jueves, 14 de agosto de 2014

Capitulo 23



PETER

—No irás a la fiesta así que traje la fiesta hasta ti —gritó Nico, mientras se adentraba en mi apartamento. Cuatro mujeres con risitas tontas lo siguieron hacia el interior. Mierda.

Dejé caer mi cerveza con fuerza sobre la mesada y lo miré a través de la barra.

—Te dije que no estaba interesado.

Nico tenía sus manos alrededor de una pelirroja y extendió su mano para tocar sus tetas. —Pero mira estas bellezas. —Guiñó en mi dirección—. Son pequeñas chicas traviesas de fraternidad. Nuestro tipo favorito.

Aquello era repulsivo. Me alejé a regañadientes de la barra y señalé la puerta.
—Llévalas a otro lugar, Nico. No estoy de humor.

Una rubia caminó lentamente hacia mí y presionó sus enormes pechos falsos contra mi brazo. —Ay, no seas tan malo. Puedo hacerte sentir mucho mejor. —Cuando su brazo paseó sobre mi polla desinteresada y apretó, colapsé.

—Saca sus MALDITOS traseros de mi apartamento. Ahora.

—Demonios, Peter. Ya no eres divertido en absoluto.

No esperé a que las llevara fuera. Me dirigí hecho una furia de regreso a mi habitación y azoté la puerta, luego le puse seguro. Había conocido chicas como esas antes. No tomaban un no por respuesta.

—¿Puedo al menos utilizar la habitación de invitados? ¡Puedo encargarme de las cuatro por mi cuenta! —gritó Nico.

—¡NO!

Escuché quejidos mientras se fueron. Una vez que la puerta se cerró detrás de ellos, me recosté en mi cama y cerré los ojos.

Lali. Dios, la extrañaba tanto. Me iba a dormir pensando en ella y despertaba cada mañana con la realidad de que nunca la sostendría de nuevo.

¿Creyó que simplemente la abandoné? ¿Pensó que tomé lo que quería y me fui? Me dio su virginidad y simplemente me fui. Mierda. ¿Cómo iba a vivir el resto de mi vida sabiendo que creía que sólo la dejé? No me había llamado o enviado un mensaje. Tal vez se sentía aliviada. Tal vez a la luz del día se dio cuenta de que había cometido un error. Le había dicho que la amaba. No había sido capaz de contenerlo. Aparte de Cande, nunca le había dicho a otra persona que la amaba.

Extendí el brazo en busca de mi teléfono. Sé que Carlos me dijo que no la contactara pero tenía que asegurarme de que estaba bien.

Yo: Lo lamento. Tuve que irme. Sólo quería asegurarme de que te encuentras bien.

Dudé si respondería. Pero tenía que intentarlo.

Lali: También lo lamento.

¿Qué significaba eso? ¿Lamentaba que me marché? ¿Lamentaba que su padre no me diera ninguna opción? ¿Lamentaba haber tenido sexo conmigo?

Yo: ¿Por qué?

Lali: Por todo.

Dejé mi teléfono caer en la cama y cerré mis ojos contra el dolor.

***

—Sal de esa habitación y trae tu trasero aquí —llamó Cande, desde mi sala de estar. Necesitaba ocultar la llave extra en un mejor lugar.

Dando vueltas sobre mi cama, me puse de pie y me arrastré hacia la cocina.

—¿Qué estás haciendo aquí, Cande?

Cande examinó mi apariencia y sacudió la cabeza. —Luces horrible. Necesitas tomar un baño y afeitarte.

—Gracias. Si eso es todo lo querías decirme, voy a regresar a la cama —gruñí.

—No, no vas a hacerlo. Vine aquí porque necesitamos hablar.

Me incliné contra la mesada y crucé los brazos sobre mi pecho.

—Habla —respondí.

Cande se levantó para sentarse en la barra. —¿Por qué estás haciéndote esto? ¿Por qué te fuiste si sólo ibas a perder el tiempo en tu apartamento?

Suspirando, recorrí mis dedos a través de la cima de mi cabeza. —Te lo dije, Cande, su papá me obligó.

