhh se fue con el a su casa!!!
    "JAJAJAJAJA me da risa imaginarme a Lali y su cara con lo del trío

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  3. Espero k logre relajarse.

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