—¿Cuándo alguien alguna vez te ha obligado a TI a hacer algo? ¿Mmm? Porque el Peter que he conocido toda mi vida hace lo que demonios le plazca y jode la reglas.

—Incluso si me hubiera quedado, nunca me habría querido. No me quería para nada más que una aventura de verano. Yo era su forma de seguir adelante.

Cande negó con la cabeza. —No lo creo. La conocí. Vi la manera en que te miraba. No es el tipo de chica que sólo tontea por diversión.

—Me rechazó, Cande. Cuando fue necesario y tuvo que escoger entre su familia y amigos o yo, lo eligió a ellos. Sí, perdoné eso y la acepté de nuevo, pero era extremadamente persuasiva. Me rechazó una vez. Lo hará de nuevo. Cuando las cosas se pongan difíciles, nunca seré yo a quien escoja.

—¿Y sabes esto por que tomó una mala decisión? Estaba en un aprieto y entró en pánico, Peter.

Me alejé de la mesada. No quería enojarme con Cande. Nuca había estado molesto con ella, pero me llevaba el límite. No iba a ser capaz de controlar mis emociones en cuento a esto.

—La. Amo —dije, con duras palabras entrecortadas.

—Entonces toma tu propio consejo. Dale. Una. Oportunidad.

Darle una oportunidad. Le había dicho eso con respecto a Agus. Había estado preocupada de que la abandonara algún día. Como yo, tenía miedo al rechazo. Le había dicho que le diera a Agus una oportunidad.

—Sabía que Agus te amaba —respondí.

Cande dio un paso en mi dirección. —Y yo sé que alguien a quien le permitiste acercarse a ti de la forma que se lo permitiste a Lali, no será capaz de NO amarte. Sería imposible. No tienes idea de qué tan especial eres. Ves el lado malo. Siempre has visto sólo lo malo. Pero yo veo lo bueno. Hay tanto que es bueno y maravilloso sobre ti. Tú dejas que Lali vea eso. Nunca habías dejado a nadie verlo, excepto a mí. Pero la dejaste a ella. Sé que no puede evitar amar lo que vio.

Lágrimas se derramaban por el rostro de Cande cuando terminó.

Cerré la distancia entre nosotros y la atraje en un abrazo.

—Gracias —susurré, a medida que descansaba mi mentón en la cima de su cabeza.
—No me agradezcas. Sólo ve por ella
LALI

Di un paso fuera del granero justo cuando la Sra. Elaine se acercó. No había estado esperando por ella, pero eso no significaba nada. Solía pasarse para verme con frecuencia. Con Vico en la escuela, probablemente sólo necesitaba hablar sobre él.

—Seguro que es bueno verte con esa guitarra de nuevo. —Sonrió brillantemente.

Caminé hacia el porche, en su dirección, y abrí la puerta.

—Es agradable tocarla otra vez. ¿Quieres entrar?

—Sí, quería venir y hablarte por un rato.

Genial. Otra charla de corazón. La última había causado un montón de dolor. Esta vez iba a recordar que no era una niña que necesitaba orientación, sino una adulta que se conocía a sí misma.

—Por supuesto, acércate.

Dejé la funda mi guitarra encima de la mesa y fui hasta la mesada para conseguir dos vasos de té dulce. Elaine amaba el té helado dulce.

—Escuché de tu papá que el chico que ayudaba en el granero se ha ido —dijo, detrás de mí. Se me hizo un nudo en el estómago. No quería hablar acerca de Peter con ella. No podía. Ella no entendía. Nadie lo hacía.

—Sí, se fue.

—Eso es bueno. No era la clase de chico que necesitabas. Hay chicos tan bueno ahí afuera. Chicos que serán buenos esposos y buenos hombres.

Si ella no fuera la madre de Pablo y de Vico, y si no hubiera estado ahí para mí mientras crecía, le habría mostrado la puerta. Le debía respeto por esas cosas y morderme la lengua era lo mejor. Simplemente asentiría y me desharía de ella.

—Sabes, Benjamin ha estado preguntando mucho por ti. Habla conmigo cuando Vico viene a casa. Creo que está enamorado de ti. —Sonrió como si me acabase de confesar un gran secreto. Era consciente de que le gustaba a Benjamin. No fue reservado sobre eso. Los mensajes comenzaban a enfadarme. Le había pedido a Vico que le dijera que se detuviera.

—Él va a heredar toda la tierra y la compañía de construcción de su padre, sabes. Es un gran partido.

También era un niño de mamá que lloriqueaba cuando no conseguía lo que quería. Su pecho también era esquelético y delgado. Una vez que habías tocado el increíble pecho de Peter, no había lugar para menos.

—Mmm —respondí, bebiendo un gran trago de mi té. Por favor, permite que esta conversación termine pronto.

—Recibiré a Benjamin y a sus padres el fin de semana del Día del Trabajador. Vico también estará en casa. Pensé que tal vez te gustaría venir y celebrar con nosotros. Será lo mismo que hacemos cada año. Costillas a la barbacoa. Mi ensalada de patatas que te encanta y cacerola de habichuelas.

—Um, bueno, uh, gracias, Sra. Elaine, pero no estoy segura todavía de lo que papá está planeado hacer y…

—Oh, él también está invitado, por supuesto. No hemos tenido una reunión familiar en unas vacaciones desde que Pablo falleció. Esto será bueno para todos nosotros.

Un portazo y gritos interrumpieron nuestra conversación. Me puse de pie de un salto y corrí hacia el porche. Papá bloqueaba mi vista. No podía ver a quién le gritaba, pero conocía el coche que permanecía frente a él. Era de Peter. ¿Qué hacía aquí?

—Oh por Dios. ¿Qué está haciendo ese chico aquí? ¿Debería llamar a la policía?

—Shhh, no. No llames a nadie —espeté, y regresé mi atención de nuevo al camino de entrada.

—Te dije que no volvieras por aquí, muchacho —rugió papá.

—No debí haberme ido. Quiero hablar con Lali. Tú nunca deberías haberme dejado marchar sin hablar con ella —respondió Peter.

¿Qué?

—Te di una opción y escogiste tu carrera de béisbol sobre ella. Ningún chico lo suficientemente bueno para mi chica escogería alguna cosa sobre ella.

Peter azotó su puño contra el capó del coche. —No escogí nada sobre ella. Tú amenazaste mi vida y mi educación. Nunca fue acerca del béisbol. ¡Al demonio el béisbol!

—Entra en el coche y vete. No vuelvas. Llamaré a la policía la próxima vez e irás a prisión. No te metas conmigo. Yo protejo lo que es mío.

Los ojos de Peter se movieron y nuestras miradas se conectaron. No entendí lo que acababa de escuchar. No tenía idea de lo que sucedió entre mi papá y Peter. En el momento no me importaba. Había conseguido mirarlo de nuevo. Estaba aquí y podía verlo. No parecía un chico que quería dejarme.

—Te amo, Lali Esposito. No importa lo que te han dicho o lo que piensas de mí. ¡Te amo!

Todo y todos se desvanecieron. Peter gritaba para que todo el mundo escuchara que me amaba. Incluso con mi papa vigilándolo de cerca. No podía moverme. No sabía qué hacer. Me había abandonado. Sin decir una palabra. Ahora regresó y decía que me amaba. ¿Cuál era la verdad? El amor simplemente no huía sin ninguna explicación. Había roto mi corazón.

Peter se giró para abrir la puerta de su coche y se metió dentro. Aturdida, lo observé encender el coche y alejarse.


Lo dejé ir. ¿Por qué le permití marcharse?

9 comentarios:

  1. Ooohh q lo sigaa! Mass

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  2. Y esta tonta se queda petrificada otra vez.

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  3. Menudo padre,y la otra d celestina

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  4. Aayy odio a la vieja forra de la madre de Pablo!. Y al padre de Lali peor!. Que asco me dan!
    Otro por fa!.
    Jenny

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  5. Ahhhhhh
    Vamos amo a Cande la forma en que le hablo y lo hizo recapacitar
    Ayyy se enfrentó a Carlos vamos
    Ay odio a la mama de Pablo quien se cree que es?!!
    Nskskskkskaka noooooo corre Lali dile que lo amas
    Más quiero saber que pasará!!!

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